METAMORFOSIS 248
Incógnito.
Estaba acostado de cara sobre la almohada sintiendo ese roce de dedos sobre sus muslos y su culo, se estaba relajando, su piel estaba como de gallina, era sentirse electrizante en ese momento en que esos dedos hacían círculos en los glúteos de su culito de once años, nacido en junio de 1951, los dedos recorrían esa piel morena clara de niño precioso, luego vendrían los besos apasionados sobre la espalda, aquellos besos que sólo ese hombre podría dárselos en ese momento de dicha e intimidad absoluta, el glande de ese cuerpo desnudo se deslizaba cual si fuese un péndulo por entre la raja del culito de once años, un susurro recorría el oído del pequeño, le decía que ya era hora, el pequeño sonreía de cara a la almohada, una mano le acariciaba el pelo suave y sedoso, estaba muy pasivo, sus manitos de dedos alargados daban con el roce de la fina sábana en la que su cuerpo desnudo estaba acostado, sintió el peso del cuerpo de aquel hombre sobre el suyo, jadeaba un poco, su pelo sintió que el mentón del hombre descansaba con sutileza, sentía esa constante y creciente respiración, tenía el deseo de apaciguarse con ese cuerpo encima, su espalda sentía el roce de vellos del pecho de aquel hombre iniciador de varios niños y niñas, ese hombre bisexual lo estaba sometiendo como de costumbre desde su arribo a la gran manzana, vio que una mano se deslizaba por su antebrazo llegando a entrelazar su mano y de igual manera vio que su segunda mano también se entrelazaba con la mano de aquel hombre de confianza para él, aquel hombre lo había estado esperando ya desnudo en su cama, ahora esos cuerpos desnudos estaban unidos por un pene erecto que entraba por ese culito al que ya desde hace buen tiempo fue desvirgado siendo muy niño, el glande entraba conteniendo para ese momento el líquido pres seminal, el nene pujaba, las manos más se sostenían, le decía que sienta que lo estaba penetrando, que por eso había venido, por lo de sentir ese pene metiéndose en el culito de niño precioso, sus piernas asumían el rictus así como su rostro que dibujaba mordiendo sus labios hacia adentro, la lengua del hombre rozaba la oreja llegando al cuello, ya todo el pene estaba adentro, se detuvo un poco, quería sentir teniéndolo adentro, luego empezaba el meter y sacar del pene, el nene se abría las piernas, los testículos estaba de roce en la piel del pequeño, las caderas adultas hacían roce con los vellos en al piel del nene, sentía besos en su pelo, el deslizamiento del glande dentro del culo hacía gemir al pequeño, las manos estaban entrelazadas, le decía al oído que sienta como lo penetraba, le decía que tenía un culito hermoso, lo decía con delirio a ojos cerrados, luego unían sus mejillas mientras el uno sentía penetrar y el otro el ser penetrado, el sudor rozaba sus pieles ante el contacto y esfuerzo sexual, lentamente las manos adultas se deslizan por brazos y antebrazos del pequeño de once años, se siente el roce de sus vellos, ya para ese entonces el pene estaba rozando la rajita del culo, lentamente el pequeño de once años sintió ligereza en su cuerpo tras apartarse el hombre, el nene quedó acostado mientras ahora las manos del hombre le daban masajes en la espalda como a él le gustaba sentirlas, las manos hacían círculos en los glúteos, el nene cerraba los ojos plácidamente, de pronto los abrió súbitamente al sentir que el dedo medio de la mano de aquel adulto se le metía en su culito, el hombre reía metiendo y sacando el dedo medio, luego lo hizo con el dedo pulgar, le decía que el dedo de ese tamaño se parecía al pene de un niño de ocho años como el que desvirgaría hace tiempo, se acordó de cómo lo cogía, así que le hizo dar vuelta de cara a él, las piernas rodearon las caderas del hombre que se inclinó uniendo las caderas del pequeño de once años, ese roce le hacía sentir muy en particular sobre todo cuando esos vellos se deslizaban en su piel suave, las manos sujetaban las piernas y luego esas manos tomaban el pene y a la vez el culito humedecido era abierto por el ano para que el glande ingrese por esa rajita de culo divino y hermoso de piel morena clara, el pene entraba de nuevo sutilmente, el nene fruncía el ceño, el hombre le satisfacía verle así en ese estado en el que lo estaba penetrando de nuevo con su pene por ese culito, los dos inclinados, el uno mirando hacia arriba recibiendo las embestidas del pene mientras que el otro mirando hacia abajo sentía el deslizamiento de su pene dentro de aquel culito hermoso, ambas caderas se movían al unísono, se podía ver ese movimiento de pies al aire, se notaban esos característicos dedos y empeine bien formado que los había heredado de su padre así como esa oreja que ahora era lamida por el amante que lo estaba penetrando, el nene estaba siendo bien cogido por ese adulto, la cama se movía mucho, las manitos de dedos alargados se aferraban a los brazos de aquel hombre, los movimientos de penetración se aumentaban, ambos cuerpos se entregaban al frenesí desnudo de lo que describía su estela sexual en ese momento, el nene se estaba entregando a los deseos de su amante que sin lugar a dudas lo hacía sentir bien y es por ello que lo buscaba para que lo coja en su habitación, ambos cuerpos pegados por el pene cual si fuesen animales en gestación deseosos de siempre más y más, así lo pedía a ojos cerrados el incansable nene, el hombre seguía dándole pene, lo tenía bien agarrado de las piernas, se inclinaba más