LILY LA BOXEADORA Parte 1
Es la historia de una niña muy pobre que se abrió paso en la vida con sus puños y fue la que me desvirgó pues puse mi pija y le acabé, en mi adolescencia , en su vagina en las cálidas noches de verano .
Estoy escuchando a Los Panchos con la maravillosa Estela Raval diciendo “Nosotros que nos queremos tanto” – la canción y también “Mujer si puedes tú con Dios hablar pregúntale si yo alguna vez te he dejado de adorar y al mar—“ mientras mis recuerdos van volando difusos hacia mi juventud donde está una juvenil Lily que aparece ante mis ojos fresca como un ángel y diablito, a la vez a quien debo agradecer entre otras cosas mi despertar sexual. . Esta historia se remonta hasta la época que tuve entra 14 a 18 años de edad. Yo siempre fui y soy un flaco delgado sin una gota de grasa de unos 1 70 de alto y pesaba unos 62 a 66 kilos, blanco lampiño ojos celestes heredados de mi madre, y musculoso, nervioso irresponsable e impulsivo, y comencé a practicar baloncesto pues tenía físico ideal para ello. Lo hacía en un club de barrio en mi ciudad natal que era una población del norte de la Argentina donde la temperatura en verano asciende a 35 a 40 grados por lo que en verano los deportes se realizan al anochecer hasta 22 a 23 horas. A esa edad yo gracias al empeño y dedicación de mi madre estudiaba en el colegio secundario y mis notas eran muy buenas pues tuve y tengo gran facilidad para aprender las materias de promoción excepto música y baile por lo que no fui popular entre las niñas de mi edad ni mis compañeras de la escuela ni el club. . Si bien ya estaba en edad de mi despertar sexual al igual que mis amigos y compañeros preferí la paja y masturbarme y no busqué liarme con mujeres, al contrario siempre pensé las mujeres dificultan y crean conflicto a los hombres y los terminan frustrando tanto que muchos fracasan gracias a ellas. Así y todo tuve algunas que me quisieron enganchar pero no me gustaban y preferí dedicarme a jugar baloncesto como casi todos mis compañeros de colegio. El club tenía un anexo dedicado al boxeo para ambos sexos, y me fascinaba su práctica pero el ambiente de quienes practicaban no era al mejor, eran jóvenes de bajo nivel, algunos casi analfabetos y maleducados si bien en el club se portaban bastante bien. Tenían un maestro que enseñaba y era un hombre de unos 30 a 35 años ex profesional que hizo buenas peleas y era bastante afable, de nombre Juan OX. El club era bastante pobre y tenía poco equipo un cuadrilátero destartalado, una bolsa de arena, varios juegos de guantes muchas veces de distinto tamaño el izquierdo del derecho pero que nos servían para entrenar aunque a veces estaban todo sudado de los otros muchachos que habían entrenado antes. Cuando faltaban pupilos y el maestro Juan requería nuestra colaboración de los del baloncesto, yo me ofrecía para entrenar a los boxeadores. Para mí el beneficio era doble, pues mejoraba mi físico y aprendía a defenderme y atacar y todo era gratis y podía llegar de vuelta a casa a la noche donde me recibía mi madre con la comidita calentita. Entre los pupilos de box había un grupo de cuatro o cinco jóvenes mujeres de entre 12 a veinte años que entrenaban y soñaban algún día pelear profesional y tal vez ganar buen dinero aunque eso parecía más una quimera en ese momento y pronto se daban cuenta que terminaban con la cara llena de dedos y sin haber ganado un solo peso moneda de argentina). La verdad no eran muy agraciadas más bien piel y ojos oscuros, delgadas quizás por no comer lo suficiente, baja a media estatura. Entre ellas estaba Lily morochita espigada 1 60 a 1 65 y unos 50 a 55 kilos, de unos 16 años, puro músculo y nervio que entrenaba con pasión como si le tuviera rabia a la vida. En un momento coincidimos en el camino de ir al club por lo que caminábamos juntos a la vuelta por las oscuras calles y las veredas rotas bajo los 35º de las noches de verano. Comenzó a abrirse y me