Me cogieron por abusador, bocón y hablador…
Un tipo que trató de abusar de una chica, ella lo convence para que fueran a su casa, ya en la casa es descubierto por el padre de la chica y este le dice a unos guardaespaldas que se encarguen de él, asustado dice que él hace lo que ellos quieran, y le comen el culo, lo sacan borracho .
Me cogieron por abusador, bocón y hablador…
Desde que era niño, había escuchado unas mil veces, ese refrán que dice. “En boca cerrada, no entran moscas.”
Y la verdad es que, ya aun de adulto, bueno no pensaba en eso, hasta que por abusador, bocón y hablador pasé en una sola noche, por un sin número de experiencias.
Todo comenzó una tarde en que me encontraba en el pueblo vecino, y di con una linda chica, en la plaza del pueblo, a la cual aparte de que la besé a la fuerza, traté de tener sexo con ella, pero ella me convenció de que fuéramos a su casa.
A lo que yo encantado de la vida le dije que sí, ignorando que era la hija de un viejo político de la región, así que apenas llegamos, me di cuenta de que había una fiesta.
Ella y yo, entre besos y caricias, entramos a escondida por la cocina, y luego me llevó a un cuarto, donde me dijo que me fuera quitando la ropa, y metiéndome en la cama, mientras ella traía algo de beber.
Ya me había quitado toda mi ropa, e incluso también me había metido en la cama, cuando al abrirse la puerta de la habitación, en lugar de ella.
Apareció el político, acompañado de dos tipos armados, quienes a punta de pistola me sacaron de la cama, tan desnudo como me encontraba.
Impidiendo que agarrase mi ropa, y a empujones esos dos tipos, me hicieron caminar completamente tal, y como me encontraba, frente a todos los invitados que estaban en la fiesta.
Quienes al verme caminando desnudo, entre los dos tipos que me obligaron a salir de la cama, tratando inútilmente de ocultar mi desnudez, y mi rostro.
Los invitados a la fiesta, así como los meseros y músicos, no hacían otra cosa que reírse o burlarse de mí, no tan solo por encontrarme completamente desnudo, sino también por lo recogida y pequeña que estaba mi verga, gracias al susto que me llevé.
Para colmo el dueño de la casa les dijo a todos los presentes, que me habían atrapado en el cuarto de una de las sirvientas, poniéndome su ropa íntima.
Luego le dijo al par de tipos que me agarraron. “Si pueden no lo maten, yo lo que quiero es que no regresé, asegúrense que no le queden más ganas de volver por aquí.”
Ya habíamos salido de la casa, cuando yo en medio del gran susto que tenía, en lugar de quedarme callado, temiendo que me fueran a matar.
Comencé habla que te habla, pidiéndole a esos dos tipos esos, que no me fueran a matar, y jurándoles que no regresaría más nunca, ni por el pueblo y mucho menos por esa casa.
En una de esas cometí el gran error de decirles. “Yo hago lo que ustedes quieran, pero no me maten.”
En ese justo momento, y apenas terminé de decirles eso, el más gordo de los dos, me dio un fuerte empujón, obligándome a entrar a un almacén ubicado de tras de la casa.
Ya dentro, y mientras yo trataba ponerme de pie, su compañero me dio otro empujón obligándome a entrar en un cuartucho en el que había un catre y un par de sillas.
En ese instante, yo no comprendía lo que pasaba, y realmente temí que me fueran a dar un tiro en ese lugar.
Fue cuando en medio de la confusión en que me encontraba, y sin dejar de pedirles que no me fueran a matar, que yo haría todo lo que ellos quisieran.
Uno de ellos de manera bien descarada, colocándose tras de mí, me agarró las nalgas diciéndome. “Bueno ponte en cuatro, y te perdonamos la vida, pero eso sí, no regreses más nunca por esta hacienda.”