para que así el culito se encorve y se abra más para que el pene entre todo, todito, todo dentro del agujerito, las caderas del pequeño de once años se alzaban empinándose al sentir el pene adentro, las puntas de los dedos gordos de los pies a veces rozaban la suave sábana de la cama, así lo tenía bien sostenido al cuerpo del nene para darle sendas penetradas que lo hacían gemir ante la acción de ese grueso pene, el pelito lacio se agitaba a raíz de sentir esos movimiento que el cuerpo del hombre daba, estaba siendo suyo de nuevo, sí, suyo, sin contemplaciones ni miramientos en quien se trataba, su cuerpo de once años se estaba entregando, se unía más a su cuerpo, lentamente lo deslizó al saberse que estaba a punto de soltar el semen de su pene pero se contuvo, quería disfrutarle más con esa sensación de cogida maravillosa, así que le puso los pies sobre la sábana viéndose las piernas dobladas, el nene estaba viendo el agite del pene velludo mientras sonriente se tocaba a dos dedos el penecito lampiño, se pasó los dedos por el culito llevándose ese líquido humedecido a su nariz, lo cual sintió raro, como a excremento y orina, le había dejado unas cuantas gotas, ahora los labios de ese hombre se deslizaban por los muslos del pequeño, eran constantes los besos, miró ese penecito erecto entre los dedos del pequeño al cual le apartó las manitos para meterse es ese penecito dentro de su boca para chuparle y lamerle, acostado el nene sentía placer a ojos cerrados y boca abierta, ese pene era hermoso para la edad que tenía, la lengua pasaba por entre los testículos haciéndole gemir, después el hombre se acostó encima del pequeño que a su vez chupaba el pene igual que el hombre se lo hacía formando un maravilloso 69 en esa cama, así estuvieron un tiempo prudente para luego de tener ya ensalivado el pene inclinar al nene arrimado al espaldar de la cama para abrirle bien de piernas, los deditos alargados del nene abrían ese cuito al máximo dejándose ver el ojete de culo bien abierto, de esa manera le facilitaban la metida del pene del hombre por ese ano de once años, así se metió todo y entre el mete y saca se sintió de pronto el semen dentro del culito del nene, había sido una faena maravillosa entre ambos, ambos jadeaban, ambos estaban complacientes, ambos lo habían hecho de nuevo, ambos se estaban amando como siempre, el pene pese a tener semen seguía penetrando ese culito, el hombre estaba siempre maravillado en cogerse ese culito de ese cuerpo hermoso, las piernas abiertas con los pies se agitaban al aire, el nene continuaba siendo sometido por ese adulto que a ojos cerrados sentía disfrutar a plenitud con su pene erecto, le daba vida, le daba amor y sobre todo le daba siempre alegría por tenerlo así, las manos del hombre se apoyaron sobre los hombros del pequeño que seguí acostado, esto lo hacía para sostenerse de mejor forma y para penetrarle con más tino a lo que el pequeño se dejaba con gusto pues así sentía más delicioso en estar siendo penetrado por ese pene grueso venoso y velludo, así se movían más los cuerpos, aún tenía energías para seguir penetrándole, lo sentía suyo, sí, de su pertenencia, estaba complacido, sí, muy complacido, ese culito era suyo, suyo, sólo suyo, esto lo decía a los cuatro vientos, a ojos cerrados, mientras lo penetraba fuertemente, el nene resignado escuchaba ese clamor, le salía una leve sonrisa de sus labios, aparentaba estar de acuerdo con eso, simplemente vivía de ese momento, sentir ese cuerpo con el suyo era su necesidad, se lo hizo saber mediante seguidos besos muy apasionados, estaba feliz con tenerle así a su gusto, él le respondía a los besos, él también lo deseaba, lo tenía a gusto, estaba feliz, de pronto vio que sus piernas descansaban en la cama, sus pies se deslizaban y se alzaban, sentía su culo humedecido por el semen, le dio por defecar y tan pronto como el hombre se sentó en el borde de la cama el nene fue al baño, allí pujaba para que salga excremento con semen, se había entregado de nuevo a él, encontrándose a escondidas, con mucha discreción, ahora continuaba pujando, a su mente venían las frases de Clotario su iniciador “siempre piensa en mí cuando defeques” cerraba los ojos pensando aquella vez en que se lo dijo atentamente “cuando lo hagas piensa en este pene… míralo” el nene estaba sentado en la tasa del baño viendo al hombre que se limpiaba el pene en la regadera, ese cuerpo desnudo bien fornido sin lugar a dudas le atraía al nene, se vistieron y bajaron con prudencia a la gran sala, se prepararon unos emparedados y vieron tv por unos momentos, se escuchó el teléfono a vista del nene el hombre contestaba respondiendo que saldría de inmediato, el nene quedó sentado a la despedida de aquel hombre que lo marcó abrazándole y besándole con pasión como que si fuese una hembrita a la que estaba besando apasionadamente, se arreglaba el cabello lacio fino, se miraba en el espejo y se sonreía, tiempo después dos hombres entraban en la mansión venían con el rostro desencajado, el muchacho los vio con extrañeza, vio una mano tendida que portaba un telegrama venida la información desde el país de la canela, el sobre ya había sido abierto, leyó su contenido y de inmediato se escucharon gritos desesperados, uno de los hombres lo abrazó, era aquel con quien antes había estado en la cama, el otro hombre adinerado se limitaba a verle llorar desgarradoramente, dispuso que hiciera pronto las maletas para su viaje de retorno a su país.