contó eran cinco hermanos, vivían en una casita precaria, amontonados como piojos en costura, con sus padres que apenas ganaban para darles de comer y por eso era delgada (finita). El maestro Juan OX no le cobraba las clases pues le vio condiciones y ella pensaba el box podía sacarla de la miseria y podía dar a su madre unos pesos (moneda de Argentina). Corrían rumores el maestro se las pasaba a algunas de las pupilas, aunque no pudimos comprobar, lo cierto era que entre los y las jóvenes de baloncesto tenían sexo con promiscuidad, en los baños y los vestuarios aunque con discreción, pero yo las veía pasar pues no se fijaban en mí . Normalmente Lily me pedía la entrenara aunque era mucho mejor que yo. A veces me permitía decirle cosas como — “Cúbrete no descuides la zona baja” — o también — ·”Usa el gancho al cuerpo” — o cosas así y a veces me castigaba duro y yo respondía en la misma forma, no nos trenzábamos pues yo siempre respeté y respeto a la mujer pero cuando bajábamos del ring todo se terminaba y aunque Lily no era linda tenía visible en sus ojos y su piel el sufrimiento de la mujer criada en la pobreza, lo que era visible en sus ojos tristes, marrones telúricos como su madre, sus ropas gastadas y remendadas y toda ella oliendo a perfume barato, pero yo la veía atractiva juvenil a los 15 años, mientras que yo gracias a los desvelos de mi madre que trabajaba para mantenernos a mí y mi hermana, tenía ropa de buena calidad y olía a buen jabón de tocador y me daba el lujo de bañarme en un baño con ducha y todo con azulejos. Una vez de verano cuando volvíamos del gimnasio serían las 21 horas, la calle estaba solitaria, ella me sorprendió al pegar y refregar su culo y sus nalgas contra mi paquete, que de inmediato se irguió y trató de salir del pantalón, quedé duro sin comprender pues realmente ella no me calentaba, no era mi tipo, yo como siempre romántico idiota a los 15 años, pero la carne era atractiva a esa edad. Y una niña que me franeleaba y me besaba conseguía excitarme, a esa edad el pito yo lo ponía en cualquier agujero, en ese momento estábamos pasando por un baldío con yuyos altos y casi a oscuras por los suburbios del pueblo mal iluminado, pero los dos éramos conocidos y no corríamos el riesgo alguna patota nos agrediera. Me senté en el suelo sobre el pasto, Lily abrió y bajó su short pantalón corto y me ofreció su peluda vagina, acto seguido me abrió el pantalón, quedé de espaldas mirando el cielo, se tiró sobre mí sin preámbulos ni caricias, solo el instinto animal gimió y se clavó mi pija o pene que no era pequeño, en su vagina o coño donde entró con comodidad y un momento después ambos acabamos chorros de flujo ella y de leche yo, y quedamos abrazados ambos latiendo a medida que los líquidos fluían inundando su vagina cayendo a la tierra polvorienta. Yo por primera vez metí mi pene dentro de una vagina femenina y me sorprendió la sensación que sentí al acabar o correrme que me electrizó el cerebro placenteramente y sin demasiado goce. Para ella era evidentemente natural y tenía su vagina o concha peluda de vista no muy agradable, en la cual mi pene entraba bailando Así sin siquiera secarse o lavarse subió su short me sonrió y seguimos caminando hacia nuestras casas, yo no sabía que decir, ella sonrió como no dando importancia a lo vivido, aunque me dijo — No cuentes esto a nadie –. La verdad es que Lily no era una joven de buen nivel que podría presentar a mi madre como novia o algo así pero era una buena compañera de deportes con la cual tenía sexo rápido en la oscuridad casi todas las tardes, para después volver a casa a cenar. Y al otro día volver a la mañana al colegio, estudiar y a mezclarme con mis compañeras algunas bastante lindas y pizpiretas, aunque la verdad era a ellas yo no las interesaba mucho, ya a esa temprana edad, buscaban cierta seguridad, la del macho que es apetecible cuando puede dar seguridad a la hembra, y más en un pueblo que