La vida en el campo XI
Comienza el aquelarre, las familias se comienzan a mezclar y el protago6se va sirviendo de todos a su al rededor..
Me quiero disculpar por la redacción de la últimos relatos, he sido redundante casi al límite del pleomasmo.
Bendito entre las mujeres, así reza el dicho tiene harta razón…
Poco más de una hora duraron mis chicas encerradas en su cuarto, en ese entonces tenían 22, 14 y 7. Por mi cama pasaron muchas mujeres y hombres de todas las edades, pero ellas 3 siempre fueron una constante.
Al salir, completamente desnudas, era como ver el avance cronológico del cuerpo de una mujer.
La pequeña niña Martinez de 7 años con su cuerpo escuálido, sin senos, glúteos o vello púbico, quién diría que está pequeña ha saciado a una cantidad de hombres que opacaria la vida sexual de muchas mujeres adultas, puchita, culito, boca y hasta estómago han recibido semen de macho caliente desde que era una neonatal, para eso nació y para eso vive, solo que ahora es mía y solo mía.
En medio resalta la chica Munguía por su belleza, piercings en sus pezones, cuerpo lleno de ematomas y cicatrices, un vello púbico recordado y suave que adorna su zona pélvica, a diferencia de todas las demás, al ser usada en reuniones de gente importante y con gustos más excéntricos, está chica tiene su cuerpo decorado y parcialmente limpio de vello. Sin duda alguna es la chica con más experiencia de todos aquí, incluído yo. Tríos, orgías, ganbang, bukakes, bondage, lluvia dorada, scatt, la recién descubierta muerte chiquita… Tú di, ella seguro tendrá la respuesta.
Sin ser menos apetecible, pero visiblemente mucho más modesta el cuerpo de la señora Guzmán de 22 años resalta por sus curvas y cuerpo tonificado, acostumbrada a trabajar la tierra, cargar cosas pesadas, la pizca, su cuerpo lleno de curvas trabajadas con largas jornadas contrasta con el esbelto y suculento cuerpo de la adolescente. Me aseguré de darle una buena vida a esta mujer, le di lo que quería, un hijo varón, a cambió me ayudó con mucho sexo pervertido y «educando» al resto de mis hembras.
Libre de la pelambreria, cortesía de la chica Munguía, su vagina resultó ser exquisita, sin ser la vagina más estrecha, es por mucho la vagina más bonita de todas las que he visto.
Flexionadas desde la cintura, piernas abiertas, manos tocando el piso, así me muestran las 3 mujeres sus anos y vaginas, para mí sorpresa, libres se pelos.
Incado detrás de mi favorita devoro su pequeña almejita y culito de 7 años, las otras dos mujeres aguardan pacientes su turno. Todos escuchamos los gemidos infantiles de la niña Martinez que disfruta del asalto oral.
En esa pose tan expuesta y comprometida puedo pasar de un agujero a otro con toda la facilidad del mundo, pero esto no fue mi idea si no de la chica Munguía que acostumbrada a ser probada por diferentes hombres en presencia de otras mujeres o maricones, como ella los llama, debia adoptar las poses que le facilitaran la vida a sus amantes que deseaban probar sus mieles o penetrar sus estrechos canales.
Dejé a mi pequeña viciosa para pasarme a la señora Guzmán, desde que supe sería solo para mí le tengo unas ganas enormes, saber que hace más de tres meses que ningún hombre la ha tocado la transformó en mi obsesión. El sabor de sus jugos resulta ser más fuerte que el de la pequeña niña de 7 años, más abundante, como les dije, está mujer no necesita del sexo, pero está abierta a recibirlo.
Sus gemidos de mujer joven y experimentada inundaron la casa, a diferencia de la señora Martinez que es sucia y descuidada, la señora Guzmán es una delicia, como tener a una ama de casa responsable, limpia y comprometida a satisfacer las necesidades de todos, incluidos los favores sexuales para su esposo.
Pobre pendejo que prefiere el culo de una gallina antes que cualquiera de los exquisitos canales de su esposa.
Mame con ganas es generosa almeja arrancando fuertes gemidos de placer se la dueña, urge tan profundo como mi dedo medio me lo permitió el ano que tan generosamente me ofrecían.
