LAS NIÑAS DE DANZA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mis flamantes 19 años, mi masculina hermosura perfecta, mi rico historial seductor que se arrastraba dede la escuela primaria y ahora ingresado a la Universidad donde un tendal de las más hermosas muchachas y mujeres que hasta décadas me llevaban y que morían por mí, hacían de mi vivir, un verdadero paraíso del orgullo y la ufanía total.
aquella tarde, decidí ir a esperar un transporte público, para regresar a casa luego de una jornada de estudios allá en una zona bastante alejada, y cercana a un parque boscoso al otro lado de una vía férrea cerquita de donde esperaba el ómnibus en una techada garita. YO, era el único allí.
De pronto, veo arribar, a aquel grupo integrado por siete niñas que, proviniendo de un cercano instituto de danzas, venían también a esperar el ómnibus ahí donde también YO estaba.
Eran, niñas de entre doce, y trece años…
Ya, desde antes de arribar a donde YO estaba, comienzan las muy mocosas al haberme visto, esos cuchichéos propios de esa femenina edad donde la picardía y la audacia, forman un cúmulo que suele muchas veces mostrarse pleno de atrevimiento no común en edades mayores.
Llegan, pues, y comienzan a estúpidamente reír y mirarme, y decirse entre ellas cosas, referidas a mí y lo que les gustaría hacerme si me tuvieran en sus manos.
Recién les decía, de esa audacia que a esa edad las niñas, suelen a veces manejar.
Ahí YO oyéndolas, casi no sabía a qué atenerme. Mudo obviamente, y sin entrar en ese descabellado juego de ellas de así provocarme y siendo todas aún unas verdaderas niñas, comencé a menejar una seriedad indiferente que mi aceitada costumbre histérica sabía precisamente aderezar, y haciéndome el serio e impenetrable varón impermeable, miraba hacia cualquier parte que no fuera hacia ninguna de ellas.
Pronto, sus dichos y risitas fueron minando mi seriedad "indiferente", y mis miradas…fueron tornándose hacia ellas ahí a escasos dos metros entre nosotros.
¡Por dios!!!qué hermosas eran!!!
Vestidas en mayas de baile que ajustadas a sus hermosos cuerpos las mostraban con exuberante belleza infinita, y en las siete, unos culos que parecían como empinados al cielo de tan duros y firmes. Miré utilizando para ese mirar tal vez dos segundos que ni uno más, y…¡lo captaron!
-"Ahhhh, bandido..! ¡Te gustamos, ehhhh????" -Exclamó una así diciéndome, y todas las demás, largaron las carcajadas.
Instantáneamente dirigí mi mirada a un sitio cualquiera opuesto sin responder palabra, y todas comenzaron un verdadero bombardéo de palabras y dichos donde me atacaban con las más audaces sornas picarescas.
Había una de ellas, una preciosura doceañera, que era la más audáz de todas, y la que sin la menor vergüenza ni recato comenzó a acercárseme, y hasta a tocarme pasándome su mano por mi entrepierna mientras las demás soltaban las carcajadas y yo me esquivaba y le decía que saliera de mi lado echándola a lo que ella, riéndose, hacía todavía peor.
Su audacia y desparpajo era tal, que no podía YO creer, lo que allí me estaba pasando. Comenzaba YO a apartarme yendo de un lado a otro con ella siempre persiguiéndome según a donde YO fuera, y siempre, con ese coro de risas de las demás, festejándole a ella su fechoría audáz.
-"Pero no seas cobarde, no dispares que no tevoy a comer…"por ahora", vení para acáááá!" -Me decía persiguiéndome, mientras YO caminaba rápido escapando de sus acose, entre el reír a carcajadas de sus amigotas.
Aquéllo, habíase tornado en algo sumemente ridículo y por demás insólito.
-"¡No sean mocosas atrevidas, que ustedes son unas niñas y YO soy ya un muchacho de 19 años!!!" -Exclamé reprochándoles su comportamiento. Fué, como querer aplacar una hoguera, arrojando sobre ella un cubo de combustible:
-"¡19 años!!! Cómo nos gustan los chicos de 19 añooooosssss!!!!"
Y resultando ya harto ridículo el correr huyendo de ella en su persecusión implacable, decidí "valientemente" enfrentar la situación, quedándome estático y ver hasta dónde llegaría su audacia.
Riéndose sin parar y ya ahora ahí pegadita a MÍ, comenzó a acariciarme con el más audáz desparpajo, deslizándome su mano por todo el cuerpo, encendiéndome en excitaciones que arrancaban de mí tanto reproches y súplicas de que me dejase en paz, como también…gemidos de un placer que no lograba YO evitar.
-"Estás más caliente que un burro y te venís a hacer el muy seriecito,bandido picarón!!!" -Me dijo-
Ya las otras también se habían sumado a esa audacia, y en esa soledad de esa garita en una alejada avenida en pleno lugar suburbano y sin casas cerca y arboledas y nadie que viera ahí lo que hacían ellas conmigo, ante mi indefensión y el aumento en la audacia de ellas, pronto sus manos comenzaron a ir directamente a mi entrepierna atrapando mi genital bulto. Sus risitas, no podían ser más cochinas…
-"¡Basta, chicas…por favor basta…alguien puede vernos!!!" -Repliqué entre suspiros, gemidos, y algo así como risitas casi cómplices…Ellas, más audacia cobraron, y aquéllo pasó a ser una desvergonzada cosa en la cual ellas me tenían totalmente acosado y ya como entregado a ellas.
-"¡No, no chicas…no, no, y no! ¡aquí..no!" -Exclamé.
"Aquí, no"…les había YO exclamado;lo que obviamente les había dado a entender, que…"en otro lado, sí"…
-"¡Entonces, vamos al bosque ahí nomás, y ahí sí te dejás hacer!!!" -Me dijeron. Y… acepté.