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La fiesta estaba en todo su apogeo, se celebraba con una esperada manifestación de algarabía pomposa aquel aniversario de bodas del potentado Elías con su esposa Margot, se notaba la regia presencia de los invitados y también lo bien presentable en la vestimenta y aseo de su tierno hijo de tres años que llevaba el nombre del padre, allí también estaba presente Jasmani muy atento a escuchar las canciones y baile de aquellas vedettes invitadas para la ocasión, la noche transcurría con la iluminación muy bien colocada en sectores estratégicos en donde se desarrollaba la fiesta, estaban muy alegres por tanta opulencia aquellos selectos invitados, Jasmani veía atento sin perder detalles los movimientos de Osman de ocho años de edad que estaba al cuidado del hijo del patrón de tres años haciéndole caminar por los alrededores de donde se desarrollaba la fiesta, lo acompaña Ítalo Javier nacido en diciembre de 1956 próximo a cumplir seis años de vida en 1962, era un niño muy sabidito, con atenta inteligencia y sagacidad, era el recogido dado en poder por una difunta anciana que trabajaba con los patrones, la vedette también observaba atenta los movimientos de ese niño de piel morena clara, también vestía adecuado para la ocasión y resaltaba su físico, en un momento de descanso de su actuación conversaba con los homenajeados y hacía mimos a los pequeños, cerca de allí Osman se ocupaba de atender a su madre y algunos invitados a la fiesta, Jasmani se ubicó en sitio estratégico cuidando la seguridad de los invitados, la luz de los candiles en parte iluminaban los sectores periféricos en donde se desarrollaba la fiesta, un grupo de peones se mezclaba con los campesinos a los que el patrón les daba trabajo y así festejaban de buen modo por los rincones periféricos, esto hizo que Jasmani y un par de peones recorran los lugares por separado, se arrimó debajo de un árbol a fumar viendo actuar a las vedettes que se nutrían de aplausos del público presente, sin lugar a dudas que esos números enaltecían la fiesta de aniversario de bodas de los patrones, vio a Osman que jugaba corriendo con los pequeños, le llamaba la atención de que el pequeño Ronald Elías era el más apegado a Osman, se notaba los abrazos que le daba al precioso niño por detrás levantándole alegremente, así lo marcaba a ese precioso niño de tres años y que lo llevaba con engaños a cierto lugar discreto apartándole de la fiesta, de eso Osman se aprovechaba en ausencia de Ítalo Javier que entraba a la casona así mientras el pequeño se alejaba de ellos por órdenes Osman al otro lo llevaba a caminar discretamente por lugares apartados, sabía que había de aprovechar ese tiempo en el Ítalo Javier estaba allá para hacer sus deseos en realidad, Jasmani los vio desaparecer entre la penumbra entre tupido monte distante de la casona por ahí los vio caminar presuroso a Osman cargando en hombros al niño que se divertía con los movimientos de giros mientras llegaban a aquel apartado lugar donde en el día jugaban, la luz de luna de aquella noche del 9 de septiembre de 1962 describía las siluetas de ambos niños en la que Osman le bajó la ropa a los tobillos quedando desnuda la mitad del cuerpo de Ronald Elías, así se mostraba el culito a la luz de luna y ante los ojos de Jasmani que los había seguido hasta allí, sonreía al ver lo que el niño de ocho años le hacía al niño de tres años, le acariciaba el culito haciéndole masajes circulares, Osman hizo una pausa en bajarse el pantalón y el calzoncillo quedando de la misma forma que el niño hijo de los patrones, se notaba su pelvis y pene lampiño que se acercaban a rozar ese culito, rápidamente le inclinó a Ronald Elías quedando en posición perrito cuyas manitos se apoyaban en el suelo y la carita del niño estaba cabizbaja con mirada al piso, mientras que las manos de Osman se ajustaban a sostener las caderas del pequeño para que el pene erecto pase por entre la rajita del culito, la mirada sorprendente con risas cortas de Jasmani se daba ante la forma de agarrarle al niño, más sorprendido cuando le agarraba el culito y pasaba su nariz para olérselo y luego lamerlo y chuparlo, así cabizbajo el niño de tres años sonreía, estaba sintiendo un gustito que en su rostro en parte se reflejaba como a normalidad, Jasmani entonces pensó que ya varias veces se lo había hecho al niño, que esta no era la primera vez, vio el rostro complaciente del niño y esa actitud hizo que el pene de Jasmani se ponga erecto, estaba viendo la posibilidad de hacerle lo mismo al niño, luego empezó a agarrarle de la cintura diciéndole que se quede quietecito para así su penecito lampiño de ocho años pueda deslizarse por el culito de Ronald Elías, pudo ver que Osman se inclinaba y ante aquello se notaba el trasero de Osman cuyo ano estaba bien abierto producto de haber sido desvirgado a los cinco años por el patrón Elías quien se jactaba de haber sido el primero en haberle roto el culo en la cama donde dormía con su madre que era su amante, de aquello siempre se lo recordaba en cada encuentro sexual, que no se olvide quien se lo rompió, ahora, Osman lo tenía sometido a Ronald Elías el hijo del patrón que lo sodomizaba, el niño a su corta edad le decía que le estaba doliendo, Osman deseaba penetrarle con su penecito pero su pene de corta edad simplemente lo punteaba y se deslizaba yendo por encima del coxis y en otras deslizándose por debajo llegando a