Me cogí a mi amiga por hacerme una broma y me arrepiento
Martha siempre ha sido mucho de afecto físico, pero nunca al punto de calentarme tanto.
Pocas veces tengo el placer de ver a mi querida y hermosa amiga. Solemos vernos una o dos veces al año. Su nombre en Martha (Nombre no real), y es una chica, una mujer encantadora, hermosa. Mide 1.54 metros, no tiene pechos grandes, son medianos, es blanca, pero no pálida y sus pezones son café claro, tiene pelo largo unos cuantos centímetros debajo del hombro y negro. Es de complexión delgada, aunque ha ganado una pequeña lonjita, la cual se le ve súper sexy cuando se agacha. Lo más predominante es su culo. No es exactamente gigante, pero cualquier prenda de ropa que se ponga, hace que se le note mucho, sus piernas son esbeltas. Actualmente tengo 28 y ella 26. Solemos tocar tenas sexuales, pero nunca insinuar nada del otro para no crear malos entendidos, pero ese día, hace un par de días, fui a verla. Ella y su hermana menor viven en el mismo departamento, pero su hermana no estaba, así que simplemente comenzamos a charlar como siempre lo hacemos. Olvido mencionar, que entre nosotros siempre hay contacto físico, pero nunca suelo darle importancia porque ella ya una vez me rechazó, pero es de las que te toca el brazo, la mano, la cara, da golpecitos en el hombro, y de vez en cuando da una mordidita o te agraza para taparse la cara.
Volviendo a ese día, estando ambos sentados en el sillón de su sala, se acerca rápidamente a mi pecho y me muerde un pezón, me dolió porque para poder morderlo bien tuvo que aplicar algo de fuerza.
«¡Oye, eso dolió» le dije simulando enojo
«Perdona, perdona, es que ya tenía ganas de hacerlo jajajaja»
Su típica risa juguetona.
«Por tu culpa me va a quedar moretón». Le dje
«De qué te preocupas? Si ni novia tienes». Justo metiendo el dedo en la yaga.
La verdad no he tenido novia desde los 17 años, justo después de que ella me rechazara. Ese tema es complicado de explicar, pero he de decir que me dejó marcado y me había costado trabajo relacionarme con otras personas, justo después empezó pandemia y al mismo tiempo conseguí trabajo desde casa y salir se ha vuelto complicado.
«Todos sabemos que eres gay». Otro golpe, que sí me dolió. No tengo nada en contra de los homosexuales, pero me molesta que me digan eso solo porque me ha costado encontrar pareja.
«Ya te he dicho que no soy gay, me gustan las mujeres».
«Como yo?»
«Te lo dejo a tu imaginación. Pero ahora, por la mordida y el insulto, tienes que pagar por ello». Dije obviamente de forma pícara.
«Si te atreves a morderme donde yo te mordí, te voy a pegar». Me dijo en tono medio serio y medio jugando.
«Entonces me vas a deber otra».
«Como quieras, de todas formas no te atreves».
Rápidamente me acerqué a ella, tomé sus manos con las mías para inmovilizarla y acerqué mi rostro a su pecho.
«¡Oye! Espera que chingados estás haciendo?». Que objetó tratando de alejarse.
«Cobrando lo que me debes». Solté sus manos. «Creíste que no me iba a atrever, pero con eso demuestro que no soy gay y te devuelvo la mordida»
«Eso no demuestra nada». Dijo casi riéndose. «Eso solo demuestra que eres un cochino»
«Cochino a tus ojos o no, lo voy a hacer».
«A ver pues, atrévete y verás.».
Tomé nuevamente su manos y acerqué mi mi boca a su pecho izquierdo, que me quedaba más cerca. Abrí la boca y traté de morder, pero su brasier no me permitió sostener nada con mis dientes, pero literalmente le di un beso en su bubi.
Si se lo preguntan, sí, soltó un gritito, el cual era una mezcla de un grito agudo y un gemido. Ella me había dicho que sus pechos eran muy sencibles.
«Ves como si te gustó? vieja cochina». Le dije mientras miraba su rostro, completamente rojo.
«No manches, sí me querías morder mi bubi. Qué cochino me pareces».
«Yo no ando con juegos, pero tu brasier me estorbó, quítatelo para volver a intentarlo»
«¡Estás tu loco! Tu solo me quieres violar». Dijo aun con la cara roja.
«Si te quisiera violar, ya lo hubiera hecho hace rato. Es más, te paso lo del mordisco si me enseñas tus pechos.». Dije probando suerte.
«¡No! ya te he dicho que no soy ese tipo de persona»
Cierto, ella siempre recalcaba que no haría nada con alguien al menos que se casaran.
«Ándale, por todos nuestros años de amistad».
«Por eso mismo no quiero, si empezamos así vamos a terminar mal.». Dijo ella.
«No, eso solo aplica si prestas dinero. Por favor, solo levántate la camisa y la vuelves a bajar.»
