Me avergüenza ser su sissy
Me pegó una follada dura contra la pared y me corrí enseguida, sin poder aguantar mucho su polla en mi culo.
Yo no quería hacerlo. Soy heterosexual, o me considero uno. Mi mujer tiene un hijo pequeño mío. Pero, sentirme deseado por esa mirada de aquel hombre me provocaba mucho morbo y satisfacción.
Mark, era un tipo alto y delgado, que estaba navegando por internet en busca de diversión sexual. Vio una foto mía, sin caras, con solo vestido de cintura para abajo con una falda hawaiana, enseñando mi culo terso y suave sin vello afuera.
Yo colgué esa foto en una web, sin mostrar mi cara para leer los comentarios de otros hombres, que me escribían guarradas, o enviaban foto pollas para festejar mi gracia. Lo hice por curiosidad. Pero, Mark me pidió más fotos, a diferencia de otros, su mensaje sí me interesó. Adjuntó la polla blanca y larga más bonita que he visto de todas las que me enviaron, y he visto muchas; con este mensaje:
«Me muero de ganas de metértela entera en tu culo mientras te pones una minifalda muy corta, negra, de cuero»
Yo le respondí:
«Solo me pongo lencería o ropa de mi mujer en la intimidad. En realidad soy hetero»
Me contestó a los días:
«Y yo, pero soy un depravado y me gusta probar cosas diferentes, ¿Quieres que hablemos?» Y me pasó su número de teléfono y me citó al día siguiente por la tarde. Yo muy nervioso le llamé en oculto cuando estaba a solas. Para evitar que se notará mi voz, hablé con un tono muy afeminado, saludándole con un Hola, cari.
La voz de Mark era de un hombre joven, de unos treinta años, aunque me dijo que tenía 37. Era muy sexy y me dijo que yo era muy dulce y femenina. Que se moría por darme la polla entera en mi culo.
– Gime para mí, mientras me pajeo. Imagínate que te pones guapa. Tacones, medias y un tanguita
Yo le respondí:
– Claro que sí, cariño… ¿Quieres que sea tu nenita?
Mark me contestó:
– Sí, mi nena putita. Ven aquí, date la vuelta. Ponte contra la pared.
Comencé a gemir lo más zorra y putilla que sabía y Mark me dijo: «Voy a tener que taparte la boca con mis dedos. Abre la boca, toma, toma polla mientras te tapo la boca, nenita. Toma, shhh. Que nadie sepa que te estoy follando»
– No se lo digas a nadie…ah …Ah Mmmhumm
Al final se corrió con un gemido ronco, muy masculino y viril. Y me dio las gracias. Varios días después le llamé de nuevo, entonces hablamos más y me dijo que se llamaba Mark, que era casado, que no buscaba nada más que sexo casual o experiencias nuevas, pero que nunca estaría con un hombre. Sin embargo, me confesó que un afeminado como yo le pondría follarlo. Yo le dije mi edad, casi diez años menos, le dije que me daba vergüenza quedar con tíos, pero que me excitaba comportarme como la hembra de un macho. Mark, muy entusiasmado me aseguró que yo le encantaba y me preguntó de dónde era. Cuando se lo dije, resultó que él también vivía en la misma localidad. Y no solo eso, justamente en mi calle. Era el nuevo vecino que había llegado recientemente con su familia a tres casas más abajo. Me eché a temblar. Pensé que mi secreto estaba al descubierto, pero Mark me dijo que estuviera tranquila que no se lo iba a contar a nadie.
«Conmigo estás a salvo, nena»
– No se lo vas a contar a nadie, ¿verdad?
» A nadie, cariño. Pero hagamos una cosa. Mándame una fotito de tu culo en minifalda, sin nada debajo, que se te vea»
Preocupada le respondí nervioso
– No tengo ninguna así. Pero si me guardas el secreto, cuando pueda lo hago. ¿Vale, amor?
Le trataba cariñosamente y hablando en tono suave y agudo para que no se impacientera. Qué creyera que yo iba a seguirle el rollo. Aunque, por dentro, deseaba no volver a vernos. Muerto de la vergüenza, que mi vecino supiera que yo enseñaba el culo a hombres en Internet.
«Okey, putita. Espero»
Me despedí de él rápidamente y pensé que ya no hablaríamos nunca más. El corazón me latía muy fuerte al acabar la conversación. Me di cuenta que mi secreto, de que me gustaba excitar a hombres sin levantar sospechas, solo sus pollas, jejee… Había estado muy cerca de revelarse y no podía permitirlo. Mi relación con mi pareja podría estar en riesgo si alguien se lo dijera a mi mujer. Y quizá se separaría de mi, con nuestro hijo, apenas un niño pequeño. No iba a volver a llamar a Mark y en la calle, si lo veía, lo ignoraría. Como si no supiera quién es. Ni siquiera lo saludaros como un buen vecino suele hacer.
Aunque pensé que con esa decisión, firmamente tomada había arreglado la metedura de pata, lo más fuerte estaba por venir. Unos días más tarde, apareció el repartidor de paquetería online. Fue por la mañana y no estaba mi mujer y se había llevado al niño.
Al abrir el paquete que trajo, dirigido a mí, me llevé una tremenda sorpresa.