Yo la verdad es que no me esperaba algo así, pero al ver la manera en que el tipo ese, me miraba, y continuaba agarrándome las nalgas, no dude que estuviera hablando en serio.
Fue cuando traté de razonar con ellos diciéndoles que yo no era maricón, entonces, mientras el otro tipo salió de la habitación.
El gordo sacando su pistola, y apuntándome directamente a la cabeza todo el tiempo, me dijo, con toda su calma, y fríamente. “Para empezar, fuiste tú quien nos dijiste qué harías lo que nosotros quisiéramos, bueno eso es lo que queremos, así que tienes tres opciones.”
“La primera haces todo lo que mi socio, y yo te digamos, de buena gana, y con una alegre sonrisa, y luego de que te comamos el culo, no te vamos a golpear y te dejamos a las afuera del pueblo en la carretera.”
“La segunda te puedes negar, y entonces mi socio, y yo te vamos a dar una paliza, rompiéndote la nariz y todos los dientes, apagando uno de tus ojos, y también seguramente te fracturaremos algunas costillas, y como sea al final también te vamos a comer el culo, para luego tirarte bajo algún lejano puente.”
“Y la tercera, si te defiendes, luego de que te desfiguremos el rostro a patadas, aparte de que también te vamos a comer el culo, solo que después de asegurarnos que estés bien muerto, tiraremos tu cuerpo a los cerdos, para que se alimenten, y no quede nada de ti.”
Al escucharlo decirme todo eso, muerto de miedo, no me quedó más remedio que, con todo el dolor, y vergüenza de mi alma, tuve que aceptar, como dijo uno de ellos, de buena gana, y con una alegre sonrisa, dejarme hacer lo que ellos quisieran.
Así que sencillamente, hice lo que me ordenaron, recostándome boca abajo, sobre el catre, y con mis piernas y nalgas bien abiertas.
Así que estando en esa posición, comencé a sentir como las manos de aquel tipo comenzaron a acariciar mis nalgas, e introduciendo sus gruesos dedos, mojados con su propia saliva, dentro del apretado hueco de mi culo.
Ya había comenzado a meter, y sacar varios de sus dedos juntos, cuando regresó su compañero, trayendo varias botellas de ron.
Y aunque al principio, no quise beber, nada más bastó que el gordo me dijera. “Acuérdate lo que te a va a suceder si no colaboras.”
Eso fue suficiente, para que yo de inmediato, me pusiera a beber como un desesperado a pico de botella, mientras el gordo seguía introduciendo sus dedos dentro de mi culo, y agarrando mis desnudas nalgas.
Así que a medida que seguía bebiendo, y dejando que uno de ellos me fuera metiendo sus dedos, su compañero, sencillamente sacó su verga del pantalón, y se recostó sobre mí.
Para de manera descarada, comenzar a tocarse su propia verga, a todas estas yo seguía sintiendo como gran parte de sus dedos entraban, y salían de entre mis nalgas, hasta que él se detuvo, diciéndome. “Todavía te hace falta beber un poco más.”
Tras yo volver a tomar otro gran trago, él agarró la botella de ron, extrajo sus dedos de mi culo, y lo siguiente que sentí fue el pico de la botella de ron que él me lo introdujo por el culo, vaciando lo poco que aún quedaba de ron dentro de la botella, dentro de mi culo, diciendo al mismo tiempo. “Dicen que así hace más efecto.” Lo cierto es que yo sentí algo de ardor dentro de mis tripas.
Después de eso, al poco rato yo me sentía mucho más mareado, o borracho, tanto que cuando el gordo se puso nuevamente a manosear mis nalgas, no sé cómo se me ocurrió preguntarle “¿Y bueno cuando piensas darme por el culo?”
En ese momento él, y su amigo, se pusieron a reír, y el gordo dijo. “Estábamos esperando que nos lo pidieras, culito lindo.” Y de inmediato se quitó los pantalones, fue cuando dando un vistazo sobre mi hombro pude ver que su verga, era el doble de larga, y el doble de gruesa que la mía.
