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Dominación Hombres, Gays, Sexo con Madur@s

METAMORFOSIS 265

Pensar y pensar.
“¡Al fin solos mi amor!”, “¡eres mío!”, “¡me perteneces!”, el agua descendía de la ducha humedeciendo armónicamente, “¡te deseo!” “¡ah!”, “¡ah!” las manos se deslizaban sobre la humedad de sus cuerpos, “¡eres mío!”, “¡me perteneces!” le repetía uniendo las frentes, cerraban sus ojos diciéndose “¡te amo!” “¡te amo!” golpeando así la respiración en sus rostros, se escuchaba dentro de la ducha en donde dos cuerpos desnudos se besaban apasionadamente, “¡deseaba sentirte!”, “¡así!” “¡así!” “¡así!”, “¡mi amor!”, “¡mi amor!”, “¡te anhelaba desde hace tiempo!” “¡nunca estás fuera de mi mente!” “¡siempre estás allí!”, “¡allí!” “¡eres mi todo!” “¡mi todo!” “¡te extrañé mi amor!” “¡mucho!” “¡mucho!” las caderas se impulsaban más “¡ah!” mucho más “¡ah!” mucho más “¡ah!” gemía a ojos cerrados sintiéndose penetrado “¡ah!” “¡ah!” “¡ah!” más y más haciéndole gemir constantemente ante ser penetrado por ese pene erecto y grueso de tamaño importante que hacía furor en esa cueva del culito delicioso y sublime, “¡déjame sentirte!” “¡uf!”  “¡ah!”, “¡déjame!” “¡!” “¡ah!” lo tenía bien arrimado sobre la pared de cerámica en la ducha, así abrazado lo tenía con el pene adentro y que salía de repente para de nuevo metérselo con ganas, ese pene de veinticinco años hacía estremecer aquel culo de catorce años al cual ya se notaba pelitos, al meterle el pene se movía el pene erecto de aquel muchacho que seguía sintiendo la penetración constante a ojos cerrados y boca bien abierta, el agua continuaba cayendo sobre sus cuerpos, le abría más el culo para poderle meter más, mucho más, el muchacho se dejaba con gusto, los dos cuerpos se movían bajo la ducha, se levantaban y se bajaban al ritmo de la penetración constante, las humedecidas manos con dedos alargadas del muchacho se aferraban a los hombros de aquel prestigioso y joven empresario, unían sus mejillas mientras el muchacho así respiraba profundamente sintiendo ser penetrado, los movimientos eran seguidos, salían fuertes gemidos de sus labios tanto del penetrado como del que penetra, la calentura se disipaba por el correr del agua en esos cuerpos desnudos, se apartaron un poco para verse los penes desnudos humedecidos bien erectos y se acercaban lentamente para rozarse, la risa era en común al ver esos roces mientras se agarraban de las caderas, “¡está precioso!”, “¡el tuyo también!” “¡cómo me gusta sentirlo aquí!” se dio vuelta dándole la espalda así fue abrazado detrás y llevado a ser arriado en la pared cuya cara rozaba en ese lugar, sintió dentro de su culo que el pene entraba, “¡eres mío!” “¡me perteneces!”, “¡sí, soy tuyo!” “¡métemelo!”, “¡métemelo!”,  “¡te amo!”, “¡te amo!”, el pecho se apoyaba sobre la espalda del chiquillo, el mentón se posaba en el pelo y empezó a mover las caderas, tenía un gran apego, le gustaba sentirle así, le dio pene por unos instantes, luego suavemente se lo fue sacando para inclinarle, el agua de ducha golpeaba el rostro del muchacho, en su delante se veía ese pene erecto con un glande rojizo cuya agua escurría por la piel haciendo caer gotas de agua en la punta del glande, “¡chúpalo!” “¡anda!”, muy gustoso con amplia sonrisa en muchacho toma el pene cuyo glande se lo mete en la boca en parte, “¡así!” “¡ah!” “¡ah!”  gemía fuerte a ojos cerrados “¡que lindos labios tienes!” “¡que boca!” “¡oh!” “¡ah!” “¡qué boca tienes mi amor!” le acariciaba el pelo “¡mi amor!” “¡sigue!” “¡sigue!”, los movimientos se hacían delicados, de pronto la lengua lamía el glande, la punta recorría el tronco del pene, pasaba por los testículos, el latir se hacía acelerado, presuroso decía “¡abre la boca!” “¡ábrela!” “¡vamos!” el glande entró en la boca hizo un par de movimientos y luego se quedó quieto, lentamente fue sacando el pene de la boca y así le salía el semen escurrido por labios cayendo al piso, le acarició el pelo y el muchacho sonreía en tono de obediencia, el semen seguía saliendo de su boca mezclado con saliva que se estiraba des sus labios, atento el amante agitó el pene rozando en las mejillas del muchacho, su cara se puso a la altura de forma igual uniendo las mejillas “¡eres magnifico!” “¡MI Venancio!” las manos acariciaban las mejillas “¡te extrañé no sabes cuánto!” acercaron sus labios para besarse sin importar los restos de saliva, sus ojos cerrados y su piel sentían ese calorcito al apegarse la humedad de sus cuerpos, sin dejar de besarse lentamente fueron levantándose y continuaron manoseándose los cuerpos, ingresaron a la ducha y mutuamente los jabones recorrían sus cuerpos, reían con sus rostros puestos ante la regadera, lentamente el agua dejaba de caer, salían despacio de la ducha, tomaron sus toallas para secarse yendo al cuarto, de improviso Valentín le marca a Venancio llevándole acostar en la cama, se acostaba sobre Venancio sonriendo ampliamente “¡eres lindo!” le miraba a los ojos “¡muy lindo!” sus labios rozaban entre sí, “¡te amo!”, se fundieron en un palpitante y sentido beso, las narices rozaban y se sentía el golpe de respiración en sus rostros, “¡debo irme!” miró el reloj de pared y se levantó del cuerpo de Venancio, “¡más tarde vengo a darte más por el culo!” “¡hay mucha leche guardada para ti mi amor!” “¡espérame, ya vengo!” “¡te estaré extrañando!”, allí quedó desnudo acostado en la cama, se despidió con un beso