Había dentro una minifalda negra de cuero y unas medias de rejilla de mi talla. Además, en la etiqueta de la ropa estaba una nota pegada que ponía:
«Te espero a las once y media de la noche debajo del puente que está a las afueras de la carretera de salida. Ven vestida con esta ropa que te he comprado. O te juro que tú mujer se va a enterar de lo que hace su esposa en la web xxxx
De tu vecino»
Casi me echo a llorar, pero me calmé. Fui a mi habitación y me probé la ropa. Me sentí tan puta… Me miré al espejo y la minifalda no podía tapar mi culito, dulce y todavía virgen. Y más de la mitad del se exponía bajo la tela de cuero. Me puse las medias de rejilla y supe que no tenía escapatoria. Mark quería mi culo y yo se lo iba a dar sin más opción. Escondí el paquete en el maletero del coche.
Esa noche inventé que iba a sacar la basura porque se me había olvidado. Fui al coche y saqué la caja con la ropa que Mark compró. Me la puse y arranque el coche y fui al puente que me dijo. Aparqué cerca y andando llegué debajo, entre las sombras de la luna y la oscuridad de la noche.
Mark estaba allí:
– Mmm me alegra la vista como se marca tu culito bajo la falda
Yo hice un puchero, estallando en quejidos, con la voz entrecortada:
– Mark, esto no está bien…
– shhh, calla. Quiero que me la chupes
Mark se la sacó y me hizo señas para que me arrodillarse frente de él.
Resignada al ver la la polla que tenía, tan dura y venosa; y su piel blanca, con el capullo rosa brillante y húmedo, bajo la luz de la luna, abrí la boca.
Me puse de rodillas y
atrapé su capullo con los labios. Succioné con cuidado de no rozarle con los dientes. No era muy bueno y solo escupía saliva y movía la lengua como yo pensaba que lo hacía mi mujer. Mark ronco me hablo:
– Gime, putita y mírame mientras me la chupas
Dude un rato entre la mamada que hacía y tragar y solo alcance a murmurar un Hmmmmm
– QUE GIMAS, JODER
La orden de Mark me asustó y empecé a gemir fuerte mientas tragaba, aunque la saliva me impedía hacer sonidos claros con la boca llena. No podía tragar mucho la verdad, enseguida me daban arcadas. Así que Mark me apoyo su mano en la cabeza y me empujó para enterrar más cms. de rabo. Pero no pude más y empecé a dar arcadas. De repente varias lágrimas me enjugaron los ojos, sin esperar más, él apartó la mano y me soltó la cabeza. En el mismo tono imperioso de antes me ordenó:
– Ahora quiero tu culo, ponte contra la pared y pónmelo
Yo temblando hice caso. La minifalda se me subió al sacar mis nalgas hacia afuera. Mark suspiró y comentó al ver el panorama de mi culito desprotegido: «Qué follada te voy a dar, te vas a ir con mi lefa a tu casa»
No pude más y sollocé de miedo y excitación. Mark se acercó y metió su polla entre mis nalgas y empujó pero costaba entrar y yo sentí que me ardía el ano y me quejé sorbiendo mi saliva.
«Ainssss». Por respuesta me metió tres dedos en la boca y los sacudió moviéndolos hacia mi campanilla. Luego los sacó y me metió uno en el culo. «Aaaiio, auu auu» grité.
– Calla, puta, no querrás que nos descubran. Ven aquí.
Me tapó la boca con su mano enorme, casi como mi cara. Siguió girando el dedo dentro de mi culo, más adentro del nudillo y luego metió un segundo. Los sacaba y los metía fuerte mientras yo gemía en su mano.
– Qué calentito y apretado, ahora verás cuando te la hunda y desaparezca mi polla grande y venosa en ese culo…
Entonces, acercó otra vez la punta de su polla a mi recién dilatado ano y me penetró. De un empujón entro casi la mitad. Apreté el esfínter por instinto y me dolió, me relajé y retrocedió un poco sin sacarla más de un par de centímetros. Tomando impulso y me la metió entera. Me abrió con sus 18 cm mi culo virginal. Al tenerla entera en mi, gemi y me moví mucho intentando expulsarlo pero eso me dio mucho placer. Gemí muy fuerte, sin importar quien pudiera escucharme, como una zorra, poniendo voz aguda. Aunque la mano de mi macho no me dejaba gritar. Mark, también gemía, con su voz normal y sexy y me decía entre suspiros:
– Mueve ese culo, fóllate sola. Fóllate mi polla…eso es, muévete, así, assiiiiií
– Me voy …a correr…-gemi con los ojos húmedos y acalorado:»Aaahh aihmmm aaah»
Me corrí sin poder aguantar su polla en mi culo, por la sensación de tenerla clavada, separando mis paredes anales. Mark se quedó quieto. Admirado de mi orgasmo tan precoz. Puso la mano en mi entrepierna para confirmar que había manchado de semen la minifalda. Se limpió en la tela de mi ropa y miró el reloj de su muñeca.
– Buff, ya va a llegar mi mujer…
Me empujó contra la pared y tiro todo el peso de cuerpo sobre mí en dos embestidas o tres y me la sacó del culo. Sujetando su pene, lo meneó y se le puso hinchado y soltó dos chorros de lefa, mientras me observaba fijamente. Yo solo giré un poco la cabeza y lo vi de reojo. Me cayeron entre la espalda y escurrieron al inicio de la raja de mi culo. Se la guardó en los pantalones y se fue.
Me quedé sola, con el culo ardiendo. Con la minifalda subida y mis medias de rejilla. Mirando la pared bajo el puente. Muy avergonzado de ser su sissy.
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