La recepción del hotel II 2da parte
Sigue el trío dónde Arturo entrega su amo y Patricia disfruta de participar .
La recepción del hotel II Pt. 2
El maricón de su esposo seguía manejando con el chupón metido y escuchando a la zorra de su esposa mamando la verga que le reventó el ano – Escucha esto Arturito, la puta de Patricia, esposa modelo, le esta mamando la verga al hombre que le desvirgó el ano ¿Y quién entregó a esta perra y hasta ayudo sujetándola con fuerza mientras la violaban? Pues tú pinche maricón, y por eso, te tengo aprecio pinche marica, me pusiste en bandeja de plata a una mujer ávida de sexo, complaciente y sumisa, lista para darme cualquiera de sus agujeros para ser cogidos cuando yo quiera, sin protección, dispuesta a recibir mi semen en cualquier parte, en cualquier momento -.
La muy zorra de Patricia comenzó a gemir y salivar más, los sonidos que hacía eran grotescos, exagerado y vulgares, dignos de cualquier actriz porno en busca de su camino a la fama de una película corriente de bajo presupuesto, pero Patricia no sería actriz porno, ella es una mujer modelo ante la sociedad, una excelente esposa, madre, ama de casa, fiel, recatada y modesta, pero en este momento esa Patricia no existía, en este momento una puta corriente, vulgar y barata pero eso sí, hermosa y caliente había tomado su lugar y le propiciaba una de las mejores mamadas al nuevo dueño de su cuerpo y al objeto de su deseo, una verga jugosa que hace poco mas de una semana la había profanado por su pucha y la había violado analmente.
Pero eso a Patricia no le importaba, ella deseaba ser amada, poseída y valorada como la puta guarra que es, ella quería venganza contra el hombre que la hizo la zorra adicta al sexo y sumisa que es y que ahora se negaba a tomarla porque después de años de una supuesta hombría, resulto que es homosexual.
Este relato es sobre como me cogí, violé y sometí a una hermosa pareja, perfecta ante la sociedad, pero podrida por dentro debido al cambio de preferencias sexuales de un hombre que lucho con todo lo que pudo por negar su sexualidad, la reprimió por años, se casó con una hermosa mujer, la uso de las maneras mas morbosas para intentar alimentar su lívido y así mantenerse en el camino de la heterosexualidad, pero lo cierto es que hay mas cosas que contar, y las iré narrando poco a poco.
Arturo es un hombre exitoso, tiene una constructora, 2 restaurantes, una arrendadora, una flotilla de taxis y varias torres de departamentos completas que renta, siempre ha sido hábil para los negocios. Además de su talento para hacer dinero es un hombre muy amable, cariñoso y gentil, nadie nunca pensó que todo eso era porque llevaba una mujercita dentro, todo mundo pensaba, incluida su esposa, que Arturo es un alma de dios. Lo cierto es que lo es, Arturo apoya muchas causas sociales, además de cuidar a sus empleados y personas que lo rodean, por tal motivo, es muy querido y conocido en ciertos círculos sociales.
Por momentos maldice su bondad, se siente culpable pues para él, ser homosexual es pecado, sin ser un hombre religioso, él ve y siente mal lo que descubrió hace unos años mientras revisaba una obra. Caminando entre los escombros tropezó y cayó al suelo, en ese momento un albañil de algunos 25 años, musculoso, alto, sudoroso y con ese olor de hombre acudió a su auxilio – ¿Está usted bien Sr Campo? – pregunto el joven mientras extendía una mano y ayudaba a levantar al hombre que admiraba, ese hombre que le daba trabajo y le pagaba su buen dinero.
Arturo apenas cruzo mirada con el joven sintió algo que no debía, cuando apretó su mano una carga de electricidad recorrió su cuerpo, al momento que lo jaló para que se incorporara cosquillas acompañadas de un calor intenso inundaron su ano, con voz ronca propia de la excitación que apenas pudo disimular le dijo al joven que estaba bien, gracias por ayudarlo.
Asustado salió del lugar y fue corriendo a su casa a darse un baño, por años había logrado ocultar lo que era obvio para él, Arturo era homosexual.
Una mezcla de culpa y miedo lo invadían, traicionar a Patricia de esta forma, ¿Qué pensaría la sociedad, las familias de él y ella? ¿¡Sus hijas!? De pronto su mundo se derrumbó y lo único que supo hacer fue hacerle el amor de la forma mas salvaje que pudo a Patricia, una Patricia que quedó sorprendida y satisfecha con semejante salto, ignorando que su marido la penetraba deseando y fantaseando que fuera ese joven quien lo penetraba a él con violencia. Arturo aceptaba en su cabeza que todo lo que le hacía a su esposa eran cosas que le encantaría le hicieran a él, que lo sometieran, lo cogieran con fuerza, lo insultaran, que lo compartieran con otros hombres para que disfrutaran de su cuerpo sin darle la oportunidad de protestar o preguntarle si estaba de acuerdo.