Así que mientras se comenzó a recostar sobre mí, fue separando mis nalgas, y ensalivando su verga, dirigiéndola directo a mi culo, al principio la comenzó a rosar suavemente, contra mi esfínter.
Ya los pocos segundos, comencé a sentir, como aquella cosa, a medida que él iba haciendo presión, su verga iba penetrándome.
Al principio traté de aguantarme y resistirme al dolor, pero cuando el gordo, me dijo. “Relájate, para que lo disfrutes.”
No lo pensé dos veces, y dejándome llevar por lo que él me decía, haciéndole caso dejé de oponer resistencia a su verga que ya comenzaba a entrar, y salir de mis apretadas nalgas.
Ya su verga la tenía bien adentro, y había comenzado a seguir metiéndola y sacándola, cuando su compañero mostrándome la suya que estaba bien parada a pocos centímetros de mi cara, y tras obligarme a darme otro gran trago, para luego cachetearme el rostro, varias veces usando su verga, me indicó que me pusiera a mamársela.
Razón por la cual, no me quedó más remedio que abrir mi boca, y ponerme a mamar, aun en contra de mi voluntad.
Así que a medida que uno de me daba salvajemente por el culo, no me quedó más remedio que mamar, la verga del otro tipo.
En esos momentos ambos me dieron por el culo, y a los dos les mamé su verga, hasta que se vinieron dentro de mi boca, obligándome en ambas ocasiones a tragar toda su leche.
Pero en una de esas, no me acuerdo si fue el gordo o el otro que, a medida que me daba por el culo, me ordenó que me hiciera la paja, fue cuando me vine casi de inmediato.
Cuando ambos terminaron conmigo, y con mi adolorido culo, al salir de ese lugar, y a pesar de encontrarme bien borracho, me di cuenta de que ya había oscurecido.
Fue cuando les pregunté por mi ropa, y tras darme un fuerte empujón, uno de ellos me dijo. “Cállate maricón y camina.”
Así completamente desnudo como me encontraba, me montaron en la parte trasera de una camioneta, y me llevaron hasta fuera de pueblo.
Pero antes de que se detuvieran para que yo me bajara de la camioneta se detuvieron, uno de ellos me entregó la botella de ron, diciéndome. “Esto es pa que no sienta frio, y ya sabes el jefe ni su hija, no quieren verte más nunca por todo esto.”
Apenas me bajé, la camioneta arrancó, y de inmediato regresó al pueblo, mientras que yo completamente desnudo, comencé a caminar en sentido contrario, sin la menor idea a donde me dirigía.
Pero estaba tan y tan borracho, que seguí bebiendo, a medida que continué caminando por aquella carretera de tierra, no sé cuánto tiempo pasó, ni cuenta me di, cuando terminé de tomarme el ron.
Pero de repente me encontré que a un lado de la carretera había un pequeño negocio, y en la puerta había unos cuatro tipos como de mi edad.
Ellos se encontraban bebiendo cerveza en la entrada, al verme de inmediato se me acercaron, y sin necesidad de que yo dijera nada, uno de ellos me preguntó que, si me habían asaltado, y robado mi ropa.
Pero antes de que yo pudiera responder, otro dijo. “Y de seguro le comieron el culo también, ya que todavía está chorreando leche.”
Yo me debí haber quedado callado, y de seguro nada más me hubiera pasado, pero por bocón y hablador, apenas me ofrecieron una cerveza de inmediato me puse a contarles, en términos generales todo lo que me había sucedido.
No había terminado de contarles todo, cuando uno de ellos me dijo que, si quería lavarme las nalgas, podía pasar a la parte trasera del pequeño negocio, lo que hice, y de inmediato me lavé el culo, y las piernas con una manguera.
