Matías – de aprendiz a maestros (05) un fin de semana de pijamada con Gio y Agus, ambos de 7 años PARTE 3
En una seguidilla de relatos les voy a contar parte de mi historia. (05) una pijamada diferente. PARTE 3.
DATO.
Sé que esto lo tendría que haber aclarado en el primer relato, pero bueno… recién lo veo.
–En los relatos que hayan nuevos personajes, me gusta sumar información sobre los vínculos. Esto lo suelo hacer por gusto personal.–
Mi nombre es Matias, tengo 40 años, desde que tengo uso de razón soy amante de la desnudez. Soy sociable, empático, mitómano, manipulador, adicto y bipolar. Pero mi peor enfermedad está en los deseos y las fantasías sexuales.
En este relato les voy a contar sobre un gran fin de semana que tuve con Gio y Agus.
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No estoy seguro cuánto tiempo pasó, pero lo que sí sé, es que al tener a estas dos bellezas durmiendo en mi cama, no puedo evitar tener una erección y la tentación de darles una dosis de mi leche.
Me levanto con cuidado para evitar que se despierten, les saco la sabana que los cubre, levanto un par de centímetros la persiana para que entre un poco de luz y me empiezo a masturbar mientras aumenta mi calentura con sus cuerpos desnudos.
Agus está boca abajo. Su culito es perfecto, sus cachetitos son dos globitos en espejo que esconden su hoyito. Su pito busca asomarse entre sus piernas. En su piel todavía se le dibuja su calzoncillo tipo slip por la falta de sol. Mientras que Gio está boca arriba. Su pito está hinchado o semi erecto. Sus huevitos están encogidos y arrugados. Su piel tiene un bronceado perfecto.
Dejo de masturbarme y cómodo a Agus junto a Gio, ambos boca arriba, separo sus piernas que cuelgan en el borde de la cama, me puse de rodillas y vuelvo a masturbarme mientras les lamo sus genitales.
Voy pasando del pito de uno al otro, lo hago despacio y ante el mínimo movimiento me detengo. Mi calentura crece tan rápido que no puedo demorar la eyaculación, me paro y disparo varios chorros de leche sobre ellos.
Cuando me pude re incorporar, salgo de la habitación, arrimo la puerta y me meto en la ducha.
Todavía sigo excitado. Cuando atine a volver a masturbarme, escucho la puerta.
Gio. ¿Puedo pasar?
Matías. Dame un minuto que ya salgo.
Gio. No aguanto…
Matías. Bueno, entonces pasa
Gio entra y empieza a orinar. Tira la cadena y se lava las manos.
Matías. ¡Para!
Gio. ¿Qué pasó?
Me asomo y le sonrío, aun tiene marcas de leche en su cuerpo. Parece que no se dio cuenta o prefirió dejarlas… No se.
Matias. Despertá a Agus que vamos a salir.
Gio. Ok, ¿llego a bañarme? Estoy pegajoso por la transpiración
Matías. Obvio… pregúntale a Agus si también quiere
Gio vuelve a la habitación a despertar a Agus. Cuando salgo voy a la habitación y los al baño. Agus también tiene semen, solo que él parece que él lo tocó porque está desparramado
Agus. Mati, me voy bañar con Gio
Matías. Me parece bien así no se demoran y aprovechen que el agua está lindo.
Agus. ¿Dónde vamos?
Matías. Me tengo que comprar ropa… y ya que están acá, les quiero comprar algo a ustedes.
Después de vestirme, les dejé la ropa lista sobre la cama, obviamente se van a vestir sin ropa interior.
Me senté en la computadora hasta que estén listos, fuimos por el auto y salimos.
Como no me gustan las tiendas locales, fuimos a la ciudad vecina que está a unos 30 km.
Dejamos el auto en el estacionamiento y empezamos a recorrer los locales hasta llegar a uno de mis favoritos.
Nos atiende una mujer mayor, que conozco hace años, es simpática y le pone onda…
Vendedora. Bueno Matias, estos son los modelos para los chicos y estos para vos.
Matías. ¡Gracias! venga, vamos a los probadores.
Los probadores están en el fondo del local, son grandes y tienen puerta con seguro. Cómo había solo uno disponible, entramos juntos.
Vendedora. Me voy para adelante, cualquier cosa me llaman
Matías. Gracias…
Lo primero que hicimos fue desnudarnos y de apoco nos fuimos probando.
Yo me compre un par de remeras y dos shorts de baño, mientras que ellos eligieron unas remeras oversize, un par de shorts de baño. Uno tipo bermuda y el otro tipo slip.
