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Dominación Hombres, Gays, Travestis / Transexuales

Me convertí en el putito, de todos los chicos del barrio.

Un joven descubre lo placentero que es dejarse dar por el culo, por otro hombre.
Cuando iba saliendo de la tienda después de tomarme un refresco, fue cuando vi los chocolates, y de momento que me antojé de comerme uno, lo malo es que ya me había gastado todo.
Por lo que pensé que el dueño no se daría cuenta, me atreví a tomar tres rápidamente, metiendo uno en el bolsillo de la chaqueta, y los otros dos en el bolsillo trasero de mi pantalón, lo malo fue que el dueño de la tienda si se dio cuenta, y apenas di un par de pasos, me detuvo agarrándome por el hombro al tiempo que me dijo. “Acompáñame al fondo de la tienda, y no me hagas berrinches.”
Yo comencé a sudar frío, y al cerrar la puerta me dijo. “Sácate todo lo que tienes en los bolsillos de la chaqueta, y ponlo sobre la mesa.” Por lo que no me quedó más remedio que obedecer, cuando él vio una de las tabletas de chocolates, la tomó, y cerrando la puerta me dijo. “No te muevas que ya regreso.” Completamente asustado, le seguí haciendo caso, fue cuando a los pocos segundos escuché como cerraba los portones metálicos de la tienda, para aparecer a los pocos segundos nuevamente, diciéndome. “Vamos, tú eres el hijo de la vecina, deja que la llamé para que resolvamos esto de una vez y para siempre. Ya estoy cansado de que a diario me estén robando mercancía.”
Al tiempo que sacó de su bolsillo un teléfono móvil. A mí lo único que se me ocurrió decirle, fue. “Por lo que más quiera, no se lo diga a mi mamá.” Sé que para un chico que está estudiando en la universidad, como yo, el que le llamen a su madre, por una cosa como esa es bien vergonzoso para ella, máxime, cuando recientemente a mí casi me habían expulsado, por haberme robado unos exámenes.
El dueño de la tienda se me quedó viendo de pies a cabeza, y lo único que se le ocurrió decirme fue. “Quítate toda la ropa, quiero revisarla personalmente, no sea que te hayas llevado otra mercancía, y yo no me haya dado cuenta.” Yo comencé a decirle, no agarré más nada, pero de inmediato él me respondió. “Si como no, y piensas que voy a creerte, anda quítate toda la ropa, o no respondo.”
Muerto de miedo, comencé a quitarme todo, a medida que él fue revisando el pantalón, hasta que me quedé en medias e interiores, fue cuando nuevamente me ordenó que me quitase todo, diciendo. “Quiero estar seguro que no te escondes nada.” Por lo que, muerto de vergüenza, finalmente me quité las medias, y hasta el interior, quedando completamente desnudo, En ese instante sacó las otras dos tabletas de chocolate de mi pantalón.
Al tiempo que hizo eso, caminó a mí alrededor, viendo fijamente todo mi cuerpo, en especial mis nalgas, cosa que me dio más miedo aun que el que podía sentir en esos momentos, así que cuando lo escuché decirme que llamaría a mi mamá, sumamente asustado, di la vuelta, casi llorando le pedí por lo que más quisiera no la llamará, fue cuando él viéndome directamente a los ojos me preguntó. “Si no quieres que la llamé, que estás dispuesto hacer, para hacerme cambiar de parecer.”
Lo cierto es que estúpidamente lo primero que se me ocurrió decirle fue. “Lo que usted quiera, yo hago lo que usted desee, pero por lo que más quiera, no llame a mi mamá.” En ese instante, él colocó sus enormes manos sobre mis hombros, y ejerciendo algo de fuerza, me obligó a que me arrodillase, la verdad es que ni idea tenía de lo que él quería hacer, hasta que lo vi sacar su verga del pantalón.
De inmediato traté de incorporarme, pero con su peso sobre mis hombros, me fue imposible, al tiempo que me dijo. “Si tú no cumples, yo llamó a tu mamá, y a la policía también. A ver qué te sucede. Pero si de ahora en adelante haces todo lo que yo te ordene, y te prometo que no voy a llamar a tu madre, ni tampoco vas a ir preso.”
Sumisamente cerré mis ojos, al tiempo que con bastante asco abrí mi boca, casi de inmediato comencé a sentir su verga dentro de ella, al tiempo que escuché su gruesa vos decirme. “Ponte a mamar.” Por lo que a pesar del asco que todo eso me producía, comencé a chupar su verga con mi boca, al principio él lentamente me la fue empujando hasta donde más y no podía yo tragar, pero de momento se detuvo, y sacando su gruesa verga de entre mis labios, diciéndome. “Ponte en cuatro patas, y sin negarte, o ya sabes que llamó a tú madre.”
A mí me corrían las lágrimas por mi cara, de vergüenza, de indignación, y hasta de rabia, pero a pesar de todo lo que podía estar sintiendo en ese instante, le obedecí, por lo que me puse tal, y como me ordenó, en cuatro patas.
Pensé que era preferiblemente eso, a que mi pobre, y enferma madre pasara por otra vergüenza, por culpa mía, así que tomé eso que me estaba por pasar, como el merecido castigo que me correspondía, por unos instantes, sentí sus gruesos, y firmes dedos, ensalivados penetrando mi apretado esfínter, al principio seguramente fue uno solo, pero al poco rato, sentí como me introducía un segundo dedo por mi culo, y así sucesivamente, hasta que por lo menos prácticamente me estaba penetrando con toda su gruesa mano.