volado cerrando la puerta, la mano se deslizaba sobre el glúteo desnudo con sensación de placer, su carita estaba posando sobre el brazo estirado con mirada al infinito, el dedo lo metía por el ano, cerraba los ojos frunciendo el ceño al sentir que entraba, mordía sus labios, de nuevo la mano rozaba el glúteo, pensaba en aquel personaje que lo desvirgó, cerraba los ojos pensando en aquella noche en la que vestido de hembra le dio la virginidad de su culo al “niño”, a Clotario, bufaba metiéndose el dedo, lo metía hasta donde entre, repetía en su mente el nombre de Clotario, recordaba ese pene mostrado con sangre donde estaba la evidencia de haber sido desvirgado, recordaba el peso de ese cuerpo en cada encuentro del que le hacía delirar y temblar, se pasó el dedo, olía de su propio culo, suspiraba y quedó así dormido, tiempo después sintió el roce de una mano por su mejilla, escuchó un “¡hola, precioso!” lentamente abría los ojos “¡hermoso!” vio que la mano pasaba por sus costillas, caderas, glúteos y muslos, es que había quedado acostado de perfil, vio el rostro de aquel visitante en su cuarto, “¡pensé que te habías ido con Valentín!” “¡no, el patrón decidió manejar solo!” “¡a veces es así!” “¡me deja un mediodía libre!”, “¡por eso estoy aquí!”, “¡te dejó a la espera!” “¿verdad?”, hubo un silencio, se formaba una risa irónica en el visitante “¡pero ahora me toca cogerte!”, “¡ya lo verás!” mientras hablaba se quitaba la ropa mostrándose desnudo con el pene erecto, “¡mira!” “¡él quiere entrar allí!” “¡en esas cuevita!” la sonrisa era contagiándose entre ellos, “¡vamos!” “¡ahora vas a saber lo que es bueno!” Venancio no dejaba de sonreír en señal de consentimiento, estaba feliz con su compañía, se sentía halagado por las frasees que llegaban a sus oídos, era pleno el tipo de entrega que Venancio le daba con placer, le hacía sentir bien, y fue en ese momento que aquel visitante comenzó a chupar los glúteos y empezó a meter la lengua entre ese voluminoso culito haciéndole delirar y suspirar, lo hacía deliciosamente con esos movimientos que de seguro le hacían sentir el encanto y despertar el deseo, Venancio sentía algo delicioso y ese visitante no paraba, al abrirle las piernas besaba los muslos, le besaba los pies los cuales mucho les llamaba la atención,  pasaba su lengua desde los testículos hasta ese ano abierto con los dedos y en ese ano la intentaba meter, después de varios minutos de estar haciendo eso le metió un dedo en el ano “¡a ver cómo te dejaron el culito!” Venancio se  sonreía pero al tiempo se diluía pues fruncía e ceño sintiéndose penetrado por ese dedo grueso alargado típico de un gringo, Venancio le respondía con un leve sobresalto y un grito ahogado en la almohada puesta en su carita, los dedos entraban en el culo viéndose a piernas abiertas, Venancio intenta levantarse pero el visitante le dijo “¡tranquilo todo está bien!” le dijo “¡es que me dolió mucho, despacio, me duele!” el hombre se limitó a sonreír y siguió metiendo su dedo de forma grosera e intensa en el ano de Venancio, después de varios  minutos metía ya con gusto el dedo y le dijo “¡está listo para el combate!” “¡está lindo para que entre ese amiguito!” Venancio estaba disfrutando, ya tenía una sensación placentera, siguió así y metió el glande un poco en ese culito,  se acercó al oído de Venancio y le dijo “¡va a ser mío!” “¡sólo mío!” “¡toditito mío!” “¡mío!” “¡mío!” así estuvo por unos cortos minutos punteándole el culo, deslizándole por los glúteos ese latente glande complementado por ese tronco de pene, Venancio sentía sobre su cuerpo el dominio de ese hombre, entonces fue el momento cuando le dijo mientras le rozaba la punta del pene en el culo “¡ahora sabré si me quieres mucho o poquito!” de esa forma ese grueso pene entraba e iba presionando tan fuerte que de un embiste entró el pene hasta la mitad, fue entonces en ese momento que ya se escuchaban los gemidos de placer simulando aquellos recuerdos cuando fue desgarradora su primera vez, evocaba esa sensación ya diluida con el tiempo ante tantos encuentros con varios hombres, Venancio sentía como los testículos pegaban en su culo y sentía algo enorme dentro de sus entrañas, se percibía en la piel lo caliente y un leve puje salía de su boca, así se quedaba Leroy dentro de Venancio, lo hacía con un gesto de satisfacción “¡veo que me quieres mucho!” “¡lo siento dentro de ti!” de esa forma el pene subía y bajaba en esa postura en la que podía moverse de un lado a otro, así estuvo el pene de Leroy de cincuenta años  dentro del culo de Venancio por al menos unos cortos segundos puesto que lo sacaba y lo volvía a meter ya que en cada estocada se dibujaba el gran placer en el rostro del visitante, para Venancio desde hace tiempo lo sentía incómodo por tratarse de un grueso pene pero al lubricarle después de buen tiempo ya le parecía estar en la gloria, Leroy con voz entre cortada le decía al oído -“¡quédate quieto!” y empezó a embestirle furibundamente con las cuales ya tiempo después se sentía que pegaba con su pene en el vientre, de esa forma Leroy cada vez gemía más de placer hasta que le dijo, “¡ten mi obsequio!” y sintió un líquido deslizándose dentro de su culito hermoso voluminoso, brillante y sutil, en realidad Leroy se vino dentro de Venancio, se sentía ese característico  líquido caliente entraba dentro de sí y hacía que su pene resbale más ya bien lubricado, después de unos