todos nos conocíamos . . Una vez en un momento cuando me aprestaba a salir para el club mi amada madre me detuvo y me preguntó por esa chica del club que sus amigas me veían haciendo compañía por el barrio, Yo me ruboricé tartamudeé disculpas y le dije era una compañera del club pero nada serio pues no me interesaba tener novia en ese momento. Se alegró mucho con mi respuesta y me dijo – Nene ya sabes quiero que tengas la mejor mujer para ti, recatada, de buena familia y que te haga feliz – Yo le contesté – Ya lo sé Artemisa (no le decía madre) y cuando tenga novia te la presentaré formalmente – Con lo que por lo menos pareció conforme por un momento, y me dejó salir al club. . Esa tarde al llegar al club me recibió una Lily eufórica que se colgó de mi cuello saltando como una chiquilla, delante de todos me dio un beso en los labios, el profesor y los pupilos, aunque yo me puse rojo como un tomate — El sábado debuto como preliminar en un festival, Me dijo eufórica — El sábado debuto en una preliminar en un festival que se hace en XX una ciudad cercana, enfrento a una que no sé el nombre creo es Jana pero tiene 4 peleas todas ganadas, creo que el límite 50 kilos, yo llego cómoda y nos pesamos el mismo sábado a mediodía y peleo creo a las 21 horas así que después comeré algo . Yo voy con el maestro Juan como segundo – Yo por supuesto le deseé lo mejor y de inmediato se aplicó a entrenar furiosamente, gimnasia para calentar y luego guantes con los destartalados guantes del club. Con el maestro Iban 3 varones y ella y Yoly a pelear a 3 vueltas por supuesto sin cobrar un peso, solo le pagaban el traslado y una comida para el mismo día sábado, además me dijo que no podía tener sexo antes de la pelea y agregó picaresca – Ya me voy a desquitar contigo, te voy a gastar la pija prepárate y me esperas sin masturbarte espero usar toda tu leche que la voy a tragar con mi boca – Lo que me asustó pues para mí era un juego, yo no quería compromiso y menos con una joven “de clase baja” aunque para mí era solo una compañera de gimnasio. Pero mi madre estaba aterrada pudiera tener algo serio con ella, Yo lo que no dije a mi madre era que yo le agradecí a Lily pues con ella tuve mi primer coito, Lily me enseñó que es una vagina femenina sin medir si lo hacía en una cama con sábanas blancas o si era más precario, en el suelo en el pasto. . Una vez a la tarde decidí llevarla a pasear por el centro del pueblo con su ropa pobre pero limpia, ella se apoyó en mi brazo y me miró como agradecida y yo sonreí y no me animé a darle un beso en los labios, esa tarde nos cruzamos con mi hermana Hebe y su novio y nos saludamos y cada pareja siguió su camino yo sabiendo que de inmediato Hebe le contaría a mi madre Artemisa que me vio paseando tomando un helado con “una morochita flaquita y poco agradable” Por supuesto mi madre puso el grito en el cielo ¡¡Como me atreví a pasear del brazo con una joven morochita y analfabeta (mi madre era maestra de escuela y odiaba a las personas incultas). Por supuesto no le conté que Lily ella en la oscuridad de la noche me volteaba en el suelo de frente tendido sobre el pasto abriendo mi pantalón bajando su bombacha y ensartaba su coño o vagina en mi pija mientras daba gemidos de placer y satisfacción, mientras yo le apretaba furiosamente su cintura estrecha y sentía su vientre de atleta, plano duro como piedra. Realmente yo no sentía nada, solo notaba como mis músculos del vientre se contraían y el placer me inundaba sin límites ni medida al comenzar la micción que lanzó un chorro de leche dentro de la vagina de Lily. En un instante después nos subíamos el short y seguíamos caminando, nada de hablar ni comentar, solo sentir el placer infinito. Un momento después casi llegando a su casa entre la algarabía de los niños que jugaban en la calle de tierra polvorienta en la oscuridad de la noche a 36 grados de calor, Lily me dio un beso en la mejilla y se metió en la casa