Los Tordos – Parte VII – Leche de Gato
Un niño de 10 toma la decisión entrar a trabajar con su tío, sin saber que terminara como depósito de leche….
Camine por el pasillo y escuche ruido en la parte de abajo, lentamente baje las escaleras y pude ver a Rubén, en la mesa del comedor con un hombre mayor, de barba y cabello blanco. Me vi vestido con solo una toalla en la cintura y no supe que hacer.
– ¿Qué haces…? Baja ya… tengo hambre…- Rubén se levantó de la silla y dejo al hombre comiendo solo, este levanto la mirada para verme, pero sin decir nada la regreso al plato de fruta que tenía delante.
Terminé de bajar las escaleras y me senté en el lugar preparado frente a Rubén quedando al lado de aquel hombre que parecía ido en sus pensamientos. –Buenos días…- Balbucee.
-No le hagas caso, es mi padre… según el doctor Rodríguez tiene demencia senil, ya no reconoce a nadie. –Rubén dejo un sarten con tocino y huevos en la mesa- Sírvete lo que quieras, tenemos huevos, tocino, papaya, melón, café, leche, cereal, lo que quieras…
-Gracias, la papaya y el huevo están bien…- Tome con un tenedor un poco de fruta y me la comí, el frio y dulce sabor de la papaya, hizo mi estómago gruñir. – Disculpa…
-No hay problema, tu solo come… ¿quieres hacer algo después…?, Tus tíos no vendrán hasta la noche, así que tenemos todo el día para nosotros. – Comento Rubén.
-No lo sé, más bien quisiera saber cómo llegué aquí… y porque… – Respondí mientras tomaba un poco de huevo en mi plato.
-Pues de como llegaste, con el culo abierto, relleno de semen y con arena por todos lados, eso sí dormido como un tronco… – Rubén se rio y tomo café de su tasa. Yo solo pude bajar la mirada a mi plato. – No te avergüences, no eres el primero que veo llegar en esas condiciones, por eso fue que les dije que te dejaran conmigo, para cuidarte.
Levante la vista y no sabía que más hacer, tome otro bocado de fruta y me arme de valor. –¿Quieres que me quite la toalla o te la chupe mientras desayunas…? – Murmure avergonzado.
– ¡NO! ¿Cómo pasas a creer…? No, para nada, yo no soy así… -Comento Rubén subiendo una ceja burlona- Yo solo tetas, grandes, redondas, y panochitas cerraditas donde dejar mi leche… eso de rellenar morrillos se lo dejo a los Leones…
– ¿Leones?, ¿Quiénes son esos…? – Pregunte interesado.
-El club de los Leones, ¿a poco haya en el cerro donde vivías no llegaba la radio…?
-Si claro, pero no sé de qué me hablas.
Rubén suspiro- A poco nunca escuchaste esto…- Se cubrió la boca con las manos y con una imitación de voz gruesa soltó- ¡XENG, presenta, “Charlas de sobre mesa…” con el ingeniero Juan Manuel Terrazas, patrocinado por el Club de los Leones de H**********o”- Me vio esperando mi reacción.
-No, solo escuchamos música antes de dormir, y cuando pelamos frijol y maíz… – Comente comiendo más papaya.
-Bueno, pues el club de los Leones, patrocina ese programa, mi papá – Señalo con la cabeza al señor con mirada perdida a nuestro lado. – Es parte de ese club, y créeme o eres el primer morrillo que duerme en esta casa.
-Entonces tu papá… tu sabes… hace eso…- Pregunte viéndolo nervioso.
-Pues jamás lo he visto, solo recuerdo que cuando mi mamá no estaba en casa llegaban chicos desnudos con correas de perro y subían a la oficina de mi papá, y se quedaban ahí por horas.
-Y jamás entraste a su oficina…- Comí mas huevo de mi plato.
-Si claro… bueno no, a escondidas una vez, pero no vi nada raro… -Tomo un sorbo de café y se quedó viendo a su papá sin decir nada más.
