Lo ensarté porque perdió la apuesta.
Un par de amigos se van de pesca, se emborrachan, hacen una apuesta que uno de ellos pierde y el otro se lo cobra. .
Lo ensarté por porque perdió la apuesta.
En ocasiones acostumbro a recibir la visita de un amigo mío, que al igual que a mi le gusta la pesca artesanal.
Él es más o menos de mí misma edad, y al igual que yo también es bien mujeriego, borrachón, parrandero, y jugador.
Razón por la que desde que nos conocemos, nos llevamos muy bien, en infinidad de ocasiones había salido a pescar con él, y alguno que otro de mis amigos, o compañeros de labores.
Pero ese día nos fuimos los dos solos en mi bote, con una buena cantidad de cervezas, las que comenzamos a beber, mucho antes de embarcarnos.
Así que cuando ya estábamos mar afuera, ya nos habíamos bajado una caja de cervezas, y nos quedaban tres más.
Como la idea era echar unas nasas de pesca, no nos apuramos muchos, y a pesar del fuerte sol, quizás por lo bebido que estábamos nos sentíamos de lo mejor.
Así que, entre cerveza y cerveza, íbamos tirando las nasas, y cuando no, nos poníamos hablar sobre las mujeres.
En eso la verdad es que yo le llevo mucha delantera, ya que me he acostado con la mayoría de las mujeres del puerto, incluyendo a mi propia hermana, con la que él también se ha acostado en ocasiones.
Aunque el mar estaba como plato, de momento llegó una gran ola que baño por completo a mi amigo, dejándolo totalmente empapado.
Además, ya había comenzado a caer la noche, y nos debíamos dirigir al puerto, fue cuando el motor de 50 caballo de fuerza, sencillamente se apagó, yo la verdad es que no me preocupe, ya que la costa y los manglares se veía bastante cercanos.
Por lo que le recomendé que se quitase la ropa, por lo mojado que estaba, y seguimos bebe que bebe cerveza, mientras que yo le metía mano al motor.
Fue en una de esas que me dijo. “Mejor llama al puerto para que nos vengan a buscar.” Mi amigo estaba tan borracho, que no tenía idea de lo que le pasaba al motor.
Eso me ofendió, y le pregunté que apostaba a que en menos de quince minutos lo volvía a poner en marcha.
La verdad es seguramente no lo creyó posible, así que antes de empinarse otra cerveza me dijo. “Te apuesto lo que tú quieras, a que no prende.”
A los pocos minutos logré que el motor arrancara, fue cuando le dije, riéndome. “Prepara ese culo.”
Cosa que de seguro en ese instante mi amigo tomo a broma, y como broma y en medio del vacilón, como lo único que tenía puesto eran sus interiores, se los quitó diciéndome. “Vamos si quieres comerme el culo, cómemelo pero que sea ahora mismo.”
Y nuevamente se empinó otra cerveza. Para luego sentarse completamente desnudo frente a mí.
Al acercarnos a los manglares cercanos al muelle, en medio de la oscura noche metí el bote por uno de los pequeños canales, y sin decir una sola palabra continúe adentrándose dentro de los canales.
Hasta que llegamos a un sitio retirado del canal principal, apagué el motor, até un cabo al mangle y acercándome, al tiempo que también me bajaba pantalones, y sacando mi verga, le dije. “Maricón ponte en cuatro.”
Yo hasta ese momento, seguramente seguía pensando que era un vacilón de mi parte, y por joder, me siguió la corriente con el mismo vacilón haciéndome caso.
Hasta que después de que me ensalivé la cabeza de mi verga, lo tomé por la cintura y pegando mi cuerpo al de él, comencé a sentir como mi parada verga golpeaba de manera incesante el hueco de su culo.
Fue cuando en medio de su gran borrachera me dijo. “Pero bueno, pero eso de darme por el culo es en serio.”
Justo en ese instante sentí como toda mi verga penetró de un solo viaje por su caliente esfínter, el grito que dio, seguramente se debió escuchar en el puerto.