Una vez que me lavé, seguimos bebiendo cerveza, y yo contando todo lo que me había sucedido, fue cuando uno de esos cuatro tipos, me preguntó. “Y tú que hiciste cuando te dijeron. O nos das el culo, o te matamos.”
Yo en medio de mi borrachera, me le quedé viendo, y le dije. “No ves que estoy vivo pendejo.” Y de inmediato los cuatro se pusieron a reír a carcajadas.
Luego seguí diciéndoles, que no tan solo me dieron por el culo los dos, sino que también les tuve que mamar sus vergas, y tragarme toda su leche.
Yo en medio de mi borrachera seguí contando todo, y cuando les dije que hasta me habían metido una botella de ron por el culo, y vaciado lo poco que le quedaba dentro de mis tripas, se pusieron a reír.
Fue cuando uno de ellos me preguntó, colocando su mano sobre mi hombro, la que poco a poco fue deslizando por mi espalda, hasta detenerse en mis nalgas. “Pero dime la verdad, ¿entonces te gustó que te hicieran todo eso?”
Y continuó diciéndome. “Es que te veo tan contento contando todo lo que te hicieron, que me parece que te gustó mucho, que te dieran por el culo.”
Como ya les he dicho, debí quedarme callado, pero no, en lugar de eso cuando uno de ellos, prendió un cigarrillito de marihuana.
Después de que le dio par de jalones, me lo pasó, y yo también le di par de jalones, para de inmediato decirle. “Bueno al principio, estaba tan asustado, y tenía tanto miedo, de que me fueran a matar, por lo que al principio no me gustó.”
“Pero a medida que fui sintiendo, como me fueron acariciando mis nalgas, y sus dedos metiendo dentro de mi culo, poco a poco como que le fui agarrando el gusto, y cuando me empujó aquella botella por el culo, y derramó lo que le quedaba de ron, dentro de mí.”
Además, también les dije que fui yo mismo quien le preguntó al tipo ese, que cuando pensaba darme por el culo, y si, cuando comencé a sentir sus manos separando mis nalgas, y como me fue empujando toda su verga entre el hueco de mi culo, me gustó.
Yo seguí hablando sin detenerme, y cuando me lo pasaban le daba, uno que otro jalón a la marihuana, por lo que alegremente seguía diciéndoles como yo movía mis nalgas, a medida que el gordo ese me empujaba una, y otra vez toda su gruesa, y larga verga.
Así que cuando el, me dijo. “Yo quisiera que nos hicieras un gran favor, ninguno de nosotros cuatro, jamás nos hemos comido un culo.”
En ese instante sus amigos comenzaron a reírse, y de inmediato el continuó diciéndome. “Y ya que a ti por lo visto te ha gustado tanto que te lo hicieran, me preguntaba si no te gustaría dejarnos que te diéramos por el culo los cuatro.”
Ahora pienso que, si me hubiera quedado callado, o por lo menos le hubiera dicho que no, con eso hubiera bastado, y quizás nada más hubiera pasado.
Pero en lugar de eso, pensando en lo mucho que me había gustado, que aquellos dos me dieran por el culo, e incluso hasta ponerme a mamar sus vergas, sin pensarlo mucho casi de inmediato, le respondí. “Si me gustaría mucho, que los cuatro me dieran por el culo.”
Al fin y al cabo, aparte de estar desnudo, me encontraba completamente borracho, y con una tremenda nota de marihuana.
La verdad es que como yo mismo les había contado todo, me pareció que darles el culo a los cuatro, no tenía nada de malo.
Por lo que apenas terminé de decirles. “Si me gustaría mucho, que los cuatro me dieran por el culo.”
El que me hizo la pregunta, bien contento se puso de pie, al tiempo que con la mano que me tenía agarrada las nalgas, hizo que yo también me parase, diciéndoles. “Bueno chicos, así que vamos a la parte de atrás.”
Sin pérdida de tiempo, los cinco nos dirigimos a tras del negocio, donde apenas llegamos, uno de ellos agarró unos cartones y los puso sobre la tierra.
