Esta es una fantasía dedicada a mis vecinos, inspirada en una confidencia que realmente le hizo la vecina a mi esposa. Me imagino cómo el padre de la niña la comienza a enseñar sexualmente..
La pendeja de Aída, nuestra vecina, le platicó a mi esposa Katy que una vez al volver de la escuela, su hijita Mariana le preguntó que qué cosa es el pene, qué cómo es, que qué forma tiene.
Aunque me sorprende que la pinche chamaca preguntara eso. Ni modo que no se hayan bañado juntos los tres, y ahí haya tenido oportunidad de mirarle el pito a su papá. Pero en fin.
Aída le contó que, deseosa de satisfacer la curiosidad de la niña, le ordenó a su esposo que se lo enseñara para que la niña lo conociera, pero él se resistía y ella lo presionó. Que le decía: enséñale David… es mejor que tú se lo enseñes y no un desconocido… enséñaselo…
Le dijo que según David no quería, pero finalmente accedió y enfrente de ella, todo ruborizado y nervioso, se abrió la bragueta y se sacó el pito para que su hija se lo viera. Le dijo que estaba muerto de pena, pero así quedó tranquila su hija.
No le dio más detalles. Mariana tiene como 7 años, es blanca, delgadita, de cabello lacio y largo, nariz pequeña y algo levantada, cuando estaba chiquita se parecía a su padre, pero en realidad se ha puesto bonita.
El papá tiene como 42 años, es blanco, delgado, como de 1.65, usa barba y bigote, con apariencia aburrida, en tanto que Aída ha de tener como 38 años, delgada, con buen cuerpo aunque de cara no es muy bonita.
Yo pienso que tal vez la escuincla no se conformó con ver el pito de su papá, tal vez también se lo tocó y es posible que a él se le empezó a parar.
Lo más seguro es que esa noche o aprovechando el primer momento que estuvieron solos, David se cogió a Aída con muchas ganas, evocando el momento en que le mostró la verga a su hija enfrente de su madre. Seguramente se calentó mucho con la escena, porque me parece que es muy morboso el wey.
Pero tengo la impresión de que el par de pendejos cogen poco y seguramente al pinche marido se le junta la calentura. Me imagino que, a los pocos días, estando solos David y Mariana en la sala de su casa, él le preguntó que si quería ver de nuevo su pene. La niña le dijo que sí y él nuevamente se bajó el cierre y se sacó el pito para enseñárselo.
Ahora la invita a tocarlo. Le dice: tócalo con confianza, para que sepas cómo se siente.
Ella lo agarra e instintivamente le mueve el cuero. De inmediato se le empieza a parar y él le dice: a ver, espera…
Retira su mano y se baja el pantalón y el calzón. Mariana mira completos la verga y los huevos de su papá. Él le dice: ahora sí, puedes tocar más cómodamente.
En efecto, es más cómodo así y la chamaca no se hace del rogar, palpa los huevos peludos de David y de nuevo le agarra el miembro, bajando lentamente su pellejo. Al descubrirle la cabeza, el pene reacciona y se pone tieso. Le pregunta: ¿por qué se pone así papi?, ¡se hizo más grande y está duro!
-Porque está contento… le gusta cómo lo tocas…
-¡Qué bueno papi!, a mí me gusta… está muy grande… ¿es cierto que también se llama pito?, los niños de mi escuela a veces le dicen así.
-Sí nena, dile pito, o también le puedes decir verga, y a las bolas de abajo diles huevos.
-¡Ay, siii!, ¡qué bonitos nombres!, y qué bonitos están tus huevos y tu verga papi…está muy contenta ¿verdad?, porque mira, está bien dura.
-Sí Nena, la pusiste muy contenta y por eso se paró… y puedes ponerla más aún…
-Sí papi, sí quiero. ¿Cómo le hago?
