Los problemas sexuales de Oscar con su esposa
Oscar ya no tiene sexo con su esposa, ella perdió el interés y él no sabe como recuperarlo, recurriendo a una profesional que hará algo mas que darle consejos maritales.
Oscar estaba por cumplir los 45 años, había engordado hasta llegar a los 120 kilos y llevaba un matrimonio infeliz.
Hacía meses que no tenía relaciones con su esposa Pamela, quien era hermosa. Media 1,62, llevaba el pelo lacio casi hasta la cintura de un color azabache. Sus pechos no eran demasiado grandes, aunque no estaba caídos, pero los compensaba con unas caderas y un culo bien carnoso y paradito, que mantenía a base de sentadillas y abdominales diarios.
Sin exagerar para tener 42 años, a veces la gente pensaba que no superaba los 35, en especial por su piel suave y con leves arrugas.
Él trabajaba en un corralón de materiales, mientras que Pamela se ganaba la vida haciendo las uñas y depilación, que aprendió mediante cursos.
No tenían hijos ya que ambos así lo habían decidido, aunque algunos compañeros de Oscar lo molestaban en el trabajo, diciéndole que con gusto ellos le hacían un crio a su esposa.
Ella era super celosa de Oscar, sobre todo de la recepcionista del corralón, Andrea, una joven de 24 años, que tenía un cuerpo lascivo, en especial sus grandes pechos, que sobresaltaban más con sus escotes en v.
Esos mismos celos fueron desgastando la relación con los años, llegando al punto donde Oscar tenía que masturbarse en el baño, para satisfacer sus necesidades.
Su espeso semen se escurría por la alcantarilla del baño junto con su autoestima, que trataba de llenar con comida chatarra.
Aun amaba a su esposa, pero la impotencia de no poder ni siquiera acariciarla, o abrazarla por la noche iba dejando un agujero enorme en su conciencia, donde a veces sucedían cosas.
Llego a tener sueños húmedos con Andrea, donde le hacia el amor en el depósito, a escondidas de sus patrones. Eran tan reales, podía sentir las manos de Andrea apretando sus hombros, mientras él la embestía y sentía sus gemidos en el oído.
Oscar despertaba con una culpa enorme, mientras pensaba en la horrible persona que era.
Decidió tomar cartas en el asunto e ir a un psicólogo.
Quizás con la ayuda de un profesional capacitado, podría haces cambios y de alguna manera arreglar su matrimonio.
Cuando le comento su idea a Pamela, ella solamente asintió con la cabeza y siguió mirando su celular.
Como Oscar estaba ganando bien, con el último aumento, fue al centro en busca de un profesional competente.
Un vecino le paso la dirección de un consultorio en Caballito, ciudad de Buenos Aires, quedaba algo lejos de donde vivían, pero según Hugo el vecino, eran excelentes en su trabajo.
Por lo bajo le comento que él le había sido infiel a su esposa, y que, gracias a ellos, pudo evitar el divorcio.
Saber eso lo animo un poco a Oscar, quien llamó por teléfono y obtuvo un turno para el siguiente sábado.
Al llegar al lugar lo recepciono una joven de unos veintitantos, pelirroja con ojos verdes. Apenas le dirigió unas palabras y le dijo que lo iban a llamar por la puerta 2.
Oscar se sentó y se puso a hojear unas revistar de la mesita, en cuanto un hombre salía del cuarto 2 y entraba otro algo nervioso.
Paso un buen rato hasta que finalmente oyó su apellido e ingreso.
La sala era lujosa, con una fina alfombra gris claro, un gran sillón esquinero y una butaca que supuso seria del profesional.
Las paredes estaban llenas de diplomas y pinturas de flores silvestres.
No había ventanas a la vista, aunque el aire acondicionado cumplía perfectamente su función.
El cuarto comunicaba a otro mediante una puerta cerrada, y Oscar decidió sentarse en el sillón esquinero a esperar.
La otra puerta se abrió y una mujer salió, revelando que el otro cuarto se trataba de un baño.
