Las boxeadoras 2a
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por aslex.
Jane no desperdiciaba ocasión para acercarse a Lucila durante el horario de clases, ya fuera en los pasillos, en los casilleros o en los baños: ¿cuándo me vas a pegar? le preguntaba con expresión insinuante. Lucila la miraba sonriendo ligeramente, "no se" le decía fingiendo que tenía prisa, "en el momento que menos esperes"
"¿Cómo sigues de tu labio?" se acercaba Jane a su rostro tratado a la vez de arrancarle un beso; Lucila la esquivaba y luego se alejaba sonriendo ampliamente. Pero ésta vez Jane tenía una carta bajo la manga "¡voy a estar sola el sábado, en casa!" Lucila se hizo la desinteresada, como siempre "¿vendrás?, anda, di que si"
Tal vez, dijo Lucila mirándose con atención el rostro ante el espejo, estaban en los mingitorios "¿o quieres que nos veamos detrás de las gradas?
Ya no molestes, ya te dije que tal vez vaya a tu casa. Lucila hizo ademan de retirarse, pero Jane la acorraló contra la puerta "te deseo, quiero que me pegues, estoy obsesionada contigo" buscaba su boca pero Lucila la evadía riendo burlona, luego se oyeron voces de chicas que se aproximaban "viene gente, bye"
Jane la miró retirarse y se sintió sumamente frustrada ya que ni siquiera pudo robarle un beso.
El viernes por la noche Lucila se puso un pants y un jersey con capucha; pidió permiso para quedarse con una amiga y se dirigió a la casa de Jane. Dedujo que estaban despiertos ya que se veían luces encendidas y eran apenas las 9. Se acercó por la acera simulando que corría, pero de pronto giró hacía un estrecho andador que llevaba a la parte posterior de la casa. Un perro ladró desde adentro, por lo que se escondió luego de cruzar la puerta de la barda baja de madera, tras unos arbustos. Una luz de jardín se encendió y un hombre se asomó por la ventana durante un buen rato hasta convencerse que no había nadie.
Lucila se quedó en el mismo lugar observando los movimientos del interior; luego de un rato Jane se asomó por la ventana de un cuarto del segundo piso, quizá es su recamara, pensó Lucila. Se mantuvo alerta a los movimientos de ese cuarto; luego de más o menos media hora después se convenció que sí era el cuarto de Jane. Eran ya las diez y el frío comenzaba a calarle un poco. Se decidió por fin a realizar el siguiente paso, se acercó a la ventana de Jane y buscó la manera de acceder. Trepó por unos casi minúsculos salientes de las paredes que formaban el vértice de esa parte de la casa, llegó apenas a la altura donde pudiera observar hacia adentro y miró a Jane hablando por el celular.
Se quedó quieta y esperó a que volteara ella, aunque estaba haciendo un enorme esfuerzo para sostenerse. Jane por fin giró y la vio; su cara se iluminó, se acercó a la ventana sin dejar de hablar y deslizo la hoja móvil.
Lucila entró ayudada por Jane y luego se paró frente a ella, con las manos en los bolsillos del jersey a esperar que terminara de hablar. Luego que Jane colgó se le quedó mirando con expresión de satisfacción y luego le susurró, "hasta mañana se van mis padres, pero si quieres quedarte hoy…"
Jane miró el cuarto con detenimiento sin contestar ni mostrar emoción alguna, unos momentos después le dijo: "me quedaré hoy y mañana, tendrás que esconderme y alimentarme, si crees que no puedes dime para irme"
"¡No!, quédate" le contestó Jane un poco alarmada aunque contenta a la vez, "tendremos que hacer el menor ruido posible, mi madre tiene oído sobrenatural, pero se van temprano, como a las 9 de la mañana o quizá un poco antes, ¿tienes hambre?"
"No" contestó escueta Lucila antes de acostarse sin sacar las manos de los bolsillos, luego la miró "ven, acuéstate conmigo" Jane mostró una amplia sonrisa y se acostó a su lado apoyando la cabeza por arriba de su pecho y pasado su brazo alrededor de su torso. Lucila miraba al techo como si cavilara con cierto desgano, luego giró la cabeza para poder besar a Jane. Luego de un rato Lucila se separó de los labios de Jane "te voy a pegar" Jane la miró y solamente asintió con la cabeza antes de cerrar los ojos y apretar los dientes para evitar que se los aflojará.
