Me transformé de un prostituto activo a una loquita pasiva.
Un prostituto masculino, despues de comerle el culo a mucho hombres llega uno que lo droga y le come el culo a él, luego otro a punta de pistola lo obliga a que le de el culo, y posteriormente llega un tercero que se le propone que se vista de mujer y se deje coger voluntariamente..
Me transformé de un prostituto activo a una loquita pasiva.
Pues les cuento que sí, me transformé, pero antes de decirles qué, les hablaré un poco sobre mí.
Más o menos entre mis 17 o 18 años, comencé a salir con un grupo de amigos, que tenían como costumbre, el vivir de los maricones como vulgarmente le decíamos.
Realmente no es que viviéramos de ellos, sencillamente buscábamos sacarle algo de dinero, sin comprometernos en nada serio.
A lo sumo los dejábamos que nos tocasen la verga, pero por sobre la tela del pantalón, pero luego de un corto tiempo, al ver cuál era nuestro juego, sencillamente nos sacaban el cuerpo.
Yo pensaba dejar eso por terminado, ya que, para esos momentos para mí, el que otro hombre me tocase me hacía sentir incómodo, a pesar de que, en el grupo, todos estábamos de acuerdo que era por pasar el rato, nada más.
Pero una tarde uno de mis amigos, me pidió que lo acompañase, a casa de un viejo extranjero de origen europeo, como de setenta y tantos años, que hasta esa fecha era el único que realmente nos había aflojado algo de dinero, sin que, de verdad, llegase a pasar nada entre él y nosotros.
Pero ese día mi amigo y yo fuimos solos a su casa, me sorprendió que nos recibiera únicamente usando unos interiores bien pequeños y ajustados a su pálido cuerpo, pero al rato ni caso le hacía.
Nos puso algunas películas porno como de costumbre, mientras nos servía unas frías cervezas.
Al poco rato, le pidió a mi amigo que le hiciera el favor de ayudarlo a mover un mueble o algo así por el estilo, y él se fue con el viejo, a la parte trasera de la casa, mientras yo me quedaba viendo las películas, y raspándome una sabrosa paja.
Pero me dio curiosidad al ver que mi amigo y el viejo demoraban mucho, así que, sin llegar a venirme, comencé a explorar la casa del viejo, no tuve que caminar mucho, los encontré en la primera habitación.
Mi amigo se encontraba clavándose al viejo por el culo, creo que el estar viendo las películas y luego eso me excitó en parte, ya que casi sin darme cuenta, me comencé a masturbar, mientras los observaba.
Me encontraba de pie en toda la puerta, y cuando el viejo levantó la vista, me hizo señas para que me acercase, al tiempo que abría su boca.
En ese momento ni lo pensé, sencillamente acerqué mi verga a su rostro, la cosa es que comenzó a mamarme la verga, que de paso esa fue mi primera experiencia sexual real, con otra persona.
El viejo me ha mamado la verga de manera que casi me vuelve loco, hasta que al poco rato me vine completamente dentro de su boca.
Al tiempo que mi amigo se venía dentro del culo del viejo, no sé yo esperaba o pensaba que él escupiría toda mi leche, pero para mi sorpresa se la ha tragado toda, deleitándose como quien se come un dulce.
Posteriormente me comentó, que esa era su fuente de la juventud, al terminar mi amigo y yo nos marchamos, con los bolsillos llenos de dinero, desde ese día, tanto mi amigo como yo, procurábamos pasar por la casa del viejo.
Siempre juntos, y mi amigo era siempre el que le daba por el culo, hasta que un día, él no se presentó, y decidí ir solo a visitar al viejo.
Mi idea inicial era dejarlo mamarme la verga, y luego marcharme con algo de dinero, pero al verme solo, se volvió mucho más cortes y servicial conmigo, me sirvió varias cervezas, me puso películas, me mostró fotos de él cuando era bien joven, teniendo sexo con otros chicos.