-Muévele mucho el pellejo… así (le dice tomando la mano de la niña que sigue en su camote y enseñándole cómo moverle el cuero, tapando y destapando la cabeza) y también puedes besarla si quieres…
La niña usa toda su manita para sujetar la vergota de su papá al momento de pelársela y sigue de inmediato la invitación. Acerca su carita, besa el pito paterno y, sin esperar otra instrucción, abre la boca y la chupa.
David ahoga un quejido de placer y le dice: siiiií…, asiiiiií…, asiiiiiií…, chúpala…, chúpame la verga…, pónmela contenta…
Mariana obedece, chupa y besa la vergota de su papá que está excitadísimo y lubricando. Luego se la saca y sonriendo le dice: papi, está bien contenta tu verga…, le sale un juguito bien rico…
David está en el cielo, con los ojos entrecerrados sonríe y le responde: sí Marianita, la pusiste bien contenta… lame mis huevos, ándale…
La niña baja más su carita y la mete entre las piernas de su padre para alcanzar los huevos con su boquita. Saca la lengua y los lame. Se los lengüetea al tiempo que David observa con cuidado y gozando al máximo cómo su hija se está pervirtiendo.
Después de un momento, la toma del hombro y la levanta diciéndole: quiero darte un premio, a ver…
Mariana dice: siii papi, ¿qué es?
-También te la voy a chupar (responde), ven.
Se quita completamente el pantalón y el calzón para poder caminar y tomándola de la mano, se acercan al sofá de la sala. Se pone en cuclillas frente a ella y levantándole la falda, le baja el calzón. La mira con ojos de lujuria y sin esperar más, besa su pubis lampiño repetidamente. La sube al sofá y le abre las piernas delgadas. De inmediato comienza a lamer su almejita de niña. Marianita ríe.
-¡Ay, qué rico papi…, qué rico siento en mi colita!
David mete su lengua en la almeja y la chupa con gusto. Con las manos abre el coñito para chuparla más completamente y con deseo. Parece un perro al lengüetear la puchita de su hija. Ella está feliz, no deja de reír gozando la mamada de su papá.
-¿Te gusta…, te gusta…? (le pregunta)
-Siiií…, qué rico papi…, siiií (responde la chamaca que en verdad goza la mamada y después de un rato añade) Ahora yo papi…, en tu pito…
David se incorpora. Se pone de pie con la verga tiesa y goteando lubricante. Sus ojos de lujuria observan cómo su hija se mete la verga en la boca y golosamente sorbe la baba transparente que come con delicia.
-¡Mueve el cuero, mueve el cuero! (le ordena)
La niña obedece y sujeta el pitote de su padre. Mueve su manita jugándole el pellejo arriba y abajo. En realidad la tiene de tamaño promedio, pero en la manita de su hija luce enorme. Es como de 15 centímetros, gruesa, con el pellejo algo café y la cabeza rosa oscuro. La tiene muy peluda, lo mismo que los huevos.
-Aprieta más (le dice David jadeando). Más fuerte…, más rápido…
Mariana lo hace sin dejar de sonreír. No sabe que le está haciendo una riquísima chaqueta al morboso de su padre.
David cierra con fuerza los ojos y jadea. De pronto suelta un gemido muy fuerte al alcanzar el orgasmo, abre los ojos y ve cómo de su verga brotan varias escupidas de mocos espesos, que saltan a la cara de Marianita, su mano y brazo. Otros caen sobre el sofá. Ve como la niña tiene los suyos completamente abiertos al ver el espectáculo.
Su papá le detiene la mano para que ya no le mueva el cuero. Está feliz.
-Papi ¿qué es eso?, hiciste pipí… ¿por qué es blanca?
-No nena (responde David sonriendo), es mi leche… ¿te gusta?
-Ahhhh…, ¿tu leche?…, siiiií, qué bonita…
-Es que me hiciste una chaqueta (le dice), con la chaqueta a los hombres nos sale leche.
