Le dije que cantando imitaba muy bien a las mujeres, pero que, si también las imitaba en todo lo que ellas hacían, con una gran sonrisa me dijo que sí
Un soldado al que le gusta que lo traten como a una chica..
Cuando tuve mi primer pase, la verdad es que varios de mi pelotón, agarramos una tremenda borrachera, en mi caso fue tan, y tan grande, que al despertarme estaba desnudo, y me encontraba con mi verga clavada en el culo de un raso, uno de mis compañeros de barraca.
Yo la verdad es que me acordaba de todo de lo que había sucedido la noche anterior, pero al momento en que el raso se despertó, desnudo, y con mi verga metida entre sus nalgas, no le quedó la menor duda de que yo le había comido el culo, aunque él todo avergonzado insistió que no recordaba absolutamente nada.
Yo, enseguida me levanté, me lavé, mientras que él expulsaba de su cuerpo, lo que yo le había dejado dentro, por aquello de no formar un escándalo, decidió quedarse callado, y durante el mayor tiempo que pudo, evitó encontrarse conmigo.
Bueno en otra ocasión, en que nos encontrábamos de pase, me enteré que a él le volvió a pasar lo mismo, pero con otro de nuestros camaradas, cuando volvió a disfrutar de otro pase, le sucedió más o menos lo mismo, y de igual manera la siguiente vez.
Por lo que lo escuché decir no volvería a beber, cuando estuviera de pase, y quizás, pensó que con eso ya había resuelto su situación, pero con lo que no contó, fue conmigo, ya que una noche que le tocó hacer guardia, me le presenté, y de manera directa y descarada, le dije. “Lo de la otra noche, fue magnífico, quiero que lo volvamos a repetir.”
Él puso una cara de no comprender lo que yo le había dicho, pero la verdad es que me pareció que en parte tenía idea a que yo me refería, pero de seguro trató de hacerse el pendejo, diciéndome que no sabía de qué yo le hablaba.
Fue cuando, le dije. “Ok, o lo volvemos hacer, o se lo cuento a todos en la compañía”. Él se quedó sin saber que decirme. Fue cuando le dije. “Tú estás de guardia, y te relevan en una hora, te espero en el almacén que está de tras del comedor. Pero ya sabes si no te presenta, se lo cuento a todo el mundo”.
Al él terminar su guardia, y ser relevado, pasó por la armería y entregó su arma. para luego dirigirse al sitio donde yo lo había citado.
No bien llegó, le dije. “Quítate toda la ropa, que tengo muchas ganas de que me des ese culito tan sabroso, y luego me lo mames”. Por el temor a que le fuera a denunciar con nuestros superiores, y que lo fueran a expulsar, deshonrosamente, él me obedeció.
Ya estando completamente desnudo, me dijo. Que no recordaba nada de lo que hubiéramos hecho, y él riéndome le respondí. “No te preocupes, que apenas tengas mi verga adentro de tus nalgas, te vas a recordar de todo”.
Aunque parezca mentira, así fue, apenas me coloqué tras del, y comencé primero por ir introduciéndole mis dedos dentro de su culo, como que recordó que ya eso lo había estado haciendo otras veces, tanto conmigo como con otros dos.
Y cuando ya estando acostado boca abajo, con su culo algo levantado, sobre un montón de periódicos. Me dijo que recordó que también eso ya lo había hecho antes.
Además, con algo de mi ayuda también pudo recordar, como fue que comenzó todo, ya habíamos bebido mucho, cuando de camino al cuartel, los dos estábamos bien bebidos, y al pasar frente a un bar, escuchamos una canción, que resultó ser de una cantante.
Canción que de inmediato él con voz afeminada, también se puso a cantar, y así seguimos caminando él imitando a la cantante, mientras que yo, jodiendo a medida que seguimos caminando, comencé a entrevistarlo como si fuera animador de radio, y anunciando la siguiente canción que él cantaría.
El muy maricón, había comenzado cantando como una cantante, y luego fue imitando a otras, a medida que yo seguía haciendo como si realmente entrevistara a una de esas cantantes, él comenzó a responderme actuando como si él fuera una verdadera mujer.
En una de esas, le pasé el brazo sobre sus caderas, le dije que imitaba muy bien a las mujeres, pero que si también las imitaba en todo lo que ellas hacían, y al ir diciéndole eso, le agarré las nalgas.
En ese momento él ni se molestó, y con una gran sonrisa me dijo que sí, en esos momentos ya nos encontrábamos cerca de una vieja, y abandonada casona, a la que lo fui dirigiendo, y una vez que nos colamos por una puerta rota, ya dentro, le dije. “Me gustaría ver como mueves las nalgas bailando.”
A lo que él dándose un trago, y sonriéndome, se quito los pantalones, descalzo y en interiores, se puso a cantar, y bailar como si fuera una chica, yo seguí diciéndole que lo hacía de maravilla, que realmente yo estaba a punto de creer que él era toda una mujer, lo que hizo sentir tan feliz, cuando de momento me puse a bailar con él, hice que se quitase la camisa, y sin dejar de agárrale las nalgas, le planté un tremendo beso, en la boca con todo, y lengua.
La cosa es que, me dejo que siguiera, y cuando se vino a dar cuenta, ya le tenía toda mi verga enterrada dentro de su culo, y lo mejor de todo fue que después de todo eso, cuando acabé, saqué mi verga de entre sus nalgas, y sin más ni más coloqué mi verga frente a su boca, la que sin más, ni más se puso a mamar.
Esa noche, cuando mi verga se me volvió a poner bien dura, se la volví a enterrar, por el culo, así que cuando amaneció, se encontró desnudo, y conmigo encima del, con mi verga enterrada entre sus nalgas.
También recordó, que el segundo tipo al que le dio el culo, pasó algo similar, pero en lugar de meternos en aquella vieja casona, lo hicieron prácticamente a orilla de la carretera, dentro de unos montes, que los ocultaban de las personas que pasaban.
El tercero, se encontraba en el bar, y él se puso a como otra mujer, y al poco rato, en uno de los callejones de tras del bar, le tenía completamente desnudo mamando verga y posteriormente dejando que le dieran por el culo.
La cosa es que, a los pocos días, ya se había corrido por toda mi compañía, que a él le gustaba imitar a las mujeres, y no únicamente cantando, así que, dentro de mi pelotón, una noche, varios de los muchachos cuando ya regresábamos de pase, comenzamos a pedirle que imitase a varias cantantes, y si lo hizo, y si también lo pusimos a mamar, y hasta por el culo le dimos.
Lo del en cierto momento fue tan obvio, que hasta el sargento una noche lo puso a cantar frente a su grueso micrófono, de ahí en adelante, más eran las veces, que mis compañeros, y yo, así como hasta que uno que otro oficial, lo tratábamos más, como si Arturo fuera una mujer, que como si fuera soldado.
Al punto que hasta le comenzamos a regalar ropa de mujer, la que él gustosamente usaba en ocasiones especiales….
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