Lucila tomó su mentón "no, en la cara no, abre los ojos" Jane obedeció y la observó expectante. Lucila le movió el brazo hacia arriba y lo posó sobre la cabeza de ella, luego elevó el puño y le golpeó el costado por abajo de las costillas. Jane cerró los ojos al sentir el golpe, luego intentó hacer llegar aire a sus pulmones, pero Lucila le cubrió la boca con sus labios aunque le permitió resoplar.
De pronto su expresión palideció: viene mamá, escóndete en el baño, le dijo apenas con un hilo de voz. Lucila pensó que le engañaba, pero mientras se dirigía a donde le indicó, escuchó unos pasos. Apenas alcanzó a cerrar la puerta antes que entrara la madre de Jane "¿ya te dormiste cariño?" escuchó el casi gemido de Jane afirmando "¿de verdad no quieres acompañarnos hija?"
"No mamá, de veras" la voz de jane era apagada y gutural, "¿te sientes bien amor?"
"Si Mami, de veras" Lucila escuchó el típico sonido de alguien irguiéndose en la cama, "me estaba quedando dormida" se notaba que hacía esfuerzo por controlar su entonación y ocultar el esfuerzo por parecer normal, "bueno, duerme querida, te hablo mañana antes de irnos, ¿ok?"
Lucila salió y se metió bajo las cobijas con Jane, la tomó del rostro y la besó durante mucho rato "te voy a hacer daño esta noche, y mañana" Jane suspiró profundamente entre los labios de Lucila removiéndose de placer ante la perspectiva. Tomo los pechos de Lucila con su mano izquierda, ya que estaban de costado frente a frente, y los amasó enérgicamente, "hazme lo que quieras" le dijo con un gemido ardiente. Lucia la atrajo con su brazo izquierdo el cual había pasado por debajo de su cuello; con la otra mano magreaba las nalgas y los muslos de Jane, acariciando por momentos su vagina por encima del slip. Jane le comenzó a quitar la ropa a Lucila para poder lamer a gusto, pero antes de que le quitara el jersey Lucila le obligó a que se acostara boca abajo y comenzó besarle y a lamerle la espalda; Jane se retorcía por las caricias, pero de pronto un dolor intenso le hizo perder de nuevo el aliento y es que Lucila le mordía el costado a la altura de la paleta. Jane cerró los ojos y la boca para no gritar, pensó que iba a ser cosa de unos instantes, pero Lucila no se detenía y la desesperación le invadía ya que le era casi imposible contenerse, pero a la vez se propuso aguantar todo lo que fuera necesario. Lucila apretaba con toda su fuerza la carne y se congratulaba, y excitaba, por el hecho de que ella resistiera. Por fin la soltó; pero casi de inmediato tomó la muñeca derecha de jane para poder doblarle el brazo hacía atrás de su espalda. Jane metió el rostro contra la almohada y gimió lo mas silenciosamente que pudo.
El dolor era insoportable, pero le causaba a la vez el mayor placer que hubiera sentido jamás. Lucila estaba sentada en la cintura de ella, por lo que pudo mover su mano izquierda y ponerla sobre sus nalgas para tratar de alcanzarle la vagina. "Abre las piernas, puta" Su intención era meterle el dedo en la concha, pero al comprender que le iba a resultar demasiado incomodo por la posición, decidió metérselo en el culo. Lo introdujo lo más que pudo y sin reparo. Jane gimió de nuevo y elevó unos pocos centímetros la cabeza, pero sin dejar de morder la almohada.
Después de unos minutos de violarla con el dedo, sin soltarle el brazo, la dejó por fin. Jane mantuvo el brazo en la misma posición ya que le dolía en extremo, aunque su respiración era más relajada ya. Se mantuvo boca abajo un par de minutos más y luego giró su cuerpo, mostrando dolor en su rostro, para quedar de frente a Lucila.
Con su brazo no magullado se colgó del cuello de Lucila, quien estaba sentada encima de ella aún, y se acercó a su rostro para besarla con pasión. Lucila se inclinó hacia ella poco a poco hasta quedar encima, correspondiendo, con igual fragor, el beso.
Jane se separó un poco: "¿esto es todo? ¿no tienes imaginación acaso?" le dijo medio burlona "no" le contestó Lucila "soy una bruta" y diciendo, le asestó un golpe en el estomago.