Ambos agujeros tenían en ese entonces lo elástico y ajustado de la edad, los usé infinidad de veces, los castigué otro indeterminado número de veces, la obligué a tener objetos insertados en su interior por días, incluso la llegue a compartir con algunos hombres y pese a toda las humillaciones, jamás me negó el placer y calor de sus agujeros.
Antes de dejarla le trone una fuerte nalgada que le dejó marcada mi mano en su glúteo, de piel morena clara, está parte del cuerpo está oculta del sol por sus largos y abultados vestidos resultando un tono más claro facilitando que cualquier acción violenta se marcara.
Pasé a la más viciosa de las tres, la ma puta caliente que he tenido en mi vida, la chica Munguía. Pese a tener 14 años su vagina produce grandes cantidades de jugo, deseosa de sexo gimió de placer frente la agresividad de mi boca, castigué su hermoso clítoris jugando con el pequeño piercing que pasé por alto la ves anterior, azoté con ira sus nalgas, metí 4 dedos en su vagina y 4 en su ano a lances causándole dolor… No importaba que hiciera, la zorra gemía, pujaba o berreaba de placer.
Las dos mujeres que nos acompañan miraban asustadas el trato que le daba a la adolescente e incredulas que ella pudiera disfrutar eso.
Consternada la pequeña niña Martinez, curiosa y llena de admiración por su «heroína» le preguntó si le gustaba, en medio de gemidos la adolescente gritó que si luchando por no perder el equilibrio.
En esos tiempos no era muy hábil con la lengua, lo unique hacia era intrudicir mi musculo lingual lo más profundo raspando las paredes, la señora Guzmán y la niña Martinez lo disfrutaron, pero a la chica Munguía además la mordía, chupaba con fuerza, tallaba con violencia mi áspera lengua por todos lados, no importa como lo vieras, se notaba doloroso.
Sus pálidas nalgas se tiñeron de rojo resultado de las fuertes nalgadas que le dí, la muy guarra se alcanzó a venir en esa pose saciando mi sed con sus jugos vertidos directo en mi boca.
Con los años mi zorrita admitió que yo era su mejor amante, ningún hombre se preocupaba en darle placer, por tal motivo aprendió a concentrarse en alcanzar su climax con las migajas que le daban, por otro lado yo me tomaba la molestia de decirle el tiempo suficiente a los estímulos placenteros facilitando su clímax una y otra vez.
Separe mis fauces de su tierna vagina con el rostro empapado con sus jugos cuál bestia que escurre la sangre de su presa.
Era la primera vez que me tocaba probar el tibio néctar femenino, sentir el líquido recorrer mí esófago, llenar mi estómago, que delicia, cuánto placer, casi tanto como el placer que sentí al introducir lentamente mi verga por su culito de 14 años, desde la punta hasta la base sin obstáculos.
Su culito adolescente se notaba diminuto en mis manos, sujetando su estrecha cintura embestía una y otra vez su esfinter que se abrió como flor en primavera para que su nuevo amo lo disfrutase.
Me detuve para deleitarme con la presión de recto, sus contracciones voluntarias masageaban mi estrujado pene, sumisa, obediente, disponible y dispuesta a dar placer, una serie de nalgadas le dejaron las nalgas rojas como recompensa por su sumisión, gemidos de protesta y placer salian de su garganta.
Decidí detenerme abruptamente y sacar mi verga de su ano dejando un agujero negro, abierto y enrojecido por el breve asalto.
El resto del día alternaron con sus bocas mamando mi verga, por favor no crean que pude soportar casi 8 horas de sexo oral, era en lapsos de 5 minutos y con descansos de 10 o más.
Las chicas siguieron el mandato de la señora Guzmán a la hora de la limpieza y la preparación de los alimentos, preocupa me preguntó si podía darle dinero porque como ella no fue a trabajar le van a descontar el día y les falta el dinero para la comida.
La gente del campo es pobre, les pagan una miseria, apenas les alcanza para vivir al día, esa tarde me comprometí a hacerme responsable de ella, su esposo tendrá que trabajar para él, pero la comida y sus artículos personales corrían por mi cuenta.
Al llegar el señor Guzmán lo hizo acompañado del chico Munguía, el jotito vino a pedirle permiso a su esposa para poder ir a cojer con alguna de las dos putas a su servicio, apenado el mariconcito nos mostró a todos su ano rojo por la cojida que le dió su amante esa tarde, hasta el señoe Guzmán se lamió los labios deseoso de poder penetrar ese culito abierto y húmedo con la leche de otro macho, y eso, eso no me gustó para nada.
