los gendarmes
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Había estado aprovechando unos de esos fines de semanas largos que me llevaban siempre al campo. Allí, lejos de la ciudad alquilaba una cabaña y gozaba de unos días plenos de silencio y libertad de trabajo.
Ese domingo antes de volver a la ciudad había decidido viajar por la noche ya que el día se prestaba para desgustarlo por completo y así lo hice. Comensé mi partida cerca de las once de la noche para pasar por el control de ruta a las tres y llegar a casa dos horas más tarde.
El viaje iba según lo planeado. La ruta completamente despejada de vehículos lo que permitió una marcha rápida y constante. A aproximadamente dos y media de la mañana llegué al control de ruta. Disminuí la velocidad y un gendarme salió a mi encuentro para el chequeo.
Por lo general eran un par de preguntas como de donde venía y hacia donde me dirigía. Caballeros educados como ningunos eran los gendarmes así que no resultaban una preocupación para mí.
Esta noche el control se había hecho un poco más extenso de lo acostumbrado. Control de papeles, ruedas, luces y preguntas curiosas tales como mi edad, trabajo, y qué onda la mía. Esta última me había dejado un poco desconcertado ya que no correspondía para un control y casi siempre tenía una connotación sexual. Yo respondí en tono simpático que mi onda era la mejor con para resultarle agradable al gendarme y poder continuar con mi viaje. El gendarme tomó algunos de los papeles del auto y se dirigió a una oficina para hacer unos chequeos rutinarios. Yo me quedé en el auto mirándolo desde la distancia. A través de la ventana de la oficina pude ver al gendarme que conversaba con otros dos gendarmes mientras que aún sostenía los papeles en su mano. Hablaban seriamente, se sonreían y gesticulaban de diferentes maneras.
Al cabo de unos minutos el gendarme regresó y me pidió que estacionase el auto a un costado de la ruta y lo acompañase ya que mi auto estaba denunciado como robado. Pero también agregó que no me preocupase que podía ser un error. Estacioné el auto según me lo pidió y lo acompaññé a la oficina.
Una vez adentro el gendarme se sentó frente a la computadora y comenzó a tipear mientras que su tono de voz se había vuelto más amigable y hasta un poco seductor. Yo, con tal de zafar de la situación no mostraba ninguna resistencia y compartía su ahora cálido diálogo. Los otros dos gendarmes se los escuchaba conversar en una oficina contigua.
De repente el gendarme se puso de pie y sin disimulo acomodó su pene de modo tal que noté una gran erección. Esto me llamó la atención pero pretendí no notarlo. El gendarme me invitó a pasar a la otra oficina donde estaban los otros dos gendarmes.
Este lugar era más bien como una cocina por sus muebles y había hacia un costado una pequeña cama bien hecha que supuse era para el descanso de esta gente. Algo que me llamó la atención fue que uno de los gendarmes estaba en remera ahora y el otro dijo que iba a hacer guardia afuera. Por lo tanto quedamos tres. El gendarme del control, el de la remera y yo.
Me invitaron un café y mientras tanto el gendarme del control se presentó diciéndome que su nombre era Rafael. Este, casi de inmediato se sacó su chaqueta y aflojó sus botas. El otro dijo que se llamaba pol. La situación era amigable pero rara. Yo solo atiné a preguntar cuando iba a poder continuar con mi viaje. Rafa contestó pronto. Y agregó que solo tenía que hacerles un favor. En ese preciso momento, Rafa aflojó su pantalón y metió su mano acariciándose sus partes íntimas. Pol, solo hechó a reir. Yo me puse muy nervioso porque creo que me había dado cuenta casi de inmediato de lo que se trataba y no sabía si estaba dispuesto a eso. Nunca antes lo había hecho con un hombre y ahora ahí no sabía que era conveniente ya que si me negaba quizás no iba a poder continuar con mi viaje y terminar tras las barras aunque sea injustamente. Decidí seguir para ver hasta donde llegaba esto. Tomé mi café con nerviosismo mientras que Rafa me dijo:
Nos gustaría pasarla bien. Sin problemas y que colabores.
No entiendo de lo que meestá hablando, agregué inocentemente aunque con su pene saliéndose por encima de su bóxer era ya algo obvio. Pol, miraba y tomaba su café y casi de refilón también noté que su pene estaba ya inflamado.
rafael se paró y sin tapujos dijo:
Queremos cojerte.
Yo, tartamudeando, contesté que nunca lo había hecho con hombres y que
tenía miedo.