En ese momento se dio cuenta del monstruo sexual que había creado, pues si esposa, sumisa, había aceptado todo ese trato y había aprendido a disfrutarlo, ella incluso acepto que se acostara con su prima, y todo para que al final él deseara estar en su lugar.
Todo esto lo supe algún tiempo después de lo que paso en esa casa por la tarde en el día de mi descanso, deben saber que poco a poco me fui metiendo en esta relación y fuimos estrechando lazos, con tiempo y calma las cosas se dieron de una forma que aún hoy, tantos años después, Patricia sigue siendo mi puta y me la cojo 2 veces por semana, una acompañada de su marido, otra mas estando los dos solos.
Pero en este momento les estoy contando como la zorra se estaba comiendo mi verga de una manera gloriosa, muchos ruidos vulgares sonaban y el maricón los acompañaba con gemidos que parecían de protesta y derrota, pero los tres sabíamos que eran de placer.
A los pocos minutos llegamos a un lugar por el cuál ya había pasado yo antes, una casa en medio de una calle concurrida por vehículos y personas en una de las zonas más ruidosas de la ciudad. Un muro alto abarcaba toda la esquina, un portón eléctrico se abría y dentro pude contemplar un hermoso jardín y una casa pequeña casi al fondo.
El maricón estacionó el vehículo en la cochera a un lado de la pequeña casa y al mismo tiempo el portón se cerraba detrás, al fondo pude ver una pequeña piscina y una hamaca en medio de dos árboles.
– Pero qué bonito lugar maricón, aquí si que me voy a poder coger a la puta zorra de tu esposa – Acto seguido puse mi cabeza sobre la nuca de Patricia y empuje con fuerza hasta el fondo, sumisa como siempre, la zorra no opuso resistencia y simplemente aguantó, tocia y lanzaba arcadas, litros de saliva y algo de ácido estomacal mojaron mi pene, pero la zorra no protestó, aguanto por 10 segundos que seguro le parieron una eternidad.
Cuando liberé su cabeza se retiró a toda prisa y comenzó a toser, vomitó un poco a un lado de mi y comenzó a reír suavemente – Hasta el fondo sin protestar papi, así puedes hacerlo cuando quieras – me dijo la muy zorra apenas recupero el aliento.
El muy puto de su marido gemía y exhalaba ahora acostumbrado al dildo en su garganta, me encantaba la manera en que el maricón seguía fingiendo que protestaba.
– Muy bien puta, lo estas haciendo bien, te voy a dar unas buenas metidas de verga, te voy a mandar a tu casa con el culo roto y la vagina abierta de tanta verga que te voy a meter, pero primero, quiero ver si cumplieron con lo que pedí, escuchen bien los dos, nos vamos a bajar del carro me van a llevar a la sala y delante de mi se van a desnudar los dos y me van a mostrar que vienen bien depilados y limpios, por el momento cumplieron con venir bien arreglados y perfumados, espero que lo demás también lo cumplan, de lo contrario, vamos a tener problemas –
– Si papi, estoy segura que te va a gustar lo que verás, ¡Ya escuchaste maricón, bájate del carro y vamos a la sala! ¡Mucho cuidado con hacer cualquier pendejada que haga enojar a nuestro macho, donde la cagues, seré yo la que te haga que te arrepientas!-
Me encantaba ver así a Patricia, era divino ver como una parte de ella disfrutaba darle ese trato a su marido, recuerdo como una vez me confesó, ebria y llorando, cabalgando cual Valkiria en búsqueda de su hidromiel, que ella ama a su esposo y le duele tener que tratarlo así, pero ese fue parte de su acuerdo, ella sufre pues sabe que su esposo al que ama nunca mas le hará el amor y ahora tiene que acostarse con otro hombre para obtener su satisfacción sexual, y sentía culpa pues en el fondo, ella disfrutaba tener otra verga que le diera placer, un hombre que la tratara como puta, un esposo sumiso y maricón al cuál le gusta verla coger con otro y además se come la leche directo de su vagina o ano.