segundos él se detuvo y me dejó el pene dentro, la respiración de Leroy chocaba en el cuello de Venancio, sentir la tibieza de esa hermosa piel de púber, sentir esa suavidad de piel, sentir que había descargado su potencia sexual en ese niño le parecía fantástico, cerraba los ojos exclamando sentidamente “¡Venancio!”, “¡Venancio!”, “¡Venancio!”, “¡mi Venancio!”, movía la pelvis, no quería sacar el pene humedecido de semen dentro de ese maravilloso culito, le pasaba la lengua en el cuello “¡me quieres!” “¡me lo diste de nuevo!” “¡como siempre!” “¡como siempre!”, así la cadera rozaba los glúteos voluminosos, así seguía  hasta que el pene se puso flácido y del culo de Venancio lo sacaba poco a poco, junto con el pene iban varios mililitros de semen revuelto con la humedad que le había sacado al inicio cuando le metió el lubricado pene, “¿te gustó?”, “’¿eh?”, “¡sí, Leroy!”, “¡me gustó mucho!” el cuerpo Leroy quedó acostado sobre el de Venancio, no importaba que el semen saliese del culo y se deslice por los muslos hasta llegar a manchar las sábanas, “¡así me gusta cogerte siempre mi amor!”, “¡eres muy lindo!” “¡lindo!” la cara se posaba sobre el pelo y le daba besos en ese pelo sedoso del niño bonito de catorce años, estaban allí siendo sólo uno sobre esa cama suave y acogedora, propia para hacer sexo pleno, estaban felices haciéndose el amor, la boca rozaba cuello y espalda del muchacho, le hacía suspirar, “¡ahora te toca Venancio!” “¡vas a hacer lo que te gusta!”, “¿vamos?”, le mira al nene y le responde “¡vamos!”, le sentó en el extremo de la cama, lentamente abrió Venancio sus piernas mostrándose a plenitud ese pene erecto con pelusita, se recostó en la cama, los dedos de los pies tocaban piso, estaba encorvado, se notaba el humedecido culo con semen de Leroy, las manitos con dedos alargados de Venancio tocaban el tronco erecto del pene, se miraban sonrientes, la mirada de Venancio hacia Leroy era como de una insinuante invitación, “¡así me gusta verte!”, “¡eres precioso así en ese estado!” “¡mi bebé!”, se acostó encima de Venancio, ese pene humedecido de semen roza en la nariz, coloca una mano en el pene de Venancio y empieza la lamerle, Venancio agarra el pene de Leroy y apuntando a la boca, su glande le deja un pegote de precum en la nariz, el olor de su pene al roce de su nariz le tenía atento, ya tenía la boca abierta para metérselo, así sostuvo ese pene en la mano, lo utiliza al glande para rozarle los labios, de esa forma se lo mete en la boca, llegando hasta el fondo de la garganta, Leroy ya mamaba como chiquillo hambriento por la mamila en ese pene de Venancio, a la vez que la cara de Venancio ya estaba envuelta de ese aroma, pelos y sudor, las dos lenguas golosas saboreaban el pelaje de los testículos al mismo tiempo, se notaba ese ordenado “69”, la nariz de Venancio  inhalaba aquel olor de sus vellos púbicos, como un flashback recordaba los últimos encuentros con su iniciador Venancio que lo hacían así antes de venir al país del norte, a la gran manzana, con él también como ahora quería estar siempre así, y en su mente solo evocaba el nombre de “¡Clotario!” “¡el niño!” “¡el niño!”, realmente no lo podía olvidar, había probado muchos penes pero hasta ahora ninguno como el de su iniciador, Leroy se encorvaba más y más y sujetaba la cabeza del pene con ambas manos, deslizaba el prepucio para pasarle la lengua por la punta del glande, de la misma forma le hacía Venancio, se estaban cogiendo por la boca, su gemir era apretado, ajustado a esos movimientos, de esa forma  daba la impresión como si estuviera chupando helado los dos, Leroy iba encorvándose más y soltaba alaridos de placer, ambos se apretaban más y más de forma alternada, Venancio se aferra a las piernas y soportaba ese movimiento de pene, lo que Venancio apenas movía un poco lazando la pelvis, mientras que Leroy alzaba y baja el ritmo de sus caderas para que el pene entre en la boca de Venancio, Leroy notaba que Venancio estaba por acabar, fue en ese momento que el muchacho nacido en 1951 soltó un quejido medio ruidoso, le apretaba fuerte mientras acababa, sonrió viendo apartado el pene cómo lanzaba el semen cayendo en la pelvis y otro poco en la sábana, con una mano estaba ya Venancio jalándole el pene humedecido de Leroy, estaba curvado y su piel blanca sudaba y brillada de igual forma que su frente mantenía gotas de un prolongado sudor, estaba feliz de haberle hecho el amor oral de esa forma, “¡ahora el remate!” “¡ven para acá!” le dio dar vuelta de cara a la cama, le abrió de piernas así encorvado como estaba y le manoseaba los glúteos, los abrió, rozando el tronco del pene entre esa rajita, “¡ahora terminaremos el juego!” el glande entraba, Venancio suspiraba, el tronco entraba, se sentía delicioso y empezaron las embestidas del meter y sacar, en el mismo sentido del movimiento de pelvis se movía la cama, estaban muy felices el uno dando pene y el otro recibiendo pene por el culito, “¡ya está!” “¡suficiente por hoy!” “¡ya ha trabajado mucho este culito!” “¡je!” “¡je!” “¡je!” Venancio dio vuelta recostándose en la cama, se daban miradas cómplices con sonrisas “¡de esto no tiene que saber el patrón porque me despide!” “¿ok?” sonrieron pícaramente “¡y a ti de seguro te regresa a tu país!” algo de seriedad ahora se dibujaba en el rostro de Venancio “¡los dos no queremos eso!” “¿verdad que no?” le acaricia las mejillas mientras asienten, lentamente