La venganza de mi ex novia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Pimpollomaduro.
La venganza de mi ex novia
No andaba muy bien de dinero y “pensando y pensando” llegué la conclusión de que mi ex novia podría echarme una mano.
Mi ex novia es una mujer de bandera; voluptuosa, inteligente, simpática, liberal, tiene un buen trabajo en la administración que le permite mantener un nivel de vida acomodado.
Yo nunca conseguí mantener su ritmo económico ni intelectual.
Era cuestión de tiempo que ella me dejase pero para evitar la humillación de ser rechazado, me inventé una excusa patética para dejar la relación, lo que provocó en ella un sentimiento de venganza que ahora me limitaré a describir.
La llamé, lo que en un primer momento fue un rechazo inmediato, extrañamente se convirtió, tras unos segundos de inquietante silencio, en una invitación a su piso con la única condición de que llevase puesto una camiseta corta y ceñida que me había regalado justo antes de dejarlo.
Llegué a su piso y me sorprendió con un espectacular vestido ceñido que marcaba su voluptuoso cuerpo y unas sandalias de tacón alto y fino que estilizaban sus piernas perfectamente torneadas.
Me invitó a pasar pero me indicó que me mantuviese de pié enfrente a un elegante sillón donde ella se sentó mirando hacia mi con sus estupendas piernas cruzadas.
– ¡A ver, explícate, en que problema te has metido ahora!
Yo me limité a balbucear y a chapurrear palabras inconexas debido al complejo que siempre me causó su superioridad intelectual que ahora se veía acompañado de una presencia física tremendamente sensual.
– ¡Patético! A ver, inténtalo de nuevo.
Seguí explicando el proyecto que tenía diseñado para invertir el dinero que le pedía pero ella cada vez prestaba menos atención e incluso llegó a bostezar.
– Creo que esta no es la forma de convencerme para que invierta mi dinero en un proyecto que va a dirigir una persona que nunca a demostrado nada en el mundo de los negocios.
Me quedé paralizado y humillado.
Entonces le pregunté
– ¿Qué quieres decir?, ¿no te entiendo?
– ¿Qué no me entiendes?, no hay ninguna novedad en eso.
– ¿Qué quieres que haga?
– ¿Has traído la camiseta que te regalé?
– Sí claro, la llevo por debajo de la camisa.
– Muy bien, déjame vértela puesta.
Yo me limité a sacarme el jersey y la camisa.
– No, no me has entendido, quiero verte solo con la camiseta puesta.
Cuando dijo esto, todo el cuerpo se me estremeció.
Era una situación humillante pero a la vez excitantemente erótica.
Para mantener un poco la dignidad me saqué toda la ropa menos su camiseta y los bóxer.
Ella se quedó mirándome un buen rato sin decir nada, podía ver perfectamente la tremenda erección (de ahora en adelante empalme) que tenía y se relamía los labios.
– ¡Ven hasta aquí!
Me dijo sentada desde su elegante sillón.
– Ponte a mi lado para que te pueda sacar esos ridículos y cutres calzoncillos de mercadillo.
Me acerqué a ella con las piernas temblorosas por la excitación, cogió el bóxer con las dos manos y me lo bajo hasta la mitad de los muslos.
Mi miembro (de ahora en adelante polla) saltó como un felino salvaje llegando a tocar la parte inferior de mi barriga.
Con el empalme que tenía, mis testículos (de ahora en adelante huevos) quedaban al descubierto lo que le permitió cogerlos con su mano derecha, palpándolos y masajeándolos convenientemente durante un buen rato.
– Ves, no era tan difícil, ahora ya empiezo a mostrar más interés por tu proyecto.
Date la vuelta, quiero verte el culo.
Me di la vuelta obedientemente.
– Uffffff, que culito tan bonito tuviste siempre.
A ver que podemos hacer hoy con este culito.
Inmediatamente después de sus palabras recibí varios cachetes que sonaron en toda la habitación; después me abrió las nalgas con una mano y me masajeó el ano (de ahora en adelante ojete) con los dedos de la otra mano.
