Matías – de aprendiz a maestros (03) un fin de semana de pijamada con Gio y Agus, ambos de 7 años PARTE 2
En una seguidilla de relatos les voy a contar parte de mi historia. (03) una pijamada diferente. PARTE 2.
Mi nombre es Matias, tengo 40 años, desde que tengo uso de razón soy amante de la desnudez. Soy sociable, empático, mitómano, manipulador, adicto y bipolar. Pero mi peor enfermedad está en los deseos y las fantasías sexuales.
En este relato les voy a contar sobre un gran fin de semana que tuve con Gio y Agus.
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A la mañana siguiente me desperté temprano para poder adelantar algunas cosas del trabajo y así tener un tiempo extra con ellos.
Gio. Buenos días tío.. ¿que hora es?
Mati. Hola Gio, ¿cómo estás?.. van a ser las doce del mediodía… ¿dormiste bien?
Gio. Bien… Sip, dormí bien…
Lo note algo raro, así que decidí esperar a ver que le anda pasando.
Gio. ¿Te puedo preguntar algo?
Mati. Decime…
Efectivamente, está nervioso y dubitativo para preguntar. Se como es, prácticamente lo escanee y lo moldee a mi manera, por eso tomé la iniciativa
Mati. Es sobre Agus, ¿no?
Gio. Emmm.. si..
Me acerqué a él, lo tomé de la mano y nos sentamos en el sillón.
Mati. Mira, vos ya algo sabes… Agus es el hijo de flor, tiene tu edad, no conoce a su papá y nos llevamos…
Gio. No es eso… es que no sabía que lo querías como a mí.
Note algunas señales de celos, por un lado me genera excitación, pero también sé que puede ser peligroso.
Lo primero que hice fue mostrarle calma y cariño. Para eso lo senté en mis piernas para estar más cerca.
Gio. Entiendo… primero, el no es como vos. Vos sos todo para mi y con Agus se dio después que nos hicimos amigos con la mamá… Me empezó a charlar de algunas cosas que no se animaba a hablar con su mamá y cómo ya sabes, su papá nunca estuvo, no tiene tíos como vos y no sabía con quien hablar… Entonces empezamos a tener una charla… tampoco lo iba a dejar solo en este proceso de aprendizaje… ¿A vos te molesta que lo ayude?
Gio. No, es que… es creí que nadie podía entenderse y no se si él sabe eso
Mati. Eso es verdad… y nadie va a saberlo, te lo prometí. Como también le prometí a tu papá que lo iba a ayudar con vos porque él no sabe cómo enseñar y encima le da mucha vergüenza, por eso no tiene que saber nadie… ¿entendes?
No estoy seguro de lo que estoy diciendo y con que me va a salir…
Gio. Tío… en realidad te quiero si … ¿te puedo ayudar con Agus?
Mati. Obvio que si! … por ejemplo, podes ver si la está pasando bien, o que tiene que confiar en nosotros…
Gio. Pensé que te podias enojar
Mati. ¿por qué me iba a enojar? ¿Hay algo más?
Gio. Si… con él venimos jugando hace bastante tiempo…
Mati. Mi amor, mira si me voy a enojar.. me encanta lo que me decis
Gio. Vos no le digas que te conté…
Mati. No te preocupes, lo qué sí, por favor tengan cuidado y siempre me contas todo
Gio. Ok! ¿Promesa de beso?
Dato. La promesa de beso consta en sellar con un beso en la boca así nadie puede romperla.
La mayoría de las veces cuando hacemos la promesa del beso, nos empezamos a excitar y seguimos por un largo rato y como ahora tenemos tiempo estamos solos y desnudos es imposible no seguir.
Lo primero que hago es sentarlo con las piernas abiertas para quedar cara a cara, nos empezamos a besar mas apasionados, llevo mis manos recorrido hasta su hoyito su hoyito y empiezo a jugar. Gio tan excitado como yo, baja sus manos hasta nuestras vergas completamente duras y empieza a masturbarnos.
Mati. Ahhh… si… que rico..
Con uno de mis dedos le voy haciendo presión hasta que pude meterlo
Gio. Mmmmmm… aahh
Mati. ¿duele?
Gio. Poquito… pero no… no lo saques
Cuando se acostumbra a él, lo empiezo a penetrar. Gio aprieta sus nalgas, sus labios y sus manos mientras aumento la velocidad, él hace lo mismo con sos manitos
Mati. Aahh .. creo que.. me vengo..
El nos sigue masturbando mientras mueve su cadera al compás de los movimientos de mi dedo.
Mati. Mmmm aahhh
Ya no aguanto más y suelto varios chorros de leche sobre nosotros.
Mati Aahh mmmmm
Gio no se detiene y lo hace con más fuerza hasta que larga un gemido acompañado de un gran orgasmo y se cae rendido sobre mi pecho.
Espere un poco para sacarle el dedo. Ya cuando su respiración bajó, salió sin nada de esfuerzo, me paro con él en brazos y vamos juntos a bañarnos.
No puedo dejar de ver desde el reflejo del espejo como chupa sus dedos llenos de leche, así que espere a que termine para entrar al agua. No hicimos mucho, solo dejamos correr el agua mientras nos besamos.
Al terminar, nos secamos y nos acostamos junto a Agus que todavía duerme.
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