Llegué al trabajo unos minutos tarde, y me despidieron.
Un joven empleado de un taller llega unos minutos tarde, y le dicen que está despedido, se piensa casar y compró un auto por lo que quiere hablar con el jefe, este lo cita en su casa y le propone que se deje dar por el culo si quiere seguir trabajando..
Llegué al trabajo unos minutos tarde, y me despidieron.
Cuando pregunté la razón, mi supervisor inmediato sencillamente me dijo. “A, no eso no es problema mío, si quieres ve y habla con el jefe.”
De inmediato, aunque bastante nervioso, me dirigí donde el dueño del taller, ya que aparte de que recién, y me compre un coche, el que pago con mi salario, estaba en planes de casarme.
Por lo que, perder mi empleo por cinco míseros minutos, no me pareció nada justo, sobre todo, cuando en ocasiones me ha quedado, organizando el taller.
Apenas toqué la puerta escuché la gruesa voz del dueño del taller, ordenándome que entrase, quizás cometí el error de comenzar hablar, diciéndole lo mucho que yo trabajaba en el taller, y lo importante que era para mí, mi trabajo, que dependía de lo que ganaba, para pagar mi coche, la renta de mi casa, y que además estaba por casarme.
Apenas, me vio de pies a cabeza, y tan solo me preguntó. “¿Sabes dónde vivo?” Algo confundido le respondí que sí. De inmediato, me dijo. “Te espero en mi casa, esta noche a las ocho, ya que ahora no tengo tiempo de atenderte. Pero por los momentos, dile a tu supervisor, que por los momentos te quedas, que suba, para hablar con él.”
Yo hice, lo que me dijo, y apenas salí del taller, me fui a casa, llamé a mi novia, y le expliqué todo, luego, me di un buen baño, pensando que, si me daba tiempo, después de hablar con el jefe del taller, pasaría por casa de mi novia.
Ya era un cuarto para las ocho de la noche, cuando llegué a su casa, estaba parado frente a su puerta, esperando que fueran las ocho, para tocar la puerta. Cuando lo vi a él llegando en su coche.
Nada más de verlo, me di cuenta de que el jefe, estaba algo tomado, al verme me sonrió de manera rara, y de inmediato tras abrir la puerta de su casa, me hizo pasar.
Yo ya iba a comenzar a repetirle lo que le había dicho en la oficina, cuando simplemente me mandó a callar, para luego decirme. “Ahórrate el discurso, y escúchame atentamente. Si no estás de acuerdo con lo que te voy a decir, simplemente te marchas, y pasas a buscar el pago de tu liquidación mañana, pero en la tarde.”
“Ahora si estás de acuerdo, con lo que te voy a decir, no pasa nada, tú sigues trabajando, y cobrando ese salario, que tanta falta te hace.”
Al escucharlo, la verdad es que no supe ni que pensar, hasta que él, acercándoseme me dijo. “Quiero comerte el culo, y que mames mi verga.”
Yo me quedé pasmado, hasta que una de sus manos, se deslizó desde mi espalda hasta mis nalgas, diciéndome. “Tú decides.”
Yo comencé a decirle que no era maricón, pero de inmediato él me respondió. “Ese no es mi problema, yo lo que quiero es comerte el culo, tú dirás.”
Tenía ganas de darle un buen golpe, lo que evitó que lo hiciera, es que él es casi el doble de mi tamaño.
Pensé en retirarme, pero nada más de pensar, en que, si no pagó, me quitan el coche, que, si no pagó, me votan de la casa, y que quizás mi novia, si me quedo sin trabajo, después de todo no se quiera casar conmigo.
Por lo que, casi llorando, pero de rabia e impotencia, le dije. “Como quiera.” él me tomó suavemente por el brazo, y me condujo a una habitación en la que había solamente una cama, y apenas entramos, me dijo. “Vete quitando toda la ropa, luego vas al baño, te das una buena ducha, y te lavas muy bien entre las nalgas, que de lo demás me ocupo yo.”
Sumisamente hice todo lo que él me dijo, y al regresar al cuarto, ya él estaba completamente desnudo esperándome recostado sobre la cama, acariciando su erecto miembro.
De nada más verlo, me asusté, aquella cosa era inmensa, y hasta ganas de salir corriendo, me volvieron a dar.
Pero no lo hice, por todo lo que ya les dije, así que, resignado a mi suerte, le pregunté qué quería él, que yo hiciera.
Mi jefe se quedó viendo su verga, y sonriendo me dijo. “Para comenzar quiero que te pongas a mamar como un cabrito. Pero con cuidado, no me vayas a morder.”
