La putita de Mau
Mau es un chacalito casado, moreno, empezamos a cachondear por WhatsApp hasta que pude ser su putita sumisa .
Mi nombre es Daniel, soy del norte de mexico, tengo 29 años, soy moreno, delgado, complexión promedia, pero con una altura de 1.78, he tenido muy buenas cogidas y novios, así que no considero pasar desapercibido.
Tenía 21 años cuando conocí a Mau por algunas cuestiones laborales. Su familia era cercana a mis tíos, nunca fuimos tan cercanos pero un día requirieron una asesoría, a lo cual accedí y ahí lo conocí, en ese entonces rondaba los 26 años; Moreno, delgado, un físico de trabajo, pues laboraba en una Fábrica y hacía mucho esfuerzo, pero tenía esa panza chelera, digna de un cabrón, estaba casado y tenía un hijo.
Nos caímos bien, y de pronto nos hicimos “amigos” pero únicamente charlábamos por WhatsApp. Claramente a mi este chacalito me puso al 100 y mensajeábamos mucho, pero todas estas charlas eran cuando el trabajaba, rotaba turnos así que siempre sabía algo de él. Este detalle fue lo que me daba pie a charlar con el y poco a poco tocar temas sexuales, el cabron hablaba sin tapujos.
“Al chile si soy bien cachondo, wey, pero mi morra de repente es bien apretada, si me la chingo pero no como quisiera”
Muchas noches me desvelaba hablando con el a escondidas, como si fuéramos amantes, aunque el notaba y era obvio que soy gay fue algo que ambos preferíamos omitir, era una camaradería entre hombres.
Me contaba cómo le gustaba cojer, sus experiencias, sabía que le gustaba que le chuparan las bolas, que a pesar de ser tan cachondo rara vez se la jalaba, yo igual hablaba con el, le contaba casi todo, hasta que un día decidí lanzarme, total, siempre hablábamos algo cachondo:
-No mames we, ayer me puse una pedota cabrona, termine cogiendo con una morra y su vato. – le conté
-No mames we, hicieron trio, estuvo chido?
Comencé a narrarle esa historia ficticia..
-Pero wey, de lo cachondo que andaba la morra me puso el pito de su vato en la cara para que se la chupara…
-No mames we, eso ya no está chido… y se la mamaste?
-Pues así pensé yo cabron, pero al chile si, total ya estaba ahí cogiendome a su morra
-Y luego?
-La neta, no estuvo mal, jaja, hasta me gusto
-No te pases de verga, al chile si te gusto chuparle la verga?
-Si cabron, jaja, la neta si me da curiosidad hacerlo otra vez
Las conversaciones no pasaban de eso, pero me daba material para cachondear, imaginar y darme una buena jalada o meterme el dildo por el culo imaginando que es su verga estimulando mi interior.
El tiempo pasó, había invitaciones a reuniones familiares, pues me tenían aprecio, su familia sabía que éramos amigos y nos llevábamos bien, sin embargo por cuestiones de trabajo/universidad siempre declinaba las invitaciones, el tiempo nos distanció un poco y las conversaciones cesaban.
Pasado un año o dos retomamos comunicación, era como si el tiempo no hubiera pasado, físicamente el cambio, se veía más masculino, su cuerpo era más rico. En ese tiempo surgía una fiesta familiar y me invitó.
Llegue a la fiesta, todo iba normal, cervezas iban y venían, platicaba con el, sus primos, amigos, todo iba con madre.
Su esposa molesta ya quería descansar, decidimos ir a su casa a seguir tomando junto a varios de sus amigos. Ya todos estábamos hasta el huevo, y al final quedábamos los dos, pues antes ya me habían ofrecido quedarme a dormir y que de tan buena que estaba la peda no me iba a negar.
Estábamos con nuestras últimas cervezas y su mirada era diferente;
-Eh wey, al chile, si te acuerdas que me contaste de la vez que chupaste verga?
-Si we, por qué?
-No pos me acorde we
-Jajaja pinché Mau, no se te olvida nada, pero si se la chupe a un wey… y luego a varios más, no te voy a decir que no.
Vino un silencio, pero no era incómodo, más bien era como si fuera una pausa necesaria.
Su mirada fue de una sorpresa fingida, claro que el sabía que me encantaba la verga, pero ese juego de secreto en la montaña volvía todo mas cachondo.
