La Vieja finca de la Señora Rouss
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
LA VIEJA FINCA DE LA SEÑORA ROUSS
Empezaba a anochecer y hacia mucho frío, todavía no tenia cobijo donde poder pasar la noche, no había encontrado una habitación en los últimos kilómetros. Necesitaba descansar y la ultima posibilidad que tenia era el pueblo al que estaba llegando, sino encontraba habitación debería pasar la noche bajo las estrellas y hacia frio.
Hace dos semanas que buscaba trabajo y un sitio donde poder alojarme una temporada, mi dinero empezaba a acabarse, hasta ahora no había encontrado nada pero la suerte por fin me sonrío, bueno al menos eso pensaba yo..Antes de llegar al pueblo había una finca a un lado de la carretera, pensé que quizás fuera buena idea preguntar si conocían algún hostal o lugar donde alquilasen una habitación. . Aquí fue donde comenzó la historía que a continuación os narrare, en la vieja finca. Comencé a llamar frente a la entrada de la finca ante una verja de madera muy vieja que daba a un jardín, espere a que alguien se asomara y así fue como sucedió, al cabo de un rato se abrió la puerta interior y se asomo una mujer, es la protagonista de la historia junto a mi, una mujer de unos 50 años de edad, cabello rubio corto rizado , algo fuerte entrada en carnes, rostro serio y mujer de armas tomar como mas adelante pude comprobar.Vestía con un delantal y unas botas grandes de goma. La mujer me pregunto en tono serio que quería:
– Hola Señora, usted no conocerá un lugar donde pueda alojarme, soy de fuera y busco donde pasar la noche – . Pregunte con toda educación esperando tener algo de suerte.
– En el pueblo hay un hostal, aunque no te recomiendo, pero es lo único que encontraras en varios kilómetros – La respuesta de la mujer no me ofreció grandes esperanzas.
– Aunque se un sitio mucho mejor, con un precio asequible y comida incluida – Esperé ansioso que me dijera cual era ese sitio para encaminarme cuanto antes hacia el. La mujer señalo con su dedo la parte de arriba de su casa.
– Aunque se un sitio mucho mejor, con un precio asequible y comida incluida – Esperé ansioso que me dijera cual era ese sitio para encaminarme cuanto antes hacia el. La mujer señalo con su dedo la parte de arriba de su casa.
– Puedo alquilarte una habitación, pido pago por adelantado y no quiero ningún problema o te echare enseguida por donde viniste – La mujer me dejo claro las condiciones, eran razonables y era lo mejor que había encontrado hasta el momento.Acepte la oferta.
– Mi nombre es Miguel – . Me presente ante la señora de forma educada mientras entraba al interior de la casa.
– El mio, Señora Rouss—. Nos presentamos y pase al interior de su finca.
– No quiero escandalos, la comida a la 1, la cena a las 8, nada de visitas, aquí se siguen mis normas o a la calle – Trague saliva ante la seguridad y seriedad con que me informo de las normas de su casa.
Descargue mi pequeña maleta en una habitación en la planta de arriba, esta sería mi habitación, me daría una ducha y bajaría a cenar con la señora Rouss, algo que no me agradaba demasiado, quizas cuando la conociese no fuese tan fria como hasta ahora, pensé que era así ya que desconfiaba de mi al no conocerme, pero estaba equivocado, cuando la conocí descubrí que era aun peor de lo que pensaba,.poco a poco fue mostrandome su lado menos agradable y despiadado
Durante la cena apenas hablamos, intente dar conversación para hacer mas amena la cena, pero la Señora solo asentía y apenas hablaba, me miraba con unos ojos que me intimidaban, no podía aguantarla la mirada, su rostro firme y autoritario me daba en ocasiones cierto miedo, era una mujer extraña, muy segura de si misma que sabía valerse sin ayuda de nadie y pronto descubrí hasta que punto. Intente averiguar algo sobre aquel pueblo preguntandola:
– sabe si en el pueblo necesitan alguien para trabajar, estoy buscando trabajo, de lo que sea, necesito dinero – La pregunte a la Señora Rouss.
– Es un pueblo de fracasados, allí no encontraras nada pero si deseas trabajo yo puedo dartelo – Escuche atentamente su oferta.
