Me pervirtieron desde niño (Parte 2)
Sigo contando las experiencias que me convirtieron en un adicto al sexo.
En esta segunda parte seguiré contándoles las experiencias que me llevaron a ser como soy.
En esos tiempos en los que Arturo me ponía a mamar casi a diario, mi mamá empezó a plancharse el cabello todos los domingos con una amiga que vivía en la misma urbanización que nosotros. Dicha amiga tenía una hermana menor que llamaremos Mirna. Yo tenía 11 años y ella tenía unos 13. Mi mamá me pedia que la acompañara y aunque la primera vez me negué, en la segunda ocasión acepté, y fue cuando conocí a Mirna.
No recuerdo cómo empezó, pero solíamos jugar a que ella me vendaba los ojos y yo tenía que buscarla. Jugábamos en las escaleras del edificio mientras su hermana le planchaba el cabello a mi mamá. Yo siempre hacía trampa ya que nunca quedaba totalmente ciego, sino que siempre había un espacio por el cual yo podía ver al menos un poco. Mirna siempre se escondía en el mismo lugar, y yo siempre la encontraba, y cuando la encontraba siempre nos besábamos muy intensamente y con mucha lengua. Ella siempre vestía con shorts y camisa de tirantes, y nunca usaba ropa interior, y yo me daba cuenta porque cuando la besaba yo metía mi mano bajo su short y nunca llevaba panty, siempre tocaba sus nalgas desnudas, y las apretaba y las sobaba. Era nuestro juego siempre que iba para allá. Era obvio que ella andaba usandome para explorar y conocer su cuerpo y lo que le gustaba, estaba en la edad perfecta para hacerlo, y gracias a Dios me eligió a mí para eso.
Una vez no salimos a jugar en las escaleras del edificio sino que nos encerramos en su habitación y jugamos al papá y la mamá. Era sólo una excusa para besarnos a cada rato, y aprovechando que estábamos en su cuarto, ella se desnudó y me mostró su vagina completamente depilada. Era la primera vez que veía una, y me fascinó. Ella me pidió que me desnudara también y así lo hice, y teniendo mi pequeña verga parada la empecé a rozar con su vagina, ya que ella no quiso que se lo metiera en ese momento. Ella estaba muy mojada y la verdad se sentía muy rico, se lo quería meter pero ella no me dejó. Luego de varios segundos así, ella empezó a mamarme la verga mientras se masturbaba, era un momento súper excitante, ella sentía ganas de gemir pero se tapaba la boca con mi verga hasta que ella se corrió y se acostó en la cama para descansar. Yo me acosté a su lado y nos empezamos a besar, para luego vestirnos ya que se acercaba la hora de irme.
Asi fue durante unos meses, hasta que mi mamá dejó de ir para su casa.
Cuando cumplí 12 años, empecé a ser yo el de las ideas. En la escuela me gustaba mostrarle la verga a mis amigos y me gustaba ver las suyas. A veces con un amigo nos íbamos a los baños de la escuela y nos besábamos. Conocí a un chico de 16 años que era abiertamente gay, y un día en el patio de la escuela cuando no había casi nadie nos escondimos y nos empezamos a besar apasionadamente, él puso mi mano en su verga y estaba totalmente parada, yo lo empecé a masturbar sobre el pantalón hasta que me avisó que estaba por acabar, entonces yo paré y dí un rápido vistazo hacia los lados, cuando ví que todo estaba despejado me apresuré a bajarle el pantalón y sacar su verga, me arrodillé y se la mamé para que acabara en mi boca, cosa que hizo rápidamente y yo como siempre me tragué todo el semen. Nunca nadie supo de eso y gracias a Dios no nos metimos en problemas por esa locura.
Por otro lado, recuerdo que tenía un tío que llamaremos Carlos, no era realmente mi familia sino que era el esposo de una tía, y él tendria en ese momento más de 30 años, no sé. Carlos solía bromear conmigo cada vez que me veía, diciéndome lo mucho que había crecido y pidiendo que le mostrara la verga para ver si también había crecido, cosa que a mí me incomodaba pero a mi tía y mi mamá le causaba risa (cosas de su generación). Un día mi mamá y yo fuimos a visitarlos, y en el momento en que llegamos él no estaba en casa. Luego de un rato mi tia me dejó acostarme en su cama a ver televisión mientras ella y mi mamá hablaban en la sala. A los minutos llegó Carlos, y luego de saludarlas fue a la habitación a cambiarse, y me encontró en la cama viendo televisión. En seguida me saludó y me dijo lo mismo de siempre: «Si estás grande muchacho, seguro tienes grande la verga también, déjame ver» y luego empezó a reír.
La diferencia fue que esta vez sí me bajé el pantalón y le mostré mi verga flácida. Él se sorprendió y sonrió, mientras decía: «Wao, sí está bastante grande» a la vez que se quitaba la ropa que traía del trabajo. Cuando quedó en ropa interior se sentó a mi lado y agarró mi verga con su mano, cosa que me tomó por sorpresa. Empezó a masturbarme mientras me decía: «Tiene muy buen tamaño para tu edad, a las chicas les va a encantar». Yo estaba nervioso ya que la puerta de la habitación estaba abierta, pero eso no impidió que tuviera una erección. Apenas la tuve, Carlos bajó su bóxer y liberó su enorme verga gruesa y peluda. Al verla me dió miedo pensar que me quisiera coger ya que sabía que me iba a doler, pero no fue así. Me tomó por la parte de atrás de mi cuello con su mano y me empujó con fuerza hacia su verga, y yo sin hacer un sólo ruido, cuando la tuve enfrente pude sentir su olor y me prendió, así que instintivamente abrí mi boca y empecé a mamarle la verga.
– «Mierda, que rico se siente» – dijo mi tío. A mí no me cabía completa en la boca pero hacía lo que podía. Mamaba su glande mientras con mi mano derecha lo masturbaba.
Tal vez por el hecho de que era un niño de 12 años el que se lo estaba mamando, o tal vez tenía mucha calentura acumulada de todo el día, pero acabó muy rápido en mi boca, cosa que agradecí internamente ya que la puerta de la habitación seguía abierta y temía que mi tía o mi mamá nos viera. Me tragué toda su descarga de leche, y cuando me separé de su verga lo ví que estaba exhausto. Yo me puse mi pantalón otra vez, y luego de unos segundos él se levantó y se puso su ropa de estar en la casa. No me dijo nada, tal vez sentía vergüenza por lo que había hecho, pero lo que él no sabía era que me había encantado.
Aunque no lo crean aun tengo un par de experiencias más, y es que, como les dije, viví muchas situaciones sexuales desde niño, y aunque no es lo normal la verdad es que disfruté cada una de ellas.
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