rozar los testículos del niño, se podía notar el glande descubierto de Osman que brillaba con la saliva que se puso para sentir mejor el deslizamiento en ese culito de niño bonito, trataba de que la ropa no se ensucie y con cuidado le hacía moverse hacia un árbol arrimándole de espaldas al tronco del árbol, Osman se inclinó ante el niño parado arrimado al árbol, se vio las manos apoyadas en el tronco del árbol, Jasmani vio esas manitos con dedos alargados y también vio moverse las caderas de Osman haciendo que ambos penes se encuentren y se deslicen entre sí, Jasmani y Osman a la vez vieron el rostro complaciente de Ronald Elías mostrando así su gusto por lo que estaban esos penes moviéndose deslizándose, más rápido se movían las caderas de Osman, ante la sorpresa de Jasmani que vio al niño de tres años cuyos bracitos instintivamente rodeaban las caderas de Osman en señal de gusto y que daba a demostrar con esa actitud que Osman le siga continuando de esa forma como estaba haciéndole sentir placer, Jasmani sintió a su pene erecto dentro del pantalón que se estaba humedeciendo, rápidamente bajó la cremallera sacándose el pene peludo, de inmediato empezó a gotear el líquido pre seminal, sonrió tomándose el pene apuntando a donde aún seguía Osman sujetando a Ronald Elías, pensaba jocosamente en la ironía de que su pene con su semen los podía preñar a los dos por el culo, claro que ese pensar era improbable pero daba gusto de pensar así, tras meterse el ene en el pantalón vio que Osman ahora ponía al niño arrimado de cara al tronco del árbol, Osman se inclinó abriéndole los glúteos para pasar punteado ese pene desforrado de ocho años, se abrazó al árbol con sus bracitos rellenitos cubriendo con su cuerpo inclinado al cuerpito parado del hijo de los patrones la cadera se iba hacia adelante y hacia atrás, las manitos con dedos alargados del pequeño se agarraban al troco del árbol, hasta que llegó el momento en que entrelazaron sus manitos en el tronco del árbol y se movían las caderas al mismo tiempo por iniciativa de la acción del niño de ocho años, la cara de Osman estaba apoyada sobre el hombro del niño, le daba besos en el cuello mientras seguían moviendo las caderas, el pequeño hijo del patrón estaba muy sonriente y de eso daba cuenta Jasmani que se contagiaba con sus sonrisas, de nuevo lo giró y se encorvó haciendo que el pene tieso de ocho años se roce con el pene lampiño erecto de tres añitos de edad, se observaban cómo el glande se deslizaba por el tronco del pene llegando al ombligo y en otras veces el glande se iba hacia abajo rozando los testículos de ese niño bonito hijo de los patrones, a sus tres años ya sentía el gusto por aquel “jueguito” al que se refería Osman al decirle al niño que se sentía rico, vino la parte que más le gustaba a Ronald Elías, era aquella en que Osman se acuclillaba delante del niño, tomaba el penecito llevándoselo a la boca ocupando toda la capacidad bucal haciendo que sienta sensaciones agradables e indescriptibles a su tierna edad, lo que para Jasmani ya era señal de que esa docilidad del pequeño se debía a que ya habían tenido muchos encuentros entre sí, la necesidad de sentirse bien en Osman se daba cuando voluntariamente se puso delante del niño en posición perrito y fue el pequeño ahora que se agarraba de las caderas de Osman para rozarle el penecito a manera de jueguito infantil, ese nene creía que eso era normal y divertido ya que Osman le decía que era un secreto y que nadie debe saberlo, lo cual para el pequeño de tres años era muy atrayente ese “jueguito” y se notaba que en cada encuentro le iba gustando, Jasmani sentía su pene bien erecto, estaba muy caliente, estaba deseoso de cogérselo a ese niño de ocho años, estaba con grandes deseos de sexo viendo al pequeño cuya pelvis rozaba el culito haciendo movimientos de adelante y de atrás, luego se pone en pie Osman y le hace señas al niño para que permita que le arregle la ropa, habían pasado varios minutos estando allí en ese apartado lugar, era el momento de partir, Osman se percataba de que el nene no tuviese la ropa manchada, el nene salió en hombros de Osman, se encontraron en el camino con Ítalo Javier, lo bajó al nene para llevarle de las manos, Jasmani los seguía con detenimiento, estaba muy atento a lo que hacían, Osman se arrimó a un árbol bajando la cremallera sacándose el pene para micciar, el más atento al movimiento del pene y salida de orina era el nene de tres años, que después se unió a micciar, el tercer niño lo hizo cerca de ellos, al acercarse Osman a Ítalo Javier al querer rozarle le pene sobre el culo, el pequeño hizo un quite desafiante mostrando que no le gustaba aquello, Jasmani estaba muy atento de aquellas acciones en las que Osman se acercó a Ronald Elías y lo que no pudo con ese niño se lo hacía ahora al hijo de los patrones, el niño se enoja diciendo que lo deje y que sigan el camino a la casona, Osman dijo que era un “juego” de amigos, el niño se limitó a escuchar y tomar de la mano al hijo de los patrones, al llegar se notaba más algarabía pues había llegado el primo de Elías, estaba algo retrasado, se emocionó al ver al hijo de su primo, lo marcó dándole muchos mimos felicitándole por la ropa puesta y el peinado de la época, Margot y su esposo miraban las muestras de cariño de aquel recién llegado, bailaba con él jocosamente marcado tomado de la mano, la alegría del niño era vista por la mayoría de los invitados a la fiesta, al pasar