– Tengo algo desatendida mi finca, me gustaría reparar la valla de fuera, reparar el tejado y tambien hacer florecer de nuevo el jardiín, yo sola no puedo, si lo deseas trabajaras para mi, te dare un sueldo, no sera demasiado pero tendras para pagarme el alojamiento y tus gastos – . Era la única oferta que había recibido en las dos ultimas semanas, asi que acepte encantado, ademas era un trabajo facil, al menos eso pensaba yo, no había contando con un detalle, la Señora Rouss.
A la mañana siguiente comencé con la valla de madera, estuve durante horas clavando tablones, ahora empezaba a parecer una valla de verdad, solo habría que pintarla mas tarde, su aspecto no tenía nada que ver con el de antes de mi llegada. Tras una mañana dura de trabajo entré al interior de la casa a la hora acordada donde me esperaba un buen plato de comida, he de afirmar que la señora cocinaba estupendamente.A la tarde continue con mi trabajo, pinte y pinte toda la tarde, se hizo denoche pero quedaba poco para terminarla, asi que me quede hasta tarde terminandola. Por fin había terminado, ahora sería reconpensado con un buen plato de comida para cenar. Entré en la casa y me senté en la mesa pero para mi sorpresa ya no había nada y estaba completamente recogida:
– Te dije que se cenaba a las 8, no cenaras, aprende a respetar las normas, no vuelvas a infringir una norma – Con tono serio y estricto me dijo esto y se marcho de la habitación la Señora Rouss.
Aquí comencé a conocer a la Señora Rouss, es completamente estricta con sus normas y reglas, es inflexible y se deben acatar al pie de la letra, esto fue solo un pequeño aviso, pronto descubriría que sucede sino se cumplen, ella misma te las enseña a acatarlas sin rechistar.
Llevaba varios dias en casa de la señora Rouss, Todo funcionaba bien solo debía preocuparme de cumplir sus normas, mientras así lo hiciese no pasaría nada, pero cada día fijaba mas normas y reglas, cada día que pasaba ella era mas autoritaria conmigo, corregía mi comportamiento constantemente, añadia constantemente reglas y normas sobre como comportarme en su casa.Al principio solo eran normas sobre su casa, poco a poco fue sobre mi comportamiento y mas tarde ante ella.
Las humillaciones de la señora hacía mi comenzó a ser algo habitual y cotidiano, no solo me ocupaba de los trabajos de mantenimiento y reparación de la casa sino tambien de las tareas domesticas, me asigno una larga lista de tareas que debía realizar a diario, luego las supervisaba y siempre las encontraba defectos, era muy exigente, las repetía una y otra vez hasta que quedaba satisfecha. Limpiaba los suelos dejandolos resplandecientes y ella entraba con sus grandes botas de goma llenando todo el suelo de barro del jardín, se quitaba las botas y volcaba toda la tierra en el suelo, cogía sus botas y me las arrojaba con indiferencia:
– limpialas bien, mañana las quiero relucientes y recoge todo esto, no te moveras de aquí hasta que quede limpio- . Si señora, la respondí, estaba completamente dominado por ella.
El desencadenante de los hechos sucedió el dia que decidí ir al centro del pueblo, llevaba un par de semanas en aquella casa y no había ido ningun dia a conocerlo. Era un pueblo pequeño con gente hospitalaría y todos se dieron cuenta que no era de allí. Cuando contestaba que residía en casa de la señora Rouss todos ponían cara de impresión, comprendí que no era del agrado de nadie la señora. Había tenido problemas con casi todos los habitantes del pueblo aunque ninguno me contó los motivos, supongo que era por el carácter de la señora. Entre en una panadería que desprendía un olor apetitoso a pan recien hecho, alli me encontre con una agradable dependienta:
– ¿no eres de por aquí verdad?- , me pregunto la muchacha.
– No, estoy alojado en casa de la señora Rouss- conteste amablemente.
– Uffffff, te deseo mucha suerte entonces- Contesto la muchacha, comprendí que tampoco era de su agrado la señora.
