Me cogí a mi novia a los 13 años
A los 13 años fue la primera vez que le metí la verga a una hembra.
Yo soy Gabriel y les voy a contar de cómo perdí la virginidad a los 13 años con mi novía de 12 años. En ese entonces vivía en la ciudad de Puebla. Mi novia de entonces se llamaba Pamela y era una niña muy bonita. La conocí desde el primer día de clases cuando al vi entrar al salón de clases. Ella me gustó desde el primer momento y me decidí a conquistarla. Me costó un poco de trabajo, pues en su casa no la dejaban tener novio, pero al final aceptó siempre y cuando tuvieramos nuestra relación en secreto. Eso me daba pauta para llegar hasta donde quisiera, pues era evidente que ella quería tener una relación aunque se negara al principio a andar conmigo.
Como dije, no quería que nos vieran juntos, menos su hermano mayor, que iba en tercero de secundaria y que podía llevar el chisme a su casa. Por lo tanto, me la llevaba a lugares donde nadie nos viera y nos besuqueabamos durante horas. La pegaba contra una pared y ahí uniamos nuestros labios para demostrarnos el amor que nos teniamos entonces. Creo que yo le gustaba porque era un niño que parecía bastante rebelde, tenía un pearcing en la lengua y sin duda eso hacía que las niñas se fijaran más en mí. Primero, nuestros besos eran bastante inocentes. Sin embargo, conforme pasó el tiempo, aquellos encuentros se hicieron más apasionados, al grado de que llegaba a meter mi mano debajo de su falda del uniforme.
Pasaron los meses y aquellos arrumacos llegó un momento en el que no me llenaban. Quería que Pamela fuera mi novia, pero como que algo me faltabal. Ustedes se podrán imaginar que era aquello que me faltaba: sexo. Sin embargo, a pesar de que ya era obvio que a los 13 el que no sabe de sexo ha vivido escondido debajo de una piedra, y aunque ya fantaseaba con hacer el amor, con Pamela no me pasó por la cabeza ni por equivocación, aunque no lo crean. Un día, sin embargo, cuando llegué a la casa, encontré a mi hermano mayor, Cristián, de 16 años, en pleno jale con su novia en la cama de mis padres. Yo creo que al verse solo decidió hacer el amor con ella. Escuché unos ruidos que venían de hecho de la habitación principal de la casa y me acerqué sigilosamente. Y ahí estaban los dos, mi hermano con su novia, desnudos, él le estaba metiendo el pito y ella gemía como una loca, era evidente que ella estaba alcanzando su orgasmo. Recuerdo que aquella escena hizo que mi verga se pusiera erecta. Me fui a mi recamara sin hacer ruido y sin dejar de imaginar aquellas escenas de lujuria que no dejaban mi cabeza. Saqué mi pene para jalarle el pescuezo al ganso. Estuve haciendolo hasta que sentí llegar ese placer lujurioso que es el orgasmo y en seguida salió un chorro de semen de mi pito. Y desde ahí decidí que lo mejor que podía hacer con Pamela era hacer el amor como lo estaba haciendo mi hermano.
Sin embargo, era obvio que no podía ver a mi hermano todos los días dandole duro al catre con su novia, así que para enseñarme. Y eso tuvo un efecto en mí, pues comencé a tener sueños eróticos con Pamela. Imaginarmela en ropa interior de encaje como aquellas actrices que tienen sexo con diferentes hombres para el entretenimiento de muchos era sin duda lo mejor. Y siempre terminaba mojado por lo que veía y hacía en mi mente mientras dormía. Pero en mi mente solo podía pensar en tener a Pamela desnuda en la cama mientras yo le metía mi verga y los dos nos retorciamos de placer. Tenía que hallar la manera de hacer que esas fantasías se hicieran realidad de cualquier forma, aunque no sabía del todo cómo le iba a hacer con eso.
Sin embargo, llegó una oportunidad. Mis padres saldrían de viaje durante unos días y mi hermano y yo nos quedamos solos todos esos días. Así que le sugerí a Pamela que fueramos a mi casa a ver una película. Aunque también podría haber un inconveniente, pues era probable que mi hermano quisiera usar la casa para estar con su novia y hacer el amor. No quería decirle que quería llevar a una chica para cogerla en la cama de mis padres. Aunque el primer día que que fueron los gatos y los ratones finalmente pudimos hacer fiesta, mi hermano me sorprendió viendo porno mientras me masturbaba. Me preguntó que estaba haciendo y no supe que contestarle en ese momento. Sin embargo, me sonrió y me dijo que estuviera tranquilo, que a mi edad él también veía porno y que incluso seguía haciendolo. Entonces se me ocurrió decirle que yo había visto cómo le hacía el amor a su novia. Cristián se puso pálido hasta que le aseguré que no le diría nada a mis padres. Y no sé, se me ocurrió decirle que quería hacer el amor con mi novia, solo fue algo que salió automáticamente de mi boca.
Cristián me vio como si fuera un bicho raro. Sin embargo, lo que me dijo me sacó de onda compleamente. Me dijo que él no podía juzgarme, pues su primera relación sexual había sido a los 12 años con una niña de su escuela e incluso me dio detalles de cómo había sido. Llevaban el uniforme escolar, no se desvistieron, simplemente hizo que ella se quitara los calzones, él sacó su pene y se lo metió así nada más. Y bombeó hasta que sintió que le llegó el orgasmo y le salió la leche de su pene. Él recuerda aquel momeno con mucho cariño, dijo que era una niña bonita al menos con la que había perdido la virginidad. Claro que ella también perdió la virginidad con Cristián.