Estuve insistiendo mucho. En momentos cambiábamos de tema, pero siempre le recordaba. Sinceramente tenía miedo de hacerla enojar, pero aceptó al final.
«Está bien, pero será rápido»
«Sí, sí, quiero ver pues».
Tomó la parte baja de su camisa y la levantó rápidamente, dejándome ver su brasier beige, pero no duró mucho, solo uno dos segundo y bajó su camisa.
«Qué? Eso es todo?». Ya te había visto en brasier antes, quiero ver tus pezones».
«Noooo, eso si no. No soy una puta que anda enseñando todo a cualquiera».
«Y acaso yo soy cualquiera? soy tu amigo, tu mejor amigo»
Ella dudó.
«Por favor».
Sin decir nada, se metió las manos bajo su camisa y claramente ví como se acomodaba su brasier, arriba de sus pechos. Posteriormente, repitió la acción de tomar la parte baja de su camisa y levantar rápidamente, y por fin, ví esos pechos tan hermosos, blanquitos y ese pezón cafecito. No son grandes, pero firmes. Bajó nuevamente su camisa. Esta completamente roja de la cara.
«Wow!». Exclamé. «Si que tienes pechos muy bonitos»
«Cállate. La verdad no son grandes, sé que a los pinches hombres les gustan grandes»
«A mí no. Los prefiero como los tuyos. Son hermosos».
«Ya cállate. Me siento sucia».
Le tomé una mano y le dije.
«Oye, esto no significa que eres una mujer sucia, de hecho me extraña que veas el sexo como algo malo, siempre bromeamos con ello.»
«Sí, pero son solo bromas…»
«Quieres intentarlo?».
«Qué? No»
«Entonces nunca te vas a quitar esa mentalidad de que el sexo es algo malo, es algo que tienes que disfrutas. No te voy a obligar. Nunca lo hiciste con tu novio?». Ella tenía unos meses que había terminado con su novio.
«Nunca llegamos a la penetración, bueno sí, pero nunca lo metió todo, lo detuve cuando tenía la punta en mi entrada».
Tenía que proseguir con cautela, no quería obligarla, pero ya le tenía muchas ganas. Estuvimos hablando más del tema, pero mi erección no bajaba.
«Tu pene ya está duro. Tan fácil se te para?»
«Tu eres la culpable. No me quito tus pechos de la cabeza»
Ella bajó la mirada hacia mi pantalón. Ya había humedad traspasando la ropa.
«Cuánto te mide?». La pregunta me sorprendió. Esperaba cualquier comentario, menos ese.
«14 cm. No es muy grande, 5 cm de ancho. En la parte más gruesa, 13cm de circunferencia.»
«No jodas, esa madre no me entra. Y qué específico eres»
«Como que no te entra, si mi pene no es muy grande que digamos, aunque siento que súper exitado puede crecer un poco más».
«Osea no te exito?»
«Sí y mucho, pero ya con la plática se me ha bajado un poco.»
«Yo te enseñé mis bubis, enséñame tu pene»
«Oye qué? Me las enseñaste para cobrar la mordida que me diste. Si te enseño mi pene tienes que enseñarme algo más tuyo».
«Si está bien, pero nada de que me lo metes y me dejas embarazada maldito»
Claramente ese fue un comentario sarcástico.
Me levanté, la tomé de la mano y la encaminé a su cuarto.
Estando allí, la senté en su cama, abrí sus rodillas y me puse entre ellas. Me desabroché el pantalón, me bajé el boxer y un chorro de líquido preseminal salíó directo al suelo.
«Oye, no seas cochino, mi piso.»
«No te quejes, que esto lo provocas más.»
«Sí no es muy grande, el de mi novio era más grande». Eso dolió.
Lo tomó con la mano y comenzó a subir y bajar.
«Oye si haces eso, y me excito más no sé si voy a poder parar eh?»
Ella soltó mi pene, desafortunadamente. Ahora era su turno.
«Quítate la camisa y el bra. Quiero verte en todo»
«Ptm»
Se levantó la camisa, se la sacó y de desabrochó el bra, dejándolo caer a sus piernas.
Con mis dedos rocé su pechos suavemente. Ella solo apartaba la mirada, pero no decía nada. Comencé a tocar un poco más intensivamente cada uno de sus pechos. Jugaba con sus pezones, y cada vez que apretaba, ella soltaba el aire de forma brusca. Bajé el rostro y comencé a besarle el cuello hasta bajar hasta su bubi derecha. Estuve chupando un buen rato sin que ella pusiera resistencia.
Le pedí que se acostara, permitiéndome subir mi rodilla y hacer presión en su entrepierna.
«Oye que crees que haces»
«Tranquila, voy despacio. Tu disfruta.»
«Va a llegar mi hermana».
«No importa, terminamos en un rato.»
Seguí succionando suavemente su pezones, subí mi rostro hasta el suyo y le di un beso en los labios, y ella respondió.
