Madrastra Dominante
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Pensé mucho en escribir mi verdadera experiencia, en el pasado redacté en forma algo superficial, en forma rápida y omitiendo muchos detalles y exagerando en otros mi experiencia personal bajó el título "como me convertí en masoquista" o "la madrastra dominante" gustándome éste último título. Hice un intentó algo inverosímil para muchos, en la historia llamada "el estreno" publicado en esta página. Incluso la cuenta de correo anterior ya no funciona por lo que la vigente es la que se publica al final de este relato. Así que después de meses de pensarlo y de llamar por su nombre a cada cosa o acto que estuvo involucrado en los hechos y sin denunciar o culpar a nadie aquí está mi experiencia tratando de recuperar todos los detalles de los hechos y todas las frases de ella y mis palabras que dije en ese entonces para el gozo morboso de los lectores y tal vez lectoras que gustan de estos temas.
No soy escritor y no trato de ganar un concurso literario, además consciente de que esta página es accesada por personas con amplio criterio para juzgar por sí mismos y discernir la verdad de la fantasía. Si por conciencia propia o por error entraste a esta lectura recomiendo que la abandones no sea que el contenido sea muy violento o inmoral que atente con tus principios éticos, morales, religiosos, culturales o jurídicos pues contiene aspectos de abuso infantil hecho por mujer madura. Si sigues en la lectura quiere decir que eres capaz de asimilarla.
Aún no sé bien porqué escribo esta historia, pero sé que me hace bien contarlo para liberarme de una carga que ahora que soy adulto ya no me es tan pesada y ya no me afecta tanto, eso creo. Los hechos ocurrieron cuando yo tenía apenas 10 años recién cumplidos en aquellos primeros días de septiembre de aquella década ochentera, para esa edad era muy delgado y menudito.
Llevaba la vida normal de cualquier niño de mi edad, mi carácter era reservado y tímido, dedicado a mi escuela, viviendo en casa con mis padres. Era muy formal pues mis padres me habían educado con esos modales de decir "gracias", "con permiso", "provecho" y todo eso, también me enseñaron a vestirme en forma conservadora, tenía cara de niño, es decir, mis rasgos eran infantiles y eso porque muchos a esa edad ya tienen el rostro curtido. Tal vez tenía muchas carencias materiales pero siempre contaba con la atención de mis padres, incluso muchas madres de mis compañeros decían que estaba muy consentido por mis padres. Una de estas señoras era la que me iba a dar mi "estreno".
Eran mis primeros día en aquel quinto año de la enseñanza primaria, cuando tuve que ir a la casa de un compañero a hacer una tarea, ahí conocí a la señora Lozano, su madrastra. Ella vivía con su esposo, un señor de 33 años, su hijastro que era mi compañero de mi edad y solo un día de diferencia en el cumpleaños; y la hija de la señora que tenía 14 años. La señora causó una impresión en mí porque a sus 43 años (esa edad la supe porque oí que le decía a su esposo que para febrero del siguiente año cumplía 44) poseía un buen cuerpo, robusto y con curvas llamativas ya que la maternidad le había ayudado a formar esa frondosidad. Era muy alta y con zapatillas mucho más por lo que en esa casa era la persona más alta, incluso que su marido.
A mi cortísima edad me llamó la atención su dedicación hacia mi pues era muy melosa conmigo porque siempre me llamaba con expresiones cariñosas de cariño, bebe, nenito y demás similares, siempre tenía una sonrisa en su rostro y por lo que recuerdo ella era femenina y cautivadora. A pesar de ser una mujer madura, era de esas mujeres que muchos hombres querían tener por su encanto. A mi corta edad me impresionó su físico porque veía algo diferente y muy atractivo en ella lo que no veía en las niñas de mi edad. Las veces que fui a su casa me percaté de su vestimenta pues utilizaba vestidos ajustados con diseños floreados con el largo que no le llegaba a cubrir las rodillas.
Como no utilizaba medias, me di cuenta que tenía unas piernas macizas con pantorrilla fina y lisa pero gruesa, sus rodillas grandes pero sobre todo esa enorme y abultada cadera. Cuando se sentaba o caminaba note el enorme volumen que formaban sus muslos y eso lo confirmé cuando ella utilizaba pantalones ajustados al cuerpo. Una vez llevaba un pantalón color beige ajustado a sus extremidades y al verla de espalda me percaté del grosor de los muslos y la amplia cadera y más cuando percibí la tenue línea que formaba su pantie de corte francés que se reflejaba a través de la tela del pantalón. Eso me hacía cimbrar de emoción y sentía un revoltijo en mi vientre cuando la veía. Otros "ingredientes" que contribuyeron a mi asombro por ella era su voz fuerte pero femenina típica de las mujeres maduras, su andar ondulante y; tal vez su rostro no era de rasgos finos pero el maquillaje y los aretes, realzaba el atractivo en su cara, su piel era morena clara y su cabello negro y ondulante que le llegaba cerca de los hombros.