se acuesta sobre el muchacho, “¡me gustas mucho mi extranjerito bello!” “¡latino!” le besaba apasionadamente, correspondiéndose de buena forma, se rozaban las narices al besarse, todo era maravilloso para ellos estando así en ese cuarto, al rato se levanta yendo al baño a ducharse, lo ve arrimado en el marco de la puerta, estira la mano “¡ven mi pequeño!” Venancio accede, estira la mano y se deja llevar dentro de la ducha, ahora se duchaba con Leroy, encorvado se dejaba penetrar por ese pene grueso, la humedad de sus cuerpos hacía más agradable ese contacto y esa penetración, salieron del baño a secarse y cayeron en la cama ahora Venancio estaba encima del cuerpo de Leroy dándose besos apasionados, los manoseos eran intensos, ya tenían un largo rato así, vieon el reloj de pared, típico en la cultura de los del norte decía Venancio, viven con ese aparato para todos lados, Leroy se vistió despidiéndose marcándole y dándole prolongados besos con lengua, “¡te dejo bien despachadito mi amor!”, “¡nos veremos pronto!”, Venancio quedó pensativo acostado desnudo en la cama, pensaba en los meses que estaría en el país y lo que pronto tocaría de estudiar allí que fue por lo que su padre Squeo le había concedido el permiso de visa y para lo que debía aprovechar, lo que el padre desconocía es que estaba aprendiendo más de sexo que de otra cosa, sin darse cuenta Venancio se había convertido poco a poco en el juguete sexual de Valentín y tras sombras también de Leroy, en la noche al cenar Valentín le informa la sorpresa que consistía en llevarle de viaje a su tierra natal, el país de la “bota”, había hecho averiguaciones sobre su origen con ciertos datos proporcionados a los detectives contratados, emocionado Venancio aceptó la invitación, se tomaron de las manos viéndole a los ojos le dice “¡allá seremos felices!” Venancio asentía con su característica amplia sonrisa, se pusieron en pie y tomados de la mano ingresaron al dormitorio donde desarrollarían un desenfrenado acto de sexo en posturas envidiables para dos amantes que se aman mucho, así se lo hacía saber Venancio a su anfitrión en aquellos encuentros lo cual se enamoraban más y más sintiéndose su complemento.

*******

La mujer contemplaba esa elegante tarjeta de cumpleaños junto a un ramo de rosas secas, una vela estaba junto a ellos, vio lentamente el alrededor de su cuarto, estaba un poco ensimismada, tratando de recordar el porqué estaba allí, sin embargo allí estaba, miraba hacia el piso a su hijo de cuatro meses de nacido Lois Jean Pierre, había nacido el primer sábado de junio de 1965, de piel muy blanca, pelo lacio con cabello castaño claro, muy diferente al de su madre descendiente de indígenas y criollos españoles, de allí algo de lo blanco, era hijo de aquella, el niño de la empleada extranjera en la ciudad luz, en verdad para ella ese 6 de junio de 1965 le marcó la vida plenamente con el alumbramiento de su tierno hijo, lamentaba la no presencia en el lugar del padre de su hijo, se lamentaba no haber descubierto antes su estado, seguramente se lo contaría al padre del niño y quizá no la hubiese hecho tomar esa decisión de viajar en estado hacia otro país con el sueño de cambiar su vida, en realidad la mujer era empleada del prestante caballero europeo muy conocido en las rancias oligarquías de abolengo europeas, Saúl André Francisco Alfonso Alzogaray  Dampierre, nacido en 1927, era uno de los personajes más reconocidos en el jet set, hombre de facciones hermosas descendiente de nobles españoles y franceses heredó de su madre ese rostro y el físico atlético de su padre ambos campeones de polo y esgrima, la mayor parte de la familia estaba en Europa, administraba también los negocios de su difunta esposa heredados de su suegro el reconocido industrial de pastas y derivados alimenticios que son tradición en el país de la canela, el reloj marcaba el momento de partir con su hijo de cuatro meses, ya pronto pasaría el transporte, la señora Fernanda la estaría esperando, al llegar fue directamente al cuarto del pequeño Jules Arthur André Alzogaray, hijo de Saúl André y Fernanda, nacido el sábado 20 febrero del 1965, se enteró que los patrones habían salido, para el patrón eran asuntos de negocios como siempre, la mujer a más del pequeño de ocho meses de nacido también quedaba a cargo del cuidado de los niños Mateo Fulgencio y Cayetana nacida en abril de 1954, ya tenía once años de vida, de carácter débil y armónico, se dejaba llevar, por su dulzura, se extrañó que el pequeño Mateo Fulgencio nacido en abril de 1958, ya tenía siete años de vida, no se encuentre en casa, había salido con su madre se dijo, a distancia de allí se encontraba una mujer muy bien arreglada con una mantilla en el rostro, tenía de la mano a un niño, sentados a lo lejos estaba Corina Berlingieri y su hijo Patricio Cota Berlingieri, salieron con pausa del auto, el hijo ayudándole a salir a su madre del auto, daban pasos lentos hacia la mujer que agarró de hombros a su hijo por detrás, sentía el temblor de sus manos en sus hombros, el niño miraba fijamente a la pareja que se cercaba, la anciana se puso emotiva saludando a Fernanda agradeciéndole por haber llegado al llamado, Patricio estiró la mano en señal de saludo, la anciana se inclinó a acariciarle las mejillas al precioso niño, sentía emotividad, parecía increíble tenerle tan cerca, le preguntó si le podía marcar y ella viendo a