Antes de bajarse Patricia se acomodó el vestido, secó sus lágrimas y se acomodó el cabello, el primero en bajar fue Arturo, quién pronto fue a abrirle la puerta a su esposa y ofrecerle su mano la cuál ella encantada acepto y le dijo en voz baja – Gracias mi amor –.
Inmediatamente vinieron a abrirme la puerta los dos, primero llegó el y la abrió solo para descubrir que no me podía poner el pantalón por lo dura y parada que tenía mi verga, al llegar Patricia sonrió y me dijo – Papi, aquí nadie puede vernos, si quieres, te puedo ayudar a quitarle los zapatos y el pantalón, me haría muy feliz que entraras a la casa con el pene de fuera, parado y brillando por mi saliva -.
La oferta fue tentadora y la acepté – Muy bien zorra, quítame los zapatos, calcetas y pantalones, pero la camisa se queda -.
– Con mucho gusto papi – saltando como liebre y con la velocidad de un rayo Patricia me despojó de mis prendas, las acomodó en su brazo y el maricón de su marido me ofreció ayuda para salir del carro.
– Muévete a la verga joto de mierda, no necesito de tu ayuda –
Disfrutaba cada vez que lo insultaba o le daba un mal trato, sabía que en el fondo, Arturo lo también disfrutaba, era algo reciproco. Me sentía muy agradecido con este hombre, me estaba dando la oportunidad de cogerme a su ardiente mujer mientras exploraba mis capacidades para someter a alguien.
Una vez dentro de la casa pude notar lo lujoso que era, muebles, acabados, electrodomésticos, todo era de la mas alta calidad, se notaba que había dinero.
– Papi, voy a poner aquí tus cosas ¿Ya nos podemos desnudar? – Pregunto Patricia con una voz dulce y pícara, como si fuera una niña que acababa de hacer una travesura y buscaba el perdón de su padre.
-Sí putita, ya se pueden desnudar, quiero que me enseñen todo su cuerpo, y al final, quiero que me enseñen su ano poniéndose a cuatro, parando el culito y abriendo sus nalgas con sus manos.
El espectáculo era dantesco, una pareja de 44 y 50 años desnudándose para mi en medio de la sala de una de sus múltiples propiedades mientras me mostraban todo su cuerpo depilado, axilas, piernas, genitales y en el caso de Arturo pecho y espalda, al final, ambos se pusieron a 4 y con su pecho pegado al piso de madera, culito parado y manos abriendo las nalgas, pude ver sus dos culitos expuestos, perfectamente bien depilados, en esa pose pude ver los huevos de Arturo colgando, depilados y balanceándose mientras hacía el esfuerzo de mantener el equilibrio.
Les di la orden de cerrar los ojos y de mi bolsa saque el látigo, el dildo de grosor mediano – Putita, te has portado bien – le dije al tiempo que lubricaba el dildo – Te has ganado un regalo bonito – Le dije mientras metía poco a poco el dildo por su vagina la cual ya estaba mojada y escurría jugos.
La zorra gemía mientras entraba el dildo en sus entrañas y me daba las gracias – Que rico papi, muchas gracias – De alguna forma me sentí bien al saber que lo estaba disfrutando en realidad, pero ahora venía el regalo real.
– Levántate zorra, te tengo una tarea – De inmediato se levantó y con una sonrisa en su rostro me preguntó que es lo que deseaba, su rostro estaba manchado de todo el maquillaje corrido, me gustaba pero yo la quería limpia, así que la mandé a lavarse la cara.
Mientras ella hacía lo suyo, de la bolsa saqué el dildo largo y delgado junto con el candado para pene que compré. Cuando volvió la zorra pude ver su rostro al natural, Patricia es una mujer hermosa, se ha mantenido con los años, pero un poco de ejercicio seguramente harían maravillas con su cuerpo.
– Mira puta, le compré estas dos cosas a tu maridito, quiero que se las pongas, primero esta – con mi mano extendida le pasé el candado para el pene – y después le pones esto – en mi otra mano tenía el dildo largo.
– Hmmmmm con gusto papi, esto lo quiero disfrutar mucho ¿Puedo disfrutarlo papi?
– Si putilla, puedes disfrutarlo.
Inmediatamente se hincó detrás de su marido, pasó la base del candado por los huevos y después atrapó su pene que lo tenía ligeramente erecto, la muy sádica lo doblo con fuerza sin importarle si le hacía daño y le dijo mientras Arturo gemía de dolor con el chupón metido en la boca – Cállate maricón de mierda, de todos modos no lo vas a usar – Con el mismo odio introdujo el dildo por el ano de Arturo quien gimió presa de la sorpresa, centímetro a centímetro se perdió en el fondo de su ano y al llegar a la base, la guarra intentó meterle la última bola que era más gruesa que el resto.