Mi hermano me dijo que estaba bien, que podía usar la casa para llevar a mi chica y poder matar el oso a puñaladas a gusto, sin que nadie nos interrumpiera. Seguramente sería interesante. Me dijo que tuviera cuidado con la presión que tuviera que hacer, y me hizo algunas preguntas de mi relación con Pamela. En cuanto le dije que nos besabamos a escondidas y que yo metía mis manos debajo de su falda hasta llegar a su conchita por encima de sus calzones y que ella metía sus manos debajo de mi camisa me dijo que seguramente no tendría problemas de convencerla de hacer el amor. No me dijo nada más, solo que un sábado me dejaría la casa por un par de horas para que pudiera darle duro al catre con Pamela.
Decidí que lo mejor sería invitar a Pamela a ver una película y de ahí seguramente una cosa llevaría a la otra y terminaríamos haciendo el amor. Y en los siguientes días, a veces me iba de la realidad pensando en las escenas candentes que seguramente tendría con mi novia ese sábado que me decidí a hacer que los dos perdieramos la virginidad. Mi hermano me dijo que fuera con calma, que dejara que la situación fluyera, que seguramente conforme avanzara en mis insinuaciones sexuales. Decidí seguir sus consejos, el sabía tanto de sexo que había aprendido rápido maneras de llevar chicas a la cama.
Pero bueno, basta de preámbulo, hay que ir al evento principal. Pamela tocó el timbre de la casa el sábado a las cinco de la tarde, tal y como se lo había dicho. Ella llevaba un vestido con una falda muy corta. Por recomendación de mi hermano, había elegido un look casual con una camisa verde a botones, que eso facilitaría el trabajo a la hora de finalmente irse a la cama. Pero bueno, detalles. Puse la película en el reproductor de Blu-Ray, una comedia romántica de esas que estaban de moda en los 2000. La selección fue adecuada, porque un rato después ya nos estábamos deseando mucho. Y sí, nos comenzamos a besar, cada vez más apasionadamente. Ella en todo el proceso no dijo nada, seguramente en el fondo deseaba pasar un momento a solas conmigo para hacer el amor. Simplemente nos dejamos llevar por las hormonas que en ese momento ya estaban demasiado presentes en nuestros cuerpos y que nos hacían desearnos el uno al otro.
Estuvimos besándonos un rato, yo metía mis manos debajo de su falda y su blusa mientras ella hacía lo mismo con sus manitas traviesas debajo de mi camisa. Un momento después, nuestras ropas comenzaron a estorbarnos y decidimos comenzar a retirarlas. Primero mi camisa fue la primera en terminar a un lado del sofá. Luego la blusa de ella. No tenía idea de por qué ella no decía nada de estar quitándose la ropa delante de mí y que yo estuviera haciendo lo mismo. Comencé a besarla en el cuello. Sin embargo, en un momento de lucidez, pues conforme pasaba el tiempo me iba dejando llevar por las hormonas y deseaba fornicar de una vez con una niña tan bonita como lo era Pamela entonces, decidí llevarla a la recamara de mis padres para usar su cama matrimonial y de ese modo estar más cómodos. Para entonces los dos ya estabamos en ropa interior, ella llevaba puesto un conjunto de lencería de color verde turquesa y yo unos boxers a cuadros de diferentes tonos de azul.
Continuamos besandonos hasta que nos deshicimos de nuestra ropa interior. Para ese momento creo que nada nos importaba más que coger y arrancarnos la virginidad el uno al otro. Le di un beso muy apasionado antes de finalmente atreverme a penetrarla. Fue muy torpe, sin embargo, pude guiar mi pito hasta la entrada de la panocha de Pamela. Dudé un segundo antes de introducir mi pene cuando la punta estuvo en la entrada. No pude resistirme y le hundí todo mi miembro dentro de ella. Ella hizo un gesto de dolor y soltó un gemido, pero para entonces ya estaba demasiado excitado como para darme cuenta. Comencé a bombear, Cristián me había dicho que eso era algo instintivo. Luego de aquel coito tan brusco, no supe si Pamela lo estaba disfrutando. Bueno, solo recuerdo que estuve haciendo un aquello hasta que sentí venir el orgasmo. Era como todas las veces que me masturbé, solo que esto era más intenso. Justo en ese momento comencé a sentir mi leche acumulándose en la base de mi pito y un segundo después salió, inundando la vagina de Pamela. Cuando terminé, la verdad estaba eufórico, pues por primera vez me había atrevido a llevarme a una mujer a la cama, algo que sin duda se recuerda para toda la vida.
Pamela no dijo nada de aquel momento de lujuria que habíamos tenido. Estuvo callada durante todo ese rato, incluso cuando nos quedamos un momento en la cama desnudos. Eso sí, tengo que confesar que, a pesar de que había experimentado por primera vez el placer del orgasmo teniendo sexo con una niña, estaba confundido porque nunca me imaginé que pudiera hacer ese tipo de cosas a mi edad. Mi novia se levantó al cabo de un rato y comenzó a recolectar sus ropas. Y una vez que estuvo vestida otra vez, salió de la casa sin dirigirme la palabra.
Y aunque durante varios días no me dirigió la palabra, finalmente decidió volverme a hablar para decirme que el sexo había sido una experiencia que nunca olvidaría y que quería repetirla. Y así fue, varias veces hicimos el amor, incluso en su casa. Y cada relación sexual la atesoró, pues fueron con la misma chica con la que había perdido la virginidad y viceversa, Pamela también dejo de ser casta conmigo…
wow sabrosisimo ke bueno a tun edasd hayaa disafrutadom todo eso, invita atu hermano jeje
Qué padre experiencia, llena de amor y de lujuria a la vez.
Que caliente que cojan entre niños. Lo mamaria todo. Me moja mucho que fuese el niño conmigo.