Cada vez que tenía la oportunidad yo miraba de reojo sus piernotas y el movimiento de su cadera sobre todo cuando el vestido o pantalón se ajustaba perfectamente a la misma reflejando la delgada línea de su ropa interior, ella con su vasta experiencia en la vida se dio cuenta de que había causado una gran impresión en mi e incluso creo que ya sabía que casi ningún espécimen humano masculino, sin importar raza o edad se sentía atraído por ella. Desde ese momento yo aproveché cada ocasión para ir a su casa con el pretexto de hacer la tarea y ella también aprovechaba cuando estaba cerca de mi para provocarme con su andar ondulante, sus cruces de piernas cuando estaba sentada, etc, pero en cierto día parecía que preparó el escenario para darme la primera sorpresa de mi corta vida. En esa ocasión la señora mando a su hijastro a comprar unas cosas quedando ella y yo solos por un momento, la señora me pidió que le ayudara a sujetar una escalera porque ella iba a subir para limpiar la lámpara. Esa vez tenia puesto un vestido corto, que dejaba al descubierto sus hombros y parte de su espalda, cuando ella llegó hasta la parte alta yo con temor y timidez pero con muchas ganas y curiosidad me pegué más a la escalera y alcé la vista para mirar bajo su vestido. Quede embobado al ver ese par de muslos gruesos y macizos, firmes y duros pues por su hijastro supe que ella desde joven practicaba bicicleta y corría cuesta arriba en los campos, además también vi su tanga clara que se metía entre sus glúteos.
Sentí que mi cuerpo se cimbraba, la temperatura corporal ascendía, tragaba saliva, sentía como mi corazón latía mas fuerte, estaba tan embobado con aquella visión que ella se dio cuenta de que la miraba, en esa ocasión no hizo ningún comentario a pesar de que yo no sabía como lo iba a tomar, cuando llegó la hora de irme me invitó a quedarme a dormir pero yo le dije que para otra ocasión pues aún no salía de mi espanto por haber sido atrapado y de mi asombro por lo que vi bajo su vestido.
El día que decidí quedarme y con previo permiso de mis padres, mi madre me llevó a su casa y le pidió a la señora que me cuidara mucho, recuerdo a la señora que le dijo a mi madre "si, no se preocupe, yo cuidaré a su hijo y lo trataré con cariño", mi madre me dio un beso en la mejilla y yo le di el suyo antes de despedirse de mi. Cuando entré a la casa de la señora y vi a mi madre alejarse sentí una extraña sensación como de abandono y más cuando la señora cerró la puerta. Tímidamente me quedé parado con ganas de abrir la puerta y salir a alcanzar a mi madre pero la señora con una sonrisa dulce y colocando su mano en mi hombro me invitó a pasar a la sala para que tomara asiento.
Me di cuenta de la enorme diferencia de estaturas, será porque me sentía abandonado en esa casa ante esa enorme señora que para mi era muy grandota en estatura. Pero su trato suave y sus atenciones ayudaron a que me relajara. Yo iba vestido con un pantalón azul oscuro y una camisa blanca de manga larga y sobre la bolsa de la camisa que está a la altura del corazón llevaba tejido el dibujo del personaje Pluto de Walt Disney, pues era mi favorito y mi madre me había comprado esa camisa. Además, llevaba mi oso de felpa blanco que era con el que me dormía y me gustaba mucho, ese oso me lo habían traído los reyes magos el año anterior y desde ese entonces era mi compañerito para dormir en las noches.
La señora nos dio de comer a su hijastro y a mí para después hacer las tares escolares. De postre la señora nos dio nieve de limón pero la preparó en una forma que yo desconocía. Partió un melón y después de sacarle las semillas del centro, lo rellenó con nieve.
-¡ten, se que te gusta la nieve, ¿nunca la has comido de una fruta?- yo le dije que no, así que me dio el melón el cual yo tome y empecé a comer pero ella me detuvo para decirme la manera de como debía comerlo indicándome que primero pusiera mis labios y con ellos tomaba la nieve para sorberla y en forma lenta, que me concentrara en el sabor y el olor, lo cual hice, y así lentamente sorbí la nieve en lugar de tragármela y cuando quise utilizar la cuchara para raspar la nieve junto con la fruta para seguir saboreando el postre, ella me dijo que utilizara la lengua para limpiar de nieve todo el centro del melón, lo cual hice. Ella me dio la otra mitad del melón, le puso nieve y repetí el proceso.