Me apartó un poco y me dijo:
«Espera, ya estoy muy mojada». Su respiración era agitada.
Esta era mi oportunidad. Comencé a desabrochar su pantalón. Poco a poco pude ver su calzón rosa. Cuando tenía los pantalones en las rodillas, pude ver que estaba muy mojada, sus fluídos eran tantos que salían gotas gruesas de su calzón. Miré mi rodilla, la que estaba presionando esa zona y pude ver una mancha. Estaba tan concentrado en sus tetas y su boca que no sentí nada.
Le dí un lenguetazo a su calzón, saboreando sus saladitos fluídos vaginales.
«mmmm… no seas puerco». Me dijo con el gemido más fuerte hasta el momento.
«Lo siento, la verdad es que ya no puedo más. No traje condones, pero paso y te compro una pastilla, lo prometo».
«Okay… Está bien…». Dijo jadeando.
Comencé a tocarle su vagina sobre su ropa interior. Mis dedos resbalaban fácilmente, pero los movía de arriba a abajo y presionaba, tratando de meter mis dedos en ella con todo y ropa interior. Sus gemidos eran leves y su respiración ya era muy agitada.
Le bajé el calzón, aun no le quitaba su pantalón del todo, así que aproveche y por primera vez, tenía a mi mejor amiga desnuda ante mí, completamente vulnerable y al parecer dispuesta a que hiciera con ella lo que mis instintos carnales dictaran.
Intentó cerrar las piernas, pero lo impedí. Metí mi rostro hasta llegar a su depilada vagina. Según ella había comenzado a depilarse por gusto. Le comencé a hacer un delicioso oral. Ella en momento movía las caderas. Yo con mi mano izquierda acariciaba su pecho, estómago y su pierna. En ocasiones metía mi mano en su culo. En ciertos momento además de mover su caderas, arqueaba ligeramente la espalda.
«mmmm ahhh». Gimió con fuerza. Pero eso duró poco. No quise preguntar si había tenido un orgasmo, solo continué.
Finalmente había llegado el momento de penetrarla. Me levanté y pude ver la escena más hermosa de mi vida. Esa chica que siempre parecía risueña, alegre y pura, estaba estrujándose una bubi, mientras su otra mano había bajado hasta su clítoris, haciendo movimientos leves circulares.
Mi pene estaba soltando demasiado líquido, ya había manchado su cama y el suelo. Acerqué mi glande a su entrada y comencé a ejercer presión. A pensar de lo majada que estaba, apretaba bastante, pero entraba suavemente. Sentía como tenía ligeras contracciones.
Miré su rostro. Me estaba mirando, tenía los ojos entre cerrados.
«Mételo». Esa confirmación fue más que suficiente.
Hice más fuerza para meterlo, pero estaba muy apretado y sentía que me venía cada vez que su paredes vaginales se contraían. Hacía el mayor esfuerzo para no venirme.
Después de unos momento, mi pelvis estaba tocando la suya. Su respiración de agitada, se había vuelto pausada, pero con respiraciones largas, pero seguía gimiendo. Comencé con un mete y saca suave. Ella sería masturbando su clítoris y estrujando sus tetas. Sus gemidos, que nunca llegaron a ser como las morras de los vídeos porno que gemian descaradamente, ella no, eran gemidos dulces, suaves, se notaba que le daba pena hacerlo más fuerte.
«No te contengas». Le dije. «Si lo estás disfrutando déjate venir».
Parece que me tomo muy en serio la palabra porque en una metida que le dí, soltó un grito fuerte, un grito pausado, pero prolongado. Sus piernas se intentaban cerrar y su espalda parecía que se iba a romper de tanto que se doblaba. Mi pene estaba siendo estrujado por su paredes internas y mucho líquido comenzó a salir de su vagina.
«Es mi turno». Protesté.
Intensifiqué el mete y saca. Sus pequeños pechos rebotaban de arriba y abajo.
«Bas… ta… pa…ra». Me decía cada vez que su respiración le dejaba hacerlo.
Le comencé a penetrar más rápido. Y en el momento en que sentí que me venía, saqué mi pene hasta casi su entrada y empujé fuertemente, viniéndome dentro de ella.
Me tumbé sobre ella y me comenzó a acariciar la cabeza. Nos quedamos así un buen rato.
Más tarde. Le ayudé a limpiar y a perfumar y ventilar un poco su cuarto. Pasé a la farmacia a comprar una pastilla. Se la dí, la besé y la abracé.
Procedí a retirarme, cuando su hermana salió de su propia habitación.
«¡¿Cuándo llegaste?!». Pregunté atónito.
«Hace unos minutos. No los quise interrumpir». Nunca me miró a la cara.
Después de eso. Mi amiga no me ha respondido los mensajes. Van 15 días sin respuestas. Espero no haberla hecho sentir mal, porque la quiero muchísimo.
Gracias por leerme.
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