Al intentar introducir uno de los dedos en el ojete, me tensé y me puse de puntillas sobre los pies.
– Ja,ja,ja, .
que gracioso estás en esta posición.
Tranquilo, ya te entrenaré para que no tengas que ponerte en puntillas.
Ahora ve al mueble bar y sírveme una copa de vino.
Me fui hacia el mueble bar caminando con los bóxer por la mitad de los muslos, lo que provocó una estruendosa risa en mi ex novia.
Le entregué la copa y me dijo.
– Ja, ja, ja, .
muy bien “patito”, de ahora en adelante te llamaré patito.
Ahora arrodíllate y hazme un buen masaje en los pies mientras saboreo este estupendo vino.
Quítame los zapatos con cuidado y déjalos aquí al lado, después tendrás que ponérmelos de nuevo.
Después de quitarles las exuberantes sandalias masajeé con sumo cuidado los dedos y plantas de sus pies.
Siendo sincero, esto era algo que me encantaba hacer cuando éramos novios y siempre que tenía la oportunidad me aventuraba a realizarlo.
Sin duda, el masaje le estaba gustando y recostándose en el sillón me dice:
– Muy bien cariño, ahora chúpamelos.
Quiero que tu lengua recorra todos los poros de la piel de mis pies para que puedas saborearlos bien.
Esto me puso cachondísimo, semejante hembra me obligaba a saborear sus pies a cambio de dinero, ¿por qué no iba a hacerlo?.
Saboreé a conciencia sus pies de arriba abajo, de izquierda a derecha, entre los dedos, cada dedo, .
Mientras le chupaba un pie con el otro me meneaba la polla y los huevos, lo que yo agradecía con un empalme imperial.
– Me encanta que me chupes los pies “patito”, ponme otra vez los zapatos.
Los pies ya me los has dejado muy limpios, ahora “patito” quiero que me chupes el culito.
Tiene que quedar muy pero que muy limpito.
¡Ostias, quería tener un dominio total sobre mi!
Se dio media vuelta y se subió el vestido hasta la espalda para después arrodillarse sobre el sillón teniendo la certeza que dejaba su culo a la altura de mi cara.
Tenía una tanga de escándalo que embellecía todavía más su redondeado y respingón trasero.
– Adelante “patito”, no me decepciones, supongo que sabes lo que te estás jugando.
Además, quiero que me lo olisquees como un perrito fiel.
Quiero notar tu nariz y tus inspiraciones cerca de mi culo para asegurarme de que me lo hueles bien.
Aparté delicadamente la tira trasera del tanga e introduje mi nariz cuidadosamente entre sus nalgas.
– Mas adentro “patito”, casi no te noto.
Me cogió por la cabeza a la vez que yo abría sus nalgas con más fuerza y estrujó mi nariz contra su ojete.
– Uff, ahhhh, ahhhh, quiero sentir y oír tus inspiraciones.
Inspiraba como si estuviese subiendo el puto Tourmalet.
-Así, así, muy bien, sigue cabrón.
No quiero que te olvides nunca de mi olor.
En nuestra época de novias, nunca le había hecho esto, supongo que era una deuda que tenía con ella y ahora se la estaba cobrando.
– Sácame las bragas.
Ahora que conoces bien lo que tienes que limpiar empieza a chupar con generosidad.
Quiero que me hagas el mejor cunilingus de la historia.
Primero besé y luego lamí su rosadito ojete con dedicación y cariño, lo lamí tanto tiempo que las rodillas me empezaron a doler, lo que provocó que no me corriese.
– Ahhhhhhhh, muy bien, te estas ganando mi atención.
Ahora méteme un dedo en el ojete, muévelo con maestría y cuando lo saques, chúpatelo como si fuese el caramelo que más te gustaba en tu infancia.
Ya tenía el ojete convenientemente dilatado para realizar la maniobra requerida, lo que me permitió aprovechar para introducirle dos dedos.