Matías. Listo, vamos así pago todo.
Gio. Tío, ¿Podemos ir por unas hamburguesas?
Matias. Dale, yo también tengo hambre.
Agus. ¡Yo también!
Para no estar con los bolsos encima, pasamos al estacionamiento y dejamos todo en el asiento de atrás.
Agus. ¿Me puedo poner una de las remeras nuevas?
Matías. Obvio… vos gio si queres también podes.
Los dos se bajan y desfilan su nueva ropa. Al ser oversize les llegsn casi hasta la rodilla.
Mientras hago el pedido ellos van al baño. Mientras espero el pedido, ellos eligen la mesa. Cómo está bastante lleno, fuimos al entrepiso y nos ubicamos en una que es tipo barra con asientos altos.
Ellos se sienten de un lado y yo del otro.
Mientras comemos, elegimos qué película vamos a ver y los gustos de helado para el postre.
Matías. Bueno, esperen acá que voy al baño.
Antes de subir, agarro el celular, chequéo los mensajes y me sorprendí cuando escuché lo que hablan dos nenas mientras esperan entrara su baño.
Nena 1. ¿Y? ¿Pudiste verle el pito a esos chicos?
Nena 2. Si, ¿por qué estarán así?
Nena 1. No sé… igualmente no le digas a papi porque se va a enojar.
Siento un escalofrío que recorre mi espalda, guardo el celular y vuelvo con los chicos.
Mientras voy subiendo las escaleras, puedo ver a Gio y Agus de pie hablando a una persona de seguridad. .
Gio. Mi papá está en el baño.
Seguridad. ¿y porqué están sin pantalones?
En ese momento quedé paralizado, mi corazón comienza a latir tan rápido que parece salirse de mi cuerpo, tengo sensación que todos me miran con intención de lincharme.
Sé que necesito calmarme y pensar en algo o estaría en problemas.
Agus. Es que queríamos…
Gio. Queríamos una hamburguesas, pero papi dijo que no, porque no teníamos ropa limpia porque venimos de un cumpleaños y nos embarramos y y…
Agus. Y la mamá de pedro nos prestó estas remeras para que no nos dé frío…
Seguridad. pero no entiendo porque no llevan pantalones
Gio. Teníamos pero cómo eran grandes se me caían
Agus. A mi también..
Gio. Entonces sin que papi se de cuenta los dejamos en el auto.
El de seguridad estaba comprando su historia, entonces decidí intervenir para que no la caguen.
Agus. por favor, no le diga a papi porque nos va a retar.
Matias. Chicos, ¿qué pasó? ¿Qué hicieron?
Ambos miran al de seguridad con ternura y miedo.
Seguridad. ¿Ellos son sus hijos?
Matías. Depende, si rompieron algo o se portaron mal. No.
Agus. No papi, te juro que no. Lo que pasó…
Seguridad. Lo que pasó, es que me acerqué porque los vi solos. Me dijeron que usted estaba en el baño.
Matías. Si, ya estamos de salida y les pedí que se queden acá.
Cuando veo venir a las dos nenas el temor vuelve… ¿habrán sido ellas?… la más pequeña agarra del brazo a la otra y se frenan.
Matias. ¿seguro no se mandaron una cagada?
seguridad. Si, quédese tranquilo. Igualmente no debería dejarlos solos, son muy chicos.
Matías. Perdón, no lo pensé… bueno, vamos que todavía tenemos un tirón hasta casa.
Gio. Si papi
Seguridad. ¿No son de acá?
Matias. No, somos de la capital. Vinimos para el cumpleaños de un familiar… den las gracias, agarren la bandeja y vanos
Seguridad. los ayudo.
Matías. No hace falta..
Agus. Gracias Yo la llevo
Seguridad. No hay problema, déjame a mi campeón.
Subimos al auto, saludamos al de seguridad y salimos.
Después de hacer unos metros, soltamos una risa que viene de los nervios que pasamos.
Matías. ¿Ustedes están locos? ¿Cómo no me dijeron nada
Agus. Es que no nos ibas a dejar
Matías. Si eso es verdad… la próxima me avisas y vamos a otro lado
Gio. ¿A dónde?
Matías. A las afueras hay una playa nudista y ahí el que quiere no usa ropa
Agus. Algún día podríamos ir
Matías. Vemos, porque tengo que convencer a sus madres
Gio. Pero no le vas a decir, ¿o si?
Matias. No. Tendría que ser un día que tengan algo…
Seguimos charlando durante el viaje..
Antes de ir a casa, compramos helado y golosinas. Después vimos televisión hasta que se durmieron.
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