Al rato comenzó a jugar con mi verga, tocándola por sobre el pantalón, hasta que me ofreció, algo de dinero por quedarme completamente desnudo ante él, cosa que acepté sin mucha presión.
Tanto él como yo, estábamos del todo desnudos, y él siguió con su juego, como era de esperar se me ha parado la verga, pero tras medio mamarla un corto rato, se la ha saco de la boca, y se puso de espaldas a mí.
La verdad sea dicha no lo pensé mucho y agarrándolo por sus pálidas nalgas, le empujé mi verga hasta el fondo, y el condenado viejo ni se quejó, a partir de ese día, me decía a mí mismo, que nada más lo hacía por el dinero.
Digamos que nuestra relación duró, más o menos un año, siempre el viejo me daba dinero, y digamos que me enseñó a como moverme en ese ambiente.
Me decía a qué lugares ir, como vestir y hasta cómo comportarme, para conseguir a otros viejo con dinero, en otras palabras, me convertí en un prostituto, claro que yo siempre era el activo, eso de ser pasivo no iba conmigo.
El viejo eventualmente falleció, al pobre lo asaltaron en su casa, y lo mataron a golpe, siempre sospeché de un chico que en ocasiones salía con nuestro grupo, pero me quedé callado.
Ya que dé a mi ocurrírseme decirle algo de eso a la policía, debería también decirles que yo me cogía al viejo por dinero, y la verdad no quería que nadie se enterase de eso, en el fondo me sentía avergonzado por ello.
Pero mientras comenzaba a estudiar en la universidad, seguí en mi recién descubierta profesión, visitando hoteles de lujo, restaurantes finos, museos, y otros lugares donde por lo general se encontraba mi clientela.
Durante esa época, me llegué a acostar con un sin fin de hombres, pero siempre actuando como activo.
No faltaba quien me invitase, a que me dejase comer el culo, pero siempre me negué, hasta que una noche, mientras compartía en un hotel de lujo con un cliente, me invitó a su habitación, y como de costumbre acepté.
Ya dentro tras desvestirnos mutuamente, comenzamos a jugar, mi cliente me propuso que nos diéramos un baño juntos, lo que acepté, luego me pidió que esperase un momento a que él se pusiera algunas prendas íntimas de mujer, que mantenía en un maletín, y como no era la primera vez que me pedían eso, también acepté.
Tras lo cual procedía a metérselo por entre sus gorditas y velludas nalgas, a medida que se lo clavaba mi cliente me preguntó, si me gustaría probarlo, y como de costumbre decliné la invitación.
Pero a medida que yo le daba a él por el culo, me preguntaba una y otra vez, con voz afeminada, si me gustaría probar su verga, que, si era por cosa de dinero que no me preocupase, que él me daría más y por sacármelo de encima, le dije que lo pensaría, al tiempo que lo masturbaba a ver sí se le quitaba la idea una vez que acabase.
Realmente él no llego a venirse, pero yo sí, tras terminar de cogérmelo, permanecí un rato más acostado en la cama, mientras que él, se levantó y de manera muy servicial me sirvió un trago, que me comencé a tomar, sin sospechar que le había puesto algo en la bebida.
Cuando quise levantarme las piernas no me respondían, estaba como si estuviera bien borracho.
Casi sin fuerzas, mareado, todo daba vueltas a mi alrededor, su voz seguía siendo afeminada, pero la escuchaba como si se encontrase bien lejos de mí.
Me comencé a preocupar más, cuando sentí que me comenzó a poner boca abajo, yo trataba inútilmente de negarme y de decirle que no, pero lo que salía de mi boca era una especie de balbuceo sin sentido.
Sentí como él se fue colocando sobre la parte trasera de mis muslos, como sus manos me tocaban y acariciaban una y otra vez mis indefensas nalgas y mi esfínter.
Sentí como su lengua la comenzó a pasar por mi hueco, y la sensación no fue para nada desagradable, pero aun y así no deseaba que me hiciera eso.