– Tranquila zorra, eso viene después, ahora quiero que uses esto y le des un latigazo por cada año que pasaste con él y no conmigo –
Con los ojos más vivos que nunca, tomó el látigo y con toda su fuerza marcó el primero en la nalga izquierda de Arturo rompiendo el silencio con el impacto, un sonoro gemido ahogado por el chupón y lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Arturo.
– Te lo mereces maricón, esta hembra ejemplar no debió haber sido tuya, la usaste para tus sucios placeres y ocultar ante la sociedad lo que eres un joto al que le gusta devorar verga por su boca y ano.
Un segundo latigazo reventó en la otra nalga de Arturo que se atrevió a mover la mano pues parte del látigo lo impacto y un grito de Arturo quién había expulsado el chupón y gemía
– ¿Cómo te atreves a moverte y expulsar tu chupón puta? Espera un segundo zorra, necesito hacer algo – Le puse las esposas a Arturo y contemplé la escena, un hombre con su pene enjaulado, un dildo metido en su ano, esposado y con lágrimas en los ojos – Eres toda una mujercita Arturo, eres sumiso como esta zorra, pero te faltan agallas, ella tiene más nuevos que tú, no eres nada más que una mujer deseosa de que la humillen, la cojan y la maltraten, vives encerrada en el cuerpo de un hombre, pero soy un hombre bueno, así que te voy a cambiar el nombre, a partir de ahora te vas a llamar Ginebra, así se llamaba la esposa del Rey Arturo ¿Sabías? –
Su llanto seso, lágrimas seguían cayendo de sus ojos, pero su pene estaba erecto encerrado en la jaula, el muy puto estaba excitado y por primera vez desde que lo sometí, el maricón se atrevió a hablar – Mi nombre ahora es Ginebra, gracias papi –
– A la mierda esto, zorra, métele el chupón a tu hermana y sujétalo con mi calcetín.
– ¡Si papi!
Mientras atendía mi orden le dije lo que se venía – Quiero que te prepares, te voy a reventar la pucha a vergazos, Ginebra te quiero a cuatro patas en el piso, vas a ser la mesa donde monte a esta puta para cogérmela –
En menos de 3 minutos Ginebra tenía metido el dildo en la boca, estaba empinado recargado en el sillón de la sala y la puta de Patricia con las piernas abiertas, mostrándome sus labios abiertos, dilatados del deseo y la vagina brillando de sus juegos.
– Más adelante vamos a terminar con ese castigo, por ahora quiero cogerme a esta puta –
Me puse la liga para prolongar mi erección, la cuál en estos momentos era monumental, me hinqué detrás de él y le pasé mi pene por los huevos, Ginebra gemía ante el rose de genitales, apunte a la vagina de la zorra y con todo el poder que mis caderas pueden ejercer, me deslice al interior de la puta de patricia por segunda vez desde que nos conocimos, el gemido de alivio y lujuria mas largo que escuchado hasta la fecha salió de su boca acompañado de un – SÍ cabrón, pensé que nunca pasaría –
Esta vez no fueron embistes cortos, eran embistes largos y salvajes, la puta tuvo que sujetarse del sillón para no caer ante cada embiste que le propinaba, gemidos salían de su boca mientras el sonido de mis huevos chocando con las nalgas de su marido los acompasaban.
Estaba en la gloria, una esposa puta sumisa, un marido homosexual sometido a mis deseos, ni en mis más salvajes sueños había soñado con esa posibilidad, sujetaba con fuerza a la zorra por la cintura para embestir con más fuerza, mis huevos chocando con las nalgas depiladas de Ginebra que gemía como si fuera a él a quien se cogían, una vagina de 44 años que nunca dio a luz y hasta el día en que los conocí no había sido profanada pro ningún otro hombre.
Mientras me perdía en mi propio placer pensaba agradecido en el momento en que tome la decisión de dejar sola la recepción y atender el problema de la habitación 604, que se joda la recepción, me voy a coger a este matrimonio para siempre, aunque eso implique que le tenga que meter la verga a esta mujercita recién bautizada Ginebra, no me importaba nada, en ese momento me sentía el hombre mas poderoso del mundo, totalmente embriagado por el aroma de la habitación, el sonido de las dos perras y mis propios gemidos.