Bueno. Lo entendemos dijo Pol. Pero sabrás entender que no pasan muchas mujeres por aquí así que decidimos probar suerte y apareciste tu.
Yo quedé callado y no sabía que decir. Solo esquivaba sus miradas y ellos permanecían callados también como esperando a que dijese algo.
Rafa con un solo movimiento se quitó la camiseta y pude ver su torso muy varonil y bien trabajado. Era casi perfecto. Sus hombros y sus brazos eran anchos y redondeados. Su piel era blanca y no tenía ni un solo bello. La bragueta de su pantalón ya estaba abierta y un bóxer color azul contenía precariamente su falo. Me dijo: mira, no queremos hacerte daño. Solo un poco de joda y te vas.
No pude ni suquiera contestar cuando bajó su bóxer y puso frente de mí su enorme y brilloso pene. Con voz firme y decidida me ordenó que se lo chupase.
Yo, lleno de miedo, abrí mi boca y Rafa solo empujó. Su inmensa masculinidad llenó mi boca y comenzó a moverse lentamente metiéndomelo y sacándomelo acompasadamente.
Pol, desde lejos comentó: que linda boquita corazón. Te la tragas toda.
Vení acercate, rafa le invitó. Para esto Pol solo bajó su bragueta y sacó también un enorme pene. Mucho mas grueso del que ahora tenía en mi boca. Rafa se movió hacia atrás dejándole lugar al pene de Pol. Abrí mi boca al punto que las comisuras de mis labios estaban mu tensas. Pol suspiró y gimió de placer cuando me animé a mover mi lengua al rededor de su glande. Yo me sentía un poco menos nervioso ahora pero aún sostenía la taza de café en mis manos.
Pol me tomó de los brazos y me hizo poner de pie. Luego me pidió que le sacase la camiseta mientras que Rafa nos miraba masturbándose de manera lenta. Pol tomó mi cabeza y me dirigió hacia sus tetillas pidiéndome que se las chupe. Así lo hice y Pol comenzó a respirar pesadamente de la excitación. Yo, más relajado, empezé a desabrochar el pantalón de Pol y estos cayeron hasta por debajo de sus rodillas. Sus piernas eran impresionantes. Fuertes, musculosas, gruesas y cubiertas de bellos.
Rafa se acercó por detrás de mí y también quitó mis pantalones con mucha rapidez y precisión. Al mismo tiempo que Pol me quitaba mi remera dejándome completamente desnudo ya que ese día no me había puesto calzoncillos.
Pol comenzó a besarme apasionadamente metiedo su lengua hasta lo más profundo de mi garganta mientras que Rafa ya había comenzado a explorar mi ano con sus manos.. Rafa me pidió que me agachase un poco y abriese mis nalgas y así lo hice dejando todo mi ano a merced de Rafa. Este se paró detrás de mí y empezó el trabajo de penetrarme. Primero metió un dedo y lo hizo jugar dentro de mi ano como si estuviese buscando agrandarlo. Luego metió otro dedo mientras yo me ahogaba con la gran verga de Pol.
Luego, Pol me guió hasta la cama y se acostó en ella boca arriba para que yo pudiera chupar el gran pedazo de Pol que desesperadamente me suplicaba que no dejase de chupárselo. Rafa,apoyo su pene en mi ano y empujó lentamente. Yo sentí un dolor y ardor inmenso pero cuando quise liberarme de la penetración, Pol me sujetó fuertemente y rafa me sostuvo por la cintura manejándome a su placer. El dolor era inmenso y yo ya ni podía chupar el pedazo de Pol pero a este ya no parecía importarle ya que también estaba disfrutando de cómo Rafa me estaba cogiendo salvajemente.
Pol se movió y se puso de pie. Rafa se detuvo como esperando la orden de Pol para ver como continuarían. Rafa seguía con su pene metido dentro de mí. Y yo me puse en posición erguida. Pol se paró delante mio y yo lo abrasé rodeando su cuerpo por debajo de sus brazos y apoyando mi cabeza sobre su pecho. Él tomó mis nalgas con sus manos y las abrió con para facilitar el trabajo de Rafa que comenzó a moverse frenéticamente. Sus embestidas eran lujuriosamente dolorosas pero yo las estaba fozando a lo loco ya que me producióan un calor inigualable y placentero en mi cola. Pol le alentaba a que me siga cogiendo de ese modo y le repetía incesantemente que me rompa el culo. Rafa se movía y gemía como animal y sentía sus muslos húmedos y calientes apoyados sobre la parte trasera de mis piernas. Pol,continuaba abriendo mis nalgas mas y mas así que Rafa ya no encontraba resistencia en sus movimientos. Repentinamente, rafa dio un par de embestidas profundas y descargó su leche en mi cola. Pol le preguntaba si ya había acabado y rafa, ahogadamente contestó que ya estaba listo. Pol le dijo, ien, buena cojida, así se hace. Y luego mirándome a mí me preguntó si lo había pasado bien.