Jane se dobló por el dolor y se oprimió con las manos ahí donde recibió el puñetazo, luego se acostó de lado en posición fetal. Lucila se acostó detrás de ella y la abrazó, asumiendo la misma posición, para luego besarle el cuello y la oreja. "Aguantas muy bien el dolor perra, así me gusta"
Jane estuvo recuperándose durante casi media hora, luego, a punto de dormirse, le dijo a Lucila que necesitaba orinar.
"No" fue la respuesta escueta pero determinada de Lucila. Jane se removió con desesperación al comprender que tendría que aguantarse, pero no con la energía necesaria para soltarse. tardó mucho en dormirse, y despertaba cada cierto tiempo para ver si Lucila había aflojado, pero en cuanto Jane se movía un poco, Lucila se despertaba y le decía al oído: "sshhtt, duérmete"
A eso de las 7 de la mañana Lucila escuchó ruidos. se levantó y pasó el pestillo de la puerta. Jane aprovechó para ir al mingitorio por fin, Lucila se acercó a ella y le susurró "dile a tu madre que vas a pelear con tu sparring hoy, quiero pegarte un poco en la cara". Jane asintió suspirando de placer.
Luego que la familia de Jane se fue, regresó a su cuarto "¿qué quieres de almorzar amor?" le preguntó dichosa, Lucila estaba somnolienta, acostada boca arriba y cubriéndose la cara con el brazo, "una rica mamada de concha".
Jane se acercó. la estiró de los pies para que su cadera estuviera en la orilla de la cama y le separó las piernas para poder enterrar su boca en la vagina de Lucila.
Lamía con desesperación y con fuerza, metía la lengua a veces en la cueva de ella y le mordía suavemente los labios vaginales también; se detuvo: tengo algo que quiero que uses conmigo, le dijo elevando la vista y sonriendo maliciosa.
"¿Qué es?" preguntó Lucila con la boca semiabierta y los ojos cerrados, respiraba con agitación, Jane como respuesta salió del cuarto y luego de un rato regresó, traía en sus manos un cinto de hombre "pensé que traerías un consolador o algo así" dijo Lucila observando el objeto.
"No tengo" dijo Jane sonriendo socarrona, "en esta casa no se puede tener eso porque mamá o mi hermana todo encuentran, pero no hace falta ¿o sí?"
Lucila negó con la cabeza sin dejar de mirar el cinto, se levantó y se acercó a Jane, luego se lo quitó de las manos y lo miró mejor "¿tu papá te pegaba con esto?"
"No, ni mamá ni papá me han pegado nunca, pero cuando lo veo siento escalofríos, y ahora que tu y yo, pues…"
"Acuéstate ahí" dijo Lucila señalando la cama y golpeándose ligeramente la palma de la mano con el cinto doblado; jane obedeció sonriendo con picardía, se acostó boca abajo. Lucila se acercó y le asestó un cintazo en las nalgas, "deja las piernas fuera de la cama" le dijo con tono neutro; Jane no comprendió lo que le pedía, además se retorcía del dolor y un par de lágrimas le resbalaban por las mejillas. Lucila la tomó de los tobillos y la jaló para que su cintura quedara a la orilla de la cama, casi posando las rodillas en el piso, "así perra" y diciendo le dio otro cintazo en las nalgas. Jane jaló la sábana y se la metió en la boca para ahogar el grito de dolor que surgía desesperado de su interior.
Lucila puso su mano en las nalgas de Jane y se las sobó pero no con deseo de aliviar su dolor, sino como queriendo saber que tan fuerte podría pegarle, pero además para poder deslizar sus dedos en la concha de ella "estas chorreando" le dijo escuetamente mientras sus dedo hurgaba ligeramente, Jane asintió con la cabeza pero sin soltar el puño de sábana que mordía ya que aun le dolía el cintazó recibido y además seguía gimiendo. Lucila inició un lento mete y saca con el dedo, Jane levantó la cabeza y soltó la sábana para decir: "soy virgen"
Lucila abrió los ojos "¿¡No!?" preguntó incrédula y llena de asombro. Lucila se acostó de lado junto a ella para mirarla a la cara y tratar de averiguar si le decía la verdad, jane le sonrió aunque sus ojos estaban llorosos, pero aprovechó para juntar sus labios con los de ella.