Ella lo agradeció con un gemido que estalló en la habitación.
-Ya veo que te estás animando “patito”, pues méteme toda tu lengua dentro.
Esto es algo que una siempre quiere contar a sus amigas.
Venga, venga, que no quiero enfriarme.
Obedientemente hice lo que me pidió mi principal inversora.
– Ufffff, ahhhhhh, que fresquita la tienes.
Ahora, con tu lengua metidita, explícame más detalles de tu peculiar proyecto.
– Ellll proyyyy debbbbbb estttt reallllllzo connnn inverssssssn nacccccccl, .
– No entiendo nada de lo que dices, esfuérzate más.
– Llllla sittttn essss imgggggle .
– No se lo que te pasa cuando intentas hablar de tu proyecto delante mía, no consigues explicarte bien.
La diferencia es que ahora el medio de exposición es muy gratificante, ja, ja, ja, .
Ves, ya estás mejorando.
Sigue, sigue,.
, ooooohhh, aaahhhh, .
Me tuvo así más de media hora.
– Bueno, está bien, ya es suficiente.
Saca la lengua para que pueda examinarla.
Saqué la lengua de su dilatado culo y me la cogió con dos dedos para extraerla todo lo que pudo de mi boca.
– Uuuuuyyyyy, ya veo que has hecho un buen trabajo de limpieza.
Vete al baño y enjuágate bien la boca.
A esta lengua aún le queda mucho trabajo por hacer.
Después de acabar mis labores higiénicas de enjuague bucal, volví a la habitación donde estaba la mujer que me tenía totalmente a su voluntad.
Sabía que estaba jugando conmigo pero esto me hizo reflexionar sobre nuestra relación de pareja y caí en la cuenta de que el verdadero lugar que me correspondía era el que estaba descubriendo ahora.
Evidentemente, ella ya sabía esto desde el momento que me conoció, pero yo no le di el tiempo suficiente a la relación para que las cosas llegasen a este punto.
Ahora estaba desempeñando el papel que me correspondía, el de un esclavo sexual dominado por una mujer superior en todos los sentidos.
Llegado a este punto, ¿quién era yo para negarme a los deseos de una mujer tremendamente sensual que quería humillarme con prácticas sexuales originales? ¡Joder tío, póstrate a sus pies y haz todo lo que te pida esta escultural hembra! Eso es lo que me repetía constantemente mi voz de la conciencia cachonda!
Cuando llegué a la habitación de la “vergüenza”, me encontré a esa Diosa sentada en su sillón, identificándolo ya como su trono, con las dos piernas abiertas apoyadas en los reposa brazos y con un pequeño foco que iluminaba directamente y exclusivamente su húmeda y carnosa vulva (de ahora en adelante coño).
Podía identificar perfectamente sus labios genitales y su clítoris convenientemente autoestimulado en mi ausencia.
¡Diooooos, me la puso dura en tiempo record!
-Has tardado mucho, esto te penalizará.
Ahora quiero que me huelas el coño y me describas con todo detalle su aroma.
Me arrodillé y siempre que lo hacía notaba una expresión de satisfacción perversa en su rostro.
Me acerqué a ella y, cuando menos me lo esperaba, me cogió la cabeza por la parte trasera de mi cráneo pelado y estrelló bruscamente mi cara contra su palpante coño.
– ¡Lentorro, no pierdas más tiempo!
Introdujo mi nariz en su dilatado coño y pude aspirar sus exóticos aromas.
Para ser sincero, su coño siempre me olió a una comida que le daba a mi gato, eso si, de buenísima calidad.
No quiero decir con esto que no me gustase su aroma, todo lo contrario, me hipnotizaba en el placer absoluto, pero no podía decirle a esta Diosa que me recordaba a eso.
Me daría una ostia y me mandaría para casa.
