Marioneta de un psicópata.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tenia 20 años, una novia de 18 y unos padres que estaban de vacaciones dejándome al cuidado de la casa.
El plan perfecto.
No solamente pensaba en mucho sexo sino un mi primer ensayo de convivencia.
Le había dado mil vueltas en la cabeza imaginando como podría resultar, pero jamás siquiera pude considerar que todo terminaría de aquella manera, y claro, lo que nunca calcule fue con que seriamos tres.
Releo esta ultima frase y sigo asustándome de mi mismo ¿que eramos tres? Hasta que punto fue capaz de dominarme que lo considero uno mas.
Tal fue su control sobre mí y la vergüenza de mis actos que me hizo mentir.
Los primeros días que pase con mi novia podrían haber formado parte de un idilio de juventud si no fuera por la pesadilla que sobrevino.
Estábamos los dos recostados en la cama acariciándonos en ropa interior cuando nos damos cuenta de la presencia de un hombre con un pañuelo que le cubría media cara y un revolver colgando en la mano derecha, no se cuanto tiempo nos había estado observando pero se que fue el suficiente para que se le marcara levemente una erección que noté cuando se rosó con su mano.
Es imposible olvidar esa mirada.
Apenas intente reaccionar él nos apunto con su arma.
En pocos segundos ya nos había atado las manos detrás de la espalda y nos dejo a ambos sentados, y él se sentó en medio de los dos.
Apoyo su mano en la rodilla de ella y fue deslizándola por su pierna desnuda, en un intento de ser valiente me atreví a decirle que no le hiciera nada a ella pero al decir las primeras palabras se puso un dedo sobre el pañuelo a la altura de donde estarían sus labios y acerco su arma a mi cara y no pude hacer mas que cerrar los ojos, entonces sentí el frio del metal en los míos, y como bajaba por mi pecho, pasando especialmente por mis pezones, mi ombligo y luego se metía bajo mi bóxer, esperaba que de un momento a otro me disparara cuando lo quitó.
Abrí los ojos y vi como se levantó y se puso frente a nosotros.
Estábamos atados, solo con la ropa interior y en manos de un psicópata que tenía una erección cuando dijo aquello de jugar al juego de la verdad.
Las reglas eran muy simples él nos preguntaría las mismas cosas a ambos por separado si nuestras respuestas no coincidían nos castigaría a los dos.
Cuando todo parece perdido, la mas mínima posibilidad de evitar el mal se convierte en una esperanza, así es como se ejerce el dominio del hombre sobre el hombre primero le quita el pan y luego es generoso con las migajas.
Sin embargo el efecto en ella fue totalmente distinto, se puso histérica y comenzó a gritar pero él la calló inmediatamente de una bofetada, e intentó calmarla, pero al ver que no podría saco una jeringa y se la inyectó, lo cual me llevó a pensar que tenía todo muy bien pensado, no se trataba de un simple ladrón que había entrado esperando encontrar la casa vacía.
En pocos instantes ella estaba inmóvil, el me miró y dijo algo que no recuerdo mientras ponía su mano rodeando una de sus tetas como si quisiera medir el tamaño y le aparto luego el sostén dejándolas al descubierto, se quito el pañuelo de la cara y paso la punta de su lengua por su pezón y abrió su boca lo mas que pudo y le dio una profunda chupada mientras no dejaba de mirarme a los ojos.
En ese momento esperaba ver como la violaría delante de mí pero lejos de hacerlo, se acercó a mí e hizo algo similar conmigo lo cual me dejó totalmente desconcertado no solo porque no sabía hacia donde iba todo esto sino porque en el instante en que me chupó el pezón mi pene tuvo una leve reacción y sentí asco de mi mismo y cerré los ojos apretando los parpados tan fuerte como podía, entonces escuché su voz susurrando en mí oído “Vamos a jugar los dos ahora.
Yo pregunto tu respondes, cuando despierte ella tendrá que responder las mismas preguntas, si creo que alguno de los dos miente vendrá el castigo para ambos” y una a una fue disparando sus preguntas.
Indagó sobre nuestros de nombres, edades, como nos conocimos, cuantas veces y porque peleábamos, me hizo relatar detalladamente como había sido nuestra primera vez, si alguna vez habíamos tenido sexo oral o anal, y no pude ocultar el hecho de que varias veces había deseado penetrarla analmente o acabar en su boca pero ella se negaba.
Ahora sé que no necesitó demasiada imaginación para pensar sus preguntas, pero en ese momento creía que el era capaz de leer en mi mente.
Durante el interrogatorio el lo mismo jugaba con el cuerpo de ella que con el mío, aunque luego dejó de tocarnos y mientras me seguía preguntando se puso a jugar con el teléfono móvil, parecía prestarle mas atención que a mí y me asusté pensando que tendría algún cómplice que se pondría peor todo.