él asintió, de inmediato Mateo Fulgencio estaba marcado en brazos de su abuela, sí, su verdadera abuela, el niño aún no lo sabía, sentía un poco de extrañeza cuando las manos tibias le acariciaban el pelo y recorrían sus mejillas, su extrañeza aumento al sentir los besos en sus mejillas “¡mi niño!” “¡mi niño precioso!” “¡eres tan lindo!” “¡mírale Patricio!” “¡es…!” de lo emocionada que estaba casi comete la imprudencia de decir la verdad del nacimiento de ese precios niño de siete años, la madre del niño inmediatamente intervino marcándole “¡hijo!” “¡ellos son mis amigos!” Patricio tenía los ojos humedecidos a lo que el niño pregunta “¿por qué llora el señor?” Patricio se acerca y le toma una mano llevándole a las mejillas respondiendo a ojos cerrados “¡qué gusto volver a verte!”, simplemente eso dijo dando un paso hacia atrás, el niño estiró la manito alcanzando a rozarle el pelo, se sentía animado, como que de repente surgía una química de lo que dio cuenta Fernanda, y bueno, no era para menos, se trataba del encuentro entre padre e hijo, cuando Fernanda supo de la necesidad de ese encuentro no dudó en hacerlo de inmediato, Corina veía la mirada halagüeña de su hijo y la de Fernanda, sin duda como experiencia de vida ella sabía que aún se amaban, Patricio se acerca a tocarle la manito y sin reparos los abraza poniendo su cara en la del niño mientras sus padres verdaderos muy atentos se miraban, sin duda se notaba el carácter dulce del pequeño, Corina a prudente distancia se complacía y rogaba para una reconciliación, por un momento lo vivía así pese a la realidad imperante, ahora ella pertenecía a otro estrato social, le había dado un hijo a ese prestante hombre de negocios, ahora Patricio, Fernanda y el pequeño Mateo se fundían en un fuerte abrazo “¿cómo te llamas?” le preguntó sonriente “¡Patricio!” el niño agitaba sus manitos y se notaba el pelo agitado al viento “¿eres amigo de mi mamita?” “¿desde hace cuánto tiempo?” Patricio dijo que desde hace mucho tiempo, desde que por su hermanita Cayetana le visitaba al consultorio, de eso nomás hace tres años, le dijo al niño si le podía marcar a lo que el pequeño estiró sus brazos rodeándole el cuello y con sus piernas rodeaba las caderas llevándolo por los alrededores de aquel parque, iba unidas sus mejillas, desde aquella prudente distancia se veía a padre e hijo abrazados muy contentos, Mateo era conducido por Patricio sin saber que ese hombre descendiente de ítalo españoles era su padre verdadero, las dos mujeres sentadas en la banca ahora se disponían a platicar, Corina empezó agradeciendo por el gesto noble de permitirle que su hijo Patricio vea al niño, emocionada la anciana decía que ese niño tenía algo de los Berlingieri, la expresión era de orgullo salida de boca de Corina “¡mi nieto!” “¡lo es!” “¡porque lo siento!” “¡Mateo es mi nieto!” “¡mi nieto!” “¡estoy tan segura como el nacimiento de Patricio!”, Fernanda rozaba las manos sobre las de Corina, “¡lo es!” “¡sin ninguna duda!” “¡lo es!” los vieron correr y caer en el pasto dando roles, se escuchaban las atentas risas, sin duda eran química pura, el llamado de la sangre, luego se acercó llevando al niño en los hombros, les invitó a comer, el niño feliz aceptaba pero se encontró con la negación de su madre diciendo que agradecía el gesto y que en una próxima ocasión lo aceptaría y de repente al mismo coro se escuchó de padre e hijo “¿cuándo?” Fernanda sorprendida al escuchar la voz de padre e hijo sonrió diciendo “¡pronto, muy pronto!” “¡ahora debemos ir a casa!” ella muy atenta se despidió estercándoles la mano “¿cuándo?” preguntó Patricio ante la mirada atenta de Corina en su nieto “¡este próximo jueves, por la tarde, luego de retirarle en la escuela!” “¡aquí mismo!” Corina muy feliz aceptaba ver a su nieto vestido de escolar, agradeció una vez más la cortesía, Patricio tomó de la mano al niño pidiéndole le permita darle algo que sacó de su cuello y se acuclilló delante del pequeño estirándole la mano, “¡para ti mi pequeño amigo!” era una cadena, no como cualquier otra, tenía una medalla muy simbólica para los descendientes Berlingieri, “¡es mía, pero ahora pasa a tu poder!” “¡desde hace mucho tiempo que la mereces!” “¡esto es para ti mi pequeño!” se la puso en el cuello brillando ante la luz solar “¡con ella quiero que me recuerdes siempre y que sepas que te quiero mucho!” “¡mucho!” le dio un beso en la frente en cada mejilla y en la frente, emocionado el niño veía la medalla, le vio muy alegre “¡gracias Patricio!” le dijo, el doctor Cota vio emocionado que el niño estiraba sus brazos para agradecerle, “¡márcame en tus hombros Patricio!” el escuchar eso salido de los labios de su hijo biológico fue un bálsamo para su alma, Corina emocionada entrelazaba sus dedos, Fernanda se limitaba a ver a padre e hijo marcado con armonía, sentado en los hombros decía “¡un ratito más mamacita!”, “¡un ratito más!”, estaba feliz tomado de las manos abiertas siendo girado con el pelo al viento, era la gloria, la verdadera gloria, sin duda el llamado de la sangre, el tiempo transcurría y Era el momento de partir, con tristeza Mateo se despedía de Corina y Patricio, “¡recuerda!” señalando con el dedo la medalla que llevaba puesta brillosa al sol, “¡allí estoy yo contigo!” le marcó alzandole al viento atrapandole llenadole de mimos, “¡mi pequeño!” “¡mi pequeño!”  