No: no podía YO creer, aquéllo que me estaba pasando.
YO, un magnífico seductor de enormes hembras para las que resultaba mi placer el histéricamente despreciarlas más que disfrutar del sexo con ellas, estaba ahora siendo llevado por siete niñas doceañeras, hasta un bosque para ser por todas ellas lujuriosamente ultrajado!
No: no podía YO creer, aquéllo que me estaba pasando!
Contra mi voluntad o mentira…con toda mi aprobación y hasta gozando estar siendo así por ellas llevado, caminábamos hacia aquel bosque cercano mientras las veía ir riéndose con sus más puercas risitas, y mirándome con sus hermosísimos rostros de mirar más puerco a cada paso cada vez más rápido en el hacia el bosque marchar.
-"¡Vamos, caminá más rápido…vamos!!!" Me decía aquélla la más linda y atrevida, dándome empujones apurándome en el andar. YO…reía entre resignado y caliente…y oyéndolas decir las cosas que me iban diciendo, iban encendiendo en mi cuerpo erótico, una verdadera fogata que me iba consumiendo todos mis orgullos para ir quedando como poseído en un deseo de ser esclavo de aquellas mocosas.
Ya ingresados a la espesura vegetal del bosque, me ordenaron desnudarme completamente desnudo, y sus exclamacions y expresiones de sus cochinas caras fueron algo como un poema, cuando vieron aparecer ante sus ojos mi enorme verga de 27 centímetros ya empinada y gruesa y dura como un mástil, y mis huevos henchidos de tanta leche y todo YO así gimiente y deseoso de sentirlas hacerme lo que conmigo hacerme quisieran.
-"¡Te acostás ahí, rapidito, vamos!!!" Me ordenaron, y me tendí sobre una gran roca que me habían señalado, y allí…comenzaron las siete a manosearme entero y a divertirse con mi desnudo cuerpo y a atrapar entre sus manos mi verga y reírse como cochinas comenzando a mamarme como energúmenas disputándose las mamadas y luchando entre ellas por quitarse unas a otras auel chupetón gigante mientras reían peleándose y yo me retorsía sintiendo sus manos hacerme mil y una cosquillas torturándome con aquel toquetéo atróz.
Se reían mirándome así enloquecido de placer bestial y me hacían pícaras morisquetas burlonas y me sacaban la lengua y reían conmigo y yo ya estaba por completo rendido a ellas, y aquéllo ya había resultado un triunfo por demás absoluto de aquellas niñas que ya, me tenían a sus pies como esclavo de ellas.
Y hablando de pies…me hacían lamérselos. Se descalzaban colocando en mi cara sus sudadas y olorosas plantas que yo lamía y chupaba con una dicha placentera jamás así imaginada, haciéndome aquellas niñas entrar como al galope en ese fetiche que ya, quedaría por siempre en mí enquistado para toda mi vida.
Desnudo y sobre una enorme roca plana tendido y con todas ellas sobre mí manoseándome y haciéndome lo que se les ocurría, era yo el juguete de ellas y comencé a explotar en orgasmos que hacían por mi empinada verga saltarme los chorros de leche entre el reír placentero de todas.
Mi primer orgasmo allí estalló, recuerdo, cuando una de ellas, una hermosísima chica de ojazos enormes y una larguísima naríz, comenzó a refregarme la punta de su naríz en la punta de mi verga y corcobeando debajo de ella yo como un potro, comencé a largar mi leche a chorros mientras ella sostenía con fuerza mi verga haciéndome éso y reían a carcajadas viendo lo que me estaba pasando.
YO, había perdido por completo mi dignidad y era de ellas juguete, y eran ellas las que disponían del hacer y comencé a ser el caballo de todas comenzando a ser por todas montado teniendo que llevarlas sobre mis hombros paseándolas por la soledad del boscaje. Bajaba una…y subía otra. Y cuando querían volver a tumbarme para otra vez jugar con mi verga, pues…lo hacían.
No querían aún la penetración, pero sí debía yo lamerles bien el culo.
El culo, y también chuparles con delicadeza la raja, y darles placer trabajando mi lengua como ellas me lo ordenaran.
YO, no podía creer lo que me estaba pasando!
Eran niñas!
Siete niñas haciéndome caer como ninguna mujer había conseguido jamás, así ni de ninguna otra manera todavía hacerme caer! Mi orgullo histérico había resultado completamente sometido y humillado por aquellas niñas, que ahora hacían de mí lo que querían, y yo bramaba y suspiraba de placer gimiendo y guturalizando sonidos entre el reír triunfal de todas así viéndome ante ellas rendido.
Mi calentura parecía no tener fin, y el deseo de ellas por humillarme y así tenerme, tampoco.
La tarde-noche iba acercándose con su oscuridad creciente, y por aquel bosque yo era un desnudo varón paseando mujeres sobre mis hombros.
Una enorme luna iba asomando por entre las altas copas de los árboles, y ya instalada la noche, aquellas niñas seguían su diversión conmigo.
Por fin, riéndonos extasiados, decidimos ponerle fin a aquella orgía.
-"¡Mira que ésto se repite, eh!?" -Me dijeron…
-"¡Mañana, te queremos aquí, otra vez!" -Agregaron…
Cuando al siguiente día se aproximaba la hora de ir a la cita, on cosquilléo inundó mi cuerpo.
Acudí. Ellas, ya estaban esperándome…risueñas y haciéndome morisquetas al verme llegar.
Habían ahora…tres nuevas! Las miré y me miraban, y como las otras, también reían.
-"Vamos, andando!!!" -Me dijeron, y…salimos hacia el bosque.
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