LA REALIDAD DE VAMPIRESA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por vampiresa.
Estabamos practicamente solos en el restaurante, se nos habia hecho algo tarde y solo quedaba otra pareja que nos miraba con recelo debido a nuestras risas y miradas picaronas.
Todo empezo describiendo la foto de una vampiresa, era alta, delgada, rubia, con labios rojos y carnosos- empece a decirle- estaba en el interior de un antiguo castillo, las paredes eran como las del restaurante, de piedra, de ellas colgaban unas antorchas que iluminaban tenuemente el largo laberinto, y ella ahi en el centro, como si nada, con su mirada penetrante fija en su objetivo.
Vestia un traje de cuero negro con escote en pico que dejaba entrever el pecho y casi llegaba al ombligo.
¿Tienes la mente sucia? Me pregunto; Segun como se mire- Respondi.
De la mano le salia un latigo – Me miro sorprendido-
De la otra un antifaz – Su mirada era ahora de excitacion.
¿Que morbo no? – me pregunto; ¿tu crees? Dije acercandome poco a poco a el.
Habia echado el cuerpo hacia delante, estaba apoyado en la mesa mirandome incesantemente, incredulo, no podia imaginar que una chica de mi edad con cara de angel y cuidadosa en el vestir, pudiese estar diciendo semejante cosa.
Segui dejando volar mi imaginacion:
Se va acercando con andares provocativos, el pecho firme bajo el cuero no se mueve al caminar, y sus pies vestidos con zapatos de tacon muy altos de color negro sugieren ordenes silenciosas.
Mi cara se acercaba a la suya, sus ojos brillaban desconcertados. La situacion se ponia interesante…
El objetivo era el, estaba en la ultima habitacion del pasillo, vestido con una tela de cuero marron que cubria sus partes mas intimas, el torso descubierto como se le habia ordenado, la mirada baja y las manos a la espalda.
Al ver mi sombra en el suelo hizo una pequeña reverencia con la cabeza y levanto la mirada hasta que nuestros ojos se encontraron.
Con un movimiento de mano le hice dar la vuelta, lo acaricie de la cabeza hasta la cintura, y empujandolo suavemente lo lleve hasta una mesa colocada a un lado de la habitacion.
Ya sabia lo que debia hacer. Se subio y se coloco a cuatro patas, el sonido del latigo al salir del cinturon que lo guardaba hizo que su cuerpo cobrara un especial interes.
Su espalda lisa, fuerte y sin vello, era una orden que debia cumplir desde que lo tome como esclavo.
Se merecia un castigo por haberse corrido sin mi permiso durante la semana de abstinencia.
El latigo rozo suavemente su piel, su cuerpo se corvo con el impacto; el segundo latigazo llego con mayor intensidad, su piel empezaba a cobrar un tono rojizo y como se le habia entrenado, tenia prohibido quejarse.
Tras haberle proporcionado unos 20 latigazos, le unte aceite aromatico por toda la espalda llegando hasta el ano
Los guantes de cuero rozaban su piel provocando la maxima ereccion del pene, tome su culo y lo abri para observar la perfecta depilacion de su ano.
-Inutil, le dije- Su cara se transformo en un quebradero, pensaba que todo estaba perfecto pero no, debajo del ano descubri una tira de vello que llevaba hasta los testiculos, donde volvia la depilacion exhaustiva, le di la vuelta y le ordene tumbarse boca arriba, vende sus ojos, lo amordace y ate sus manos y pies unidos y los colgue de una argolla que caia del techo.
Me fui dejandolo alli, con las piernas elevadas y los brazos estirados, como si fuese una pieza de carne lista para ser degollada…
El sonido de mis tacones cada vez mas fuerte le hizo recobrar el sentido del lugar en el que se hallaba, estaba alli para ser castigado.
Al entrar, el esclavo se encontraba tal y como lo habia dejado, debido a la incomoda posicion de su cuerpo, su cabeza ladeaba hacia el lado contrario a la puerta, por lo que pude ver perfectamente el rostro de sufrimiento; Cosa que me excito muchisimo.
Me acerque a el y le susurre al oido “esclavo mal nacido, te vas a arrepentir por haber sido tan descuidado”.
Tome cinta americana y la pegue sobre su unico vello , la deje ahi mientras la excitacion hacia que su cuerpo reaccionara ante tanto estimulo…
Tome un par de velas color rojo ardiente, el sonido de la cerilla le hizo estremecer y levantar la cabeza en un afan de agudizar el olfato. Mientras esperaba pacientemente a que la cera se derritiese poco a poco, hice presion sobre la cinta para que se adhiriese perfectamente a la piel. La vela estaba casi lista…
El pene de mi esclavo estaba de nuevo erecto pero no en su totalidad, voltee la vela y delicadamente, mientras daba un latigazo al suelo, derrame una gota de cera sobre el monte del esclavo, este quiso gritar de dolor y placer, segui con unas cuantas gotas mas por todo su sexo, en la base del pene, en el cuerpo, en el glande… para este entonces ya estaba erecto en su totalidad, lo que me dejaba via libre para jugar con sus testiculos.
Estaba sudando, su cara brillaba con el resplandor de las antorchas, un cuerpo humedo deseando sexo…
Eche cera por todas las zonas erogenas de su cuerpo, deteniendome en los pezones, que ya tenia duros y puntiagudos.
Me acerque a sus labios y en un ademan de besarle, justo cuando nuestros labios se rozaban, tire con fuerza de la cinta americana. Grito, pero la mordaza hizo su trabajo ahogando la voz. Se la quite y le bese delicadamente.
Su cuerpo temblaba, ¿de miedo?, ¿de excitacion?, ¿de dolor? Quiza todo junto, lo que hacia que mi sexo se fuese humedeciendo cada vez mas…
Retire la venda de los ojos: mirada hacia el suelo, boca entreabierta, piel mojada, ojos humedos…
Retire las cadenas de manos y pies y quedo tumbado.
Le ordene bajar al suelo, (ese era su sitio), y ponerse de rodillas, como un perro, como lo que era, una bestia mal nacida…
Con una fusta de madera, abri su culo y el extremo mas fino quiso descubrir lo que habia tras su ano. Su cuerpo se curvo elevando el trasero.
Una de mis manos se apoyaba sobre su espalda, la otra introduciendo la fusta con fuerza, y con una agilidad digna de entrenamiento, salia y entraba de su trasero haciendo movimientos circulares.
Estaba al limite, no aguantaba mas, se iba a correr… Me detuve, el se movia pidiendo mas, suplicaba con voz entrecortada que no parase en ese instante.
Cumpliendo mis ordenes se mantuvo sentado bajo sus tobillos con el pene a punto de estallar.
Alli lo deje, sin miramiento, sin palabras, sin miradas…
Comentarios a: vampiresa_formadora@hotmail.com
Besos a todos
Autor: vampiresa
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