Contesté que me había gustado pero que estaba cansado y dolorido. Aún con nuestros cuerpos desnudos Rafa me pasó un vaso con jugo de naranja diciendo: para que repongas energías y se rió.
Luego, sentado en una silla con mi jugo en mano, obsrvaba como Rafa vestía ese hermoso y varonil cuerpo. Miraba su pene, inmenso y aún erecto, y no podía creer que me lo había metido todo adentro. Pol, se había alejado al baño tal vez. Algo que yo necesitaba hacer porque la sensación que sentía en mi ano era extraña. Rafa me dijo que ya regresaba al mismo tiempo que Pol saliá del baño mostrándome su pija aún erecta.Tomó una toalla y se secaba la pija y los testículos mientras se acercaba a la mesa donde estaba yo con mi dulce jugo. Pol se sentó repentinamente sobre la mesa delante de mí y abrió sus piernas pidiéndome que le chupase la pija. Yo, aun sentado en la silla y sin poder creer que esto seguía, acomodé mis antebrazos sobre los muslos de Pol y sosteniendo su verga con mis manos comensé a metérmela en la boca. Pol gemía y tomaba con sus manos mi cabeza obligándome a un movimiento más rápido y profundo al punto de hacerme ahogar con su pija. En esa posición estuvimos por más de diez minutos de constante chupada. En ese momento, escuché que la puerta se abrió y sonó la voz del otro gendarme. Pol le invito a pasar diciéndole: entra Ariel que ahora te toca a vos. Yo quise rehusarme pero Pol no me permitió levantar mi caeza y hundió su pene aún mas en mi boca.
A Ariel no le podía ver pero si escuchaba como sacaba su ropa.cuando se acercó pasó su gran mano sobre mi espalda mientras que Pol le decía: vení que ahora te toca a vos. Pol se levantó y ahí pude ver a Ariel. Pensé que estos tres habían llegado en el mejor momento de reparto de pijas. Ariel no solo la tenía larga sino que sobresalía sobre Pol y Rafa por el grueso de su verga.
Ariel ahora se sentó sobre la mesa dejando toda esa verga a mi disposición y yo de pie junto a él comensé a masturbarlo. Era dura y venosa y su glande era rosado. Pol, quien estaba parado a mi lado mirando como lo pajeaba a Ariel, me tomó por la cintura y me puso enfrente de Ariel quien ya se había acostado sobre la mesa abrió sus piernas y yo apoyado en el canto de la mesa me agaché para comenzar a chupar esa inmensa y rosada verga. Parado con la mitad de mi cuerpo sobfre Ariel, Pol se arrimó por detrás y apoyó su pija en mi cola. Yo adiviné que lo que venía iba a ser doloroso pero también sabía que estaba a merced de los tres gendarmes.
Con sus pies, Pol empujó los míos abriéndome las piernas para facilitar la penetración y mojó mi ano con saliva y empezó a penetrarme. La sensación era igual. Calor, ardor, dolor, placer irresistible. Y sentir como la pelvis de este hombre me embestía era ya algo inigualable. Los gemidos de Pol se entremezclaban con los gemidos de Ariel y mis pedidos de que lo hiciese más despacio y que nunca fueron escuchados. La pija de Pol entraba y salía y Pol comenzó a pedirme que frunciese un poco mi culo para que su pija quedase más apretada. Cada vez que así lo hacía Pol gemia locamente. Me serruchaba alocadamente y de a ratosse doblaba y dejaba descansar su cuerpo sobre mi espalda. Era hermoso sentir el cuerpo caliente,transpirado y musculoso de este soldado. Cuando ya había recuperado su aliento Pol continuó con la serruchada y un gemido contenido pero bien audible señaló que ya me había llenado de su leche. Ariel, al notar la eyaculación de Pol le dijo: grande Pa. Eso es un macho. La situación se detuvo por un momento mientras Pol salía de mi cuerpo y una vez afuera me hizo girar poniéndome frente de él uy me besó profundamente como agradecido y se fue al baño.
