Mi amor menor Zuly 2
Siguiendo mi relato de lo sucedido con Zuly, les cuento que después de aquella tarde me sentía culpable, ya que esa niña era casi 5 años menor que yo, además de cierta vergüenza con sus padres y hermanos aunque ellos no lo supieran..
Siguiendo mi relato de lo sucedido con Zuly, les cuento que después de aquella tarde me sentía culpable, ya que esa niña era casi 5 años menor que yo, además de cierta vergüenza con sus padres y hermanos aunque ellos no lo supieran.
Como les conté en mi primer relato, mi interés era por el hermanito segundo, quien tenía cara de niña, buen cuerpo y esas nalgas que eran características de los tres hijos de aquella familia.
Al pasar tres días, volví a aquella casa y me encontré con los hermanos y mi niña. El hermano mayor estaba preparándose para salir al liceo y se quedarían solos Zuly y su hermano menor. Después que se fue el hermano, nos dispusimos a jugar en el cuarto con su tren y el juego de videos, yo me senté en el piso al lado del tren y comencé a jugar, pero de reojos veía a Zuly que no me quitaba la mirada de encima, su hermanito en la consola de juegos estaba distraído y yo volteé para mirar de frente a Zuly, al mirarnos le hice señas de que saliera del cuarto con cualquiera escusa, ella se levantó y salió sin decir nada, mas atrás salí yo indicando a su germano que iría al baño.
Zuly me esperaba en la escalera y subimos a su cuarto, entramos y cerramos la puerta con seguro, de inmediato la acosté en la cama y me acosté encima de ella y por su puesto yo estaba empalmado y frotaba mi pene entre sus piernas. Besaba su boca, metía mi lengua con desesperación y ella correspondía de igual manera. Pero todo llegó hasta allí, recordamos que su hermano estaba abajo y decidimos dejarlo hasta allí. Ella bajó primero y yo esperé hasta que mi amigo bajó su intensidad.
Cuando entré al cuarto de juegos, su hermano aún estaba en la consola jugando, no podía decir si se había dado cuenta de nuestra ausencia, cosa que descubrí mas luego, seguimos jugando y paso la tarde, en mi entre pierna mi mástil latía y drenaba líquido, llegó un momento que me vi obligado a ir al baño para lavarme y secarme el exceso de líquidos.
Ese encuentro íntimo tenía que llegar en cualquier momento y ese momento se presentó. Unos días después de este, llegué de la calle a mi casa y mi sorpresa fue encontrarme allí a Zuly, mi mamá me dijo que su mamá la había dejado con ella porque tenían unos asuntos que atender y que la niña no podía asistir, que le pedía el favor de cuando yo llegara le llevara a su casa y la acompañara hasta que ellos regresaran. Pensé, se me dio.
Me preparé, me bañé, comí y subí a su casa con ella. En el camino no decíamos nada. Llegamos a su casa yo abrí la puerta y la cerré detrás de mí, antes que nada, la tomé de un brazo y la hice hacia mí, la comencé a besar y a sobar su espalda, cabeza, pechos y nalgas. Subimos a su cuarto y al entrar dejé la puerta abierta por si alguno de sus familiares llegaba. Le besé nuevamente y poco a poco comencé a desnudarla, le quité primero la blusa de tiritas que llevaba y besé su cuello y por encima del sostén besaba sus téticas, le quité el sostén y quedaron a mi vista y disposición aquellos limones ya grandecitos, se los sobé y apreté suavemente, cuando ella dejó escapar un gemido, volví a besar y chupar aquellas téticas nuevamente, así estuve un buen rato, luego comencé a quitarle su short, la recosté en su cama, desabroché el botón y bajé el cierre quedando a mi vista una blúmer rosada tipo tanga, le terminé de quitar el short y metí mi cabeza entre sus piernas y olía sus entrepiernas, tenía un olor a jabón de baño y sudor, le salían por la tela unos bellos púbicos castaños claros pero muy delgados. Ella al sentirme allí, con sus manos apretaba mi cabeza como queriendo meterla por su vagina, al rato le fui bajando poco a poco su blúmer, dejé al descubierto su vientre y olía y sentía ellos bellos en mis labios, nariz y cachetes, seguí bajando ese blúmer hasta la mitad de sus muslos y puse la punta de mi nariz en la entrada de su gruta y olí como queriendo aspirar su alma por aquel sitio, terminé de quitarle el blúmer y la dejé totalmente desnuda, olí cada pierna desde su entrada hasta los pies y repetía la misma acción con la siguiente, le abrí sus piernas y pude ver mi premio que se exponía a mi visión, puse un beso en su vagina y ella apretó sus piernas con mi cabeza allí.
