Maia de 9, una verdadera hija de puta
Lo que pasa cuando un macho pajero se queda a cargo de una nena de 9….
Hola a todos, me presento, mi nombre es Diego, soy de Uruguay, tengo 35 años y toda mi vida fui un gran consumidor de prostitutas y pornografía, nunca tuve gran paciencia para la conquista ni mucho menos y esa siempre fue mi salvación.
Soy un hombre normal, mido 1.80m, soy rubio y tengo un cuerpo promedio, ni gordo, ni flaco, pero sin vellos. Hago ejercicio para mantenerme en forma ya que trabajo desde casa y no salgo mucho excepto para ir a tener algún encuentro con una trabajadora sexual.
En mi casa, herencia de mi abuelo, tengo un gran patio por lo cual decidí edificar unas pequeñas casas de un dormitorio para rentarlas y tener un ingreso pasivo.
Hace tres años, durante mis noches de mujeres pagas conocí a una morena espectacular de entonces 26 años, hoy tiene 29, con cabello negro y largo, tetas operadas y culito parado llamada Sabrina, ella es un mujerón increíble, hace todo lo que le pido y más -con billete de por medio, obvio- por esta razón empezamos una relación de negocios imparable.
En una charla post coito me contó que no tenía a dónde ir, que no encontraba alquiler, yo obviamente le ofrecí uno de mis apartamentos y aceptó sin ningún problema. El pago que a ella le aceptaba obviamente era en dinero o un servicio con anal incluído.
Sabrina se mudó al apartamento con su preciosa hija llamada Maia de, actualmente, 9 añitos pero cuando llegó tenía 6; también igual de morena que la madre, una piel divina y una carita de ángel con dientecitos chuecos.
Con Sabrina entablamos una relación de amistad y fraternidad, prácticamente contrataba sus servicios una vez a la semana más el pago del alquiler que, sorpresa, muy pocas veces fue en dinero.
Pasó el tiempo, llegó el verano y Sabrina me comentó que su mamá tuvo un mal año económico, que necesitaba ayudarla. Como era época de vacaciones y todo el mundo estaba en la plata, lo obvio era ir a la playa a trabajar allá pero no tenía con quién dejar a la pequeña Maia ya que el padre de la niña estaba preso y la abuela no podía hacerse cargo, obviamente, ¿a quién le pidieron el favor? ¡Al tonto de turno! O sea, a mí.
-Por favor te lo pido, Dieguito… por fa. – Dijo Sabri abrazándome con tono mimoso.
-No pero… tengo muchas cosas que hacer, Sabrina, no. – Le respondía yo.
Sabrina se puso muy pesada en ese momento, empezó a tocar mi verga y, claro, se me empezó a hinchar.
-Porfa papi, por fa Diegui… Vos sabés que sos mi cliente favorito…
De a poco Sabri me abrió mis pantalones y empezó a frotar su cara contra mi bulto.
-Noo… pero, no puedo. – Decía yo.
Fue ahí que Sabrina me empezó a chupar la verga como la puta asquerosa que ella es, la tragaba toda, la manoseaba, tocaba mi verga, se la metía hasta los huevos que previamente me lamió y empezó a pajearme.
Muy rico, apenas se veía la mano de Sabrina que me pajeaba y ponía su lengua de puta en la punta de mi verga hasta que me vine.
-AAAAAAHHHHGG SEEE SABRI, ASÍ.
Sabrina tenía toda la boquita embarrada de mi leche, todo para pedirme que cuide a su hija. Obviamente tuve que aceptar, ella quedó en pagarme con tres sesiones de anal pero bueno, las putas hacen lo que quieren conmigo.
Llegó el día en que Sabrina se iba a trabajar a la playa en Punta del Este, se despidió de la pequeña Maia quien quedó a mi cargo. Maia es una nena hermosa, llena de vida, linda, con el pelo negro y un cuerpo divino, increíble para sólo tener nueve años… Es digna hija de su madre que también es hermosa.
Pasaron los días y Maia estaba un poco triste porque extrañaba a su mamá por lo cual intenté alegrarla, compré comida chatarra para pasar una noche de risas y pelis, todo fluía bien hasta que estabamos en la cama mirando una peli y empezaron las preguntas…
-¿A dónde fue mi mamá, tío? ¡La extraño mucho! – Me preguntó Maia.
Aunque yo no era el tío, ella me trataba así.
-Mai, tu mamá fue a trabajar, tu abuelita necesita dinero por eso tu mamá está trabajando muy duro para darte a vos y a tu abuela lo mejor. – Le dije serio.
-Pero no entiendo, tío… Si yo ayudo a mi mamá en su negocio, ¿por qué no me llevó?
-¿Cómo que… qué? – Me quedé desconcertado.
-Sí, tío. Yo siempre la ayudo y ella no me quiso llevar a la playa. – Me dijo con cara triste y los ojitos vidriosos.
-Eh pero, ¿en qué ayudas a tu mamá? – Volví a preguntar curioso.
-A jugar a los novios, tío. Como vos también jugás con mamá, que yo los vi varias veces, jiji… – Respondió Maia entre risas.
No podía procesar lo que Maia me estaba contando, Sabrina su mamá…¿la estaba prostituyendo? ¿QUÉ?
-Pero eso es un juego de adultos, mi amor…¿Cómo lo juegas? – Pregunté.
-Primero mami se da besitos con el señor, después le doy besitos yo a él y nos sacamos la ropita, a mí eso me da vergüenza, tío, pero me gusta jugar a los novios. – Respondió Maia.