Disculpe la demora, soy la doctora Gutiérrez, es un placer
Le tendió su suave mano y se la estrecho, luego fue y se sentó frente a Oscar.
La mujer era hermosa, sus bucles rubios caían desordenados sobre su pulcra camina blanca, que llevaba abotonada dejando el cuello descubierto, en contraste con una falda oscura que le cubría hasta casi las rodillas.
Su piel pálida contrastaba con sus labios pintados de un color carmesí, mientras que sus ojos eran de un azul marino intenso.
Bueno, comencemos con la sesión si no le molesta, cuénteme que lo trae a mi consultorio, sin omitir ningún detalle, la primera sesión es la mas importante y me tomo mi tiempo
Oscar suspiro, estaba nervioso frente a semejante mina, pero si no hablaba su matrimonio estaba condenado al fracaso, tomo valor y comenzó a relatar su vida.
Cada vez que Oscar movía las manos bruscamente para enfatizar algo, notaba como la doctora se tocaba levemente el cuello y remojaba sus labios.
Al finalizar se hizo un silencio incomodo de unos minutos, que a Oscar le pareció eternos.
Mire, tengo que ser honesta con usted. Usted es un macho dominante, pero con los años perdió ese poder, o mejor dicho se le fue arrebatado por su esposa.
Podría tomar a la mujer que usted quisiera, incluso a mí, pero le falta convicción, creérselo usted.
Solamente hay una forma de que vuelva a ganar confianza en sí mismo.
La doctora se acerco a Oscar y se arrodillo frente a él. Agarro su mano y la llevo a su mejilla.
Este método es algo radical, pero dado el grado de sometimiento debo aplicar métodos más prácticos.
La doctora miraba fijamente a Oscar a los ojos.
Estas manos fuertes de macho, están hechas para domar a la hembra.
Mordió el pulgar y se lo llevo a la boca. Comenzó a lamerlo de forma lasciva, nunca apartando la mirada.
Oscar quería resistirse, pero una parte dormida dentro de él comenzaba a despertar lentamente.
La doctora tomo la cremallera del pantalón y la comenzó a abrir con los dientes, al terminar la verga salió violentamente como un resorte, dejándola a centímetros de su cara
Inconscientemente la mano de Oscar se cerró sobre el cuello de la doctora Gutiérrez, sintiendo su fragilidad y bruscamente se la metió en la boca, haciendo que la tragara completa.
Te gusta esto, ¿no putita?, comerte toda la verga de una
Los sonidos de saliva se mezclaban con el gorgoteo de la boca de la doctora al tragar.
La dejaba respirar, para luego volver a meterle el sable caliente.
Veía como su cuello se hinchaba, mientras violaba su garganta.
La tomó del cabello y le ordeno que se quite la camisa, a lo que ella hizo obedientemente, liberando sus senos para que Oscar los contemple.
Eran mas grandes que los de su esposa, sus pezones rozados ya estaban completamente erectos y parecían dos corchitos.
Ella comenzó a masturbarlo con sus pechos, mientras con su lengua le lamia el glande. La suavidad de sus senos sobre la verga llevó a Oscar al paraíso, mientras que el tacto de su glande en los pezones le hacían sentir un hormigueo en toda su pelvis.
Cuando eyaculo, parte del semen se esparció en los pechos, y un poco sobre la boca de la doctora, que relamió con la lengua y se lo trago.
Oscar se sentía vivo nuevamente, y con mucha más confianza que antes.
Es esa confianza en sus ojos lo que necesita para volver a conquistar a su pareja, debe demostrarle quien es el macho en la relación.
Cuando Oscar abandono el consultorio ese día, sabía bien lo que tenía que hacer.
Llego la noche y al acostarse su esposa, dándole la espalda solamente con su tanga habitual, Oscar puso en marcha su plan.
Continuara.
Espero que este nuevo relato les guste, deje de lado el otro para cambiar un poco el tema, ya lo voy a retomar, cualquier consulta o sugerencia me gustaría que me la digan.
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