– ¿Pasa algo…? – Pregunte viendo a Rubén.
El solo sacudió la cabeza como regresando de un pensamiento introspectivo. –No nada. – Sin decir nada más termino la comida en su plato y se levantó. – Come, el baño ya está caliente, termina y te espero acá abajo. – Entro y salió de la cocina. – Apúrate. -Rubén subió las escaleras dejándome sentado ahí comiendo con su padre, escuche como una puerta se abrió y cerro.
-No le hagas caso gatito… tu tío no sabe lo que dice… – El padre de Rubén me hablo viéndome a los ojos- Ven vamos a nuestro cuarto especial… -El hombre se levantó de su silla, corrió la mía y me tomo en sus brazos, cargándome en su hombro.
Pasamos la sala y entramos a una oficina que daba al patio trasero, sin decir nada tiro mi toalla al piso y empezó a jugar con mi culito metiendo su dedo, chupándolo y metiéndolo de nuevo.
-Vamos a jugar, pero ya sabes… nada de decirle nada a tu madre… ¿el gatito quiere su lechita? – Me bajo y cerró la puerta de su oficina con llave, camino hacia un gabinete metálico, abrió con la llave y del saco un plato en forma de huella de gato, color blanco con el nombre “Rubén” pintado en negro, lo puso en medio de la oficina, saco una vieja cámara de video y la coloco en el escritorio y se sentó sobre la mesa. – ¿Qué esperas…? ¿No tiene hambre mi gatito…? – Se desabotono la camisa dejando ver su torso con vello blanco como el de su cabeza, unos pezones rosas caídos. –No te quedes parado, quieres leche… sácala…
Camine hacia él y le abrí el pantalón, baje su calzón, y pude ver una mata de pelos blancos cubriendo su verga dormida. Levante la vista y él estaba mirándome, volteo los ojos, y sentí su mano en mi cabeza aventándome contra sus pelos, como pude busque su verga y me la metí en la boca, sabia a orina, pero poco a poco el sabor fue pasando y se le fue parando. – Oh si gatito… busca tu lechita… anoche lo hiciste bien, me quede con ganas de darte más…
Yo seguí chupándosela, hasta que sentí como termino de crecer en mi boca, me la saco de la boca, y se levantó del escritorio. Se terminó de quitar la ropa, y solo verlo mis piernas temblaron, tenía la piel rosada, cubierta de pelos blancos, su verga estaba tiesa y larga, rosa igual que sus pezones. Se sentó en una silla que estaba frente a la ventana, que daba al patio, y empezó a jalársela. –Súbete… -Me hablo y me acerque a la silla tratando de ver como subirme. El me vio indeciso y me jalo hacia él. –Que tanto piensas… súbete, como anoche…- Como pude me subí a horcajadas sobre él y sin decir nada, me la clavo en el culo, lo que me hizo gritar de dolor. El empezó a moverse dentro de mí, y a chupar y morder mis pezones.
– ¡Niño!… ¿Qué paso…? – Escuche a Rubén gritar desde arriba.
– ¡Estoy jugando con el gatito cuñao, cuando termine te lo paso…? – Contesto su padre. Oí como corrió por las escaleras y aporreo la puerta de la oficina. – ¡Papá! Déjalo… por favor papá… detente…
-Tranquilo Ernesto… este putito es mío… salió de mis huevos, pues que se coma lo que sale de mis huevos… ya está acostumbrado…-El volvió a lo suyo moviéndose dentro de mí y chupándome los pezones. Rubén dejo de golpear la puerta, y oí abrirse una puerta corrediza. Yo estaba tratando de procesar que pasaba, mis rodillas dolían por estar sobre el filo de una silla con funda cocina, mi culo abierto por una verga, y mis pezones duros siendo mordidos y chupados.