Después de acabar la tarea, ella me indicó la recamara donde iba a dormir, era más amplia y cómoda que la que utilizaba en la casa de mis padres, tenía TV a color. Ella me preguntó por mis gustos y yo le dije que me emocionaba las series de Star Wars y la recién estrenada película Blade Runner a lo cual ella me dijo que también le gustaba esa película, me preguntó cual parte o qué personaje eran mis favoritos de la película y yo le dije que quería ser el héroe tal como Harrison Ford y ella me dijo que ella le gustaba Pris el replicante femenino que noqueaba a Harrison Ford entre sus piernas. Después de un rato de charla ella se retiro diciéndome que iba a una fiesta y que al rato regresaba, yo y su hijastro nos quedábamos en nuestras respectivas recamaras, su hija y su esposo no estaban ese día (y de hecho no los vi en ese fin de semana y nunca supe donde estuvieron). Con un tierno beso en mi frente ella se retiró y cuando me dio la espalda aproveché para mirarle esa amplia cadera que se formaba a través del vestido que llevaba.
Yo me quedé acostado en la cama junto con mi osito de felpa, viendo la TV los dibujos animados y estuve un buen rato hasta que el sueño me ganó. No se cuanto tiempo estuve dormido porque un fuerte ruido de puertas me despertó, soñoliento y aún vestido incluso con mis zapatos puestos traté de entender que había producido ese ruido.
Cuando mis sentidos empezaban a recuperar su ritmo normal vi a la señora frente a mi, pero ahora era otra pues su actitud y su mirada ya no eran las de aquella señora melosa, sentí su mirada penetrante porque sus ojos estaban un poco brillosos, mucho tiempo después deduje que ella estaría bajo los efectos de alguna bebida alcohólica, pero en ese entonces no sabía que era lo que la había puesto así. Cuando estuvo en la orilla de la cama muy cerca de donde yo estaba acostado me percaté de su mirada y esta me espantaba sobretodo cuando empezó a hablarme en forma altisonante y con nuevas palabras que yo no había oído. Ella llevaba puesto una blusa de manga larga blanca y una falta holgada plisada negra que apenas le llegaba a las rodillas, aparte de sus zapatillas del mismo color de la falda.
-¡Ahora es tu turno chamaquito, vas a conocer lo que es una mujer!-, la señora me decía, mientras en forma rápida colocaba una de sus rodillas sobre mi cuello inmovilizándome, yo no sabía que hacer, yo por reacción inmediata ponía mis manos sobre su enorme rodilla para tratar de quitarla mientras veía en su rostro una sonrisa maliciosa.
-¡señora, que va a hacer!- con trabajos le dije mientras mis pequeñas manos se posaban en aquel firme y enorme muslo para tratar de moverlo y de esa manera quitar su rodilla de mi cuello pero era inútil, ella con sus manos en su cintura solo se limitaba a verme con su sonrisa maliciosa como si gozara con lo que estaba haciendo conmigo. Yo cerré los ojos tal vez por lo que estaba experimentando y empezaba a sentir molestia porque aparte de su enorme y dura rodilla que oprimía mi cuello sentía en mi pecho la dura y firme pierna de la señora que la tenía doblada y se apoyaba sobre mi pequeño pecho. Una sensación desconocida hizo cimbrar mi cuerpo cuando en una de mis manos percibía la dureza y el tamaño de su muslo mientras que con la otra sentía el grosor y firmeza de su desnuda pantorrilla.
Cuando al fin ella quito su rodilla yo solo abrí los ojos y comencé a respirar más ansiosamente pero era por los nervios porque el temor estaba invadiendo mi ser. Inmediatamente tomé mi oso de felpa y lo abracé como queriendo protegerlo y que el me protegiera a mi. La señora solo me miraba hasta que sin decir palabra alguna me tomó de los cabellos para obligarme a incorporarme y bajarme de la cama. Yo me levanté porque sentí que me lastimaba al agarrarme de los cabellos. Ella siguió jalando hasta que hizo que yo cayera al suelo soltando mi oso de felpa en el choque. Cuando yo busqué a mi oso solo vi como la señora le aplastaba la cabeza con su pie en zapatilla.
En un instinto fiel de protección y sobre vivencia yo a rastras llegué hacia donde estaba mi oso y con mis pequeñas manos trate de remover la desnuda y firme pierna de la señora para que quitara su pie de mi oso pero en eso sentí como ella colocaba su otro pie en zapatilla sobre mi rostro haciendo que quedara con el flanco derecho de mi cara pegado al suelo mientras que el flanco izquierdo tenía la suela de su zapatilla.
