Me converti en la puta perra de mi jefe
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi historia sucedió en Madrid hace algo mas de 20 años.Tenia por entonces 16 años y mi padre me habia conseguido un empleo de aprendiz en un taller mecanico de un amigo suyo. Por entonces todavia no habia tenido ninguna relación, aunque me masturbaba como un mono pensando en las chicas y alguna vez fantaseaba con que era yo el penetrado.
Al principio todo iba bien en el trabajo, y el jefe, al que llamare Antonio, un hombre de 40 años, alto con unas espaldas impresionantes, me trataba casi como un hijo, pero hice una estupidez, un error de novato y me carge el motor de un coche que habia para reparar. Antonio se enfado mucho y me hizo quedarme cuando se fueron todos los demas para hablar.
Cerro el taller y me hizo pasar a la oficina. Yo estaba acojonado. Sabia que habia metido la pata y tenia miedo de la reacción de mi padre, quera una bestia parda.
– Mira chaval, lo siento por tu padre, pero no puedo permitir lo de hoy. Te tengo que despedir y la factura se la tendre que pasar a tu padre.
Se me cayo el mundo a los pies, porque me padre era de mucho cuidado y a saber lo que podria hacerme. Me puse a llorar a moco tendido, suplicandole perdón al jefe.
– Por favor Don Antonio, que mi padre me mata, le juro que no volvera a pasar. Le juro que se lo compensare como sea.
Despues de pensar un poco me dijo:
– Mira el arreglo lo tienes que pagar de una manera u otra y un castigo necesitas, podriamos llegar a un acuerdo sin que tu padre se tenga que enterar.
– Hare lo que usted quiera, pero que no se entere mi padre.
– De acuerdo, de momento una azotaina no te la quita nadie, me dijo mientras se quitaba el cinturón. Bajate el mono.
Yo me baje el mono y me quede en calzoncillos, me puso contra la mesa y empezo a darme correazos en el trasero. Yo ya estaba aconstumbrado a los azotes de mi padre, pero que me azotara un extraño, la situación en general me estaba excitando. Al cabo de un rato paro.
– Vamos a ver si tienes el culo suficientemente caliente.
Me bajo los calzoncillos, y enseguida se dio cuenta de que tenia una erección.
– Que pasa, te pone que te zurre un hombre, pedazo maricón.
Volvio a darme otra tanda de correazos, mientras me insultaba.
– Eres una puta perra que le gusta que le zurren, verdad. Vamos di que eres una puta perra.
– Si soy una perra, pero no me de más Don Antonio, por favor.
Me coloco el cinturón en el cuello, como si fuera una correa, y empezo a alternar caricias y azotes con las manos.
– Si, vas a ser mi puta perra,verdad.
– Lo que usted quiera Don Antonio.
– Quiero que lo digas. Vamos di que eres mi puta perra.
– Si, soy su puta perra.
– Espera ahi quieto.
Salio de la oficina, y al poco volvio con una lima y la crema que usamos para las manos. Empezo a echar crema en el mango de la lima.
– Abrete el culo que te voy a poner la cola de perra que te falta.
Aunque tenia miedo, estaba excitadisimo y obedeci separandome los gluteos con las dos manos. Antonio intento varias veces meter el mango de madera de la lima en mi culo, hasta que a la tercera o cuarta vez logro meterlo. El dolor fue insoportable, no habia sentido nada asi en mi vida.
– Ya lo tienes dentro, no grites tanto que seguro que por ahi han salido cosas más grandes. Ahora si que eres una perra. Apreta bien el culo, por que como se te salga te meto otra más grande. Vamos a ver como menea la cola mi perrita.
Comenzo a mover la lima haciendo circulos. Yo le imploraba que la sacara, pero el seguia moviendo la lima dentro de mi culo. De pronto agarro el cinturon que tenia al cuello y dio un tirón.
– Ponte a cuatro patas para que vea como te mueves perra.
Yo obedeci con dolor apretando el culo para evitar que se me saliera la lima. Me paseo por la oficina tirando del cinturon.
– Vamos a ver como lame mi perrita.
Se quito los pantalones y los calzoncillos y me abofeteo con el pene. Era algo más largo que el mio, me imagino que le mediria unos 18 cm, pero desde luego era bastante más grueso, lleno de venas.
– Venga empieza a lamer si no quieres que vuelva a darte correazos.
Yo me lo meti en la boca, era un sabor desagradable.Intentaba hacerlo lo mejor posible, cuando me agarro la cabeza y apreto hasta que me dieron arcadas, y asi varias veces.
– Va a resultar que mi perrita sabe chupar. Bueno te voy a hacer algo que no le hecho ni a mi mujer, va siendo hora de que te de por el culo.
– No por favor Don Antonio.
No me dio tiempo a decir nada mas, porque me solto un bofeton.
– Las perras buenas obedecen a sus amos.
Tiro de la correa y me coloco contra la mesa. Me saco la lima, el dolor fue casi como cuando me lo metio, pero me alivio. Pronto note como intentaba meter su pene, y no le costo mucho meter la cabeza, de lo que me lo habia dilatado con la lima.
– Despacio por favor Don Antonio.
Me agarro por las caderas y termino de metermelo de un golpe, vi las estrellas.
– Eres mi puta y yo decido como follarte, lo has entendido.
– Si lo que usted quiera.
– Eso esta mejor. Lo saco entero y volvio a metermelo de golpe. – Que apretadito que estas perrita. Empezo el mete y saca, mientras me insultaba y me azotaba. Al cabo de un rato deje de sentir tanto dolor, y comence a moverme un poco acompañando en las embestidas. Ensegida Don Antonio se dio cuenta.
– Muy bien perrita, mueve ese culo, vamos, aprieta, te gusta que te folle verdad.
– Si don Antonio, me gusta que me folle.
– Pues no te preocupes que no va ser la última.
Al cabo de un rato se corrio dentro de mi. La saco y me la puso en la boca, para que le limpiara.
– Muy bien, dejamelo bien limpio.
Nos vestimos, y me acompaño hasta la puerta. Me agarro el culo, y me dijo.
– Creo que a partir de hoy mi perrita y yo vamos a hacer muchas horas extras.
Y asi ha sido hasta hoy que estoy de encargado, y sigo siendo la perra de mi jefe.
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