En esos momentos, se quedó paralizado, seguramente no podía creer que yo hablaba en serio, hasta que comencé a apretarlo contra mi cuerpo, y mi verga continuó entrando y saliendo de su desnudo culo.
Quizás por la misma borrachera que él cargaba, en lugar de buscar zafarse, se quedó como atónito, sintiendo como mi verga, seguía entrando y saliendo de entre sus nalgas.
Mi amigo no podía creer lo que le estaba sucediendo, pero de momento comenzó a mover sus nalgas.
Por lo que yo seguí metiendo y sacando mi verga, al poco rato, dejó de quejarse por el dolor.
Así que no tan solo movía sus caderas, sino que también apretaba y soltaba a voluntad su esfínter, y hasta restregaba sus nalgas contra mi cuerpo, buscando sentir un mayor placer.
Así estuvimos quien sabe por cuanto tiempo, su excitación fue tal, que a pesar de lo borracho que se encontraba, también comenzó a masturbarse.
A medida que yo continuaba enterrando y sacando todo mi miembro de entre sus redondas nalgas, hasta que en cierto momento lo aprete con fuerza, acabe por completo dentro de su culo.
Yo me quedé recostado sobre la popa de mi bote, mientras que él quedó recostado sobre la proa, con su culo bien abierto, quejándose de lo que yo le había hecho, hasta que al rato me lavé mi verga, con una de las muchas cervezas que aún nos quedaba.
Mi amigo se lanzó al agua, y agarrado del bote, se lavó y expulsó todo lo que yo había dejado dentro de su cuerpo, para luego con mi ayuda volver a subirse.
Seguramente pensaba seguir reclamándome, por lo que yo le había hecho, pero justo antes de que me dijera algo, le ofrecí otra cerveza, al tiempo que comencé a decirme lo sabroso que era su culo.
También le dije que él, por lo visto también lo había disfrutado, y mucho, por lo que yo pude darme cuenta, ya que aparte de mover sus nalgas como una verdadera puta profesional, gemía y suspiraba profundamente de placer, cada vez que yo le volvía a enterar toda mi verga.
La verdad no pudo desmentirlo, y para ser la primera vez que le daban por el culo, al parecer lo disfruto y mucho.
Pero a medida que seguimos hablando, en medio de la noche en el manglar, me di cuenta de que mi amigo no le quitaba los ojos de encima a mi verga, y por joder comencé a agarrármela de manera descarada, una y otra vez, y fue cuando le pregunte si le gustaría mamármela.
Así que sin decir una sola palabra se acercó y tomando mi mustia verga entre sus dedos, comenzó a pasarle la lengua cual, si fuera una barquilla de helado, a los pocos segundos, mi amigo ya se encontraba mama que mama, toda mi verga.
Lo más curioso de todo, fue que a mí me pareció que le encantó el hacerlo, y a medida que él seguía mama que mama, chupa que chupa, y lame que lame.
Yo me recosté boca arriba sobre la popa del bote, y cuando sentí que mi verga se había vuelto a tonificar, él sin decirme nada, dejo de mamar, y coloco sus nalgas sobre ella, dejando que nuevamente yo le enterrase toda mi verga.
Cuando despertó aparte de que los mosquitos lo habían picado por todos lados, yo le dije sonriéndome. “Cuando quieras lo repetimos.”
Ya sobrio, y con algo de dolor de cabeza y de culo, sonrió, aunque sintiéndose avergonzado en el fondo, hasta que le dije. “No te preocupes, que no se lo diré a nadie, así que vuelve a lavarte el culo, y si quieres vístete, para ir a recoger las nasas.”
Recogimos la pesca, al regresar al puerto mi amigo de inmediato se despidió de mí, y pensé que no lo volvería a ver en buen tiempo.
Pero justo el siguiente fin de semana se volvió a presentar trayendo varias cajas de cerveza, y diciéndome que fuéramos a pasear por el manglar, después de tirar las nasas…
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