Los juegos de papá VI
El castigo de Luka.
Luka volvió hoy a casa, como estamos de vacaciones pidió permiso para quedarse un día más en casa de sus amigos y yo pude disfrutar tres días durmiendo en la cama de papá.
Anduvimos desnudos por la casa y cuando él quería me alzaba y me daba besos en la boca mientras acariciaba mis nalgas.
Me dijo que mi culito necesitaba dilatarse así que todos los días me ponía un chupón distinto y yo andaba con el por la casa. Mi pitito esta casi siempre duro y cuando camino aprieto mi colita para que no se salga, siempre estoy esperando a que me papá tenga tiempo de jugar.
Ayer, mientras desayunabamos, papá me alzó y me acosto sobre la mesa. Puso mis nalguitas sobre el borde y después de sacarme el chupón comenzó a jugar con su lengua y sus dedos.
Mientras sus dedos entraban y salían se metía mi pitito y los huevitos en la boca. Luego sacaba sus dedos y metía la lengua en mi hoyito que creo que cada vez esta más grande.
No me di cuenta que su verga estaba dura hasta que se paro y apoyó la cabeza en mi hueco llenando mi esfinter de leche. Todavía no entra como en el culito de Luka pero estoy seguro que pronto lo hará.
Papá me dijo que hoy tenía que dormir en mi cama, cuando vino a darme el beso de buenas noches paso su lengua por mis nalgas y humedeciendo mi culito enterró el chupón que ya estaba lubricado. Me dormí soñando con sus besos hasta que me despertaron unas voces.
Seguro eran Luka y papá otra vez.
Papá esta sentado en la cama, su espalda contra las almohadas, mientras Luka se sentaba a caballito sobre él.
-De verdad no le dijiste nada?- pregunto papá y mi hermano dio un salto.
-No papa, te lo prometo- papá se movió y Luka largo un gemido- cuando me pregunto dónde había aprendido le dije que en unos vídeos de la compu de Alex.
Papá volvió a moverse, la sábana se corrió y pude ver que los dos estaban desnudos. La verga de papá se enterraba en lo más profundo del culito de su hijo mayor.
Luka se alzo sobre sus manos y la dura verga salió y volvió a hundirse una y otra vez. Papá lo sostenía desde su cintura y le marcaba el ritmo mientras los dos gemían.
-Que más hicieron?- lo hundió fuerte mientras levantaba sus caderas y Luka largo un grito.- Tendrías que haberme llamado pero te estás volviendo un putito.
Volvió a hacerle lo mismo y Luka gritó de nuevo.
-Él me dijo que vos habías dado permiso y que tenía que hacerle caso, perdóname papá.- pude ver que se llevo una mano a los ojos porque estaba llorando.
Papá lo abrazo y empezaron a besarse, lo acomodo sobre sus rodillas y ubicándose detrás fue ensartando su verga en el esfinter de su pequeño.
Luego de que los dos estuvieron acomodados fue sacándola despacio y volvió a ensartarse con fuerza. Luka grito pero papá tapo su boca y empezó a cogerlo con fuerza, sus bolas golpeaban las piernas de su hijo, su verga se hundía una y otra vez en el pequeño culito mientras las lágrimas corrían por la cara de Luka.
Con la mano libre le dio una nalgada y otra y otra más. Luka ya no gritaba pero sus lágrimas seguían corriendo. Papá empujo su verga dos veces más hasta que con un grito se hundió con fuerza.
Se retiró y dando vuelta a Luka empezó a coger su boca mientras seguía acabando, siempre tiene mucha lechita dentro. Luka ya no lloraba, solo se dejaba hacer.
Asustado miraba desde la puerta, nunca había visto a papá tan enojado. Se dio cuenta que estaba allí y haciéndome señas me indicó que entre. Subí a la cama y abracé a mi hermano.
-Luka quiero que tomes esto como un castigo, nunca más volveré a tratarte así, pero tienes que entender que si otras personas se enteran van a separarnos. Seguramente uds irán a vivir con su mamá y no volveremos a vernos.
Cuando escuchamos estas palabras nos abrazamos fuerte a papá mientras él nos besaba, le prometimos no contar nunca nada y él mientras nos limpiaba nos iba calmando.
Esa noche dormimos por primera vez los tres juntos en la cama de papá.
Me di cuenta que despacito fue metiendo su verga en el culito de Luka porque mi hermano largaba suspiros en mi oído luego sacando el chupón de mi agujerito metió uno de sus dedos. Así dormimos toda la noche, nada iba a separarnos.
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