No sé cuánto tiempo duro esto, pero la zorra de Patricia gimió con fuerza y me mojo todo de sus jugos vaginales, la cerda había tenido uno de los orgasmos más fuerte que le he sacado aún hasta ahora – Si papi, SÍ, bombéame, ¡déjame la pucha adolorida de tanta verga! – fueron las únicas palabras que alcancé a entender, pues todo lo demás eran berridos, gemidos, pujidos, gritos y llanto.
Debajo de nosotros Ginebra no la estaba pasando bien, tenía el peso de la zorra encima y no tiene la edad de un jovencito, sus piernas temblaban ante cada embiste, se tambaleaba como jovencita recién desvirgada y resoplaba como podía con el dildo metido en su ano y la jaula rodeando su pene.
Lentamente saqué mi verga de la pucha de mi zorra, la muy guarra quedó recostada en entre el sillón y la puta de Ginebra, su pecho subía y bajaba con su respiración agitada, su vagina palpitaba y escurría restos de sus fluidos vaginales, se veía hermosa, plena, viva, cualquier jovencita al verla habría deseado estar en su lugar, pues era visible que acababa de tener un orgasmo tan fuerte, que estuvo a punto del desmayo.
– Zorra, despierta, apenas comenzamos, ahora viene tu venganza, te necesito despierta y lista para lo que sigue – mientras animaba a Patricia a incorporarse blandía mi verga erecta, venuda, dura, caliente y empapada de sus jugos.
Una sonrisa se esbozó en su rostro y extendió su mano esperando que la ayudara. La ayude a incorporarse y entre los dos ayudamos a Ginebra a quién se le había marcado la jaula en su pene, tenía los huevos contraídos, se notaban sus ansias por eyacular y estaba dispuesto a dárselo.
Mi juicio estaba nublado, realmente no sentía ganas de hacerlo, pero sentía que se lo debía a la zorra de Patricia o al menos eso usaría de pretexto, con cuidado apoyamos a Ginebra en el descansa brazos del sofá, la zorra de patricia se sentó encima de él y se aseguro que no pudiera levantarse, la muy guarra sabía lo que vendría y se relamió los labios.
– ¿Le vas a romper el culo a la puta de Ginebra verdad?
– Si zorra, pero nada mas se lo voy a romper y después vendrá una sorpresa para ti putita.
El brillo en sus ojos era espectacular, ella sabía que se la pasaría bien, por mi parte, no sabía que pensar o sentir, pero me estaba comprometido a reventarle el culo a este maricón, necesitaba emparejar los cartones en este matrimonio, quería darle a Patricia el placer de saber que el mismo hombre al cual el maricón de su marido le entrego su virginidad anal, ahora tomaría la virginidad anal del puto de su marido, y lo haría de la misma forma, violenta.
– Sujétalo con fuerza puta, le voy a romper el culo sin miramientos.
– Si papi, yo lo sujeto.
Sin decir más, coloque la punta de mi glande en su depilado ano y juguetee un poco haciendo presión, el maricón de Ginebra se mantenía quieto y un poco tenso, sabía que estaba cansado y que podría violarlo sin mayor problemas, la sensación de poder me invadió de nuevo, estaba a nada de romperle el culo a otro más de este matrimonio, pero esta vez, era a él ayudado por su esposa. Me excito mucho saber que tenía abajo a un hombre sumiso dispuesto y deseoso de que le reventaran el culo. En mi cabeza repasaba una y otra vez – Es una puta gorda, vieja y fea de nombre Ginebra, te vas a comer su culo con violencia y te va a gustar – con el fin de no perder la erección que debo decir se veía monstruosa, todas las venas de mi pene se mostraban rebeldes, levanté la mirada para ver a la zorra de Patricia quién contemplaba con asombro el glande de mi verga, rojo por toda la sangre acumulada, brilloso por todos sus fluidos, que empujaba en el oscuro ano de su esposo que estaba a punto de sentir lo mismo que ella unas noches atrás.
– ¿Te gusta lo que es puta?
– Si papi, la tienes enorme, mas grande que antes, esta hermosa.
– ¿Quieres que le reviente el culo a Ginebra?
– Si papi, quiero que le revientes el culo al maricón de mi esposa Ginebra – Un gemido se escapó de Ginebra al momento que su esposa se refirió a el como mujer y lo llamó por su nuevo nombre.
– Sujétalo con fuerza zorra entonces – En ese momento sujete con fuerza mi verga por la base y guie a la entrada de ese culo oscuro de hombre mujer y con fuerza empuje, los primeros gritos de la puta de Ginebra comenzaron a salir mientras la zorra de su esposa le decía que se callara, poco a poco el ano fue cediendo mientras mi glande estiraba hasta el límite el esfínter que se rendía ante el ariete que lo estaba rompiendo, berridos de dolor salían de Ginebra mientras Patricia dejaba caer todo su cuerpo sobre el y con sus pies empujaba su cabeza hacia el sillón en un intento por callarlo – Aguanta puta, así me rompieron el culo a mí, al menos, esta hermosa verga está lubricada con los jugos salidos de la pucha de una hembra de verdad, la puta de tu esposa -.