Al poco rato de estar lamiendo mi esfínter, él mismo me puso la misma crema que yo usaba para metérselo, y sin demora alguna me lo ha metido por el culo.
A pesar de mi estado, pude sentir como me penetraba con su verga, realmente el dolor no fue mucho, pero una vez que lo llegó a meter completamente dentro de mi cuerpo, se quedó sin moverse un rato.
Para luego continuar metiendo y sacando su verga de mi culo, a medida que lo hacía, fui perdiendo toda la conciencia, si recuerdo que de cierta manera yo comenzaba a disfrutar eso.
Cuando me desperté, a mi lado encontré una nota de él, en la que me decía que al salir de la habitación pasase por la recepción del hotel para que me entregasen un sobre, además de eso también me decía que tenía un culo riquísimo, y que lo había disfrutado mucho, que en otra ocasión volveríamos hacerlo.
Dentro de mi le decía, que la próxima vez le entraría a patadas por lo que me hizo, pero sin demora tras tirar lo que me había dejado dentro y bañarme, tomé algo para el dolor de cabeza que me había quedado.
Luego fui a la recepción del hotel, y el encargado me entregó un sobre lleno de dinero, mucho más de lo que acostumbraba a recibir por los favores que realizaba.
El resto de la semana me la pasé, pensando en lo sucedido, y diciéndome a mí mismo que como había estado narcotizado, eso no valía.
Los días siguientes, me abstuve de salir, pero como a la semana siguiente, comencé otra vez en mis andadas, visitando una galería de arte, me levantó un señor muy fino y delicado, ya estando en la habitación del hotel, desde que entramos me comenzó a tocar las nalgas, aunque eso no era raro que sucediera, este tipo lo hacía de manera muy diferente, al resto de mis clientes.
Me sentí mal por eso y cuando traté de retirarme, el tipo ha sacado un cañón, sencillamente me dijo. “Bueno mi reina, o me das el culo o aquí te mueres.”
Yo traté de razonar con él, pero más bien me dio la impresión de que se molestaba más conmigo, ya que actuó de manera más amenazante, llegando a ponerme el arma en la cabeza.
Me hizo desnudar, y tras verme del todo desnudo me ordenó que diera varias vueltas, y a medida que lo hacía, con la mano que se encontraba libre me acariciaba las nalgas.
Hasta que me ordenó que me arrodillase, al tiempo que se sacaba su verga del pantalón.
En ese momento pensé, el que le dé una mamada no me va a hacer daño realmente, por lo que, aunque no deseaba hacerlo, se la comencé a mamar, por miedo a que me diera un tiro, o me golpease.
A medida que me la iba metiendo en la boca, me dijo no se te ocurra mordérmela, porque te juro que te mato.
Al tiempo que decía eso, me puso la boca del cañón entre ceja y ceja, yo esperaba que se viniera en cualquier momento, pero no fue así.
Tras estar mamando su gruesa verga por un corto rato, me la ha sacado de la boca, diciéndome. “A lo que vinimos, ponte en cuatro que te voy a dar por ese lindo culo.”
Traté de convencerlo que desistiera de sus intenciones, y sin que lo esperase, me ha dado con la cacha del revolver por la cabeza.
Lo que me dejó bastante aturdido, pero sin perder el sentido, vi cómo se bajaba los pantalones, y nuevamente apuntándome con el arma, me ordenó ponerme en cuatro.
Más asustado por el arma, que por lo que estaba a punto de sucederme, le obedecí, yo me mantenía con las piernas abiertas, mientras que él comenzaba a pasar su verga, llena de saliva, por entre mis nalgas.
Sentí como comenzaba a penetrarme, y aunque el dolor fue grande, y maldije la hora en que subí a su auto, su grueso y colorado glande se abría paso entre mis nalgas.
En esos momentos, hasta se me han saltado las lágrimas, por el dolor, y la impotencia de no poder evitar lo que me estaba sucediendo.
