Me estrenaron de niño, Parte 4: Mi primo me roba la inocencia y desde ese día me ha usado para darse placer.
Mis intentos eran inútiles, así que decidí detener mis esfuerzos y dejar que Daniel hiciera conmigo lo que quisiera. Pues aunque me avergüence admitirlo, una parte de mi realmente deseaba lo que estaba a punto de suceder. Aquel día mi pequeño agujerito dejaría de ser virgen..
Les recomiendo mucho leer las tres partes anteriores, valdrá la pena.
Pasó un tiempo desde la última actualización, pero he vuelto listo para seguir con esta historia. Haciendo caso a todos sus comentarios, decidí alargar bastante más mis fragmentos de texto. YA TENDÍ, LES GUSTAN LAS COSAS GRANDES.
…
Mi primo, aún de rodillas frente a mí, tomó mi verga con fuerza mientras me dedicaba una mirada tan llena de lujuria que fue capaz de erizar hasta el último de mis vellos. No pasó mucho tiempo antes de que Daniel decidiera abrir la boca e introducirse lentamente mi verga, sin dejar de mirarme en ningún momento.
No tengo palabras para describir lo que sentí en ese preciso momento. El interior cálido de aquella hermosa boca con la que tantas veces había fantaseado, ahora se estaba haciendo cargo de darme el mayor placer que había experimentado en mi vida. Mi corazón latía a mil por hora, no quería que aquello parara nunca, así que me limité a cerrar los ojos y disfrutar de cada segundo… No sabría decirles cuánto tiempo estuvimos allí, pero sin duda no el suficiente.
Cuando Daniel finalmente decidió parar aquella gran demostración de habilidad oral, yo tenía muchas preguntas, sin duda.
-Mira nada más… -Dijo él. -Hasta las piernas te están temblando, Maty.
-¿Dónde aprendiste a hacer… eso? -Le pregunté.
-¿Hacer qué?
-Ya… Ya sabes… Lo de la boca.
-Puedo enseñarte a hacerlo, pero tendrá que ser otro día porque falta poco para que nos llamen a comer, y se me ocurre una mejor forma de aprovechar el tiempo.
-¿A qué te refieres?- Le pregunté curioso.
Daniel no respondió a mi pregunta. En lugar de eso me lanzó una de sus típicas sonrisas coquetas y lentamente se puso de pie.
Estábamos parados uno frente al otro, tan cerca que podía escuchar la respiración agitada que salía de aquel cuerpo escultural. Con gentileza, Daniel acarició la parte baja de mi espalda, y tranquilamente subió sus manos hasta tenerlas sobre mi cintura. Sus brazos fuertes me rodearon por completo, y me abrazó tan fuerte que podía sentir su erección apretándose contra mi abdomen, cosa que no me molestaba para nada pues para ese punto nuestros labios llevaban ya varios segundos disfrutandose mutuamente.
De pronto Daniel detuvo nuestro beso, y llevó su boca tan cerca de mi oído como le fue posible, dada la diferencia de estatura. Un susurro salió de su boca, con una voz tan profunda y seductora que en cualquier otra circunstancia me habría hecho estremecer, pero las palabras que pronunció me cayeron como un balde de agua fría.
-Maty… Hoy te voy a convertir en mi mujer.
-¿Qué? -Dije con voz temblorosa, mientras todo mi cuerpo se quedaba petrificado.
Un fugaz sentimiento de terror recorrió mi cuerpo , y el instinto de huida tomó el control de la situación, haciéndome calcular en un instante la ruta más rápida hacía mi ropa y de ahí a la salida. De inmediato intenté separarme de Daniel para salir corriendo, pero gracias a sus fuertes brazos que me sujetaban con firmeza, me fue imposible hacer cualquier movimiento.
Comenzamos un forcejeo sin mucho sentido, pues claramente mi primo era mucho más fuerte que yo, cosa que él sabía y lo demostraba con una sonrisa engreída . Después de un par de segundos usando todas mis energías para intentar soltarme, me di cuenta de que mis intentos eran inútiles. Así que decidí detener mis esfuerzos y dejar que Daniel hiciera conmigo lo que quisiera. Pues aunque me avergüence admitirlo, una parte de mi realmente deseaba lo que estaba a punto de suceder.
-Así me gusta- Dijo él una vez que sintió cómo mi cuerpo se relajaba.-Tranquilo Maty, yo sé que te va a gustar.
-¿Qué me vas a hacer?
Una sonrisa inmensa iluminó su rostro.
-Te voy a hacer el mejor regalo de tu vida.- Me dijo con voz baja, mientras sus manos bajaban lentamente por mi espalda.-Y si te portas bien, no será el último regalo que te de…
Una de las manos que sujetaban mi culo se soltó para dirigirse directo hacia la boca de Daniel, quien se encargó de llenar su dedo índice con cantidades ingentes de saliva. La confusión invadió mi cerebro, intentando averiguar porqué estaba tan empeñado en dejar su dedo lleno de aquel fluido.
Su dedo húmedo volvió a bajar en dirección a la mano opuesta, y durante menos de un segundo pude sentir el frío líquido alrededor de lo que, hasta ese entonces, era la entrada de mi agujero virginal. En ese mismo instante supe lo que estaba a punto de suceder, pero no tuve tiempo de reaccionar, pues inmediatamente después Daniel introdujo completamente su dedo a través de mi estrecho canal.
Decir que me dolió sería un eufemismo. Realmente pude sentir una intensa onda de dolor que recorría todo mi cuerpo en un instante antes de quedarme completamente sin aire. Mi mandíbula se cerró tan fuertemente que perfectamente podría haberme roto un diente. Y cuando por fin pude recuperar el aliento, un grito ahogado es lo único que salió de mi boca, pues mi primo se había adelantado a mi reacción, y había usado su mano libre para tomarme de la nuca y apretar mi cabeza contra su pecho, mientras su dedo seguía empujandose dentro de mí con tal fuerza que me hizo ponerme de puntitas y lanzar mi pelvis hacia adelante intentando huir de ese dolor, pero tampoco sirvió de mucho, pues lo único que logré fue atraparme aún más contra el cuerpo de daniel, quien aprovechó la nueva situación para enterrar su dedo aún más profundamente. Desesperadamente estaba intentando soltarme de su agarre, pero nuevamente me di cuenta que era inutil y terminé cediendo. Una pequeña risita salió de Daniel, al darse cuenta de lo rápido que me había rendido.
Pasamos un par de minutos así. El dolor acabó desapareciendo eventualmente, y mi primo soltó mi cabeza para llevar su mano de nuevo a mi cintura en un abrazo cálido; sin embargo, decidí permanecer con el rostro pegado a su pecho, era extrañamente reconfortante sentir su respiración. Lentamente el dedo, que permanecía aún dentro de mi, comenzó a moverse un poco como queriendo explorar el terreno, era una sensación demasiado rara… pero al mismo tiempo agradable. Los movimientos siguieron, y poco a poco aumentaron su intensidad hasta que se contraba pudiendo salir completamente de mi culo y volver a entrar sin ninguna resistencia. Realmente me sorprendió que después de ese insoportable dolor inicial, todo fluyera con relativa facilidad, aunque esa calma no duraría mucho más…
Continuará…
Por favor díganme que les parece este nuevo fragmento, muy pronto volveré con más.
~HXX
gran relato como sigue