Ariel me miró y me dijo: papito, ahora quedas para mi solito y me señaló que fuese a la cama. Una vez allí, me hizo acostar boca abajo y se tiro encima de mí metiéndome toda esa pija gruesísima que se deslizó hasta el fondo sin resistencia. El cuerpo de Ariel era realmente grande y me tenía esclavo de sus deseos debajo de él. Comenzó a moverse frenéticamente y jadeaba fuertemente loq que me volvía loco y dejaba que su pene entre y salga a su placer. Sus embestidas eran brutales pero nuevamente su calor y el olor de su piel perfumada me subyugaban y estaba amando la manera en que me sodomizaba. En un momento y con un movimiento brusco, Ariel sacó su verga de mi culo y tomandome de un hombro y con una fuerza inusual me hizo girar y qedar boca arriba . ahí me dí cuenta que Pol y Rafa estaban mirando el espectáculo que Ariel tan bien lo estaba llevando.
En un momento Ariel me tomó por los tobillos y levató mis piernas colocándolas sobre sus fuertes hombros. La imagen de este gendarme en esta posición era impagable. Sus brazos de concreto, fibroso, musculoso, redondeados y gruesos eran fantásticos. Sus pectorales eran de película. Grandes y bien contorneados. Ariel puso sus brazos a la altura de mi cabeza y se colocó encima de mí como haciendo lagartijas. Mi ano quedó expuesto en esta posición de patitas al hombro. Su pene grueso comenzó a rozar mi ano buscando el centro para poder hundirlo. Como la tarea se había puesto difícil, extendí mi brazo y tomando su verga con mi mano la apoyé en mi culo y Ariel dejó caer pesadamente su cadera sobre mi cola. Me quedé sin respiración al recibir semejante pedazo y Rafa y Pol se habían reacomodado para ver como Ariel me metía su pene.
Con toda la pija adentro,abrasé el cuerpo de Ariel. Su espalda era enorme. Podía sentir cada uno de sus musculos. Pasé mi mno por toda la extensión de su espalda y toqué sus glúteos que eran tan fuertes y redondos como sus brazos. Deslizé mis manos por el costado de sus caderas y había tanta hombría en ese cuerpo que sentí que cada vez me abría más para que aquel hombre disfrutase de mi culo.
Ariel empezó a moverse con lentitud al principio trantando de mirar como su pija entraba y salía. Los otros dos gendarmes miraban y lo alentaban a su amigo Ariel.
En un momento dado, en la hábil serruchada que Ariel me estaba dando la pija se escapó de su lugar haciéndome quejar de dolor. Como no volvía a su lugar. Rafa se acercó y tomando la verga de Ariel la puso en la puerta de mi ano y Ariel la hundió hast a el fondo nuevamente. Y la serruchada comenzó de nuevo.
Mirando la cara de Ariel y viendo como gozaba le pedíque me avisase cuando iba a terminar. Él asintió y minutos más tarde me avisó que ya estaba casi a punto. Yo metí mi mano y comenzé a masturbarme. Cuando Ariel gritó me voy. Yo apresuré mi paja y aún con su pija que entraba y salía me desleché en un grito contenido de placer mientras sentía como la caliente leche de Ariel me inundaba el culo y sus últimos chorros los dejó salir afuera mojándome toda la cola.
Lo último que escuché de Pol fue: uy, mira como le sale leche. Le llenó el culo.
Rafa y Pol abandonaron esa sala y quedamos a solas con Ariel quien me alcanzó papel de cocina para que me limpiase.
Ariel se puso su uniforme nuevamente de manera prolija y me alcanzó mi ropa. él comentó que se me veía cansado a lo que contesté. Fueron casi tres oras de que me cogieron como a ustedes se les dieron las ganas.
Ariel me miró y me pregutó:¿no te gustó?
Hice silencio y contesté: sí. Nunca la había pasado tan bien.
¿Quién te lo hizo mejor? Ariel me preguntó.
Yo, sin querer herir suceptibilidades, y como Rafa y Pol no estaban, le contesté que él había sido el mejor.
Ariel m miró y tomandome de la cara me besó apasionadamente chupándome los labios.
Se alejó. Yo me terminé de vestir y Ariel me acercó un pedazo de papel con su nombre y número de teléfono.
Salí hacia la otra oficina y Rafa y Pol conversaban allí. Me entregaron los papeles del auto y me dijeron que todo estaba en orden.
Ambos me dieron un fuerte apretón de manos y me desearon buen viaje.
Subí a mi auto. Lo encendí y mirando la hora me dije: llegaré tarde y partí.
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