-¡señora, me está lastimando!- yo solo alcancé a decir y solo utilicé una de mis manos para agarrar esa firme y maciza pierna para moverla de mi cara mientras que con mi otra mano quería mover su otra pierna de mi oso. Yo estaba desesperado pero era más al ver la cabeza de mi osito aplastada por ese pie en zapatilla de la señora que por mi mismo al ser aplastado también por el otro pie de la señora.
Después de ese tormento la señora quitó su pie de mi cara e hizo lo mismo con mi osito lo cual yo inmediatamente agarré y comencé a limpiarlo y acariciarlo en un intento de aliviarlo del terrible castigo que la señora le había dado. Yo me quedé sentado en el suelo de esa recamará y después de tratar de aliviar a mi oso yo alce la vista hacia ella cuestionándole con mi mirada el porqué ella era una mujer mala con el osito y conmigo. Pero ella en su imponente y altísima figura para mi, solo me miraba con una sonrisa maliciosa mientras estaba con sus manos en sus caderas y una de sus pierna la tenia flexionada.
Por instinto al verla yo presentí que ella iba a hacer algo por lo que moviéndome hacia atrás traté de despegarme de ella pero la cama a mi espalda impidió que siguiera alejándome. Traté de incorporarme pero en el inter la señora simplemente se acercó a mi y cuando ya estuvo muy cerca impidió que me incorporara colocando su rodilla bajo mi mentón.
-¡señora, por favor!- yo cerré los ojos tratando de aguantar el dolor porque me lastimaba su dura rodilla en mi cuello y solo utilizando una mano pues con la otra seguía abrazando a mi oso. Hice un inútil intento de quitar esa rodilla pero obviamente no pude. Solo me limité a seguir con los ojos cerrados esperando que todo esto fuera un sueño pero el agudo dolor en mi cuello hizo que abriera los ojos viendo el rostro de maldad de esa señora que seguía gozando con mi sufrimiento. Después de unos momentos ella al fin quitó su rodilla de mi cuello sintiendo yo un gran alivio.
Pero mi tormento solo había finalizado el principio porque la señora se sentó a la orilla de la cama a lado mío viendo de reojo esas piernotas y sus pies en zapatilla. No se como ni de que manera pero cuando quise levantarme me di cuenta que mi cuerpo estaba en medio de sus piernas desnudas ya que se había alzado la falda hacia su cintura. Sus piernas como enormes tentáculos se movieron para aprisionarme la cabeza y así atrapado guiaban mi cabeza hacia un triangulo blanco abultado que estaba al fondo y/o en medio de esas piernotas.
Me recordaba un documental que vi donde un pulpo utilizaba sus tentáculos para llevar a su presa hacia su boca en forma de pico de loro para destrozarla y engullirla, y así ella me llevaba hacia su triangulo y yo me preguntaba porqué ahí y porque con sus piernas pues en sus movimientos me lastimaba. Cuando mi boca estuvo a escasos milímetro de ese triangulo mis fosas nasales percibieron una mezcla de aromas identificando perfume y jabón entro otro mas fuerte pero desconocido para mi.
-¡señora, por favor!- yo le suplique y utilizando solamente una mis manos porque con la otra aún seguía agarrando a mi oso, traté de zafarme pero era imposible pues la señora apretó mi cara con sus muslotes causando que casi me ahogara con esos muslotes aplastando mi rostro. La reacción de ella hizo que soltara mi oso para utilizar mis brazos y poniendo uno en cada muslo de la señora, traté de abrir esa enorme tijera de muslos en mi cara pero solo percibí la suave tersura pero firme consistencia de aquellas enormes columnas. Deduzco que la señora se dio cuenta que estaba con un niño e inmediatamente aflojó la presión de sus muslotes de mi cara dejándome libre para respirar y como si tratara de que no me espantara quiso tranquilizarme.
-¡no temas chiquillo, solo voy a poner mis piernas en tus hombros y vas a sentir mis muslos apretar tu cabecita, recuerda a tu héroe favorito, el también pasó por esto!- pero en ese entonces creo que había una gran diferencia entre Harrison Ford que era un hombre adulto y Pris una mujer delgada a mi, que yo era un niño y ella era una gran señora piernuda y caderona.
-¡anda vamos a jugar mi escena favorita!- con mi inocencia de niño creí que si íbamos a jugar emulando la escena de la película pero la señora cambio un poco el trama de esa escena. Aunque sus muslos ya no apretaban mi cabeza aun estaban a lado de los flancos de la misma descansando en mis pequeños hombros y los sentía muy pesados, además en mi espalda sentía sus piernotas cruzadas, así que si quería escapar no tendría oportunidad.