– Estaré solo una temporada, pronto marcharé a otro lugar, hoy es la primera vez que visito el pueblo – Respondí siguiendo la conversación de aquella muchacha tan simpatica.
– Si pasas a la tarde te puedo enseñar el pueblo – Me ofrecio gentilmente mi nueva amiga.
– Encantado, aquí estaré-.
Regresé a casa contento, aquella muchacha era muy simpatica y ademas guapa, perdí la noción del tiempo y llegue a casa mas tarde de la 1, hora en la que se comía en casa, una regla que ya había infringido en alguna ocasión. Me había metido en un lio, había infringido varias reglas a la vez, llegar tarde, dejar la comida a medias y no hacer mis tareas domesticas diarias. Llegue corriendo a casa, entre precipitadamente en casa y fui directo a poner la mesa y servir la comida. Sentada en una silla estaba la señora Rouss, con un rostro que antes no había visto, completamente serio y una mirada de desprecio mirandome fijamente. Yo agache la mirada y me sente para comer.
La señora sin dirigirme la palabra cogió la comida y vio que estaba completamente fria y se había quedado tiesa y dura. La señora muy enfadada me dirigió la palabra:
– ¿donde has estado? – me pregunto la señora.
– En el pueblo, comprando pan, siento el retraso no me di cuenta y perdí la noción del tiempo, no volverá a pasar- Me disculpe ante ella.
– Claro que no volverá a pasar, no volveras a salir de esta casa, te quedarás en ella hasta que yo decida y recibiras tu castigo- Su tono serio me asustaba, pero todo había llegado ya demasiado lejos, no podía retenerme en aquella casa, me enfurecí.
– Saldre cuando quiera y me de la gana, estoy cansado de tus estupidas reglas y normas, eres una amargada y vieja protestona, ademas he conocido una chica y he quedado con ella, hare lo que quiera, me voy de tu casa y no podras impedirmelo con tus absurdos castigos – . Me sorprendí a mi mismo de mi reacción, la deje con la boca abierta.
Subí a mi habitación a recoger mis cosas, tarde unos minutos y me dispuse a marcharme sin despedirme, para mi sorpresa la puerta estaba cerrada con llave, sin tiempo a reaccionar note un pequeño pinchazo en un brazo, la señora por detrás me habia pinchado con una pequeña aguja, el efecto fue inmediato comence a desvanecerme y perder las fuerzas, un profundo sueño me invadio, al momento estaba tumbado en el suelo adormilado sin fuerzas. Era un tranquilizante muy fuerte e instantaneo, la señora Rouss no tuvo ningun problema en hacerse con el control de la situación, no se que pretendía pero pronto lo averigue.
La señora me apoyo sobre ella y me llevo al final del pasillo donde una serie de escaleras desembocaban en un puerta que siempre estaba cerrada, con su ayuda pude bajar las escaleras, saco unas llaves y los dos entramos en el sotano, era un sotano espacioso pero estaba lleno de trastos viejos y objetos, arriba de la habitación habia una pequeña ventana acristalada que daba al exterior por donde entraba un poco de luz. La señora me solto en el suelo, ella se dirigió hacía la puerta, cerró con llave y se las guardo en un bolsillo de su delantal.Se acercó a mí y planto su gran bota de goma en mi cara pisandome contra el suelo:
– Ahora aprenderas a obedecerme, aquí mando yo, has incumplido varias normas y me has faltado al respeto, te castigare hasta que aprendras – Tras decir esto se acerco a un armario que había en un lado de la habitación.Cogío varias cuertas enrolladas y volvió a acercarse a mi. Se inclinó hacia mí y comenzo a quitarme toda la ropa, al momento me quede completamente desnudo y humillado ante ella. Agarró una de las cuerdas y me ato las manos a la espalda, no era la primera vez que ataba, eran unos nudos complejos muy bien echos que resultaba practicamente imposible soltarse, apretó con fuerza las cuerdas asegurandose a conciencia que estaba bien atado, hizo lo propio con los pies, ató mis tobillos con fuerza . Ahora estaba atado de pies y manos a merced de la señora, solo ella sabía que castigos me esperaban , sus amenazas de castigarme ahora se estaban haciendo realidad.