Una chiquilina de 9 años, quien yo conocía desde los seis me confesaba que su propia madre la estaba vendiendo. Estaba paralizado con la situación.
-¿Y dónde te los besitos el señor?
-Acá, acá y acá. – Dijo Maia señalando primero su boca, después su vaginita y por último su potito.
Ufff, qué rica situación, en ese momento yo estaba tieso y mi pija se había despertado, la tenía como piedra.
-¿Hace mucho que ayudás a tu mamá en el trabajo, bebé?
-Mmm, no mucho tío, desde el año pasado.
La situación era muy excitante, mis pezones estaban erectos, tenía la piel de gallina, mi verga explotaba, la mitad de la sangre de mi cuerpo estaba violentamente agolpada en mi pija después de estás confesiones.
-¿Y… te hacen algo acá? – Pregunté señalando la vaginita de Maia.
-Sí por acá me dan besitos y también juega con la gallinita de los chicos. – Contó Maia.
La pequeña Maia en su inocencia me relataba cómo su mamá la vendía en su presencia para que algún degenerado saciara su lujuria.
-Wow, pero esos juegos son de adultos… – Dije.
-Ayy tío pero a mí me gusta hacerlo.
-¿En serio?
-Sí, yo la paso muy rico jugando.
Mi verga explotando y Maia diciéndome estas cosas fue casi letal para mí.
-¿Jugarías conmigo? – Pregunté
-¡Claro tío! – Respondió Maia.
En ese momento ya había dejado mis principios morales en otra dimensión. Dejé afuera mi verga peluda y llena de venas en frente de la carita de Maia.
-Saluda a mi gallinita, Mai.
-Ayy, tío.
Mai le dio tres besitos a mi verga dos en el tronco y uno en la cabeza y empezó a lamer mis bolas. Una corriente inmensa de electricidad pasó por todo mi cuerpo, me relajé un poco y pude sacarme toda mi ropa de la parte superior.
Mientras tanto, Maia la chupaba como una cerda experimenta, para ella esto era un juego
-Uff, qué rico, qué rica novia sos. – Decía yo.
No podía negar sus genes, los de su madre que era una puta. Yo estaba arrodillado encima de mi cama y ella mamándome. Facilmente habremos estado 20 minutos de sexo oral, después de tantas revolcadas con prostitutas aprendí cómo retardar la acabada para que la hora no pase tan rápido.
-Glup, glup, glup. – Era lo único que decía Mai.
-Mai, mi amor, qué rico saludás, te quiero mucho princesa mía pero ahora yo quiero saludar a tu cotorrita, ¿puedo?
-Sí tío, claro.
Mai accedió rápidamente a quitarse su calzoncito color lila pastel y dejó a la luz ese hermoso papo de nena. Dios mío nunca había visto labios tan hermosos, mi lengua recorría esa vagina estrenada precozmente.
-MMMMMMMMMMMMMMMMMM. – Decía mientras ingería esos jugos vaginales de nena.
-Ayyy aayyy ayyy ayyyyy me hago pis, tío, qué rico.
Chupé todo lo que tenía para chupar, lamí ese maravilloso clítoris de nueve añitos precioso, una conchita preciosa, nuevita en edad pero ya sin himen. Qué rico, me pregunté quién habrá sido el suertudo en estrenarla.
-Ahora sí vas a sentir más rico bebé, abrí bien tus piernitas. – Dije mientras agarraba un condón de mi mesa de noche.
Deslicé el preservativo sobre mi miembro, puse un poco de lubricante y se la froté por la raja de la concha y se la mandé toda adentro.
-AAAAHH, AHHH, AHHHH.
La conchita de mi princesa Maia se la tragaba toda.
-AYYYY ayy ayyyy tío, qué rico ser tu novia.
-See bebita, sos la mejor novia de todas. – Decía yo.
Se la quité de la conchita y se la pasé por el culo a Maia
-Mmmm, ¿por acá también se puede? – Pregunté babosamente.
-Ayyy no tío por ahí no por favor noooo, noo. – Gritaba Maia.
-SEEE POR ACÁ SÍ.
Al decir eso se la incrusté por el culo, Maia pegó un grito que se escuchó en todos lados.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAYYYY TÍO ME DUELE TÍO.
-SEGUÍ PUTA SEGUÍ, ARRRGG SEEE BEBÉ. – Decía yo.
Maia estaba siendo empalada por mi verga, me excitaba mucho como se retorcía, empecé a embestir violentamente ese culazo de nena puta igual que su madre
-Bastaaaaaa tío, me estás matando. – Suplicaba Maia.
-¿Querías pija, puta? Ahí te doy. – Le decía a Maia sin importarme que fuese una nena de 9 años.
Me moví unos dos minutos más hasta que todos los vellos de mi cuerpo se erizaron y exploté como una bolsa de leche dentro del culo de Maia, me desplomé sobre el cuerpo de mi bebita.
-aaaaAHHHHHHH BEBÉ QUÉ RICOOOOOOOOOO.
Maia mientras estaba llorando me separé de ella, me fui al baño a quitarme el condón y la dejé un rato sola para que procese, había sido literalmente violada por el culo.
Después de ese momento Maia me pidió que no se la meta más por ahí, que le dolió mucho. Con el tiempo Sabrina, su mamá, se enteró y ahora quien me paga el alquiler es la pequeña Maia.
Por dios amo a Maira tengo una se llama Erika😍😍😍
Que maravilla
Espero le sigas, quiero saber más de los trabajos de Maia
Exitante y morboso relato las nenas son lo más tierno y sabroso
ufff delicoso