-¡ahora eres mi prisionero y no vas a ir a ningún lugar hasta que este satisfecha!- con sus manos me tomo por la cabeza haciendo que mi rostro estuviera completamente pegado en su sexo.
-¡quiero que sepas como huele una mujer, anda huele hasta que mi aroma forme parte de ti!- ella pegó mi rostro sobre aquel triangulo blanco donde mi olfato que solo había percibido aromas de postres, comida casera, ahora se impregnaba de otro aroma mucho más fuerte que hizo que me sintiera un poco mareado, mi necesidad de aspirar aire fresco hizo que despegara mi rostro de aquel triangulo blanco pero inmediatamente sentí los gruesos muslos de la señora cerrarse sobre mi cabeza quedando completamente desconectado y en el vacío total, sentí mucho miedo pues poco a poco sentía como el respirar se iba haciendo más difícil, no podía oír, ni hablar y aparte empecé a sentir como la señora utilizaba sus muslotes para aplastar mi cara, yo solo hice sonidos guturales en espera de que ella entendiera de que me estaba ahogando pero me percaté que ella solo me miraba con su sonrisa maliciosa y como si gozara con mi sufrimiento. Cuando al fin aflojó la presión de sus muslos de mi cabeza yo inmediatamente alce mi rostro para que mis fosas nasales aspirara y aspiraran tan preciado oxigeno fresco.
-¡señora déjeme ir, por favor!- pero ella aún con sus muslos sobre mis hombros parecía gozar conmigo por lo que me volvió a decir:
-¿sabes donde me gusta que me besen los niños bonitos como tú? porque solo hay una forma de escapar, y si quieres salir tendrás que besar la fuente de la diosa!- pero yo no sabía cual era esa fuente por lo que ella me tomó de los cabellos para acercar mi cara por enésima vez hacia ese triangulo blanco el cual el aroma que de allí emanaba parecía más fuerte y creí ver una mancha de humedad en medio de ese triangulo.
-¡anda besa¡- pero como yo no atinaba a reaccionar la señora volvió a trenzar sus gruesos muslos pero ahora sobre mi cuello y dio un apretón cortándome la respiración.
-¡besa o morirás en mi prisión!- pero yo empecé a agitar mis pies en un intento de escapar y por el miedo que estaba sintiendo porque casi no podía respirar. Ella de seguro se dio cuenta de mi situación y para darme confianza me habló en un tono suave pero firme.
-¡no temas bebe, solo dame unos besitos y acabamos el juego, anda cariño!- y tal vez por su sonrisa y su voz dulce me dio la confianza para creer que en verdad era un juego por lo que procedí a dar mis primeros besos franceses en esa parte que ella llama "la fuente de la diosa". Así fue como mis labios vírgenes que solo habían besado la mano de mi padre y la mejilla de mi madre ahora besaban algo desconocido que emitía una mezcla de aromas algo fuertes.
-¡más dale más besos y entonces te dejaré libre!- con tal de salir yo bese y bese más esa "fuente" pero sentí como sus enormes muslos aplastaban mi cara casi asfixiándome. Cuando estaba viendo estrellitas ella aflojó la presión de sus muslos de mi rostro y dejándome un poco aturdido caí de bruces al suelo, estaba medio noqueado por los apretones de sus muslos pero ella cariñosamente me cargo pues yo era menudito, delgado y ligero de peso; para dejarme acostado en la cama. Alzó mi oso y tratándolo cariñosamente y mimándolo lo acomodó a lado mío el cual yo abracé inmediatamente.
-¡no te lastime cariño!- con una mirada medio tierna me dijo, me sorprendió el cambio de su mirada firme y su sonrisa perversa al de la mirada tierna y dulce.
-¡un poco, casi me ahoga con sus muslos!- yo le dije y ella solo me dio un beso en la frente y me dijo que ya me durmiera.
Cuando ella se fue yo me quede tratando de recordar la escena de la película donde Harrison Ford esta con la cara cerca del sexo de la replicante cuando esta lo mantiene cautivo entre sus piernas y lo deja noqueado por el castigo de ella. Deduje que yo también estuve cautivo en esa "prisión" solo que para mi era mucho más grande o yo era mucho más chaparrito y menudito que Harrison Ford, así que un poco más tranquilo empecé a dormirme abrazando a mi oso. Pero en mi nariz se quedó ese olorcito impregnado por un buen rato hasta que el sueño me gano y quedé dormido.
Pero lo peor estaba por venir…
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