La triste vida de mis vecinos

Por andar de curioso me toco ser testigo de la vida que sufrían mis vecinos de 10 y 11 años.
Cerca de los años 1970, cuando las ciudades no eran tan grandes y las colonias no estaban tan sobrepobladas y la delincuencia era como una leyenda urbana, en esos lugares la vida era tranquila, los hombres de la casa se iban a sus trabajos, los hijos a la escuela y las mujeres si podían se quedaban en casa.

Pero había una familia diferente en este barrio, un padre soltero y sus dos hijos, Christian de 11 y Alexander de 10, físicamente se veían de la misma edad, y su padre armando, un señor de cuerpo fuerte y músculos marcados por trabajar en la vieja fábrica de acero de la comunidad.

vivían mal, con algunos lujos, sobre vivían por decirlo de una manera, se rumoreaba por las calles qué no tenían dinero, porque su papá se lo gastaba en alcohol y prostitutas, su ropa vieja y remachada por las vecinas que sabían coser, pero en esta ocasión les contaré lo que me toco ver un día de frío invierno.

Todos los niños de la cuadra estábamos reunidos frente a su casa, porque ahí estaba el farol, todos con sudadera o chamarras para mantenernos calientes, pero ellos se veía que temblaba al sentir el aire pasar, ellos estaban sentados abrazandose el uno al otro para darse calor mutuamente.

Se ve llegar la vieja camioneta de su papá por la esquina y ellos al escucharla salen corriendo a su casa, entran lo más rápido posible y justo cuando se para enfrente de cochera el señor, se baja y azota la puerta del carro.

Luis: malditos niños, ya vi que estaban afuera. — procede a quitarse el cinturón con una mano, mientras llevaba una botella en la otra, claramente se ve que estaba a la mitad.

Yo: creo que mejor nos vamos, esto se va a poner feo. — todos nos levantamos y como yo vivía a un lado, me tocaba escuchar todo, pero esta vez me gano más la curiosidad y me escabuyi por un costado para ver que pasaba.

«no papá, por favor», «haaaaaa noooo, perdón», «ya no le pegues a mi hermano», era lo que se escuchaba conforme me acercaba, la ventana estaba abierta y la cortina movida, me asome y quede impactado, los dos niños estaban amarrados en la pared de las manos y pies, mientras estaban completamente desnudos, su papá estaba igual desnudo, con una mano en la botella y la otra le iba pegando cierta cantidad de azotes a cada uno.

Christian: papi *voz en llanto y entre cortada*, perdón, te prometemos no salir otra vez, sin permiso.

Alexander: lo siento papá, seremos mejores hijos, pero ya no nos pegues.

Papá: malditos niños, son una molestia, desde que la zorra de su madre de fue, no me dejan estar tranquilo, pidiendo cosas y dinero, si quieren algo se lo van a empezar a ganar.

Yo estaba totalmente asustado, no sabía que los trataba tan mal, pero lo que me llamó la atención fue que el señor tenía su pené duro, mientras golpeaba a sus hijos, sabía que se llamaba ereccion por las clases de sexualidad que nos habían dado hace unos meses y había veces que yo me despertaba de esa manera.

El señor se fue a alguna parte que no pude ver, dejando a sus hijos amarrados y desnudos en la sala, me iba a mover pero en eso regresa el señor y traía una bola de ropa en brazos, la tira al suelo y suelta a los niños.

Papá: muy bien estúpidos, ya estoy harto de estar limpiando sus cosas, así que solo se van a quedar con lo necesario, agarren 3 cambios, el de la escuela, el de educación física y uno más para ir los domingos a la iglesia.

Christian: pero significa que no tendremos para salir. — levanto la cara en súplica.

Papá: *slap* quien te dijo que podían salir. —le dio un fuerte golpe en la cara, sacándole sangre de la boca. — solo van a salir cuando yo diga o van a salir desnudos para que todos vena sus cuerpos delgados y llenos de golpes.

Alexander: si señor, lo que usted diga. — ayudo a su hermano a buscar su ropa cuando fueron detenidos por su papá.

Papá: aaaa no, nada de trusas, ya estoy harto de estar lavandolas cada vez que se orinan en la noche, así sin ropa interior van a estar.

Después de que los niños agarran la ropa que su papá les indicó, se fueron a su habitación posiblemente, el señor agarró el resto y salió a su patio, sin que se diera cuenta lo seguí y vi como la hecho en bote basura de metal y les prendió fuego.

A lo lejos se podía oír, el llanto de los niños al ver su ropa ser quemada, el señor regresó a su casa y con un grito les hablo a sus hijos.

Papá: ahora si van a querer vivir, comer o lo que necesiten, lo van a conseguir como las putas con las que me acuesto. — agarro al más pequeño y lo forzó a que se arrodillara a la altura del pené qué se estaba poniendo duro. — abre tu maldita boca, aprenderás a mamar un pené si quieres obtener cosas en esta casa.

Con lágrimas en los ojos, se arrodilló y abrió la boca mientras violentamente su papá metía su pené en la boca, le hizo señas al otro hijo y con esfuerzo ambos chupaban y lambian el pené de su papá.

Papá: sin meter los dientes pendejo, aush qué me lo arrancas. — le dio un fuerte golpe haciendo que callera al suelo. — ahora verán como se disfruta de un cuerpo de una zorra.

Aproveche que Christian estaba en el suelo llorando y lo acomodo para empezar a pasar su pené por sus nalgas, le escupió en las nalgas y si más le fue metiendo su pené a su propio hijo.

Christian: haaaaaa no papá, nooooooo. – el pequeño pataleaba y lloraba mientras su hermano solo se podía tapar los ojos para no ver a su hermano sufrir.

Papá: chamaco, pasame el teléfono, pero rápido. – alcanzo a darle una nalgada para que se moviera.

Con el teléfono en mano, espero en la línea hasta que se escucho que alguien le contestó, «compadre, como esta?, oiga traigase algo de comer y unas cervezas, tengo a dos putitos qué ocupan ser educados para que empiecen a trabajar», «claro usted no se preocupe por eso, mire como grita», «jajaja usted venga ya veremos si soportan o no».

Siguió cojiendo a su hijo, mientras el otro se escondió detrás una pared, fue mucho tiempo, hasta que se escucho llegar un carro, «hey, ve rápido a abrirle la puerta a tu padrino», «pero estoy desnudo», » y así vas a estar para siempre si no haces caso cabron cobarde», dejo de vilar a su hijo y fue buscar al otro, lo saco de su escondite y lo agarro de brazo mientras lo iba llevando a la puerta, al mismo tiempo que le iba dando fuertes golpes en sus ya heridas nalgas.

Papá: como ve compadre, ¿me ayuda a educar a este par?

Hola a todos espero y me recuerden, les pido disculpas por estar tanto tiempo desaparecido, pero aquí andamos queriendo regresar y esperemos que lo disfruten