De pronto empezó a reírse, no era por lo que yo decía sino por algo que le habría dicho su supuesto cómplice, pero inmediatamente dejó el móvil, se me acerco y sin decir nada me bajó el bóxer y sin dejar de reírse me miraba el pene y burlándose me preguntó cuanto me medía y tuve que confesar que no era demasiado grande y que siempre me había sentido acomplejado por ello.
Ya el nivel de humillación parecía no tener fin y me temía que su cómplice era alguien que me conocía porque estaba muy claro que no se había fijado en mi pene hasta que se lo sugirieron.
Y entonces intentando ponerme por sobre la situación pregunté quien era el que estaba detrás de esto lo cual hizo que se ría aun mas de mí y como insistí me mostró la pantalla del móvil y me quedé sin poder decir nada.
No era su móvil era el de mi novia y lo que estaba leyendo eran mensajes de ella con una amiga donde se burlaban de mí, en la cual se veía claramente que repetían un chiste que era habitual y el miedo dejó lugar al odio, le lancé un insulto a ella que permanecía allí tendida sin enterarse de nada lo cual me puso mas furioso.
El dejó de reírse y me hablaba en tono de complicidad alimentando mi odio acerca ella y su amiga, me daban ganas de abofetearla pero mis manos permanecían atadas y solo pude escupir en su rostro e insultarla.
El utilizó toda la información que yo le había dado para tocar mis fibras mas profundas y despertar mis instintos mas primitivos mientras me hablaba coloco el cuerpo de ella de costado y le quito sus bragas dejando su culo desnudo a mi alcance y me acaricio la verga diciendo cosas como que ella debía pagar por lo que había hecho y no recuerdo cuantas cosas mas incluso me la chupo y dijo que le enseñara a esa perra a burlarse de mí.
Frote mi verga contra su culo queriendo meterla y él la acomodo en su ano.
Como ya imaginaran la violé de la forma mas brutal que pude, como si la apuñalara con mi verga una y otra vez, repitiendo frases como “¿te parece pequeña ahora?” o “dime que no te gusta por el culo” en tanto que él tenía su mano en mi culo acompañando mis movimientos y metiendo el dedo por mi ano hasta que tuve uno de los orgasmos mas intenso de mi vida y entonces vino el arrepentimiento y el llanto, ahora le estaba pidiendo perdón le besaba suavemente, lo cual hizo que él se enfurezca, me tomó de los pelos me dio una fuerte bofetada a la cual no reaccioné, después una segunda y una tercera pero no lograban causarme mas dolor que el que sentía por lo que había hecho y solo repetía disculpas hacia ella que aún no se enteraba de nada.
Entonces él comenzó a golpearme con el cinturón diciéndome que me comportara como un hombre pero para mí sus golpes tenían un efecto reparador, con cada uno se me aliviaba un poco la culpa pero él pareció (o fingió) cansarse de castigarme y parecía dispuesto a dar por terminada su “visita”, y fue entonces cuando le rogué, si me puse de rodillas y le rogué que me castigara mas.
Necesitaba lavar mi culpa y solo él podía hacerlo.
Ser castigado allí, en ese momento y por él era lo único que me haría sentir una víctima y no un victimario.
Me miró como a una cucaracha por la cual no vale la pena ensuciar el piso al aplastarla pero aún así me acertó una patada en el estomago que me dejo tirado en el suelo, lo cual agradecí arrastrándome y besando el pie que me había golpeado, levantó la punta dejando el talón apoyado de modo que quedó frente a mí la suela la cual lamí antes de que me aplastara mi cara con ella cual si estuviera apagando una colilla y a este siguieron situaciones similares hasta llegar al castigo que estaba esperando y que era el único que podría redimirme de mis actos.
Me arrastró hasta la cama coloco mi cabeza al lado del culo de mi novia de modo que veía su ano aún dilatado y entonces sentí como se me desgarraba el culo aunque era lo que esperaba me resultó imposible soportarlo traté de zafarme pero era inútil mordí tan fuerte las sabanas que dejé un agujero en ellas.
Cuando se cansó de cogerme metió en mi boca su verga llena de mi propia mierda y pronto la inundó con su semen caliente.
Y entonces, y solo entonces, me sentí en paz.
Él se fue mientras todavía me chorreaba su semen de la boca.
Corte mis ataduras y tuve tiempo de borrar las huellas de lo que había ocurrido antes de que despertara mi novia a quien le conté una historia un tanto diferente y le convencí de no hacer la denuncia.
Mas tarde decidí que su amiga no podía quedar sin castigo, pero esa es otra historia.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!