Pero una vez que me llegó a penetrar completamente, sentí algo muy diferente, y como si fuera la cosa más natural del mundo comencé a mover mis nalgas desesperadamente, a medida que él me lo metía y sacaba divinamente.
Así estuvimos un buen rato, hasta que mi amante me tomó con fuerza por las caderas, y me apretó contra su cuerpo, al tiempo que yo restregaba mi culo contra su cuerpo con más fuerza.
Al terminar, me quedé acostado en la cama boca abajo, con mis piernas y nalgas bien abierta, y pensando que todo ya había terminado, él agarró una toalla húmeda y con ella se limpió su verga, y posteriormente me limpió las nalgas.
De momento me agarró por el pelo, y levantando mi cara, colocó nuevamente su verga frente a mi boca, y sin necesidad de que me forzara con su arma, me dediqué a mamar su verga nuevamente, yo esperaba que, de un momento a otro, acabara dentro de mi boca, pero no fue así.
Cuando su verga se le volvió a parar, él mismo hizo que yo diera vuelta, quedando boca arriba, me tomó por los tobillos y separó mis piernas, para luego casi de inmediato, volverme a penetrar.
Fue cuando vi como mi adolorido culo se tragaba todo aquel grueso y largo pedazo de carne, a diferencia de la vez anterior, casi a penas me penetró yo comencé a mover mis nalgas, y hasta se puede decir que gemí de placer, a medida que él seguía metiendo y sacando su verga de mi culo.
Por un largo rato, digamos que disfruté de todo lo que me estaba haciendo, hasta que finalmente se volvió a venir dentro de mí, al tiempo que yo mismo también acabé sin tan siquiera haber tocado mi verga con mis manos.
Después de eso, extrajo su verga de mi culo, y dejándome tirado sobre la cama del hotel, y tras tirarme algo de dinero a mi lado se marchó.
Desde ese mismo momento sentí que algo había cambiado en mí, aunque mientras expulsaba su leche de mi culo, y posteriormente a medida que me fui vistiendo, me decía a mí mismo que más nunca volvería a dejarme hacer algo semejante.
Pero al pasar los días, me di cuenta de que a pesar del mal rato que había pasado, en el fondo me gusto, y mucho que me diera por el culo de la mamera en que lo hizo, y que de paso me pusiera a mamar su verga.
Al principio me recriminaba a mí mismo, que hubiera disfrutado lo que ese tipo me había hecho, pero diciéndome en repetidas ocasiones que eso no me volvería a suceder, pero cuando llegó el siguiente fin de semana, volví a las andadas.
Digamos que me levantó un tipo cuarentón, y ya en su auto me dijo de frente que lo que él deseaba entre otras cosas, era que yo me pusiera unas prendas íntimas de mujer, y me dejase dar por el culo.
La verdad es que estuve a punto de mandarlo al carajo, pero algo dentro de mí, como que me obligó a decirle que estaba completamente de acuerdo.
Al llegar al hotel, me indicó que me diera un baño, que cuando saliera de la ducha encontraría algunas prendas femeninas y me las pusiera.
En esos momentos mi cabeza estaba por estallarme, ya que, por un lado, me decía a mí mismo que saliera corriendo, por otra parte, gustosamente después de bañarme, me puse todo lo que él me había dejado sobre una cama, por lo que entiendo que desde esa noche me transformé de un prostituto activo a una loquita pasiva.
Antes de salir de la habitación, me vi en un espejo y viendo el reflejo de mis nalgas, alegremente salí a su encuentro, esa noche aparte de que nos estuvimos besando un sin número de veces, con mucho gusto y placer, no tan solo lo dejé que me penetrase, sino que voluntariamente luego me puse a mamar su verga.
Hoy en día, ya no soy un prostituto, me gradué de la universidad, pero ocasionalmente, y sin que mis amistades se enteren soy yo quien voluntariamente se viste de mujer, y busco la compaña de chicos jóvenes, que deseen ganarse algo de dinero sabrosamente, dándome salvajemente por el culo.
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