el niño reía ampliamente, se notaba su dulce carácter al aceptar los mimos de despedida, se acuclilló para darle la bendición que la recibió con las manitos unidads, para sorpresa d etodos el niño toma la mano de Patricio y la besa en señal de obediencia, de inmediato se abrazan, Corina y Feranda se miran a los ojos sonrientes, Fernanda estira la mano  “¡ven mi niño!” “¡es momento de partir!” le toma de la manito y haciendo venia se despide, dandoles la espalda al caminar pero el niño gitraba su cabecita para sonreirles y despedirse agitando su manito suelta, corina y su hijo hacían el movimiento de manos, la abuela dio un beso volado al nieto, le miró a su hijo Patricio, “¡es precioso!” “¿verdad?” “¡es todo un Berlingieri!” “¡se parece a tu difunto tío Patricio Berlingieri!” “¡al crecer se va pareciendo más!”, “¡le pediré que nos permita decirle la verdad, ya tiene edad para comprenderlo!”, se miraron a los ojos madre e hijo “¡luego de que sepa la verdad… le cambiamos nombres y  apellidos!” “¡no me gustan!”, “¡a ti tampo seguramente!” “¿verdad, hijo?”, el medico le dio una amplia sonrisa “¡sí, mamá!” “¡está bien!”, “¡espero que Fernada lo acepte!”, suspiraron profundamente, se miraron sonrientes y se abrazaron fuertemente a la vez que estaban viendo perderse las figuras de Fernanda con Mateo Fulgencio por aquella frondosa alameda de la ciudad luz aquel día del mes de agosto de 1965, esperaban volverse a ver, Fernanda la madre del niño lo había prometido.

*******

La temblorosa mano colgaba el teléfono, se unió con la otra entrelazando los dedos sirviendo de apoyo al mentón de la matrona de los Arichabala, había perdido a su único hijo hace cuatro meses, el pasado mes de abril para ser exactos, ese fatídico año será recordado por la infamia, ese fatal 1965,  le había dado una sentencia de muerte a tal fulano, quedó así pensativa, estaba muy intrigada, en su mente recordaba aquella escena de la fiesta en la que Fulgencio invitaba a Agustín a ingresar dentro de la biblioteca, sí había guardias de seguridad y eso a ella le intrigó pero se calmó pues de todas formas su hijo se encontraba seguro con esos guardias de confianza de décadas, por lo tanto, fue a seguir atendiendo a los invitados y tenía mucha gracia de ser referente para aquellos potentados hombres de negocios, al rato se escucha el escándalo, es llamada a que presencie la escena macabra, para ella Agustín era el culpable, pero le intrigaba algo, momentos después era conducido malherido a un hospital, lo escoltaba el pequeño Daniel Nicolás, su nieto, con ello se le hacía con fuso todo para ella, sin embargo, decidió llamar a Squeo para que cumpla su orden y desaparecerlo de una vez por todas de la faz de la tierra, era su decisión y tenía que cumplirse como aquel titiritero que maneja o gobierna la vida de sus arlequines a través de los hilillos del poder, recordaba cómo llegó aquí con su padre para trabajar de jardinero, ella había hecho averiguaciones, ciertas referencias pudo captar del entonces muchacho de diez años, como a todas las personas que trabajaban para ella, y que se encontraban por supuesto dentro de sus propiedades, a su hijo le tenía encomendada la tarea y de igual forma a ciertos hombres de confianza, solo que con Agustín en cierta forma no hubo ese seguimiento por ser aún un niño de diez años, grave error para ella con lo que ocurriría después, Agustín trabajaba normal hasta que con el tiempo ocurre la desgracia de que su padre fallece, era lo único que tenía en la vida, era sus sustento, Fulgencio reconociendo el trabajo del muchacho le dio el nombramiento y funciones del padre como jardinero, así, al cumplir los catorce años siendo muy joven emprendió su trabajo, tiempo después la matrona de los Arichabala supo de los amoríos de Agustín con Fernanda, en silencio recibía informes, así nació de ese idilio Cayetana, la matrona sabía que esa niña no era hija de su difunto hijo Mateo Arichabala, sino de Agustín, la niña nació muy delicada de salud, y estando así fue el motivo para que su nuera Fernanda visite al prestigioso doctor Vito Cota Berlingieri con el cual tuvo un idilio y de este nacería Mateo Fulgencio dizque hijo del difunto Mateo Arichabala, así se lo hizo conocer a la sociedad, lo cual era falso, Matilde estaba segura de ese nacimiento pero guardaba las apariencias evitando el escándalo, más las guardó al saber que ese mismo Agustín siendo joven apuesto tuvo romance a escondidas con Justin Daniela la difunta nuera de Matilde esposa de su difunto hijo Nicolás, de ese idilio nace su dizque nieto Daniel Nicolás, la conveniencia de aumentar las tierras uniendo su familia a la del doctor Pérez hizo que calle aquel error cometido por su difunta nuera, no hubieron reclamos, el fin se había logrado, las tierras antes perdidas por los Arichabala ahora volvían tras la alianza familiar que en esa época de mediados de siglo XX se daba como costumbre, para Matilde era reprochable que sus dos nietos tuviesen ese destino de estar secos y en no poder mantenerse en su descendencia, ni su nieta favorita era una Arichabala, Victoria Micaela, murió trágicamente sabiendo erróneamente que era el fruto sexual de su abuelo Fulgencio con su madre Fernanda, nada más equivocado que aquello, pues en realidad ella fue hija engendrada de Anderson de la Sierva, íntimo amigo de su difunto hijo al que por ser enterado calló en desgracia convirtiéndose su familia en ruinas y el en un indigente, en eso le convirtió