Una vez el glande venció la resistencia, toda mi verga penetró el recto y llegó hasta la base, gritos ahogados en el sillón, la respiración agitada de Patricia, la deliciosa presión en mi verga de un culo recién estrenado, delicioso, simplemente me sentía embriagado, estaba violando al hombre que me entregó el culo de su esposa para que lo violara, la esposa de este hombre me ayudaba al igual que el me ayudo a estrenar a su esposa, inhalando una gran cantidad de aire, sujeté con fuerza de la gruesa cintura a la puta de Ginebra y sin darle tiempo a que se acostumbrara al intruso, comencé a embestirlo con violencia.
El llanto de la mujercita recién estrenada sonorizaba con el sonido producido de mis embestidas, carcajadas perversas resonaban en la habitación, la zorra de Patricia lo estaba disfrutando. Por mi parte me sentía en el paraíso, nunca pensé que el culo de un hombre me pudiera dar placer, pero lo estaba haciendo, su interior apretaba con fuerza mi verga, el saber que era en realidad un hombre me animaba a darle con fuerza y sin miramientos, mis huevos colgaban y chocaban con los de él, me sentía superior al saber que lo tenía debajo de mi y no podía hacer nada, lo estaba transformando en mujer y lo único que podía hacer era berrear, llorar y gemir ante cada embestida del macho que lo había desvirgado.
15 gloriosos minutos habían pasado, 15 minutos en los que me negaba a eyacular, 15 minutos en los que estaba loco de poder perforando el culito de una mujercita recién convertida.
Me detuve por un momento con mi verga metida hasta el fondo, sujeté a la puta de Patricia por el cuello ahorcándola suavemente mientras la obligaba a besarme, la zorra me seguía sin oponer resistencia, se dejaba hacer por mi mientras tenía ensartado a la mujercita que tiene por esposo por el culo.
– Levántate zorra, en esa bolsa hay un strapon, quiero que te metas el dildo que te metí hace rato, lo enciendas y te pongas encima esta bonita verga falsa que te compre.
La muy zorra lo hizo sin preguntar nada, ella sabía lo que venía y lo hizo gustosa, sin avisar me salí del culo de la pendeja de Ginebra, un POP se escuchó cuando mi glande abandonó el recién desvirgado ano, apenas estuvo lista la zorra de Patricia se puso detrás de Ginebra, colocó la verga falsa en la entrada y sin miramientos empujo con fuerza hasta el fondo, debo decir que esa verga falsa es más larga y gruesa que la mía, un pujido largo salió de la boca de Ginebra que intentó incorporarse por el dolor, lamentablemente para ella yo estaba ahí y con mi peso en su espalda le dije – Quieta puta, querías ser mujer, vas a ser mujer, te vas a quedar quieta mientras la puta de tu esposa se transforma en tu macho y te acaba de romper el culo – El maricón asintió con la cabeza, lágrimas salían de su rostro, sabía que eran de dolor.
La zorra de Patricia se divertía dándole duro al ano recién estrenado, se notaba su falta de práctica pues sus embestidas eran violentas pero son coordinación, mi verga dura pedía acción, así que le quite la mordaza y saqué el chupón de la boca de Ginebra, me puse delante de ella, la sujete por una oreja y el cabello forzándola a levantarla, me acomodé y empujé mi glande por su boca hasta el fondo de su garganta.
En cuando sintió el glande pasar su garganta las primeras arcadas se dejaron sentir, que delicia, nunca me habían masajeado la verga con una garganta, debo decir que las contracciones son exquisitas, me quedé dentro unos segundos para después retirarme poco a poco, la muy guarra vomitó sobre mi verga, pero no me importó, le di unos segundos y volví a repetir la operación, nuevas arcadas masajeando mi verga y más vomito mientras la sacaba, la muy puta hizo su cara a un lado y comenzó a llorar.
– Piedad, por favor, es demasiado, Patricia me está partiendo el culo con violencia y tu estás llegando muy adentro, apenas puedo respirar, siento que me ahogo.
En respuesta a sus quejas la zorra de Patricia empujo hasta el fonde la verga falsa, esto lo hizo gritar de dolor, momento que aproveché para meterle la verga, pero esta vez fui piadoso y se la dejé a modo que pudiera mamarla.
