LAS GORDAS…QUÉ PALIZA NOS DIERON!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Los tres, éramos chicos muy pobres, de baja condición social, pero de esos que la naturaleza los agració con una estampa física muy envidiable, y basados en éso, fuimos a probarnos en un centro de esos donde modelan para publicitarios.
Estábamos eufóricamente alegres al haber sido aceptados de gran agrado, y al salir, coincidimos en una salida de chicas estudiantes de un alcurnioso clegio de señoritas exclusivamente, y cinco de ellas, que parecían haberse puesto de acuerdo para ser las cinco estupendamente gordas, estaban por ascender a un hermosísimo y muy impresionante alta gama que ellas mismas manejaban.
Decidimos…abordarlas e intentar conquistarlas, para aprovecharnos de ellas, obviamente.
Eran, cinco hermosísimas chicas muy gordas, pero no gordas feas, sino gordas muy hermosas.
Nos miraron con sorna como dándose cuenta inmediatamente de nuestras intenciones, y siguiéndonos el tren de la chacota al vernos así hermosos, obviamente que sólo por éso, las cinco se miraron y rieron comenzando con nosotros un juego de palabras donde muy rápidamente, fueron sabiendo atraparnos a los tres, hasta el punto de hacernos caer en la aceptación de ser por ellas llevados hasta cierto sitio donde nos dieron a beber ciertos refrescos que…nos durmieron al instanta casi, para despertar completamente desnudos, amarrados de manos atrás, y poseídos por una desesperante sobreexcitación sexual que era producto de una dosis de cierta droga que se les suministra a los cerdos para provocarles ese estado al juntarlos con las cerdas, como así ellas mismas nos lo dijeron.
Nos habían ellas llevado a valla uno a saber qué lugar solitario que elllas disponían, y allí…comenzó nuestra desventura en manos de aquellas cinco gordas.
Reían eufóricamente gozosas de así habernos capturado, y nuestra hirviente calentura nos ponía deseosos con sólo verlas, y empalmados como bestias éramos allí centro de sus diversiones que recién daban comienzo.
Se divertían haciéndonos hervir viéndolas cómo nos excitaban mostrándonos sus inmensas piernas gordas y sus culos, y los tres gemíamos y suspirábamos y habíamos perdido ya toda dignidad, y ellas nos manoseaban como querían y nos torturaban con cosquillas atroces y nosotros aullábamos y gritábamos en una loca mezcla de desesperación y placer que ellas disfrutaban con euforia lujuriosa total.
Comenzaron de inmediato a filmarnos y fotografiarnos en las escenas más humillantes debiendo lamerles desde los pies hasta toda sus anatomías totales, pero ellas con sus cabezas envueltas en capuchas, pero nosotros a cara descubierta y completamente desnudos, obviamente.
Los orgasmos arrancaban en nosotros eyaculaciones bestiales en medio de nuestros desesperados gritos al resultar éstos multiplicados en su intensidad por el estado en el que nos habían ellas puesto así con esa droga drogándonos a los tres. Una y otra vez nos encendíamos en esas calenturas atroces, y aquellas cinco gordas eran un torbellino de lujuria enloqueciéndonos debajo de ellas. Nuestras lenguas no paraban de deslizarse ya por sus plantas descalzas y chuparles los dedos meternos ellas sus pies en nuestras bocas, y hacernos lamerles el culo y la concha y las axilas y las tetas y ellas divertirse pajiándonos y haciéndonos saltar aquellas eyaculaciones anormales que nos mostraba como seres demenciales en medio de gritos de locura y ellas encapuchadas y a las carcajadas abusando a su antojo de los tres, y luego montarnos y acaballadas en nuestros hombros pasear por toda una hermosa parquización de aquel lugar que era alguno de esos sitios que esas ricachonas tendrían para sus días de paseo y disfrutes.
Nosotros, estábamos completamente rendidos a ellas, y sería mentira el decir que no nos gustaba lo que nos estaba pasando…y éso, más a ellas las hacía reír.
Y aumentaban aquella humillación haciéndonos a los tres ir a buscar sus zapatos que arrojaban lejos para que se los trajésemos en la boca una y otra vez siendo todo ésto también filmado, y nosotros cumplíamos obedientemente.
Sí: aquellas cinco gordas ricachonas…hicieron lo que quisieron con nosotros.
Y cuando por fin ya no pudimos más y nos desvanecimos en un agotamiento extremo, nos dormimos como no sé cuántas horas, para despertar en medio del reír a carcajadas de todas ellas que otra vez, volvieron a drogarnos!
Esta vez las sensaciones de calentura sexual monstruosa eran todavía mayores, y las gordas aquellas se regodeaban en un hacer y hacer que nos enloquecía desesperantemente.
Ahora…sentíamos ya estaar cayendo ante ellas en una grotesca sensación de un muy humillante placer loco que nos sumía en la más baja indignidad. No nos importaba. Ellas…reían con una sádica algarabía desenfrenada.
Los tres chicos éramos ya como tres conejillos de indias en manos de aquellas cinco exuberantes gordas que hacían lo que querían con nosotros, en medio de la más absoluta complicidad de los tres.
Ellas supieron llevarnos a un extremo tal, que por completo y para siempre, nos dejaron a ellas sometidos a sus futuros deseos de así llevarnos par "jugar" con nosotros.
Tal…nuestra suerte con aquellas chicas con las que quisimos…divertirnos.
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