-Ahora no tengas prisa, tómate tu tiempo para sacar un veredicto
Olisqueé y olisqueé, el olor estaba en su pleno apogeo; intenso, penetrante, ácido, magnético, personalizado, .
estuve a punto de correrme pero ella se dio cuenta.
– Como te corras antes de dar el veredicto te pego una patada en los huevos.
Dios, que cruel, mi polla temblaba de placer y ahora tenía que pensar adjetivos calificativos afeminados que satisfagan el ego de una Diosa.
Seguí oliendo.
– Que tal “patito”, puedas decirme algo.
Esto me lo decía en un tono cariñoso a la vez que me limpiaba con su mano los flujos de mi cara.
– Puesssss
– ¡Joder, ya estamos con tus descripciones de niño de párvulos!
– Dulce, es muy dulce.
– Bien , ¿que más?
– Eehhhhhh, acaramelado.
– Biennn, sigue, sigue
– Dulce, ohhhhh, perdón ya lo dije.
– Diossssss, que cruz.
– Intenso y penetrante.
– Joder, ahí te has superado.
Muy bien sigue.
– ¿Tengo que decir más?
Cogiéndome por la barbilla y levantándome la cabeza me dice:
– Esfuérzate un poquito, ya casi has terminado.
– Vale, pues lo que puedo decirte es que me encanta olerte y chuparte el coño.
Cada vez que lo hago mi vida tiene sentido.
Cada vez que estoy entre tus piernas me doy cuenta que es el lugar que siempre he debido ocupar.
Cuando lo hago mi polla se pone dura como un bolardo.
Me masturbo constantemente pensando en el olor y sabor de tu coño.
Cuando me viene a la memoria pierdo la concentración de cualquier actividad que esté realizando.
Cuando .
– Vale, vale, ya me vale.
“Patito” enhorabuena, prueba superada.
Acto seguido, me miró con toda la dulzura que una Diosa puede ofrecer y me dice:
– “Patito” quiero que me limpies el coño con tu legua hasta que me corra y, después de correrme, me limpias la corrida.
Ahí me puse yo a satisfacer los deseos de mi Diosa.
Primero saboreé la piel del contorno del coño.
Me encanta el sabor de sudor de esta zona de su cuerpo.
Después, muy despacio, fui lamiendo sus labios genitales de arriba a abajo, de abajo a arriba, una ,dos, tres, cuatro, .
veces con sumo cuidado al ritmo que me indicaban sus movimientos de cadera y gemidos.
Me encanta cuando noto que mi Diosa está disfrutando con mi lengua, es muy satisfactorio dar placer a una mujer como ella.
Cuando ya estaba suficientemente estimulada le di varios lengüetazos a lo largo de todo su coño para saborearlo todo de una sola lamida, esto le encantó y decidí empezar a lamerle el clítoris con admiración y dedicación a la vez que le penetraba con uno o varios dedos en su húmeda vagina.
-Sí, siiiiii, siiiiiiiiiiiii, cabrón sigue así que te voy a dar un premio.
Motivado por sus ánimos cambié el orden de factores, deditos es su hinchado clítoris y lengua hasta el fondo de su estupenda vagina.
¡Dios, como me gusta esto!
– Aaaaaahhhhhhhh, la madre que te parió que bien chupas hijo de puta.
A la vez que oí ese gratificante gemido, la boca se me lleno de flujo vaginal calentito que saboreé agradecido y, por su puesto, me tragué con gran placer.
Era la recompensa de un trabajo bien hecho.
– Mi “patito”, que bien lo has hecho.
Acaba de limpiarme que luego tengo un regalito para ti.
¡Un regalito para mi!.
Que bien sonaba eso.
Mientras acabado de limpiar el lustroso coño de mi Diosa, volví a reflexionar sobre mi papel en nuestra relación de pareja.
Después de recibir los agradecimientos por mi experto sexo oral, pensé que mi Diosa podría quererme a su lado por interés sexual no importándole que no estuviese a su altura ni económica ni intelectualmente.