Matilde tras saber lo que había hecho, ahora de tanto recordar se sentía sola y seca, realmente de sus dos hijos no tenía descendencia, ni su nieta favorita Victoria Micaela, sí, su queridísima nieta, pues le encolerizó saber de aquellos encuentros en donde se los veía desnudos haciendo el amor debido a que cuando Agustín tenía 11 años, en el año, vio junto a Victoria de cinco años a una pareja haciéndose el amor en el año nuevo de 1949, as{i inocentemente se desnudaron y Agustín de esa forma le hizo por vez primera el amor pasándole al roce el erecto pene por la vaginita y por el traserito sedoso blanquito, todo esto antes de que en marzo de 1953 Victoria vio en la bodega de vino como por vez primera Agustín le dejaba su semen dentro de la vagina de Fernanda madre de Victoria.y de esa forma con el tiempo después por declaración intima de su nieta la ahora difunta Victoria Micaela Arichabala refiriéndose a ese muchacho como su enamorado, le dijo que lo quería mucho, y le dijo que  luego de tantos encuentros sexuales le dio su virginidad anal en la fiesta de cumpleaños de su abuelo Fulgencio Arichabala allá por ese mes de abril de 1953 hace doce años, para ese entonces Agustín que había nacido en 1938 ya tenía quince años de edad, un romance de juventud seguramente, a su abuela se lo había dicho en un momento de histeria, para ella eso no debía quedar impune, pero lo supo tarde, ya cuando él se había largado, aun así ella dio la orden que cayese en desgracia y así fue condenado en la cárcel por un crimen que no cometió en aquella taberna donde humildemente trabajaba, con el tiempo miraba a los hijos que ese hombre había engendrado y que estaban tan apegados como lo que realmente eran hermanos sin saberlo más que decirse primos en las apariencias supuestamente hijos de dos hermanos, para Matilde era una gran incomodidad disimular esas afrentas, debía seguir con sus planes ahora,  él debía morir por tanto daño hecho a la familia, ella tomó una copa y se sirvió del coñac favorito de su hijo Fulgencio, los recuerdos volvían a su mente, ahora ella pensaba en su hijo, su tierno hijo que desde pequeño sufrió turbulencias emocionales, había nacido del fruto idílico de ella con su tío, desde su apellido o era el que ahora se distingue aunque suena aristocrático, Fulgencio era doblemente Peñalba, su crianza fue rígida y distante del carácter con el que se le conoció de adulto, en su infancia era muy sensible y cariñoso, había sacado ese carisma de su verdadero padre en contraste con el de su supuesto padre descendiente de hidalgos españoles, hubieron muchos amigos y familias, algunos más que otros entrañables, entre ellos distinguían los Arciniegas Ponce, criollos de cepa, de castilla originarios, tuvieron gran apego, sobre todo Leovigildo Arciniegas nacido en 1871 quien se ganó el apego del niño y cuando tuvo la oportunidad de ganarse completamente su confianza le hizo el amor a la fuerza a Fulgencio Arichabala cuando tenía nueve años en el establo en el año 1888, tuvo que pasar el tiempo con ese trauma y llevaba consigo esa vergüenza de ser desvirgado, se lo calló por miedo a ser aborrecido por su familia,  otra familia emparentada con la nobleza ibérica fueron los Del Olmo descendientes de hidalgos españoles, Matilde recuerda ese sanguinario hecho de traición en el año de 1894, donde moriría la mayoría de su gente entre ellos su esposo Fulgencio Aimar en manos de Clemente Del Olmo en la que se decía que supuestamente dio la orden a disparar en la fiesta de los 15 años del joven Fulgencio Arichabala, quien a futuro este muchacho toma las riendas junto a su madre y así se hace rico en peleas y contrabando, pasaba el tiempo, la venganza se cumplió contra el supuesto asesino de su familia más aún si este asesino dejó a su hijo que con el tiempo se haría esposo de Elsa Peñalba, para Matilde el haberse emparentado con los Del Olmo era una desgracia, Matilde utiliza a su hijo Fulgencio para vengarse de los Del Olmo, así mata de un certero tiro en la sien a l padre de Carlos Felipe Del Olmo, Matilde conspira con su gran amigo Rodolfo Buonanote para que se enamore de Elsa Peñalba del cual nace un hijo supuestamente muerto pero que el destino diera a conocer en una conversación que se hablase de la existencia de ese niño el cual fue cambiado por uno muerto por la partera que luego fue asesinada para que no dijese al padre del niño de esa existencia, sí, Matilde Peñalba era aquel titiritero que gobernaba los hilos del destino de quienes la rodean, se había convertido en el árbitro entre la vida y la muerte, tenía el cuerpo de Del Olmo en su cuarto de vinos cuyo cráneo era instrumento de misales oscuros  y lúgubres, Matilde Peñalba, sí, Matilde Peñalba, sabía del secreto de ese niño, que pese a llevar su sangre de linaje lo aborrecía, bien pudiese ser aquel niño el sobrino de su hijo Fulgencio, se preguntaba cuál sería su destino, si viviría aun o ya estuviese fallecido, para ahora en adelante conspiraba contra Carlos Felipe Del Olmo pero el destino quiso que la hija no reconocida de su hijo de Fulgencio Arichabala de nombre Eudomilia tuviese un hijo con Carlos Felipe Del Olmo, aquel llamado Serafín, él y aquel niño de nombre Adrián Daniel Macay Paltan eran los únicos descendiente netos de su estirpe, pensó en llamar a su nieto pero tenía recelo pues equivocadamente fue secuestrado y golpeado, estuvo a punto de morir a no ser por la