Ver a ese chacalito ya pedo, olía a cabron; sudor, perfume y cerveza la mejor combinación. Mau se veía delicioso.
Dijo que iba a cambiarse para seguir pisteando, y verga, ahí fue donde todo empezó a valer verga;
Venía con un short de fútbol, una playera de tirantes y sandalias. Me prendí al ver el vello de sus piernas y esos pies que deseaba saborear, oler. Esos shorts que llevaban marcaban su paquete, podía dibujarse detrás de esa tela delgada lo que supuse eran sus bolas.
No soy afeminado, pero al ver a un macho me vuelvo una putita, la naturaleza me llama a querer ser dominado… No fue la excepción.
-Ay cabron, pos Que te hiciste?- lo dije natural, toda una perrita caliente empezando a rogar por un buen pito.
-Jaja, por qué o qué?
-Pues te ves más ponchado, se te nota un chingo en los brazos
-Pos por el jale we, pero que, apoco si me veo más macizo?
-No pues si, te ves muuuy bien, la neta, ve los pinches brazotes que tienes
Mau estaba orgulloso de su virilidad y seguimos hablando y echando cheve.
-Oye we, entonces si te gusta mamar verga? – pregunto Mau.
-Si we, si me gusta, lo hice ya varias veces y la neta, ya me cogio un wey, ese pedo esta con madre, nunca pensé hacerlo
-Ah cabron apoco te metieron la verga?
La platica se fue elevando hasta que le dije:
-Pues mira, si traes muchas preguntas por qué no dejas que te la chupe?
-No, no, cómo crees. Aparte está mi esposa
-ya está dormida we, no creo que nos vea
Mau se movió a un lado de una alberca que tenía, y me dijo; “Desde la ventana no nos va a ver pero si baja nosotros si… pues date wey” se saco la verga del short aún flácida y la sacudió.
Me puse de rodillas y abrí sus piernas para aspirar el aroma de sus huevos y contemplarlo. Se veía delicioso el wey, esa panza chelera me excita en los machos, seguido de sus axilas peludas, el camino de vello de su abdomen que bajaba a unos vellos recortados que adornaban el trono de su verga, que flacida se veía de un buen tamaño, aunque no muy grande, y debajo sus bolas depiladas sin un bello pero sus huevos eran grandes.
Me prendí a lamer y chupar los huevos, Mau solto un resoplido seguido de un “ay no mames que rico”
Yo disfrutaba estar sintiendo sus huevos, acariciando sus piernas peludas, subiendo mis manos por su abdomen, acariciando su masculinidad entre su respiración cortada, resoplidos y gemidos casi ocultos de placer mientras mi corazón latía acelerado por la mezcla de excitación y adrenalina.
Y entonces escuché lo que quería oír; “Ya la traigo bien dura, chúpame la verga we”
-La tienes bien rica papi, exclamé mientras observaba esa verga erecta, gruesa, calculó unos 16 centímetros, nada comparada a cómo se veía flácida.
-Te gusta? Mi morra siempre dice que la tengo gruesa y eso le lastima
-Uff si, no mames, está riquísima, dámela toda
Saqué la lengua, lo vi directo a los ojos, me vio, y entonces golpee su verga con mi lengua, con mi mano izquierda agarraba sus bolas y entonces empecé a lamerle la verga desde la punta, recorriendo cada parte de su miembro con mi lengua juguetona, cuando llegue a la cabeza antes de tragarmela lo veía directo a sus ojos, puedo asegurar que mi mirada era l de una perra en celo y el tenía la mirada perdida en el placer, puso su mano sobre mi cabeza y dijo “Ya putito, chúpamela” y con su mano empezó a ahogarme con su verga, me deje disfrutar y que Mau comenzara a dirigir la mamada hasta que quito su mano de mi cabeza.
Entonces me dediqué yo a chupar, a saborear y recorrer su verga con mi lengua, escuchaba sus bajitos gemidos varoniles, sacaba y metía su verga de mi boca. No se cuanto tiempo pasamos disfrutando, solamente corto ese momento para decir; “Voy por otra cheve, está fuerte el calor” y dio una risa.