Toma un kleenex de la mesa de centro y le limpia los lechazos a su hija. Aún tiene la verga dura y le dice: a ver vamos a poner contenta tu conchita. La sube al sofá y se arrodilla frente a ella.
-¿Conchita?, ¿así se llama mi colita papi?
-Si, así se le dice también… y de otras formas que luego te voy a enseñar… Sólo recuerda que este juego es sólo para nosotros, no se lo debes de decir nunca a nadie… ni a tu mamá…
-Sí papi, a nadie le voy a decir pero quiero que juguemos seguido así.
David le sube otra vez la falda y le abre las piernitas delgadas, vuelve a mirar con lujuria el coñito de su hija y sin tardanza comienza a lamérselo. Mariana suspira complacida y observa cómo su papá mete su lengua en su pequeño sexo. En poco tiempo la pepita de la niña se pone dura.
-Ay (le dice), qué rico papi, qué rico siento… siento cosquillitas.
Su padre se da cuenta que le está provocando un orgasmo a mamadas y se concentra en el pequeño clítoris de su hija. Abre un poco los labios delgados de la almeja mostrando la pepa y se la ensaliva y chupa. Lame completa la pucha. Desearía meterle le lengua entera, la lame una y otra vez. Ella suspira cada vez más fuerte y de repente suelta un jadeo fuerte y como que tiembla un poco. A pesar de ser una niña, ha alcanzado el primer orgasmo de su vida gracias a la lengua madura y experimentada de su papá.
Erwin le termina el gusto lamiendo la puchita y besándosela. Mariana ríe.
-Papi, qué rico, qué rico… me pusiste bien contenta mi conchita… sentí algo raro, unas cosquillas muy raras, pero muy ricas…
Su papá se incorpora, tiene la verga a medio parar. Levanta del piso la pantaleta de la niña.
-Ten (le dice) ya ponte el calzón.
-¿Ya terminó el juego papi?, tu pito ya no está contento, ¿verdad?
-Sí está contento, pero ahora está descansando por eso ya no se ve parado. Por ahora ya terminó el juego. Vístete bien nena. Voy al baño.
Recoge su ropa del suelo y entra al baño de bajo la escalera para orinar. Al salir del baño. Ve a Mariana sentada en el sofá. Sigue con la falda levantada. Se puso el calzón, pero no se lo subió, lo tiene a las rodillas. Se está mirando el sexo con curiosidad. Voltea a ver a su papá y le sonríe.
-Papi (le dice), me gusta mi conchita, ¿a ti te gusta?
-Me gusta mucho nena, la tienes muy bonita.
-¿Y la de mi mami, te gusta?
-Sí Marianita, me gusta muchísimo también.
-¿Y también a ella se la pones contenta con tu boca?
-Sí nena, también se la chupo, se le dice mamar. Eres muy curiosa.
Las preguntas de la niña vuelven a excitar a David. Siente cómo nuevamente la verga se le empieza a parar. En su mente se da cuenta que la abstinencia que le impone Aída, ahora podrá canalizarla con su hija. Con el incesto podrá desahogarse y vaciarse los huevos.
-¿Y ella también te pone contenta tu verga, papi?
-Sí nena, me lo pone muy contenta. Pero tú lo hiciste de maravilla. Pero ya por hoy. Luego te enseño más cosas ¿eh?
-Siiii papi, sí quiero…
Esa noche David cachondea a Aída cuando ya están en la cama. Como lo hace con frecuencia, ella no quiere coger, solamente lo besa, pero le murmura: nos va a oír la niña…
-No (le responde) ya se durmió… (y sigue besándola y manoseándola)
Se quita la playera y a ella le desabrocha el brasier. Manosea y chupa sus tetas mientras le soba las nalgas. Tiene la verga bien parada dentro del pantalón del pijama. Se baja a besar el ombligo de Aída y le baja la pantaleta. La pendeja suspira y abre un poco las piernas para que él pueda mamar cómodamente su coño. David se aplica a mamárselo.