medalla que su madre Eudomilia encargó al momento de nacer, esa medalla era usada por los nobles varones Arichabala y es confeccionada con exclusividad desde la santa sede, ahora Matilde tenía recelo de ser rechazada por serafín, se tranquilizó al saber que tenía a aquel niño descendiente por la rama de su tío y la unión de una indígena, otra de las familias cercanas a los Arichabala fueron los Berlingieri descendientes de ítalo-españoles, familia pudiente en el país, dentro de sus miembros resaltaba el pequeño y vivaracho Patricio Berlingieri nacido en 1881, muere a los nueve años  durante la fecha de fiesta patria en 1890, Matilde recuerda ver desde lejos que su hijo Fulgencio Arichabala de 20 años iba caminando junto al pequeño Patricio en dirección al lago, aquel el jueves 20 de julio de 1890 sería de gran recordación y marcaría el destino de las dos familias, Matilde se acerca hacia aquel lugar y ve desnudo a su hijo y a su amiguito suplicante bajo el cuerpo que lo deje, que ya no más, pero ya era tarde, su hijo se sentaba a verse el pene ensangrentado mientras el niño lloraba desconsoladamente, no esperó a más y de fuertes golpes en la cabeza lograba su cometido de asesinato ante la sorpresa de su aturdido hijo que no reaccionaba, allí quedó inerte el cuerpo de ese niño precioso, madre e hijo se retiraron de la escena, ya la noche caía, a lo lejos sin percatarse aguas abajo quedaba un calzoncillo bordeando en la orilla con restos de sangre, para ese entonces Corina la hermana de Patricio tenía 5 años y lamentaba no haber conocido a plenitud en vida a su hermano, hizo una especie de espacio en su casa como nicho de su recuerdo, en las fotografías tomadas desde su nacimiento hasta su fallecimiento, en verdad que la devoción por su hermano asesinado crecía asimismo la sed de venganza, para 1904, su hijo Fulgencio cortejaba discretamente a la esposa de Leovigildo Arciniegas, por ese entonces tenía veinticinco años, estaba soltero, Matilde sabía de aquellas aventuras pero las guardaba en silencio, los idilios eran tormentosos, la mujer se sentía viva, de pronto la noticia que los esposos Arciniegas esperaban un hijo, en realidad ese niño fue engendrado por Fulgencio, ella estaba feliz de aquel alumbramiento del pequeño que nacía completo y sano en 1906, ella sabía que en realidad era hijo de Fulgencio, para Matilde sin lugar a dudas era su nieto al que con cuidado a distancia lo tenía en mente, de pronto sucedió con el tiempo una desgracia que ella no lo pudo impedir, su hijo Fulgencio cometió el acto más aberrante que ser humano hiciera, él sin saberlo en un acto de venganza a esa pareja de esposos al sentirse desplazado por su amante había desvirgado justo en esa zona del islote del lago a su propio hijo Jairo Arciniegas en aquel fatídico mes de septiembre de 1912, al poco tiempo Leovigildo el supuesto padre de Jairo fue encontrado muerto de un tiro en la cabeza un par de semanas después que su supuesto hijo fue desvirgado, con e tiempo Jairo Arciniegas recorrió los lugares de ese lago y recordaba de haber encontrado un calzoncillo parecido a los que Fulgencio usó al momento de ser desvirgado, Jairo por mucho tiempo guardaba la evidencia de quien supuestamente había asesinado a Patricio Berlingieri, hizo contacto con la hermana y le entregó esa evidencia, la cual era prueba irrefutable del asesinato de su hermano, tiempo después Matilde supo que el verdadero padre Isaurina era Fulgencio y no Jairo Arciniegas lo cual trastocaba la vida de la matrona de los Arichabala, estaba muy contrariada cuando supo la muerte de ella y de su pequeño hijo en aquel fatal accidente de tránsito que ella lo ocasionó al salir muy contrariada de su casa rumbo a la mansión Arichabala para que en su cara le digan la verdad de su origen, nunca pudo llegar, Matilde había perdido en ese accidente a muchos conocidos, parecía que su descendencia se esfumaba del mapa, todo quien ahora estaba a su lado no era su pariente,  sonrió entonces pensando que todo ese tiempo en que Jairo Arciniegas cuidaba de su hija no era así pues cuidaba realmente a su hermana la hija de Fulgencio Arichabala, de esa forma ataba cabos Matilde pues pensaba que al ser desvirgado Jairo vio el calzoncillo de Fulgencio, era el mismo con bordados del que había desenterrado en las orillas del rio que desembocaba en el lago aquel en que a la llegada del ocaso fue el tiempo en que mataron a Patricio Berlingieri, bebió otro sorbo de coñac, se decía que si estuviese su hijo aquí  ahora lo disfrutaría plenamente, el teléfono suena, la voz de la empleada anuncia una llamada la cual Matilde toma el auricular, al otro lado de la línea se escucha una voz femenina en alto tono, Matilde palidece, se entristece, mueve negativamente la cabeza, se escucha repetidamente un “¡no puede ser!”, lentamente cuelga el teléfono viéndose la expresión de susto y contrariedad en su rostro, estaba muy apesadumbrada, vio la copa, puso más coñac y lo bebió, de inmediato hizo una llamada, con voz increpante decía al esbirro que haga lo que le dice, que se cumpla su voluntad, así Matilde daba marcha a tras a lo que inicial se había propuesto: el apagar una vida.

FIN DEL DUCENTÉSIMO SEXAGÉSIMO QUINTO EPISODIO

9 Lecturas/8 agosto, 2025/0 Comentarios/por Betelgeuse
Etiquetas: amigos, cumpleaños, hermanita, hermanos, mayor, primos, recuerdos, sexo
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