el tiempo todo iba con normalidad, poco a poco se incrementaba la ingesta de alcohol en los invitados, unos caían rendidos, otros tras evitar dormirse se despidieron de los anfitriones hasta que para esa despedida sólo quedaba Margot, extrañamente Elías no se encontraba, el primo llevó a dormir al cuarto al pequeño Ronald Elías, le vio tiernamente y se despidió con un sentido beso en la frente, ya estaban entradas las primeras horas el décimo día septembrino de 1962, la gran mayoría había bebido mucho, ya no se escuchaba música, los esposos no estaban en la fiesta, seguramente descansaban, pero aquella acción llamaba mucho la atención, Jasmani estaba un tanto mareado, las vedettes se habían despedido dos horas después de la medianoche, Jasmani se sentó en un sillón que estaba ubicado a la entrada de la casona, vio a Osman con su madre saliendo presurosos, él también se encontraba extrañado al no ver a los patrones, percibió en la vedette esa atracción maternal a aquel pequeño protegido de los patrones, de tanto pensar quedó dormido, tiempo después el cantar de gallos le hizo despertar, caminó hacia su cuarto, deseaba terminar su sueño en el catre improvisado, mientras se dirigía a su lugar notó por instinto que algo se movía en la maleza, como que algo se arrastraba, sería algún animal, camino cerca de la letrina, para su sorpresa vio que el primo del patrón se arrastraba ensangrentado, aún tenía el puñal en el hombro, a ojos entrecerrado pedía ayuda, Jasmani vio la marca de sangre, al poco instante desfalleció, quiso actuar rápido pero lamentablemente el pobre hombre carecía ya de signos vitales, vio hacia adelante por entre la maleza que se describía un bulto, era de otro ser humano tendido entre la maleza, para sorpresa de Jasmani se trataba del patrón Elías, estaba caído de cara al piso, al darle vuelta notaba la frialdad del cuerpo y el rictus macabro, había muerto de forma instantánea tanto así que no pudo reaccionar al ver su rostro con extrañeza y abierta su boca y ojos, la estocada de otra navaja en el corazón de manera certera fue la causa de su muerte instantánea, el cuerpo estaba bañado en sangre, Jasmani sospechó de la madre de Osman pues el niño salía llorando desconsoladamente junto con su progenitora, quien más pues seguramente se enteró de lo sucedido, quizá un arrebato del patrón motivó su muerte, angustiado llamó a los peones que de inmediato algunos todavía con rezago de alcohol ingerido no daban crédito a lo expuesto en el lugar, uno de ellos mostró un papel algo ensangrentado junto al cuerpo del patrón que decía “la justicia es ciega, pero efectiva”, Jasmani junto a dos peones entraron en la casona, pensaron lo peor, entraron al cuarto de la patrona y la encontraron tendida en la cama con tintes de sangre en el cuerpo, de inmediato comprobó que tenía signos vitales y que era necesario llevarle pronto a un centro de salud más cercano, la mujer fue internada de inmediato logrando salvarle la vida, cuando se recuperó manifestó que todo fue tan rápido que no vio ni recordaba sobre lo sucedido, se debía a que estaba mareada tras la fiesta, preguntó por su esposo y por su hijo, le dijeron que el niño estaba bien pero su esposo junto con su primo habían sido asesinados, el dolor y el saber viuda acongojaron a la mujer que ahora se debatía en el qué dirán y en el qué hacer, con el tiempo y bajo la ayuda de Jasmani la situación de la estancia iba mejorando, a ello se sumaba las visitas de las vedettes, una en particular iba más frecuente a visitar a la viuda, recordaban lo pomposo y elegante del sepelio de ambos primos muy apreciados en la localidad, por un tiempo no se supo del paradero de Osman y su madre, desde aquella noche ella caían en sospecha, se dijo que había migrado a la capital, de ella se tenía referencia que la amante de don Elías, la esposa del patrón decidió no continuar con esa trama ya que a nadie beneficiaba, sin embrago puso denuncia del asesinato de su marido y que se logre atrapar a los cómplices y encubridores, pese a extrañar y desde ahora siempre venerar la imagen de su esposo en todo evento, la vida continuaba para Margot y los miembros de la estancia.
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La cama se movía mucho por efecto de esos movimientos de dos cuerpos desnudos sobre la sábana que los cubría, era el resultado de la incesante muestra del deseo de Agustín con respecto a Justin, sólo sobresalían los pies sobre aquella parte que cubría la cama, se escuchaba libremente los gemidos de los amantes, ese estilo de hacerse sentir con sus cuerpos desnudos, la lengua del hombre recorría los pezones como a ella le gustaba mucho, no se cansaría de hacerlo si bien ella se lo permitía muy gustosa, ella lo amaba y él la idolatraba, juntos haciendo uno solo en la cama unían ahora sus partes íntimas, el vivo recuerdo de anteriores apasionados encuentros los inspiraba para continuar con su idilio, ella era la más entusiasta, tenía que decirle algo maravilloso, pero podría esperar, ahora lo que importa era amarse plácidamente, se entregaba a él por completo, sus brazos rodeaban esa fornida espalda, él correspondía acariciándole y besándole sus pezones haciéndola vibrar de emoción, todo era sincero, todo era íntimo, todo era apasionado, todo era de entrega total, le pene entraba por esa deliciosa vagina humedecida, las embestidas de pene empezaban a hacer estragos en las entrañas de la dichosa Justin Daniela, con Agustín