humilde flanqueando el portal de madera iluminado mientras yo recibía el ladrido estruendoso de los perros del barrio. Antes de entrar Lily me dijo – Mañana viernes no voy al gimnasio viajamos a Roma X a 100 kilómetros con el maestro para pelear el sábado, nos pesamos el sábado al mediodía, yo y Yoli que debutamos, yo peleo contra Jana X que tiene dos ganadas y una perdida en peso paja, dicen que es buena, veremos que hago, como no tengo ropa ni tengo para comprar del club me prestan la pollerita y las botitas pues yo no puedo comprar pues no tengo plata ja, ja — . Le dije – Me gustaría pero no tengo plata y mi madre no creo me daría para comprarte, lo siento – Y fui muy sincero – El maestro Juan OX me va a comprar la pollerita y las botitas de combate y espero sea de color rojo y negro que me gusta y las botitas negras pues lucen mejor – Y siguió diciendo ilusionada – No sirve de nada un lindo equipo si no eres buena y no tienes alma de ganadora – y siguió entrenando furiosa en el ring Cuando salimos a la noche me dijo –No puedo tener sexo hasta después de la pelea, yo estoy extrañando tener sexo contigo, yo si no tengo sexo me vuelvo irascible y furiosa — Y agregó no sé cuando vuelvo El maestro Juan OX le dijo que pelearía el sábado a la tarde y ella y él volverían el domingo — . Narración de Lily . . Esa mañana de sábado los cuatro pupilos varones y nosotras las dos mujeres, con el maestro Juan OX tomamos el bus y llegamos antes de 10 horas a la puerta del club, de allí fuimos a mear mucho para no pasarnos el peso y de allí fuimos todos a verificar, el peso, Aunque yo sabía podía tomar cocaína o anfetaminas, al ser tan joven no necesitaba algo extra salvo quizás, una buena pija — pero ella la tendría después de la pelea, y para eso estaba el maestro Juan que según los comentarios de mis compañeras tenía una herramienta espectacular gruesa y larga, no menos de 20 que yo no podría meter toda dentro de mi vagina y menos en mi culo por lo menos era lo que me parecía. De allí fuimos a un bar y como era mediodía nos sentamos a comer esperanzados y ansiosos, yo espera mi debut y esperaba, si ganaba sería el comienzo de una carrera que me diera unos pesos que me sacara de la miseria que estaba sumergida tanto que andaba con mi vieja ropa remendada y en invierno andaba tiritando de frío pues no tenía abrigo suficiente, de vez en cuando alguien me tiraba un abrigo, que con la cara roja de vergüenza agradecía porque el frío podía más y me hacía apretar los dientes pensando que “La necesidad tiene cara de hereje” y lo primordial era no tener frío ni hambre en frío día de invierno. Mirando con ternura a mi madre que hacía milagros, y a veces hasta llegaba a prostituirse para que nosotros pudiéramos tomar un plato de sopa, puesto que mi padre, cuando estaba sobrio aportaba poco y nada al presupuesto familiar salvo gritos y castigos. Muchas veces al llegar a la noche a mi casa, del club de entrenar bajo la mortecina luz de la lámpara de entrada, veía salir a hombres extraños arreglándose la bragueta del pantalón y al entrar ver a mi madre tirada en la cama sin calzón y con las piernas abiertas en estado de agotamiento somnoliento total. Mi madre era en esa época una mujer gorda casi amorfa, envejecida por el trabajo y la miseria, maloliente pero para los camioneros, jornaleros y peones supongo era atractiva, ellos querían solo “algo donde poner el pito” sin ser demasiado exigentes a cambio de eso le tiraban algunos pesos que ella los destinaba a que nosotros pudiéramos comer unos mendrugos y vestirnos. ¡¡Cómo odiaba yo a los hombres y todos los que tenían dinero para gastar en ropas y en comida!! FIN de la Parte 1. De Lily la boxeadora Estoy escuchando a la inolvidable Estela Raval en Perfidia de Domínguez y la hermosa Edith Gormé en Vereda Tropical diciendo “Voy por la vereda tropical….” Y Oración Caribe “Piedad para el que llora…”
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