marilyn
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por nbergerat.
Me afeitaron totalmente el cuerpo solo me dejaron mi cabello castaño largo nada mas que después lo tiñieron de rubio, decían que les encantaban acariciarme con la piel suave, y me obligaban a bañarme todos los dias con jabón perfumado y usar cremas humectantes para toda la piel porque querían que tuviera la piel suave como la de una niña. Los hombres se turnaban para tener sexo conmigo y eso era un infierno no me dejaban en paz un minuto. Doce se quedaban a la mañana mientras los otros trece iban a trabajar a la fabrica de la carcel y asi sucesivamente.
Yo estaba arrodillado en una cama, los brazos al costado del cuerpo la cabeza apoyada en la cama y la cola bien parada mientras un hombre me penetraba se movia ritmicamente era bastante violento. Los otros hombres formaban un circulo alrededor de la cama de seguro esperando usarme yo antes habia intentado huir pero no habia podido el jefe habia dicho que si no hacia lo que querian ellos podian golpearme me golpeaban tambien cuando cerraba mis nalgas o me daban como ganas de hacer caca cuando me estaban penetrando si hacia fuerza en esos momentos tambien me pegaban.
Estaba claro que mi cuerpo no me pertenecia era en todo caso un envase para que lo usen. Lo unico que podia hacer era gritar y llorar nada mas. Uno de estos hombres me dijo.
– Marilyn quiero que me hagas una mamada.
Me mostro su miembro bien parado no prestaba atención a el hombre parado enfrente mio con su miembro en la mano este se sento a mi lado con las piernas abiertas.
– Es para que chupes el glande nada mas.
– Ay no quiero – Grite con asco – No quiero.
-Obedece carajo – Me dijo el hombre pegandome una cachetada.
Yo me levante un poco pero el hombre que tenia atraz me toco la espalda y me dijo.
– Ponete en la posición que estabas antes si no queres que te golpee.
– Si amo. – Dije sumiso.
Me tuve que volver a inclinar. El hombre que queria que se la mamara me acerco el miembro.
– Marilyn quiero que uses tu lengua para chupar el glande.
Me mostro su glande rojo yo quise hacerme para atras pero me sujeto de la cabeza y me hizo acercar tomandome del cabello me introdujo el miembro en mi boca yo hacia fuerza para alejarme. Ese hombre tenia un olor a pis insoportable al rato el hombre empezo a gemir mientras me movia la cabeza ritmicamente.
– ¡Hum¡ Marilyn que rico. – Después hablando con los otros les dijo. – ¡Ah! chicos esto es vida.
Esteban entro en la celda acompañado por los otros hombres ya volvían de trabajar.
– ¿Cómo se porta Marilyn
– Muy bien jefe – Dijo el hombre que me estaba montando me tomaba de la cintura mientras se movia ritmicamente.
– Estamos deseando hacerle la cola.- Dijeron los otros.
– Si – Dijo el hombre que me obligaba a hacerle una mamada –Lastima que sea una sola Marilyn se imagina si llega otra.
– No tenemos dinero para eso – Dijo Esteban riendo.
– Nena – Me dijo cuando habia terminado de tener sexo con esos hombres con los que el me vio y un hombre me tomaba ya de la cintura – Te compramos todo esto para que mientras estes con nosotros te vistas como una buena mujercita.
Me quedé helado. Esteban me infundía miedo. Panico. No me atrevía ni a mirarlo. Me entregué, resignado, a mi destino. Esteban mostró una a una las cosas que habia traido un sostén azul con relleno, un camisolín muy corto de seda roja con encajes, medias negras y portaligas blancas, zapatos de tacón alto color amarillo , maquillaje y bijou bastante berreta.
Esteban se me acerco me agarro de los cabellos.
– Espera – Le dijo al hombre que me habia tomado de la cintura – Espera hay que vestirla como una chica.
El jefe tomo el sosten y me lo puso le costo abrocharlo en mi espalda me trataba casi como una muñeca después me puso las medias con las porta ligas.
– Levanta los brazos.
– No quiero – Le dije a Esteban gritando.
– Levanta los brazos – Me dijo pegandome una trompada.
Después se quedo esperando que obedeciera. Por miedo a que me vuelva a pegar levante los brazos. El Jefe me puso el camisolín negro que tenia encajes en la zona del pecho y faldas de seda.
– El peine.– Les dijo a sus hombres – Estos se lo acercaron.
Procedio a peinarme pero como mi cabello estaba muy enredado se hacia difícil que me peinara pero lo consiguió después procedio a maquillarme con cosmeticos que saco de una bolsa. Luego me puso los zapatos de tacon alto. Después se aparto un poco para observar el resultado final sorprendido.
-Muy bien ahora pareces toda una mujercita – Dijo encantado.- Cuando llegaste como eres el mas lindo le pedimos a los guardias que te manden para aca. Pagamos mucho por ti. Tu eres nuestra esclava y haras lo que se te ordena. ¿Entiendes? ¿Entiendes que eres nuestra esclava?
Me dijo cuando me pego una cachetada.
– Si lo entiendo amo.
No me animaba a decirle lo que pensaba. “Que fue lo que hice para que me traten mal”.
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