había vuelto a vivir de gran modo, lo quería intensamente, era su vida aquel cuerpo desnudo que ahora estaba encima de su cuerpo, lo recibía con toda pasión que no importaba el lugar a donde se entregaban, lo hacían por amor, lo hacían porque se querían mucho, lo hacían tras el tiempo de espera para volver a estar juntos en un nuevo encuentro, los pies de Agustín ya se deslizaban sobre los pies de su amante, aquella mujer maravillosa a la que amaba con tanta pasión, aquella mujer a la que sentía su entrega y devoción, los pies se rozaban intensamente, por allí era siempre la insinuación de su entrega pasional, él en muchas ocasiones le había dicho que la forma de sus pies lo había heredado el pequeño Daniel Nicolás nacido en abril de 1954, así como su forma de sonreír y esas cejas características que le daban a verse como a un niño precioso con labios bien definidos y nariz perfilada, Agustín le decía a Justin que sin duda ellos habían hecho a un niño muy precioso, el niño también llevaba rasgos de sus ancestros por parte de su padre biológico verdadero, Agustín lo había engendrado a ese precioso niño en el vientre de su amada Justin, Agustín injustamente padeció un buen tiempo en la cárcel viviendo de los retazos de periódicos de las publicidades puestas por los tabloides, el rostro del precioso aparecía en mensajes comerciales, había una tierna foto tomando el timón de un barco, foto muy pintoresca que en retazos llegaba a las manos del entonces reo, la influencia del abuelo Fulgencio Arichabala en los compañeros industriales daba para que el niño se presente en la publicidad de la naciente televisión, ahora con ocho años estaba haciendo publicidad, Daniel Nicolás estaba lejos de saber que aquel hombre en el que ahora se encontraba haciendo sexo era su verdadero padre, la casa de playa era el lugar donde los amantes daban rienda suelta a sus pasiones más deseables, gustaban de su compañía, pasaban la mayor parte del día amándose, ahora no era la excepción, la había estado esperando para amarse encerrándose en esa habitación que era mudo testigo de su entrega de amor, Agustín seguía penetrándola con gusto y desenfreno, ella recibía gustosa ese palpitante pene dentro de su vagina, gemía en armonía, daban riendas sueltas a su amor íntimo, le daba pene por la vagina hasta el cansancio, quería disfrutarla más, le decía lo maravillosa que era, las pelvis se unían, el pene entraba más en lo profundo y ellos respondían con gemidos prolongados y agudos ante ese movimiento de caderas, la cama junto con sus cuerpos se movían, como también la tela que cubría la ventana entrando esa brisa fresca marina, estaban haciendo el amor en esa casa de playa al orilla del mar, allí en ese lugar era el espacio para dar rienda suelta a su deseo y pasión, los pies seguía rozándose y en parte también las piernas rectas a causa del placer, los testículos chocaban en la región entre la vagina y el ano de Justin Daniela, ella pedía más y más y él la complacía con fuertes embestidas, los dos vientres se unían al movimiento de caderas, se daban besos con lengua mientras hacían el movimiento del meter y sacar pene en la vagina, ellos estaban sudorosos, tenían una gran afinidad y apego por lo que estaban haciendo, sólo en ese momento importaba amarse, el mundo quedaba a un lado como decorado, lo importante era ahora sentirse vivos, alzó un poco la pelvis masculina para inclinarse más y así el pene entre totalmente bien dentro de ese vientre con el que había engendrado un hermoso niño que ahora tenía más de ocho años y por lo cual Agustín le agradecía a su ella haciéndole muy feliz, así bien inclinado se sentía mejor el desliz dentro de la vagina, la sostuvo bien mientras le venía el gustito por eyacular y al hacerlo le decía con voz palpitante que ella era el amor de su vida, se besaron mientras sentían el deslizamiento interno del semen en el vientre de esa dichosa mujer que había tenido sexo pleno, los cuerpos tambaleantes se aferraban entre sí con sus manos sin dejar de besarse, era toda una maravilla el tener que entregarse así, como en los buenos tiempo, como aquellos primeros encuentros desde hace ya más de diez años cuando fue su primer entrega siendo ella una mujer recién casa pero no era atendida adecuadamente en la cama por su esposo Nicolás Arichabala, clandestinamente tuvo a su hijo y le hizo poner el apellido, así todos los familiares de ella y de su esposo Nicolás creen inocentemente que ese niño es un Arichabala, inclusive tiene en su cuello la medalla de los varones de la casa Arichabala que lo distingue de ese prestigioso linaje como lo auspicia doña Matilde Peñalba madre de Fulgencio Arichabala, ahora en este momento los cuerpos quedaban quietos, el sudor corría por los pieles en amplia combinación con lo fresco de la brisa marina lo que hacía un contraste de sensaciones al momento de pasarse las manos por sus cuerpos, ella lo miraba fijamente uniendo las frentes, estaban oliéndose y tocándose, un dedo de ella recorría los labios de él, sonrieron, de sus labios salió una frase que él la entendió de súbito “¡espero que con tus movimientos no hayas molestado al niño!” Agustín brincó de la cama moviendo su cabeza asintiendo de alegría, de nuevo se acostó abrazándola y besándole repetidamente, “¡creo que voy por casi el tercer mes!”, el hombre la besaba apasionadamente, “¡deseo que sea una niña!” el hombre lleno de júbilo decía “¡lo que sea, será… mi amor!” “¡lo importante es