Por mi cabeza comenzaron a pasar, un sin número de ideas de como matarlo, pero eran tan solo eso, ideas, ya que la verdad, no me hubiera atrevido hacerlo, por el solo miedo de ir preso.
Así que mientras se puso de píe sobre la cama, yo temerosamente me le fui acercando, y al darle un vistazo, desde la posición en que me encontraba, la verdad es que mi jefe se veía imponente, de pie ante mí, con sus manos en la cintura, estilo Superman.
Yo tímidamente comencé a pasar mi lengua a lo largo de todo su miembro, hasta que poco a poco comencé por irme introduciendo su colorado glande dentro de mi boca, para de la misma forma comenzar a chupárselo, muy lentamente.
A medida que yo seguía mama que mama, él se fue acostando, al tiempo que comenzó a acariciar mi cuerpo.
Cosa que me hizo sentir sumamente raro, ya que, sin dejar de mamar su miembro, él continuaba acariciándome por todas partes.
Y aunque en parte me sentía incómodo, por otra parte, el sentir sus gruesas manos sobre mi piel, me producía una especie de sabroso escalofrío.
A medida que yo seguía mamando, él me fue agarrando, y acariciando mis nalgas, diciéndome. “Tienes un lindo culito, y desde que llegaste a trabajar al taller, había tenido ganas de comértelo.”
Sus palabras, lejos de incomodarme, comenzaron a hacer que me sintiera mejor, por lo que ya en cierto momento, a medida que yo seguía pegado a su verga, chupa que chupa, comenzó a pasar sus gruesos dedos, por entre mis nalgas.
Por lo que cada vez que sentía el roce de sus dedos, sobre el hueco de mi culo, una especie de corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, hasta que, en cierto momento, esos gruesos dedos comenzaron a penetrarme.
Fue cuando al poco rato, me indicó que me recostase boca arriba, mientras que él siguió acariciando mis nalgas, y explorando mi culo con sus dedos.
Yo no me había dado cuenta, pero a medida que Rodrigo exploraba todo mi culo, en ningún momento solté su gruesa y caliente verga.
La sentía palpitar en mi mano, y en cierto momento hasta desee que no demorase más, y me la enterrase para salir de eso, fue en ese instante, que él me preguntó si ya estaba listo, por lo que, sin decir una sola palabra, afirmando con mi cabeza, le respondí que sí.
Yo ya me encontraba recostado de lado, cuando él se recostó tras de mí, y haciendo que yo separase mis piernas, comenzó a penetrarme.
Sentí su colorado glande, que momentos antes había tenido dentro de mi boca, como lo fue presionando contra el hueco de mi culo.
Y aunque al principio, sentí un raro dolor, a los pocos momentos, ya me tenía totalmente atravesado, cuando yo sin que él me lo pidiera, comencé a mover mis nalgas, igual como las mueve la puta de mi novia, cuando le doy por el culo a ella.
En ese momento, no podía creer que aquello que él me estaba haciendo, me gustase tanto, y me hiciera sentir tanto placer.
Yo a medida que él continuaba enterrando, y sacando toda su gruesa verga de mi apretado culo, seguía moviendo mis caderas, buscando sentir más y más adentro su sabrosa verga.
Yo no paraba de gemir, y de pedirle que me diera más duro, por su parte, me apretaba con fuerza contra su cuerpo, sentía sus fuertes brazos, apretándome contra él, al tiempo que, con su boca, me mordisqueaba la nuca, y mis orejas.
Yo chillaba de placer, y seguía pidiéndole que me diera más verga, sin vergüenza alguna.
Al venirse dentro de mí, me apretó con mucha más fuerza, hasta que tanto él como yo nos quedamos quietos.
Al poco rato, él extrajo su verga de entre mis nalgas, y les juro que eso sonó igual a cuando descorchan una botella de champan, luego se puso de pie, fue al baño, donde lo escuché orinar, y al regresar a la cama, sin que él me dijese nada, voluntariamente me dediqué a mamársela intensamente.
Hasta que hice que se viniera dentro de mi boca, y garganta.
Yo sigo trabajando en el taller, ya que lo de que me iban a despedir, fue una broma de mi supervisor.
Pero mi jefe al escuchar, lo asustado que yo estaba de perder mi trabajo, decidió aprovecharse de la situación.
Bueno, por los momentos no me voy a casar, y por otra parte me mudé a la casa de mi jefe.
Que suerte ser el culito del jefe y que rico 😋
comosigue