Nuevamente de momento, se detuvo, extrajo todos los dedos, y casi de inmediato comencé a sentir esa cosa, caliente, y bien dura con la que nuevamente me penetraba, no me quedaba la menor duda de que me estaba enterrando toda su verga por mi culo, aunque el dolor en gran parte al principio fue algo casi insoportable, cuando sentí que su cuerpo se unió al mío, se detuvo.
Fue cuando dándome una ardiente nalgada me dijo. “Pendejo mueve ese culo.” Yo sin la menor idea de que, o de cómo hacerlo, comencé a mover mis caderas, al tiempo que él comenzó a sacar, y meter nuevamente toda su gruesa verga dentro de mis adoloridas nalgas.
Sentí sus gruesas manos sujetándome por las caderas, y como una y otra vez me penetraba, al tiempo que yo continuaba moviendo mi culo, para satisfacción de él, pero a medida que todo eso fue sucediendo, comencé a sentir algo completamente nuevo, y diferente, algo que jamás en toda mi vida había sentido.
Mientras que él continuaba enterrándome una y otra vez su verga, yo continuaba moviendo mi cintura, con más fuerza, y placer, hasta que, de momento, sentí como con sus fuertes brazos me abrazaba con fuerza, al tiempo que, enterrando completamente toda su verga dentro de mi culo, se detuvo.
Seguramente él se había venido, mientras que yo, de manera casi inconsciente restregaba mis nalgas contra su cuerpo buscando sentir más, y más dentro de mi toda su sabrosa verga, al poco rato sentí como sacó su verga de mi culo, quedando yo prácticamente tirado en el piso de la tras tienda, con todo mi culo adolorido, y bien abierto, mientras que él se lavaba la verga, en un pequeño lavamanos cercano.
Pensé que todo a había terminado, pero me equivoqué, cuando comencé a ponerme de pie, me agarró por la nuca, y sin mucho esfuerzo de su parte, volvió a llevar mi boca hasta su verga, yo sin ofrecer resistencia alguna, nuevamente me dediqué a mamar su verga, hasta que, a los pocos minutos, la sentí caliente y bien dura dentro de mi boca, y gran parte de mi garganta.
Así seguimos teniendo sexo cada vez que a él se le ocurría, o me veía pasar, además al principio, me obligaba a que me pusiera ropa de mujer, por lo que con el tiempo le fui agarrando el gusto a ser tratado así, es más en ocasiones era yo quien sin que él me llamara pasaba por su tienda y sin decir palabra me dirigía a la tras tienda me desnudaba y me vestía de mujer esperándolo con las nalgas abiertas.
En una ocasión mientras bebía con un amigo mío, de manera discreta se lo conté llorando todo además le confesé que lo malo de todo eso era que me estaba gustando, y mucho, tanto que el de la tienda me diera por el culo, como que me pusiera a mamar su verga, mientras que yo andaba vestido de mujer.
Así que cuando mi amigo me dijo que a él nunca nadie le había dado el culo, y mucho menos le habían mamado su verga, yo me quedé en silencio, y cuando mi amigo me preguntó si lo dejaba que me diera por el culo, no pude decirle que no.
Me acuerdo que en esos momentos nos encontrábamos en la casa que él vivía con su familia, cuando me escuchó decirle, que si él lo deseaba, yo podía dejar que me diera por el culo, no lo pensó dos veces, y dirigiéndonos al patio trasero de su casa, de ahí pasamos frente al tanque del agua, y entramos en una vieja casucha de madera.
Tras cerrar la puerta, me dijo sonriendo. “Aquí nadie nos va a molestar.” De inmediato me quité toda mi ropa, y recostándome en el piso le ofrecí mis nalgas, pero mi amigo me pidió que primero se lo mamase, aunque fuera un poquito, por lo que yo me quedé agachado, y saqué su verga del pantalón, para dedicarme a mamársela de inmediato.
En cosa de segundos se le puso bien dura, y yo mismo tuve que decirle que se esperase no fuera a ser que se viniera, así que después de estar mamando por un corto rato, nuevamente me recosté en el piso y le ofrecí mis abiertas nalgas.
Cuando él comenzó a metérmelo, le gustó tanto, y tanto que me dijo que yo sería su novia en secreto, claro que yo me sentí súper orgulloso, y con más ganas moví mis nalgas, hasta que lo hice venirse dentro de mí.
Después de un corto rato, después de que se lavó su verga en una pluma que había fuera de la casucha, tal y como yo estaba continué mamándosela, hasta que nuevamente se vino, pero dentro de mi boca tragándome yo toda su leche.
Durante unas cuantas semanas, únicamente dejaba que me dieran por el culo el dueño de la tienda, y mi amigo. Pero al parecer mi amigo se lo contó a otro, y este también quiso saber cómo era eso de comerse un culo, o de que le mamasen la verga, por lo que poco a poco, se puede decir que me fui convirtiendo en la putita de todos los chicos del barrio.

38 Lecturas/7 octubre, 2025/0 Comentarios/por Martehijodejupiter
Etiquetas: culo, hijo, joven, madre, putita, sexo, universidad, vecina
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