– Quiero ver si aprendes a mamar igual de rico que la puta esa, la que te está rompiendo el culo.
La puta se aplicó con la mamada y debo decir que lo hacía con ganas, le ponía empeño, no pude sentir el mismo amor que le dedicaba Patricia, pero lo hacía bien, Patricia lo miraba con amor y odio, yo sabía que ella disfrutaba ver a su marido mamar verga, pero ella la quería solo para ella y nadie más, por tal motivo les dije que cambiaríamos de posición.
-Espera un segundo perra, vamos a cambiar, te voy a dar tu primera doble penetración, en realidad te la vas a dar tu solita – me senté casi acostado en el sillón e invité a que la puta se sentara en mi verga por su ano.
– Hay papi, me va a doler, el dildo adentró ¿y aparte tu vergota? ¿La podré aguantar?
– Pues cómo veas zorra, si quieres me vengo en la boca de la puta de Ginebra.
– Eso no papi, tu lechita es mía ¿Me puedo poner lubricante?
– Ya escuchaste pendeja, la puta de tu esposa quiere lubricante en su ano.
Con pasos lentos y todo el pesar de su cuerpo, Ginebra se incorporó, tomo el lubricante que le extendí y lo aplico a conciencia en mi verga.
– Listo zorra, ya te puedes empalar.
Retiré la liga de verga, Patricia saltó como resorte y fue a caer directo en mi fierro caliente el cual se enterró hasta el fondo, un gemido de dolor/placer salió de la boca de Patricia, pero no protestó, su interior se sentía más apretado que la última vez producto del dildo que tenía incrustado en su vagina, pero por más dolor que sintiera, la puta simplemente se lo clavo hasta la base sin rechistar y se quedó quieta esperando instrucciones.
– Muy bien zorrita, a ver tú pendeja, te quiero a cuatro aquí pegadita a mí, la puta de tu esposa te va a coger mientras me deslecha.
La escena era dantesca, un hombre mujer a 4 patas con las nalgas en alto y el culo roto esperando a que su esposa lo penetrara con una verga falsa gruesa al mismo tiempo que tenía un dildo incrustado en su vagina y la verga que le desvirgó el ano, alojada en el mismo agujero esperando a ser ordeñado para depositar la leche de días.
Hablando de leche, de la jaula para pito que le pusimos a la perra de Ginebra escurría leche, el muy joto te había corrido mientras su esposa le reventaba el culo.
– ¡Mira nada más! Menuda mujer estás hecha, te veniste mientras tu esposa te reventaba el culo jota de mierda, JA JA JA JA JA no sabes el gusto que me da que te hayas liberado Ginebra, de ahora en adelante le daré permiso a tu esposa para que te reviente el culo por lo menos 2 veces a la semana, vas a ser la mujercita de tu esposa y yo voy a ser el macho de ella, que relación tan bonita vamos a formar, y tú zorra de mierda ¿Qué esperas? Métesela a la puta esta, ya quiero llenarte el culo de leche.
– Si papi perdón.
Un gemido ahogado salió de la boca de Ginebra y este vino acompañado de muchos más, la zorra disfrutaba de los torpes embistes de su esposa, pero yo no lograba sentir tanto placer. Sujeté a la puta de Patricia con fuerza de la cintura y comencé a guiar sus embistes, la cosa mejoró para bien y comencé a sentir ese hormigueo previo al orgasmo.
– Ya viene zorra, va a ser una erupción gigante de leche, te voy a llenar tus entrañas, te va a llegar tan adentro que te van a crecer las uñas de tanto calcio que vas a absorber.
– Si papi, dámelo todo, así, así, me gusta que me guíes, me gusta que me enseñes a cogerme a la puta de mi esposa, si papi, hasta el fondo, ¿Escuchas eso Ginebra? Papi me va a dar litros y litros de leche y tú te los vas a tomar directo de mi culito ¿No estas emocionada mi amor?
– Si mami, estoy emocionada, ya quiero tomarme toda esa lechita de tu culito, me encanta como te enseña a cogerme, gracias por dejarme ser tu mujercita mi amor, gracias por cogerme por el culito, no sabes cuánto lo necesitaba, ya quiero que me revientes la cola en la casa 2 veces por semana como tu papi ordenó.
– Si perras, así, sigan, ya viene, estoy a punto de explotar, te vas a sentir tan lleno de leche que no vas a querer comer en varios días, sigue moviéndote mi amor, eres mi puta favorita, estoy a punto, sigue, sigue, tu sola, me quiero concentrar en mi placer puta, así, ya viene ¡Ya viene!