– Cuando regrese comenzaré tu castigo, no intestes desatarte porque no podras, haberlo pensado antes de desobedecerme, seras castigado hasta que me asegure que has aprendido – . Tras decir esto se marcho dejandome alli a oscuras y atado de pies y manos encerrado en un viejo sotano.Apenas podía moverme, aun estaba drogado por la sustancia que me había inyectado y no podía de dejar de pensar que tipo de castigos me esperarían, debía pensar un plan para intentar escapar, ¿pero como?, en esta situación era muy dificil.
Pronto recupere mis fuerzas, se había pasado el efecto del sedante, trate con mis fuerzas de liberarme, pero la señora tenía razon era inutil intentarlo, estaba muy bien atado, por mas que lo intente no consegui que se deslizara la cuerda ni un milimetro, descarte la posibilidad de desatarme, opte por arrastrarme hasta la puerta, tras mucho esfuerzo lo conseguí pero la puerta estaba cerrada y no podía ponerme en pie.
Mi siguiente idea fue acercarme a la pared de la ventana y tratar de pedir ayuda, pero al momento consegui alertar a quien no debía, sentí las pisadas de las botas de la señora bajando las escalera. La puerta se abrió, era ella, entró y cerró de nuevo la puerta con llave quedando encerrados ambos dentro, la llave se la guardo en su escote. Se acercó a mi, se inclino y cogiendome por el pelo levanto mi cabeza de tal manera que sostuvo mi mirada hacia su cara para que escuchará bien lo que decía:
– Ahora recibiras tu castigo, te castigaré todo cuanto sea necesario hasta que aprendas a obedecerme y respetarme, cuando acabe me suplicaras perdón y decidiré si lo mereces- . Sus palabras me metieron miedo en el cuerpo, nada podía hacer para evitar la situación, no tenía más remedio que resignarme pero no conseguiría doblegarme, eso pensaba yo al menos, la realidad fue muy diferente.
La señora Rouss se acercó de nuevo al armario y saco un cinturon fino de cuero, le agarro con una mano y con la otra mano cogió unos guantes que allí habia, eran unos guantes de goma sucios de aspecto repugnante, con ambos objetos se dirigió haci a mi, agarró los guantes de goma y comenzó a ponerselos en sus manos, se ajusto ambos guantes a sus dedos con el sonido inconfundible de la goma , aquello provoco cierto temor en mi, ella se mantuvo impasiba ajustandose los guantes con cuidado mientras comenzó a hablarme con un tono serio :
– Te azotaré hasta que aprendas a obedecerme, no sabes lo persistente que soy, te aseguro que aprenderas, portate bien o te aseguro que sera mucho peor- Al terminar de ajustarse los guantes de goma en sus manos cogió el cinturón, lo doblo por la mitada y se aproximo a mi, me levanto por el pelo y metió mi cabeza entre sus piernas, las cerro con fuerza presionandome la cara entre ellas a modo de tijera, acto seguido se hizo un silencio y lo siguiente que escuche fue “ PLAAAASSSS”, su cinturón se estrello en mi culo, fue el primer azote que recibí, el cinturón escocía, fue un dolor intenso, antes de asimilar el primer azote ya estaba recibiendo el segundo, otro azote choco contra mi culo, el dolor me hizo moverme pero las piernas de la señora me oprimian con fuerza, las apreto un poco mas impidiendo cualquier movimiento. Comencé a recibir azote tras azote, no llevaría ni diez cuando el culo ya me escocia, comence a griutar que me soltara, ella me ordeno que me callara pero no podía evitarlo. Al instante me solto, no me podía creer que la había convencido, pero estaba equivocado, habia empeorado la situación, la señora se dirigío de nuevo al armario y volvio con un rollo de cinta de embalar.