Seguimos así por un rato, de golpe me levanto sacándome su verga de mi culito, se levantó y tomo el plato del piso. Siguió jalándosela hasta que empezó a tirar chorros de leche en el plato, fueron 6 chorros seguidos, su respiración era agitada y veía como sus huevos se le pegaban al cuerpo. Dejo el plato en el piso, regreso al gabinete, saco un collar tejido y me lo enseño sostenido en el aire, sonriendo. – Ven gatito… no queremos que te nos pierdas… – Camino hacia mí y me puso el collar en el cuello. – Ahora tu lechita… acábatela, mientras aún está caliente. – Me agarro del hombro y me hizo ponerme en cuatro. Se sentó frente a mí en el piso con las piernas abiertas y sus huevos en el piso. – Come…- me hizo señas con su mano. Gire la cabeza para ver por la ventana y ahí estaba Rubén, con el cabello y torso mojado con una toalla en la cintura cubriendo su cuerpo. Tarde un poco, pero pude ver lágrimas en su cara. Estaba pasmado, de pie, viéndonos.
-Qué esperas gatito… no querrás que te la meta a la fuerza…- El padre de Rubén me volvió a insistir. Tome una respiración y me agache sobre el plato sacando la lengua, el olor era inconfundible, olía a leche de hombre, caliente, espesa, cubriendo el fondo del pequeño plato. Poco a poco me trague la leche amarga, hasta dejar el plato limpio. Cuando acabe, su padre se levantó y abrió la puerta de su oficina. – ¡Ernesto… cuñao… listo… todo tuyo…! – Volteo a verme y salió caminando desnudo por la sala y subió las escaleras.
Me quede ahí sentado en el piso, esperando, escuche una puerta abrirse y cerrarse y agua correr en el baño de arriba. Me gire y Rubén ya no estaba en el patio.
– ¿Rubén…? ¿Dónde estás…? – Caminé por la planta baja sin encontrarlo, subí las escaleras y volví a llamarlo. –Escuche sollozos amortiguados detrás de la última puerta del pasillo, lentamente entre y ahí estaba, desnudo sobre la cama, con el abdomen cubierto de su leche, llorando con una almohada en su cara.
-Disculpa, no quise interrumpir…- Empecé a cerrar la puerta.
-No te vayas… entra…- Dudando entre por la puerta y lo vi, aun con su cara cubierta con la almohada. – Límpiame… antes de que se seque… – Murmuro contra la almohada. Dude, pero camine hacia él y saque la lengua para tragarme su leche, aún estaba caliente, podía oler el sudor emanar de su piel, al momento de lamer su leche de su cuerpo peludo. – Tengo más leche en los huevos… solo hazlo…- Me gira y vi como su verga se movía sola dura. Respiré hondo y me la metí en la boca, empecé a subir y bajar mi cabeza por su verga saboreando su piel, podía oír los gemidos de Rubén bajo su almohada. – Súbete sobre mí, y para el culo…- Rubén ya no tenía la almohada en su cara, y me veía con decisión en sus ojos. Hice lo que me pidió y subí sobre el en su cama. Sin avisar, pego su cara a mi culo y empezó a lamerlo y chuparlo como si no hubiera mañana, así que hice lo mismo con su verga, lo oí gemir contra mi culito, hicimos lo mismo en varios ritmos, lo hacía, se lo regresaba, el paraba yo paraba, no sé cuánto tiempo estuve así pero mi mandíbula comenzaba a doler, junto con mi cuello, sin decir nada sentí sus piernas sobre mi cabeza impidiendo que me pudiera sacar su verga de la boca, lo que hizo que pudiera sentir que me ahogaba, teniéndola en la entrada de mi garganta, con tres disparos sentí su leche caliente bajar por mi garganta sin que nada lo impidiera, sin dejarme saborearla. Una vez termino libero mi cabeza, y yo sentí mi verguita dura, con mis huevos doliéndome.
