Me he convertí en el esclavo sexual, de esos peones.
Un joven entra en intimo contacto con un par de peones en la finca de sus tíos, por lo que gustosamente se deja que le den por el culo y lo pongan a mamar..
Cuando los dos peones de la estancia, de mis tíos me encontraron en la caballeriza, completamente desnudo, disfrutando como un loco, de la gran verga de aquel gran cabro, en ese instante me di cuenta de inmediato, que había cometido un grave error, no es que yo sea un enfermo sexual, un adicto al sexo, pero recientemente debido al incidente, dentro de la caballeriza, sin querer me he convertí en el esclavo sexual, de esos peones.
El responsable de todo, lo fui yo por andar de ocioso, ya que tenía la costumbre, de masturbarme, al mismo tiempo que me introducía mis dedos dentro de mi apretado culito, de eso pasé a ir introduciéndome algunos objetos que llegué a usar como mis juguetes sexuales, los que me al mismo tiempo que me masturbaba me los iba enterrando dentro de mi apretado culito.
Estando en la estancia realmente no tenía mucho que hacer, ya además de que hay un sin número de peones, la verdad es que yo no sé nada del trabajo en la hacienda, así que yo no hago nada, por lo que decidí salir a montar a caballo, mientras mis tíos, se fueron al pueblo, para comprar unas cuantas cabras, cosa que por experiencia sé que le toma gran parte del día.
Así que se me antojó montar a mi caballo favorito, y luego que dos de los peones, sin quitar sus ojos de mis nalgas, lo ensillaron, y me ayudaron a montarlo, salí a cabalgar, yo pienso que lo que me pasó fue que, no dejé de pensar, luego para colmo de males, también estuve pensando en cómo, aquellos dos peones veían mis paradas nalgas, y que en el momento en que me ayudaron a montar, sentí la caliente mano de uno de ellos que me las agarraba, aunque me hice él que no le di la menor importancia.
Eso, y que a medida que iba cabalgando, o trotando sobre aquel lindo animal, quizás por no ser un experto, tanto mis muslos, como mis propias nalgas rozaban y se golpeaban suavemente y de manera constante contra la silla de montar, y esos roces, y constantes golpecitos, directamente contra mi esfínter, como que poco a poco me fueron encendiendo la sangre.
La cosa es que, al regresar a la cuadra, yo estaba entre súper excitado, y extremadamente caliente, tanto que no me detuve a pensar en lo que estaba haciendo, ya que apenas me bajé del caballo, y le quité la silla, al meter la mano bajo su cuerpo, para soltar las correas del cincho, que fijaban la silla a su cuerpo, me topé con parte de su miembro.
Casi de inmediato retiré mi mano, y me dediqué a retirar la silla, pero al ver nuevamente al animal, y como su largo miembro sobresalía, asombrado me quedé observándolo por unos minutos diciéndome a mí mismo que lo que estaba pensando sería un suicidio, ya que el miembro de ese caballo además de ser mucho más grueso, también era mucho más largo que uno de mis brazos,
En esos momentos fue que me di cuenta de la presencia de aquel gran macho cabrío, o sea el padrote o semental de las cabras, que se encontraba en una de las jaulas de la caballeriza, sujeto por unas bridas, comiendo tranquilamente.
No sé qué me dio que, que apenas lo vi detenidamente en una especie de arranque, sin tomar en cuenta donde me encontraba, me desnudé completamente, y luego de entrar a su jaula como un loco, agarré su verga, lo medio masturbé por unos segundos y separando mis piernas, y colocándome bajo su cuerpo, comencé a introducírmela dentro de mí.
Lo cierto es que ignoro cuanto tiempo llevaba ya yo satisfaciéndome de esa manera, tan bestial, cuando me di cuenta de que fui sorprendido por aquellos dos peones, los mismos que más temprano casualmente cuando fui a montar el caballo se me quedaron viendo mis nalgas, la verdad es que no sé cuánto tiempo llevaban observándome, pero de lo que, si me di cuenta, y de inmediato, fue que ya tenían sus respectivos miembros, fuera de sus pantalones.
En el estado en que yo estaba, supe como ya les dije, que había cometido un grave error, al dejar llevarme por mi excitación, muy bien seguramente pude haber estado haciendo eso, en algún oscuro paraje, sin que me expusiera a ser descubierto, pero no, para colmo de males, se me ocurrió hacerlo justo dentro de la caballeriza, donde se la pasan metidos esos dos tipos.
Lo peor de todo fue que, en lugar de tratar de salir de eso de una manera menos comprometedora, tras soltar la verga del cabro, me les quedé viendo a los dos, y bien deseoso, sonriéndoles, los invité que a que se me acercasen, haciéndole señas con mi mano, los dos tipos sin soltar sus miembros, se me acercaron.
En cosa de pocos segundos, los tres nos encontrábamos tirados a un lado de aquel cabro, yo dejando que uno de ellos me enterrase su verga dentro de mi culo, mientras que el otro me obligaba a mamar toda su verga.
Esa tarde aquellos dos peones, hicieron conmigo, lo que les dio gusto y gana, yo como una verdadera loca, disfruté de sus paradas vergas, una y otra vez, tanto por mi boca, como por mi culo, no sé qué me sucedió en esos momentos, yo me encontraba y estaba tan y tan súper caliente, que, en cierto momento, nuevamente ante los ojos de ellos dos, volví a echar mano de la verga de aquel cabro, y me la enterré nuevamente dentro de mi culo, y no deje de moverme, hasta que sentí que todo su semen me inundaba por dentro.
Cuando eso sucedió, ellos discretamente se retiraron, sin decir una sola palabra, dejándome solo con mi nuevo amante, pienso que hasta perdí el sentido, así que cuando me desperté, como pude con una de las mangueras de la caballeriza, me medio lavé, rápidamente me vestí, y regresé a la casa, donde apenas pude me di un buen baño, ya que olía a cabro, a peón sudado, y también a semen, a sexo.
En fin, estaba hecho todo un desastre, completamente despeinado, y con toda mi ropa hecha un verdadero asco, ya que los dos hijos de puta de los peones la usaron para limpiar sus vergas, y hasta pienso que también se sonaron la nariz con ellas.
Cuando mis tíos regresaron al comenzar a caer la noche, yo estaba tan y tan agotado, que ni los sentí cuando regresaron.
Al siguiente día, en lugar de irme temprano a cabalgar, apenas mis tíos, salieron a realizar sus negocios, me fui a dar un relajante baño en una de las pozas cercanas a la casa, donde casualmente se encontraban aquellos dos peones, por lo que apenas llegué me quité toda la ropa quedando completamente desnudito ante ellos dos, y en un dos por tres, uno me puso a mamar, mientras que el otro con calma comenzó a darme sabrosamente por el culo.


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