En ese último ya viene vacié litros y litros de semen, no se cuántos disparos fueron, pero sentí que mi alma salía a través de mi verga. Gemidos por parte de Patricia y Ginebra llenaban la habitación, mientras ellas llegaban a su propio clímax, yo me concentraba en el mío, disfrutaba la vibración del dildo que tenía Patricia en su vagina y las contracciones de su ano mientras alcanzaba su orgasmo, la puta de Ginebra lanzó un último disparo de leche al piso y después cayó rendido causando que toda la verga falsa saliera de su interior manchada de un poco de sangre y heces.
La puta de Patricia se recargó en mi y siguió moviendo las caderas como le había enseñado mientras me abrazaba por el cuello y me besaba, por primera vez sujetaba sus senos los cuales eran generosos y seguían firmes producto del climax.
Poco a poco fui perdiendo la erección y Patricia en automático se acostó boca arriba con sumo cuidado de no derrabar ni una gota de semen, la puta de Ginebra se levantó y se dirigió al ano de Patricia para comenzar a devorar el semen que salía de su interior, mientras tanto yo seguía sentado observando la escena y recuperando el aliento.
Recuerdo que me quedé dormido por unos minutos, cuando desperté me encontré a Patricia en cunclillas sobre la cara de ginebra que bebía leche como si fuera una becerra hambrienta, en mi mano estaba una cerveza fría la cuál destape y me dispuse a tomar mientras el matrimonio de mujeres terminaba su trabajo.
Mi verga seguía grande y llena de venas, producto del viagra quizá, pero mi cuerpo ya no tenía las energías, cuando Ginebra termino de tomarse toda la leche eructó la muy guarra y dijo que se sentía lleno, que había soltado mucha leche y le tomó mas de 10 minutos sacarlas toda del ano de su esposa, las dos zorras vinieron gateando a mi y les ordene limpiaran mi verga, quizá con un poco de suerte saldría mas leche, pero les dije que quería a Patricia en la palo y Ginebra en los huevos.
El paraíso, esa es la única forma que tengo para describir lo que sentía, la mejor mamada de mi vida la cuál sigo repitiendo con regularidad, Ginebra es experta complaciendo mis huevos, por otra parte, Patricia sabe dar unas mamadas con amor y pasión que son asombrosas.
No sé cuanto tiempo pasó pero sentí el hormigueo de una venida inminente – Escuchen bien perras, viene otra carga de leche, quiero que sigas a lo tuyo Ginebra, tu ya tomaste bastante, esta carga es par mi favorita, la puta de Patricia – Esta ultima doblego los esfuerzos de su mamada, se tragaba mi verga entera acompañado de esas arcadas a las cuáles ya les había agarrado gusto – Así putas, sigan, está cerca, aaaaaaaah – En ese último gemido solté lo que me quedaba de leche por tirar, debo decir que me sorprendió pues fue bastante, aunque me sorprendió mas la capacidad de Patricia de seguir mamando y bebiendo, ni una sola gota derramó y dejó bien limpia mi verga.
Cuando por fin todo terminó mandé a sentarse sobre sus rodillas en el piso a Ginebra mientras que Patricia descansaba sobre mi regazo, conversábamos sobro lo experimentado y me dio gusto saber que los tres lo disfrutamos, Patricia estaba muy cariñosa conmigo y me besaba con pasión constantemente, por su parte Ginebra sonreía con su pene enjaulado y totalmente flácido.
– Escucha puta, esta noche Patricia se va a dormir conmigo en el cuarto, tu te vas a ir a comprar comida y te vas a ir a tu casa, no quiero que te aparezcas si no hasta mañana para que nos traigas desayuno, espero que no tengas problemas con eso, porque la verdad, quiero hacerle el amor a mi puta esta noche y por mucho placer que me des, me estorbas.
– Si papi, me iré y regreso mañana con el desayuno, por favor, trátala bien, se lo merece ¿Te puedo pedir que le hagas el amor así muy dulce?
– Lo pensaré Ginebra, se han portado muy, pero no te quiero garantizar nada.
Sin decir más, Ginebra se levantó, vistió y me dejó a solas con mi puta favorita – Vamos a bañarnos puta, no quiero que huelas a la puta aquella, esta noche, te voy a coger y si te portas bien, te voy a hacer el amor…
Pero ese relato, es para otro momento.
Espero te haya gustado la historia, que es pura fantasía. ¡Agradeceré tu calificación y comentarios!
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