Así como estaba empinado en el piso penetre al maricón que gimió al sentir mi verga en su maltrecho y mancillado ano.
Lo mismo de siempre, hice espuma con el semen del carnicero y lo mandé así, con una malteada de semen masculino en su interior, más tarde esa noche me enteré que el señor Martinez tenía a su hijo ensartado vestido de mujer, padre e hijo gemían en un coito incestuoso, pecaminoso y muy delicioso que era atestiguado por la madre y hermana quienes no intervinieron.
Esa noche, en presencia del esposo y para celos de la hija mayor de los Martínez, fue la madre quién disfrutó del guapo chico Munguía quién hizo lo suyo acompañando al padre.
Cuan surrealista, la esposa ve a su hombre serle infiel, esa infidelidad es pederasta, homosexual e incestuosa.
El esposo ve como le ponen los cuernos, un maricón más maricón que él, con el culo rojo, abierto y lleno de leche de hombre batida embiste con fuerza a su esposa que gime de placer.
Sentada, de malas y con los brazos cruzados una niña de 9 años ve a sus padres tener sexo con su hermano y futuro amante, un hombre que ha sido cojido analmente más veces que ella.
La pequeña orgía que se montaron duro poco más de media hora, al final del chico Munguía salió satisfecho, con los huevos vacíos, el culo ya normal y con la idea de tener un hijo para sentirse un poco hombre cuando se lo coje, pero de nuevo, esa es una historia para otro momento.
En la casa las cosas transcurrieron diferente, arrodillado a unos metros de mi, el señor Guzmán ve como su esposa me limpia la verga de la espuma de semen de otro hombre extraída del ano de otro hombre, su esposa está probando el sabor de tres hombres al mismo tiempo.
Desnudo frente a todos, sometido a mi voluntad, mostrando las llagas de su infección por cojerse gallinas, humillado, así está el hombre frente a mí.
A la vez que su esposa me mama la verga mía dedos masturban con delicadeza la inmadura y tierna puchita de una niña de 7 años que responde con dulces gemidos colgada a mi cuello y de forma más violenta a una hermosa adolescente de 14 años que gime y sacude de forma violenta su cadera en busca de esos dedos que le dan placer.
Su pene erecto secreta preseminal por lo excitante de la visión, pero ninguna de las mujeres estará a su alcance nunca.
Al tener mi pene limpio y ensalivado invité a la señora Guzmán a acostarse contra el respaldo del sofá y a parar su culito para que todos veamos su arrugado ano y viscosa vagina.
Arrastrándose como gusano el señor Guzmán llegó a nosotros para ser testigo en primera fila del coito entre su esposa y su amo.
Acostado en el piso el zoofilico podía ver mis huevos peludos, verga erecta, la vagina de su esposa dilatada por el deseo y el brillante interior producto de los jugos.
Toda la tarde estuve catando a la hembra por momentos, sabía en ese momento de primera mano que su esposa es receptiva al placer sexual y si se lo piden participa activamente en el coito.
Antes de penetrarla volví a beber de sus jugos, desde atrás tocaba sus generosos senos que sin ser enormes, era un hermoso par de toronjas, firmes, pesados y suaves.
Acumulé una generosa cantidad de jugos mezclados con saliva en mi boca y con mucho cuidado escupí dejando caer el contenido de mi boca en la boca del flamante señor Guzmán.
Obediente a mi orden saboreo el sabor de su esposa mezclado con mi saliva, se tragó todo lo que arrojamos en su boca esa noche.
Metí lentamente mi verga en la gruta vaginal de la señora Guzmán, separé su canal lento de par en par llegando hasta fondo en lo que sentimos fue una eternidad.
Los gemidos de placer de la hembra en edad fértil se dejaron escuchar sin tapujo, la mujer estaba disfrutando del sexo como hacía mucho no lo hacía, sentir una verga caliente, firme y lo mas importante, en edad para preñarla pusieron de modo a la señora Guzmán.
El bombeo fue rítmico de principio a fin, no hicimos el amor, pero definitivamente fue un momento íntimo cargado de emociones.
Ella lo sabía, era un día fértil, aprendió a contar de una monja que le encantaba sentir el semen en su vagina, a sus 22 años había calculado todos sus días fértiles, esa noche estaba particularmente receptiva al sexo porque estaba lista para ser preñada.
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