que tendremos nuestro segundo hijo!” se dieron de vuelta en la cama abrazados férreamente, estaba feliz, su mujer amante le daría otro niño o niña, no importa, era necesario que se cuide para que nazca sanito y sobre todo como él se complacía en decirlo “¡hacemos niños hermosos!” y este segundo hijo o hija también lo será, pero al pasar el tiempo el rostro de ella se puso melancólico pensaba en las consecuencias que acarrea tener este segundo hijo, en convencer a su esposo de su paternidad por segunda vez, pensaría en algo para poder hacerle creer de su responsabilidad de padre a Nicolás Arichabala, todo eso le manifestaba Agustín a ella que simplemente puso un dedo en sus labios diciéndole que ahora sólo está el pensar en disfrutar del momento en el que se encontraban, disfrutar de la buena noticia, disfrutar de que seguirían siendo felices, y que por lo pronto estaban allí solos amándose apasionadamente en ese pueblo de pescadores, siguieron cobijados por las finas sábanas manoseándose el cuerpo y besándose como dos personas desesperadas, vieron por la ventana el atardecer que expiraba, pasearon por la playa en lugar distante y discreto, caminaban presurosos por la húmeda arena como dos chiquillos, cuidando al bebé dentro del vientre, iban abrazados llenos de ternura y fe del futuro; minutos después un lujoso y brilloso auto se estacionaba en la gran casona de la playa, Nicolás bajaba junto con su ayudante Melquiades y su hijo Daniel Nicolás, le habían esperado ese día para llevarle al salir del colegio, aún vestía su uniforme del prestigioso internado, corrió hacia la playa, Nicolás abrió la puerta llamando a su esposa, la mujer bajó a recibirlos como siempre con el estado de gélida expresión de su rostro, para el esposo eso era ya lo habitual pero si se notaba un incremento de aquello, la situación era comprometida para Melquiades al ver y escuchar la forma del trato entre los esposos, hizo un gesto con salir al balcón a tomar aire, dejando a los esposo en ese gélido trato, desde aquel lugar observaba al atrayente niño de ocho años con el que minutos antes había disfrutado del viaje sentados atrás del auto mientras Nicolás manejaba, Melquiades había sido invitado para pasar “discretos momentos amenos” con su jefe, de pronto vio más detenidamente a ese hermoso niño de ocho años que se quedaba descalzo pisando la arena húmeda, caminaba entre el palmar, lo que Melquiades no apreciaba en el niño de que estaba llorando, no quiso ir a saludar a su madre, prefirió no estar en lo posible muy cerca de ella, vivía angustiado a su tierna edad cambiándole el carácter y no era para menos tras haber descubierto a su madre tendida en una cama completamente desnuda entregando su cuerpo a ese hombre que era uno de los hombres de confianza de su padre y a más de aquello se trataba de aquel hombre que alguna vez en el mar le salvó la vida se estar ahogado, aquel niño mostraba su indignación ante sus recuerdos, el tipo transparente de agua salada mostraba los pies descalzos sobre la arena y aquellas burbujas arremolinadas en los tobillos que le daban una sensación de gusto por estar allí, se sentó sobre una palma viendo aquel hermoso ocaso, de pronto una figura se le acerca lentamente, el niño tomó cautela y prudencia ante aquel hombre que estaba en su delante, se trataba de Agustín, desde lo lejos le había visto sentarse, el niño tardó en levantarse y tomar camino a su casa de playa pero el hombre le retuvo del hombro, Daniel Nicolás insistía en irse pero el hombre de nuevo le evitaba, le pidió que lo escuche y luego podría irse, el niño le miró con sentida molestia de rabia, pese a toda esa actitud hostil Agustín lograba el de ser escuchado por el niño de ocho años, el diálogo inició con tino, le decía lo orgullosos de sentirse su amigo y valoraba sus cualidades de la publicidad para la que trabajaba a tan corta edad, el niño por ahora escuchaba sin perder su incomodidad reflejada en su rostro, tragaba mucha saliva el adulto a la vez que emitía esas palabras llenas de sentimiento, hasta que llegó el punto de hablar sobre lo que vio, iba a empezar a hablar pero fue en ese instante en que el niño se levantó alzándole la voz diciéndole que no se meta con su madre, se inclinó tomando la arena en sus manos para luego lanzarle al rostro, el hombre se levantó y le hizo sentar a la fuerza, contra su voluntad le escuchaba al adulto, éste le decía que amaba a su madre y que para ella era una santa, que estaba equivocado en lo que pensaba, el niño no quería escuchar y trató de tomar otro poco de arena para lanzársela, lo sentó a la fuerza diciéndole que amaba mucho a su madre, es más que era el amor de su vida, que ambos se amaban y sentían algo muy maravilloso, el niño enojado no quiso escuchar más, se levantó agarrando arena lanzándole apenas al rostro, gritaba diciéndole que no se acerque a su madre, que no era digno de ella, que era un ser despreciable, esas palabras calaron hondo en Agustín, con cierta violencia lo tomaba de los hombros diciendo que se calle pero Daniel Nicolás continuaba lanzando frases hirientes de desprecio diciéndole que le causa asco y que no entendía por qué su madre se había fijado en un hombre desdichado, a lo que Agustín le responde que en verdad era un desdichado pues le decía al niño que desde que nació hace ocho años no se había ganado el amor de… hijo, extrañado Daniel Nicolás no pudo lanzarle otro puñado de arena, las manos del adulto agarraron a