¡Me habría precipitado dejando mi relación por mi puñetero orgullo de macho! Estaba claro que hacía disfrutar a esta mujer y, además, que coño de orgullo podía tener ahora después de ser obligado a presentar mi proyecto con mi lengua metida en su culo.
Ahora ya no tenía ni polvos salvajes ni orgullo ¡Joder, esta tía me supera ampliamente!
– Muy bien “patito”.
Ahora sácate el calzoncillo de entre tus piernas.
Lo hice con sumo gusto.
Estaba hasta las narices de caminar con los bóxer a la altura de mis muslos.
– Muy bien “ pa .
”.
Ahora ya no te puedo llamar “patito”.
Tendré que buscarte otro nombre.
Ya veremos.
Me cogió por la polla y empezó a caminar; sobra decir que no tenía otra opción que ir detrás de ella.
– Ves, ahora ya no caminas como un patito pero aún tienes que mejorar tu estilo.
Un alto ejecutivo de una empresa de prestigio como la que vamos a montar no puede caminar de cualquier manera.
Esto tenemos que solucionarlo y para eso te he traído mi regalito.
Yo no entendía una mierda de lo que me quería decir, pero bueno, eso era moneda corriente.
Me dirigió hacia su trono y me puso enfrente.
– Bien, ahora quiero que apoyes las rodillas en los reposa brazos del sillón.
Así lo hice, ¡esto parece fácil!
– Bien, ahora inclínate hacia delante apoyando la cabeza en el respaldo del sillón.
¡Huuuuuuy!.
Esta posturita, de piernas abiertas con el culo en pompa e inclinado a cuatro patas sobre el sillón, solo puede tener una finalidad.
– Ufffffff.
Como me gustáis los hombres cuando ponéis el culo en pompa.
De inmediato note uno de sus dedos introduciéndome una crema fría y pastosa en mi ojete.
– Ooooooooooooh.
¿Qué esta pasando?
– Tranquilo, relájate, esto no es nada comparado con lo que te espera.
Ya veras como te va a gustar.
En segundos me encontre con los dedos de mi Diosa metidos en mi culo.
Los metía y sacaba intermitentemente.
– Oooooooohhhh.
-Muy bien, así abiertito para que te pueda follar bien el culito.
Que ganas tenía de hacerte esto.
Los machitos siempre ponéis un candado en el culo para que vuestro orgullo no quede emancipado.
A partir de ahora, te follaré el culo cuando lo estime oportuno.
Quiero ese culito siempre listo para follármelo.
Mientras decía eso me sacaba el dedo del culo, me lo metía en la boca y me lo pasaba por la nariz para que pudiese saborear y oler los flujos de mi culo
– Verdad que te gusta.
Chupa y huele cabrón, no muevas la cabeza.
– Perdón, perdón.
– Ahora levanta el cojín del sillón, ahí tienes mi regalito.
Reeeeeostias, una caja con todos los juguetitos anales que existían en el mercado.
– ¡A que te gusta!
En ese momento me dá unos cachetazos en el culo que me dejan tieso.
– Bueno creo que esto ya está listo.
Bájate del sillón, estira y separa las piernas, agáchate y levanta ese culito durito que tienes porque te lo voy a follar hasta rompértelo.
En ese momento, después de cogerme por las caderas con suma firmeza, empecé a notar como algo duro y de textura plástica se me iba introduciendo en el ojete poco a poco.
Avanzaba empujando mis caderas hacia ella y cuando mi ojete se contraía en acto de defensa, paraba.
Pacientemente esperaba a que se relajase para volver a darme una embestida al mismo tiempo que tiraba de mis caderas hacia ella.
La oía respirar rítmicamente con sus embestidas.
Cada vez me la metía más a fondo hasta que el tamaño del consolador ya no era suficiente para seguir penetrando.
-Mierda, quiero metértela más.
No te muevas, voy a poner un consolador más grande en mi cinturón.
La ostía, esta tía sabía todo lo que había que saber sobre como romperle el culo a un tío.
Sin ninguna duda era algo que llevaba tiempo haciendo.