El solo se levantó de la cama tomo su toalla y entro al baño en su cuarto, cerró la puerta y abrió la regadera. Me baje de la cama y salí de su cuarto, vi que el baño del pasillo estaba abierto y entre, sin saber cómo abrir la regadera me quede ahí parado viendo el piso mojado, intente mover la llave, pero estaba muy dura, empecé a hacer fuerza para abrirla, pero no funcionaba, escuche un suspiro detrás mío y vi al padre de Rubén a mi lado vestido de nuevo y con el cabello mojado. Abrió la llave de agua y aflojo la del agua fría, me quito el collar que aun tenia puesto y me dejo solo ahí dentro.
Entre a la regadera, y sentí el agua caer por mi cuerpo, se sentía muy rico el agua caliente, me bañé lavándome el pelo y el cuerpo con jabón que olía a sandia. Terminé de lavarme el culito, y pude notar con mis dedos que estaba abierto y pulsaba. Termine de bañarme, y me seque con una de las toallas que había en el baño, salí con el cabello mojado y entre al cuarto donde había dormido, en la cama había una playera roja de spiderman, una trusita blanca y un pantalón de mezclilla, calcetas y un par de tenis usados.
Me vestí y bajé a la sala donde Rubén y su padre estaban viendo la tele.
-Hola…- Los salude a los dos.
-Hola jovencito, ¿te gusto tu fiesta de anoche…? Blue Demon y el Santo me dijeron que los trataste muy bien… -El papá de Rubén me dijo. Rubén solo suspiro como controlando sus lágrimas. – Y bien… ¿te gusto…?
Rubén me vio y me asintió con la cabeza. –Sí, me gusto…
-Me alegro que te gustara chaparrito… tu mamá estaba encantada contigo… Ve a la cocina, y tráete tu botana, vamos a ver una película con tu tío… te hicimos unos nachos con queso blanco y un vaso de limonada acida… no te tardes…
Rubén me vio y negó con la cabeza hacia su padre y se recargo en el sillón viendo la película del santo contra las momias. Caminé a la cocina y ahí estaba un vaso de plástico con limonada y hielo, y un plato con nachos de maíz con lo que supe, era leche de hombre, si bien era blanca y espesa, se notaba que eran dos tonos de blanco aperlado. Los tomé y salí a la sala, los dos me vieron y regresaron su atención a la película. Me senté y sin decir nada le di un sorbo grande a la limonada, dejando el vaso a la mitad.
-Siempre es lo mismo con el morrillo cuñao, todavía ni empieza la película y ya se acabo su limonada, sírvele más. Rubén suspiro, se levantó y camino a la cocina, después de un momento regreso con un limón cortado, tomo mi vaso, exprimió el limón en el vaso, y lo puso sobre la mesa, se paró derecho y sin decir nada, saco su verga peluda y puso el vado delante, empezó a orinar en él, sacudió su verga con las ultimas gotitas, y revolvió con una cuchara que no vi que traía.
-Si quieres más azúcar para que no te sepa tan amarga está en la mesa. – Rubén me entrego el vaso y se volvió a sentar a ver la película.
-Tómatela, le costó trabajo a tu tío hacerla… pero no te la acabes tan rápido. – El padre de Rubén me dijo y seguimos viendo la tele. Respiré hondo y le di un sorbo a la limonada, estaba tibia, sabia relativamente normal, pero tenía un sabor salado disimulado.
Esta historia me tiene muy enganchado. Menuda excitacion me provocas cada vez que leo una parte.
Gran relato… Como sigue?
Uufff… Menuda paja me he hecho mientras leia esta parte 🫦 que fantasía de historia.
Como sigue? Necesito mas 🔥
Menudo putito está echo el pequeño 💦🔥 me encanta como se esta desarrollando la historia.. necesito que subas mas partes.
Esta historia me pone la polla dura, menuda fantasía, es una gozada lo bien entrenado que estás ya, y lo adicto a las esencias de macho que eres 😉🔥