las finas y suaves manos del niño, iracundo asentía diciéndole efectivamente que era un desdichado al no haber luchado firmemente por el amor de su madre y… por él, por no haber reclamado su justo derecho, desdichado por no haberle llevado, de haberle dejado vivir una vida que no era su realidad, extrañado continuaba Daniel Nicolás, el rostro de Agustín cambió de severidad a ternura, abrazó al niño así de fuerte que no podía zafarse de aquellos brazos gruesos musculosos y seguía diciéndole que era un desdichado al sentir y darse cuenta que de él no tiene el cariño de… padre, así como lo tenía bien abrazado empezó a llorar diciéndole al niño que él era su padre, su verdadero padre, el que lo engendró en el vientre de su madre en aquellos encuentros de amor, comprensión, ternura, pero sobre todo de gusto por sentirse amados, el niño logró zafarse ante la debilidad corporal producto del efecto del llanto de Agustín, no lo podía creer, le gritó que era un mentiroso y que él no era su padre, no lo creía, no lo aceptaba, no lo deseaba, corrió a su casa moviendo negativamente la cara, corría alejándose lo más posible de aquel lugar, Melquiades desde el balcón lo vio venir, salió a su encuentro, estaba preocupado verle llorar así, quiso detenerle pero el niño continuó corriendo, vio que sus padres discutían, prefirió mejor ir a su cuarto al darse cuenta de que era inadvertida su presencia, lloraba desconsoladamente, pensó en su madre, se molestaba el no haberle dicho la verdad igual que su padre que de seguro desconocía lo que él ahora sabía, que no era hijo de Nicolás, que no era un Arichabala, entendía que sólo su madre y ese hombre con el que se veía sabían de su origen, Melquiades tocaba la puerta pidiendo al niño que lo deje pasar, el tono altivo el pequeño le dijo que lo iba a atender, que mejor se retire, obediente el muchacho se retiró dejando un vacío de silencio en el ambiente, el niño lloraba desconsoladamente, no quería asimilar la verdad de su verdadero nacimiento, el saberse no hijo de respetable familia de abolengo le indignaba, no paraba de llorar, estaba muy indignado, no lo podía creer, saberse hijo de aquel hombre, lo raro de todo es que dentro de su interior se sentía así, es más, recordaba esos mimos de aquel hombre que lo hacían sentir feliz, más al lado de su madre, en verdad que el niño tenía sentimientos encontrados, no paraba de llorar, odiaba y a la vez quería a su madre, de su padre sólo sentía pena por haber sido engañado de saberse su padre, cariño no lo tenía por él pues desde su uso de razón dio cuenta de aquel desamor, no lo quería por el trato que le daba a su madre, de allí en parte ser hijo de aquel hombre que desde el primer momento le dio a sentir cariño y seguridad con amparo sobre todo, buscaba una respuesta a su tierna edad infantil, su sensibilidad estaba a flor de piel, ese resto del día la pasó en el cuarto sin comer ni hablar, Justin Daniela insistía en querer entrar al cuarto del niño pero este se lo impedía, ante tanta insistencia el niño cedió abriendo la puerta cabizbajo, se limitó a escuchar a su madre haciéndole correctivos ante el mal gusto en tratar al ayudante de su padre, le preguntó por su molestia, ella se figuraba que seguramente se encontró con aquel hombre que era su amante, pero quería estar segura de sus suposiciones salidas de los labios de su tierno hijo, pero Daniel Nicolás no dijo absolutamente palabra, sólo se limitó luego a disculparse con su madre, ella buscó el abrazo de su hijo, el niño con llanto profundo se aferró a las caderas de su madre, quiso decir algo pero Melquiades se acerca a consultarle sobre el programado paseo por la playa que había programado Nicolás a lo que ella responde que no va a ser posible pues ella y el niño estaban indispuesto, mejor sería mañana, el ayudante asintió girando sobre talones y al dar la espalda a la madre e hijo se dibujaba una mueca irónica en el rostro, fue a avisarle del particular, estaba ansioso con salir, en cama quedaba acostada Justin teniendo a su único hijo engreído en su regazo acariciándole el pelo de una manera maternal muy enternecedora, su mano pasaba por el vientre junto a la cabeza de su hermoso hijo, le miraba cómo cerraba sus ojos llorosos, suspiró, para ella será muy difícil contrale la verdad sobre la llegada de ese ser producto del amor clandestino con su amante, ella continuaba acariciándole el pelo hasta verle dormir, se apartó de la cama dejando a su hijo dormido, se arrimó a la ventana a pensar y suspirar al mismo tiempo, miraba a lo profundo de la noche, lo mismo lo hacía Agustín viendo hacia la casa de playa donde estaba su mujer y su hijo, se angustiaba de solo pensar lo que le había dicho al niño con rabia, tenía miedo de la ira de Justin, temía que lo odie por lo que hizo, su angustia se sostenía porque no quería separarse de ellos, más aún que esperaban su segundo hijo, el hombre se tendió en la cama, tomó la cajetilla y empezó a fumar, recordaba las facciones de su hermoso hijo, le vino por llorar, amaba mucho a la madre y a su tierno hijo de ocho años, con el tiempo el sueño le fue llegando, mientras tanto, dos figuras tras cubrirse de la noche transitaban en un jeep llegando a un apartado lugar muy lejos del pueblo de pescadores, en el que momento después, dos cuerpos desnudos estaban tendidos sobre la arena amándose a la luz de la luna.
FIN DEL DUCENTÉSIMO CUADRAGÉSIMO OCTAVO EPISODIO
Increíble como siempre, amo como escribes