Luego de besarse un rato Lucila le preguntó el porqué se mantenía virgen, Jane levantó los hombros "no sé, no le doy mucha importancia, además creo que hasta ahora no había encontrado a una personas que valiera la pena"
Lucila no dijo nada, pero su corazón se aceleró, "¿qué habrá querido decir?" pensaba; recorrió su cuerpo con la mirada "¿Hasta ahora?" preguntó mientras miraba la curva de sus nalgas aun elevadas por la posición. Jane la tomó de la barbilla y la obligó a mirarla a los ojos, "hoy puedes hacer conmigo lo que quieras".
Lucila no pudo evitar sonrojarse, se levantó bajo la mirada intensa de Jane quien se mantuvo en su posición excepto porque separó las piernas y elevó un poco las nalgas.
Lucila metió su mano en la entrepierna de Jane y mojó su dedo medio con los jugos abundantes. Lo metió un par de centímetros y luego lo sacó. Así lo hizo varias veces vibrando ante la respiración pesada de Jane y sus movimientos que indicaban su placer. Juntó el dedo índice y arremetió. Jane exhaló profundamente levantando la cabeza y cerrando los ojos a la vez que sus manos se aferraban a la sábana. Lucila se posicionó a un lado de Jane para poder introducir los dedos más profundamente y lo hizo de nuevo con un movimiento fuerte y sin preámbulos. De esa forma lo hizo varias veces y luego se subió a la cama, se sentó a un lado de la cara de Jane y le metió los dedos en la boca. Jane no opuso resistencia, chupó y lamió con pasión los dedos que la acababan de desvirgar.
Almorzaron en la cocina, Jane cocinó y le sirvió a Lucila quien actuaba como si estuviera acostumbrada a ser servida siempre. ¿Te falta algo? ¿te sirvo más? preguntaba Jane constantemente. Luego que terminaron Lucila se acostó en un sillón de la sala y cerró los ojos. Jane se sentó en el piso a su lado para toquetearla y besarle en diferentes partes del cuerpo "déjame dormir" le decía Lucila con aparente fastidio, pero Jane solo se reía y la seguía molestando, le chupaba el pezón, lo magreba una nalga o le hacía cosquillas en los pies. Lucila por fin abrió los ojos, se sentó, la miró encolerizada, la tomó a continuación del cabello y la abofeteó lo más fuerte que pudo.
Jane cayó al piso aturdida en extremo, y por algunos momentos perdió el sentido. Lucila se acostó de nuevo y cerró los ojos.
Cuando Jane se recuperó la miró varios minutos, "eres increíblemente hermosa" le dijo y cerró los ojos también.
Despertó Lucila como a las tres de la tarde; Jane aún dormía por lo que se levantó a buscar algo de beber. Encontró agua y cerveza en el refrigerador. Tomó los dos envases y bebió primero el agua, luego le dio dos tragos a la cerveza y el resto lo vació sobre la cara de Jane quien se despertó alarmada. Lucila al fin se sonrió, Jane la miró intensamente a los ojos mientras se alisaba el cabello, estaba sentada en el piso sobre una de sus caderas, luego gateó hasta Lucila y comenzó a lamerle el pie y fue subiendo poco a poco por su pantorrilla. Lucila se había quedado inmóvil, pero de pronto la empujó con el otro pie, Jane cayo boca arriba apenas pudiendo sostenerse con sus brazos "trae el cinto" le ordenó Lucila.
Jane obedeció de inmediato "ponte a cuatro patas", Jane apoyó su cabeza en el piso y cerró los ojos. Un momento después sintió el primer cintazo. Otro, otro y luego otro. Olvidó llevar algo para morder, se metió lo que pudo de su mano a la boca y resopló llorando. "¿Más?" Jane movió la cabeza para asentir, otro cintazo la estremeció totalmente, sus nalgas le dolían como nunca imaginó que fuera posible, su vagina parecía un mar de jugos y su mano estaba roja de tanto que la mordía. De nuevo, y sintió un espasmo, fue un espasmo momentáneo pro definitivamente sabía que era el preludio de un orgasmo, "otro" dijo gimiendo, "¿qué?" preguntó Lucila, "¡otro por favor!"
El siguiente cintazo casi la hace desfallecer pero a la vez otro espasmo recorrió su cuerpo pero con más fuerza. Se acomodó de nuevo en la misma posición y sintió el otro cintazo y un enorme orgasmo el cual la hizo caer contra el piso, llorando y padeciendo su orgasmo.
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