Chupa la rajada de su esposa como sabe hacerlo. Es buen mamador. No deja de pensar en Marianita. En su mente compara la pucha de la niña con la que se está comiendo ahora. La mama con ganas, de tal modo que poco a poco su mujer alcanza el orgasmo y gime al sentir el placer.
-Oohhhh…, ooohhhhh…, ooooohhhhh… (dice suspirando)
David se quita apresuradamente el pantalón y lo arroja a un lado. Su verga gotea lubricante. Sin perder tiempo se la mete a Aída que sigue mojada y se la coge con fuerza, con muchas ganas, rápidamente. De repente su colchón rechina un poco con los empujones, pero ya nos les importa.
En el pensamiento de David está todo el tiempo la imagen de su hija. Piensa en su carita, en su boca comiéndole el pito, en su manita masturbándolo, en su pequeño coñito lampiño. No tarda en venirse jadeando dentro de la panocha de su esposa. Le da los últimos empujones muy fuerte, como si se quisiera meter completo en ella, hasta que deja de aventar mocos y lentamente se detiene. A pesar de la ordeñada de la mañana, su venida fue intensa. Se abrazan y besan como novios primerizos.
Le saca la verga y se acuesta a su lado. David sabe que no se la volverá a coger al menos en dos semanas, pero ya no le preocupa tanto, ya tiene con quien canalizar su calentura. No dicen nada, pero ambos gozaron un chingo. Al poco rato se quedan dormidos.
Al día siguiente, durante la mañana, no deja de pensar en Mariana, que está en la escuela. El camote se le para una y otra vez, pero se aguanta las ganas de pajearlo. Está acostumbrado a aguantarse por la abstinencia que le impone Aída. Trata de distraerse trabajando en la computadora, hasta que llega la tarde y la hora de ir por su hija a la escuela.
Pasa por ella y vuelven a su casa. No está Aída. Después de platicar sobre la escuela, se quedan un rato callados y David pregunta:
-¿Te gustó el juego de ayer?
-Siiii, me gustó mucho… ¿jugamos?
-Sí… a ver ven, quítate la blusa…
La niña obedece y se quita la blusa del colegio mientras se acerca a su padre.
-También la playera (ordena David y Mariana lo hace)
De inmediato él siente como se le para la verga al mirar los pequeños pezones rosados de su hija. Se le acerca, se hinca, la abraza y comienza a chupárselos. Lame uno y otro al tiempo que le manosea las nalguitas. Mariana comienza a reír.
-Ay, qué rico… (dice), me chupas rico…
David mete las manos bajo la falda y sin dejar de chuparle los pezoncitos, soba las nalgas por encima de la pantaleta de su hija. Luego, le desabrocha la falda que cae al piso. Ahora solo quedó en calzoncito, es uno de algodón estampado con gatitos de colores. La mira con morbo, se levanta y se quita la playera. La niña mira su pecho, pezones y abdomen velludos.
-Quítate el pantalón papi (le dice), a ver tu pito…
-Si (responde David), tú también quítate el calzón, vamos a encuerarnos.
Al mismo tiempo que él se baja el pantalón, su hija se quita el calzón, mostrándose encueradita. David la ve con lujuria y también se quita el suyo. Tiene el chile peludo completamente tieso.
-Ya lo tienes tu pito contento papi (dice la niña)
-Si (contesta), porque ya te vio…, pero quiere estar más contento…, ¿lo vas a poner?
-Siiii…, ¿lo chupo o te hago una chaqueta papi?
-Las dos cosas nena (responde calientísimo el padre), pero a ver, primero yo a ti.
Como la vez anterior, la sube al sofá de la sala, se hinca frente a ella y se inclina para besar su pubis totalmente lampiño, lame su ombligo, sus pezones, su abdomen. Baja otro poco, le abre las piernitas y con ansia se pone a lamer su rajadita. Le ensaliva el diminuto clítoris y lo chupa con delicadeza.