Por lo que de inmediato yo me recosté sobre ellos, boca abajo, ofreciéndole mis nalgas, al primero que quisiera usarlas.
Así que casi de inmediato, comencé a sentir como aquel chico, que me tenía las nalgas agarradas, tras bajarse los pantalones, se colocó sobre mí, y tras ensalivar su verga, me la fue empujando por mi culo, divinamente.
Ya tenía un corto rato moviendo mis caderas, cuando al levantar la vista, otro de los chicos, colocó su parada verga frente a mi boca.
Y tras él enjuagarla con algo de cerveza, de inmediato me puse a mamársela, el resto de la noche, y creo que gran parte de la madrugada, fui dándole el culo a los cuatro, cuando no era que les mamaba sus vergas, hasta que ya no pude más.
Yo me quedé completamente rendido, o por lo menos eso es lo poco que recuerdo, cuando me vine despertando, me encontraba dentro de una pequeña habitación, acostado sobre una especie de catre.
A fuera había un barril lleno de agua, y unas latas con las que comencé a lavarme las nalgas, además tenía un gran dolor de cabeza, seguramente por lo mucho que había bebido, así que, aun dando tumbos, como bien pude me lavé, y saqué de mi cuerpo todo lo que aquellos cuatro chicos, me habían dejado dentro de mi culo.
Pero me sentía aun tan mareado, que sin preocuparme por donde me encontraba, me volví a recostar, hasta quedarme nuevamente dormido.
No fue hasta que un hombre mayor me despertó, diciéndome, que llevaba ya mucho tiempo durmiendo, por lo que cuando finalmente me desperté, él me dijo que había estado dormido prácticamente desde el sábado en la madrugada, y que ya era la tarde del domingo.
El tipo era el dueño del pequeño negocio, y después de que los cuatro chicos se marcharon, me encontró tirado, sobre un cartón, boca abajo en la parte de atrás del negocio.
En ese momento él dejó de hablar, se puso de pie, y se dirigió hacia afuera, mientras que yo sin levantarme lo fui observando, como sacó su verga y se puso a orinar prácticamente frente a mí.
No sé qué me pasó, me quedé viendo su verga, y cuando vi que después de orinar se la lavo, lo único que se me ocurrió hacer en agradecimiento fue preguntarle, si no le gustaría que se la mamase.
El viejo se me quedó mirando, se sonrió, y con su verga entre las manos se fue acercándose a mí.
Lo cierto es que ya no estaba tan borracho, ni drogado, pero como ya les dije, fue lo único que se me ocurrió hacer, en agradecimiento.
Por lo que apenas tuve su verga dentro de mi boca, comencé a mamársela con tanto gusto, que cuando él me dijo, que le gustaría darme por el culo, yo no lo dudé ni por un instante, y sacando su verga de mi boca, de inmediato le ofrecí mis nalgas.
Así que fui sintiendo como la cabeza de su verga se fue abriendo paso dentro de mis nalgas, y como fue atravesando el hueco de mi culo, para yo de inmediato ponerme a mover mis caderas, sabrosamente.
Bueno, el viejo aparte de que me comió el culo, posteriormente también le volví a mamar su verga, después de eso me regaló una vieja camisa, así como un pantalón, y me dio unas chancletas, para luego en su camioneta llevarme hasta mi pueblo.
Donde me dejó cerca de mi casa diciéndome. “Ya sabes cuándo gustes puedes pasar por el negocio.” Mi única preocupación en esos momentos era que nadie se enterase de todo lo que me había pasado.
Cuando llegué a mi casa, mis padres se encontraban visitando a unos parientes desde el día anterior.
Así que mientras me daba otro baño, y me vestía, me puse a pensar en todo lo que me había sucedido, y llegué a la conclusión, de que yo no soy maricón, solo que me gusta, y mucho que me den por el culo….
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