– No me gustan tus quejidos de niña malcriada, si te digo que te calles me obedeceras, no volveras a abrir tu sucia boca mas- Al instante vi como se bajaba las bragas con una mano, las apreto con una mano y se inclino haciia mi, me presiono la nariz con una mano, note que su guante desprendía un olor desagradable de la suciedad , al taparme la nariz me obligo a abrir la boca y cuando la abrí note como sus bragas se introducian en mi boca, era completamente humillante, estaban humedas y llevaban restos de orina, su sabor pronto me impregno la boca, se aseguro que entraran por completo infalndo mi boca, cortó dos tiras de cinta de embalar y las pego en mi boca para que no pudiese escupirlas, acto seguido volvió a presionarme entre sus piernas la cabeza con fuerza:
– Ahora grita lo que quieras, nadie te va a salvar, tu castigo no ha hecho nada mas comenzar- . Pronto comenzó de nuevo su cinturón a estrellarme en mi culo una y otra vez, el cinturon de cuero doía cada vez mas, cada azote era un dolor mas intenso, mi piel se calentaba y la azotaina se hacia cada vez mas dura. La señora siguió inpasible lanzando azote tras azotes, perdía la cuenta del numero de azotes que recibí, pronto cayeron dos lagrimas de mi cara, pero la señora Rouss las hizo caso omiso continuando azotando, la azotaina se convirtio en un verdadero suplicio, los minutos que duro la azotaina se me hicieron eternos, nunca el tiempo había avanzado tan lento ante aquel duro castigo. En la habitación solo se escuchaba el chocar del cinturon contra mi culo, y unos leves “HHHMMMMHHHMMM” de mi boca amordazada. Cuando termino de azotarme mi culo quedo completamente dolorido, rojo y marcado. Mi cara sofocada por la presión de sus piernas y restos de lágrimas deslizando por mi cara.Mi castigo no había echo nada mas que comenzar.
– No vuelvas desobedecerme mas,no dudare en castigarte todas las veces que sea necesario, ahora piensa sobre tu comportamiento, te quedaras aquí hasta que yo quiera – La Señora Rouss estaba orgullosa de haber infringido el castigo por haberla desobedecido, se notaba en su rostro que estaba feliz de su venganza hacia mi. Se quito sus guantes y se marcho de la habitación dejandome de nuevo encerrado en ella. Tuve mucho tiempo para pensar, estuve un largo tiempo allí a oscuras pensando sobre todo lo ocurrido. No había ninguna manera de escapar, estaba atado y amordazado. Al poco tiempo conseguí quedarme dormido, en ese momento todo había un sueño hasta que sentí de nuevo abrirse la puerta. Regreso la señora, mi pesadilla volvía a comenzar.
La señora regreso con un plato de comida, era la comida que yo había preparado la cual se me quedo fria y dura. La llevaba en un puchero, se acercó al armario y cogió un cuenco de perro. Dejo ambos utensilios de cocina en el suelo y para mi sorpresa planto su gran bota en el plato de la comida, comenzo a estrujarla y pisotearla, la trituro con sus botas sucias hasta quedar echa migas, cambio la comida triturada al cuenco de perro e hizo algo repugnante, se inclino y se puso en cuclillas y vi como comenzo a orinar dentro del plato,el cuenco quedo lleno de orina y comida, era humillante aquello, era una mujer cruel y despiadada, todo había llegado muy lejos. Me quito la mordaza de la boca.
– Ahora te comeras todo, no dejaras nada, te doy 30 minutos exactos, cuando regrese no quiero ver nada en el cuenco- Se rio y se marcho de nuevo de la habitación. Aquello era repugnante, no conseguiría doblegarme, no comeria aquella porquería, la haría frente , no conseguiría que la obedeciese. Estaba completamente equivocado, todavía no me había dado cuenta que ella tenia el control de la situación.
A los 30 minutos exactos volvió a entrar en el sotano, el cuenco estaba tal cual lo había dejado, su rostro se tornó muy serio, dio un suspiro y puso los brazos en jarras mirandome:
– bien sera por las malas, veo que aun no has aprendido a obedecerme, insistiré en tus modales – . Cogió de nuevo el cinturón y se aproximo a mí, pretendía azotarme de nuevo, no aguantaba un solo azote más. Ella saco sus guantes sucios de su bolsillo y comenzo a ponerselos de nuevo, volvía a repetirse la situación anterior, doblo el cinturon y cogío sus bragas del suelo, la suplique que no lo hiciera pero al instante encontre de nuevo sus bragas en mi boca, estaba de nuevo amordazado. Repitió el proceso de apretarme entre sus piernas y dejar el culo a su merced y lo siguiente os lo imaginais, descargó su cinturón una y otra vez en mi culo. Llore de dolor, la azotaina fue peor que la anterior, mas larga e intensa, mi culo quedo completamente marcado y dolorido, le tenia completamente rojo y dañado.No podría sentarme durante unos dias, eso estaba seguro.