La niña sonríe una y otra vez e instintivamente sujeta la cabeza de su padre para mantenerlo en ese lugar. David no para de lamer y chupar el sexo de su hija al mismo tiempo que le soba las nalgas y las piernas. Sabe que si una vez pudo alcanzar el orgasmo, lo logrará nuevamente y quiere provocárselo como lo hace con su madre.
Marianita comienza a jadear quedito, ya lo está alcanzando. Su pinche padre se da cuenta y la lame con más ganas, mueve la lengua más rápido y chupa la diminuta lengüita del coño sin dejar de manosearle nalgas y piernas.
- Ayyy…, ahhhhh…, ayyyyy (murmura Valentina al venirse en la boca de su papá estirando las piernas)
David sonríe complacido de hacerla una zorrita. Finalmente se detiene y la mira a la cara sin que ceda la lujuria que se asoma en sus ojos. Se aparta un poco y contempla el coño que acaba de llevar a la gloria. Se soba la verga tiesa moviéndose el pellejo.
-¡Qué rico, qué ricas cosquillitas me hiciste papi! (dice la niña riendo, sin saber que se está convirtiendo en puta)
-¿Te gustó?, ¿te gustó la mamada? (le pregunta Erwin, aunque ya sabe la respuesta) ahora tú…
-Siiiii, siiii… me gustó mucho… qué rico sentí.
-Pues ahora tú mámamela (le dice y se sienta junto a ella en el sofá)
Marianita se baja y se hinca frente a él. David abre las piernas y de inmediato la niña abre la boca y, apoyándose en las piernas de su papá, empieza a chupar la verga que la fabricó.
Chupa la cabeza rosa oscuro como si fuera una paleta, lame su punta, le lengüetea la corona llena de pequeños granitos.
David suspira y jadea, alarga la mano, se agarra el pellejo y comienza a movérselo mientras la cabeza, dentro de la boca de su hija, sigue recibiendo la exquisita mamada.
La niña sonríe y mira a su papa a los ojos. Luego fija la mirada en cómo se está pajeando.
-Esto, haz esto (le dice el padre a Marianita), mueve el pellejo, muévelo…
Sin hacerse del rogar, la niña sujeta la vergota que la trajo al mundo y reinicia el movimiento que estaba haciéndose su padre.
-Sí papi, yo te hago tu chaqueta. Así se dice ¿verdad?
-Siiiií…, aprieta más la mano, muévela rápido…, rápido…
David está que se quema de lo caliente, gozando el masaje que le da Marianita, quien mueve la mano con fuerza, aplicándose a su tarea.
-¿Así papi, así? (pregunta la zorrita)
-Siiiii…, asiiiii… (responde entrecortadamente su papá) chupa la paleta…, chúpala y sigue jalando el cuero…
La niña obedece de inmediato. Chupa la cabeza de la vergota mientras su manita continúa chaqueteando a su padre. Dentro de su boca, el glande paterno está por explotar.
-Chupa, chupa (le ordena jadeando), mámala, cómetela…
De repente con un quejido, David se viene en la boquita de la niña llenándola con su líquido espeso y pegajoso, que sin dudar ella traga hasta que no sale más.
-Come…, come todo, cómelos… (dice a su hija que sin esperar la orden ha tragado sin desperdiciarlo, el semen con que la hicieron)
Se ha convertido en una becerra sustituta para el macho de la casa.
ufff ke chido
Que buen relato!
Ojalá esto sea una serie bien rica como todas las que hay por acá 🥵
Que buen relato,a mi me gustaba una profesora prácticamente que siempre usaba mini falda uflff
Gracias por sus comentarios. Pronto subiré otro episodio de Marianita y su papá. Díganme qué parte les ha gustado más.
Wow. Que delicia