-No, como crees, yo te la traigo papi
Su cara cambió su expresión al escuchar de nuevo “Papi” me pare, fui por cerveza para complacer a mi macho en turno, regrese con varias, abrí una y se la di, tome los cigarros, encendí uno y le dije “para que no te falte nada papi” mientras me hincaba para seguir disfrutando su virilidad.
-No mames we, me tienes mejor atendido que mi vieja y la chupas más rico.
No dije nada, solo empecé a tocarme los pezones, verlo fumando y tomando mientras yo estaba de rodillas comiéndome su verga.
Abrí mis pantalones y los baje, ese día llevaba un calzón chiquito, tipo cachetero, pues pensaba buscar algún wey en Grindr después de la fiesta. El no lo noto, hasta que me acomode sacando el culito, y haciendo como si fuera una tanga; empecé a tocarme mi hoyito con los dedos. Se dio cuenta y empezó a cojerme la boca.
-Traes hambre o qué pedo putita, se te ve bien rico el culito, a ver enséñamelo
Me puse en 4 dando espaldas y me quite por completo el pantalón. Expuse mis nalgas a el y suplique “si, quiero verga, metemela papi, dame tu vergota por favor, cojeme como a tus viejas papi”
-Jajaja, que cachonda me saliste, quieres que te enseñe a ser mujercita? Quieres comerte mi verga? -Yo asentía y decía si, por favor. – Jajaja, no mames cabron, si eres bien jotito, como te voy a hacer mi vieja? No wey, eso no…
“Verga, ya valió madre este pedo” pensé ya resignado y entonces sentí sus manos abriendo mis nalgas y diciendo:
A ver jotito, no te puedo hacer mi ruca, pero te voy a cojer como una mami, a ver tu panochita, y me quito el calzón, ufff sin pelitos mami, a ver bien. El cabron se acerco y sentí su respiración, empezó a oler mi culo, a masajear mis nalgas y a abrirlas. Sus manos varoniles me excitaban un chingo.
Dejo de chuparme el culo y me pidió que lo acompañara, entramos a la cocina, y susurrando me dijo; “Aqui mero jotito, por si mi vieja baja nos damos cuenta, a ver empínate”
Le ofrecí mi culo y empecé a sentir como entraba, me dolió cuando metió la cabeza de golpe y solo aguante y solté un grito ahogado:
-Sssh, cállate putito o te la saco
-No me la saques, por favor
-Eso perrita, aguántala – decía mientras sentia con dolor y placer entrar su verga por completo a mi interior.
No tardo en empezar a bombearme, dándome una cogida deliciosa, entraba y salía a su antojo y yo solo me dejaba, quería que hiciera lo que quisiera conmigo.
-A ver putita matate solita
Saco su verga y se acosto en el piso, la verga la tenía dura como una piedra, me acomode de espaldas a el y empecé q darme sentones, era incómodo hacerlo en el piso, pero cuando sentí que entro su verga eso valió madre.
Me empecé a matar, dándome sentones duro, quería sentir toda su verga en mi interior. Yo gemía en voz baja, el también. Sentía sus manos en mis nalgas, después en mi cintura guiando mis sentones, apretando con fuerza (al día siguiente vi las marcas).
Me pidió que me acomodara de frente y lo hice. Seguía cogiendome solito encima de su tronco y ahora el jugaba con mis pezones mientras decía “que ricas chichitas mami, así, mira” y empezó a chuparme los pezones, los mordía, me dolía pero me gustaba ser su perra.
De pronto sentí más duro sus movimientos, su verga entraba con más fuerza y mas al fondo, levantó sus piernas, yo mi culo y empezó a darme tan duro que no pude aguantar unos cuantos gemidos hasta que me tapo la boca. Sentí como su verga se hinchaba y veía su cara de placer, su respiración era bastante agitada y entonces dijo; “Ahí te van mis mecos, pa que te llenes” y empezo a soltar chorros de semen.
Me saco la verga, y se puso de pie, iba a limpiarla y lo detuve; Le limpie la verga con mi boca aprovechando el resto de semen que tenía y que tantas veces quise saber su sabor.
“pinche putito marrano.. así me gusta mi reina”
Regresamos a tomar, no hablamos del tema. Pasaron los días y dejamos de hablar. Pasaron 8 años, hoy tengo 29 y volvimos a hablar, ya veremos qué pasa.
Pueden escribirme o buscarme en x como @UserMty1956
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