– Toma cabrón, a ver que tal te portas con este.
Ooooooooh, este juguetito era bastante más gordo y largo como pude comprobar rapidamente.
-Si, este es la ideal para el tamaño de tu culo.
Venga cabrón, gime de placer y dime que te encanta que te folle el culo.
– Ooooohhhhh, me encanta, más, más, .
De vez en cuando paraba para menearme la polla y los huevos con absoluta maestría.
Era la ostia, me encantaba que esta Diosa me sodomizase a su antojo.
Me encantaba el placer de sentir mi culo follado por su juguetito y oír el ritmo de su respiración jadeante, demostrándome una posición de total posesión sobre mi.
¡Que humillante y placentero a la vez!
Evidentemente, con este estallido de pasión no tardamos en corrernos los dos.
– Ahhhhhhhhhh.
– Ohhhhhhhhhh
– Considérate follado, hijo de puta.
No ibas a ser tú el que escapase de mi disciplina.
– Ohhhhhhhhh
Cuando me di la vuelta noté en su cara una miraba de absoluta perversión y observé que en su mano derecha tenía la leche de mi corrida.
– Aaaaabre la boquitaaaaa putita mía.
Estando de rodillas, alcé la cabeza y abrí la boca.
Ella de pié delante mía, cogió mi cara con una mano y me escupió dentro de la boca repetidas veces hasta que al final introdujo mi leche.
Dándome palmaditas en la cara y alguna que otra bofetada me dice:
– Saboréalo un rato en la boca, después te lo tragas y me dices si te ha gustado.
– Gluuu, gluuu, gluuuu.
– ¿Te ha gustado?
– Muuuuuu, bueno.
Me volvió a coger por la polla para caminar por todo el piso.
Yo, apenas podía caminar, tenía que separar exageradamente las piernas e inclinarme un poco hacia delante para no notar el escozor de mi culo.
– Ves, ya te lo dije.
Ahora caminas con estilo.
Ya eres digno de representar a mi empresa “centollito”.
Ahora te llamaré “centollito”, ja, ja, ja,.
Ahora coge tu ropa de mierda y lárgate que tengo que trabajar.
– Y que pasa con el proyecto.
– A sí, bueno, toma 100 euros.
Cada vez que te llame y tu cumplas los objetivos te daré 100 euros.
¿De acuerdo?
– Pero así voy a tardar una eternidad en juntar el dinero necesario.
– Ese es el tiempo que te hace falta para prepararte bien de una puta vez.
Te crees que voy a tirar mi dinero en proyectos que no sabes ni explicar.
Te faltan muchas lamidas de culo y coño para convencerme.
Además, tienes un culo muy pero que muy follable que quiero cerca de mi y, si te portas bien, hasta puede que te deje follarme, ya veremos.
Si te doy el dinero desapareces y ya no te vuelvo a ver mas.
– Pero tu me dijiste .
– ¡No me revientes la cabeza!, coge los 100 euros y lárgate.
Y ya sabes, nada de pajearse, cuando te llame te quiero lleno de leche.
Adiós.
Cuando volvía a casa caminando como un centollo, reflexioné sobre lo que había pasado.
A ver, vamos a sacar conclusiones:
1.
He tenido que hacerle un masaje en los pies.
2.
He tenido que chuparle los pies a conciencia.
3.
He tenido que oler su culo
4.
He tenido que chupar su culo y hablar con la lengua dentro.
5.
He tenido que oler su coño y hacer una descripción de su olor.
6.
He tenido que chuparle el coño y comerme su corrida.
7.
Me ha follado el culo hasta rompérmelo.
8.
Me ha obligado a comerme una mezcla de su saliva con mi leche.
9.
Me ha llamado “patito” y a partir de ahora siempre me llamará “centollito”.
¿Y toda esta humillación a cambio de un puto billete de 100 euros? ¡La ostia, que mujer!
Ya os había dicho que era una mujer superior, ¿verdad?
Fin.
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