No quise tomar de una vez aquel regalo y me acosté a su lado sin quitarme aun mi ropa y comencé a sobar cada parte de su cuerpo, pasaba mi mano por sus senos, por sus axilas, por su cara, por su estómago, por su vientre, por su gruta, sin penetrar, solo sobaba, ella se retorcía con cada pasada de manos, cuando ya teníamos bastante tiempo entre sobadas y besos prolongados, me dispuse a quitarme la ropa, short e interior de un solo golpe, franela luego.
Me monté encima de ella y besaba frenéticamente sus labios y acariciaba su pelo, mientras abajo rozaba mi pene contra su vientre y entre su gruta, ella hacía movimientos de cintura como si lo tuviese adentro, después de un rato, me levanté, baje y volví a besar su gruta, al mismo tiempo que con mi lengua rozaba sus labios vaginales y su clítoris, me levanté y comencé el proceso de posesión, abrí bien sus piernas y me puse en su centro, comencé a pasar mi pene que estaba totalmente inundado por su raja para lubricar el tesoro, volvía a pasar la cabeza de mi miembro por su rajita y hacía para presentarlo en la entrada, al rato me detuve en su puerta y mirándola a los ojos, me fui recostando sobre ella con la punta de mi lanza en su virginal gruta, cuando estaba totalmente acostado sobre ella comencé a empujar y a sacar mi verga, empujaba y sacaba, eso para darle confianza, llegó el momento que cuando yo empujaba ella hacía lo mismo y en una de esas empujadas, cuando sentí que ella movió su cadera hacía mí, penetré su virginal vagina, era tanta la lubricación que tenía por mi líquido que su himen cedió el paso a mi glande, ella apretó sus piernas y gimió del dolor y del placer, solo metí el glande y no me moví mas, besaba sus labios, ojos, orejas, hasta que sentí cuando ella aflojó sus piernas, hice nuevamente un pequeño movimiento de entrada y mi amigo se fue metiendo poco a poco casi por completo, volví a quedarme quieto mientras su gruta se acostumbraba al invasor, cuando ya no sentía dolor ella comenzó a mover su cintura y yo me dejé caer por completo y sentí como chocaban nuestros vientres, ya era inevitable se había consumado el acto, comencé un movimiento de mete y saca, primero sacaba un poquito y lo volvía a meter, luego saque la mitad y se lo volví a zampar, luego le saque casi todo si se lo metí completo, ellas gemía en cada entrada que hacia mi mástil en su gruta. Mientras metía y sacaba, besaba sus labios, ella me pidió que se lo sacara un momento, pues sentía ganas de orinar, cuando nos desempalmamos sobre mi pene se vinieron rastros de sangre con líquidos de su vagina y mi preseminal, ella se tocó y me miró sin decir nada, se sentó en un vaso de cama y orinó, luego yo me acosté y le pedí que se sentara encima de mi pene y ella diligente hizo lo solicitado, se sentó encima de mí y fue metiendo mi verga en su coño, cuando lo tubo completamente adentro comenzó a cabalgar, yo solo veía su cara y estrujaba sus tetas, ella gemía y saltaba con mas fuerza hasta que llegó a su orgasmo, se le salieron las lágrimas y calló acostada en mi pecho, yo estaba a punto de estallar pero no quería depositar mi leche en su vagina y le pedí que se diera vuelta, ella se acostó y me dio la espalda, yo puse en su ojete la cabeza de mi miembro y comencé poco a poco a meter mi palo por aquel culito tan rico que mi amor tenía, cuando pasó mi glande ella gimió y comenzó a mover sus nalgas como pidiendo que lo metiera, yo hice lo solicitado y fui metiendo poco a poco al dedo en su anillo, hasta que quedé totalmente empalmado, sin esperar a nada comencé mi mete y saco eso si con mucha delicadeza hasta que fue eminente mi explosión y le di vuelta quedando encima de ella y lo empujé por completo y derramé en sus tripas cinco o seis chorros de leche. Ella paraba sus nalgas para que entrara todo. Quedé muerto sobre ella y con mi pene sepultado en aquella tumba, así estuvimos hasta que se me puso flácido y se salió solo. Nos abrazamos y nos besamos y juramos no decir nada de aquello, porque para mí era un problema ella menor que yo.
Ya mas tarde, cuando llegaros sus familiares nos encontraron jugando video juegos, como si nada hubiese pasado.
Pero no contaba con que su hermanito ya sabía de lo nuestro, pues el muy coñito nos había visto en su cuarto cuando jugábamos al escondite, pero ya contaré que sucedió con él.
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