Cuando termino la azotaina caí rendido al suelo, ella sin decir nada cogió el cuenco y lo puso al lado suyo, metió sus manos enguantadas en el cuenco y empezó a remover la comida y la orina, cogío con sus manos un puñado y me quito la mordaza, me tapo la nariz y metio su guante en mi boca con los restos de comida y orina.
– ahora come o te prometo que vuelvo a azotarte- . Ella metio la comida repugnante en mi boca con su mano enguantada y no tuve mas remedio que comer todo sin rechistar, era asqueroso pero obedecí y comí todo, no paró hasta que no quedo nada en el plato. Al terminar ella me felicito de forma retorica burlandose de mi, miró el cuenco y quedaba orina en el, ella me miro y le entró la risa, su risa fue porque metiós las bragas en el cuento empapandolas de orina y después en mi boca, no tuve mas remedio que seguir saboreando sus liquidos, intenté no tragar pero era imposible, la mordaza chorreaba y no tenia mas remedio que tragar. La señora enrollo mi boca con la cinta de embalar e impidió que pudise escupirla.
En ese momento se escucharon voces llamando en el exterior de la casa, era la muchacha de la panadería, al no ir yo vino ella a buscarme. Intnte gritar pero solo se oia un leve gemido de mi mordaza:
– no saldras mas de esta casa despidete de volver a verla, eres mio y haras lo que yo diga- me miro fijamente y me abofeteo la cara humillandome.
– Me daras placer a mi siempre que lo desee y lo haras bien sino te castigare una y otra vez, eres mio y te follare cuando quiera- me volvío a abofetear, sus manos de goma se estrellaron en mi cara una y ora vez con fuerza. Ella me escupio y se levantó aproximandose al armario, algo nuevo ocurriría y seguro que no me gustaba.
Sacó del armario algo que no pude ver bien que era, pero lo descubri cuando comenzó a meter las piernas por las correas, era un arnes con un pene de goma, se lo ajustó a su cintura, apretó las correas con fuerzas a su cuerpo y se acercó hacia mi.
– follaré tu culo siempre que me plazca, ahora portate bien putita y no hagas enfadarme – . Ella se acercó a mí y me llevo hasta un extremo de la habitación donde había una mesa, me apoyo sobre ella. Mis pies los ató de otra manera, los ato a ambas patas de la mesa, manteniendome bien abiertas las piernas. Saco un tarró de vaselina y comenzo a untarlo por mi ano y alrededor de su pene de goma. Noté como acercó su cuerpo al mio, se pego todo lo que pudo a mi y acercó la punta del pene de goma a mi ano, introdujo la punta y poco a poco note como empezó a introducirse, comence a emitr quejidos de dolor a través de mi mordaza pero el pene no se detenía dentro de mi, cada vez estaba mas dentro, hasta que al final con un empujón lo metio por completo,era mi primera vez que era sodomizado, aquello dolia, la señora comenzo a sacar y meterlo en mi interior con suavidad, poco a poco fue incrementando la velocidad hasta que poco a poco ella empezó a jadear de placer, agarro con su mano mi pelo y comenzó a follar mi culo una y otra vez. Fui sodomizado y humillado por la señora Rouss durante un largo tiempo hasta que quedo satisfecha.
– Ahora a dormir, mañana te levantaré temprano, limpiaras la casa, fregaras y tendrás la comida para mi, no incuumplas una sola norma o te castigaré duramente- .Cerró la puerta y se marcho dejandome alli de nuevo.
Desde ese dia la obedecí en todos sus caprichos, puse mucho cuidado y esmero en todo cuanto hacía, cuando no era así ella me castigaba duramente y me recordaba mis errores. Fui suya para el resto de los dias.
Relato ficticio, producto de mis fantasias, para cualquier comentario sumisso22@yahoo.es
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!