Mi compañero heterocurioso.
(Real) Mi compañero de la universidad experimenta conmigo. .
Como el chisme vuela más rápido que una pluma en mi universidad, todos sabían que Juan y Karla era una pareja bastante unida; desde hace 2 años que están juntos. Ambos son lo opuesto en todo, Juan es demasiado masculino, carismático, social, alegre y le gusta ir al Gym, pero Karla es seria, muy creída y no le gusta convivir con nadie.
Y yo, siempre supe de su relación, pero nunca había visto a Juan como lo ví hace unos meses. Un día, el chisme del momento era que Juan y Karla ya no se hablaban, se evitaban en los pasillos y ya no veían sus miradas como antes. Es bien conocido que las relaciones entre estudiantes de la misma carrera en la misma universidad siempre terminan mal, pero al parecer esa maldición es una realidad. Y gracias a eso, se dió una oportunidad con Juan.
Juan y yo no nos hablabamos más que por preguntar la hora o por una tarea. La separación con Karla hizo que ambos tomaran grupos diferentes, Karla estaba en el grupo 02 de clase, y Juan en el 01, conmigo. Cuando la maestra pidió que hicieramos grupos de trabajo, sin ninguna intención amorosa, le propuse a Juan hacer grupo conmigo, mis 2 amigas y una amiga de Juan. Juntos hicimos un grupo de trabajo. Al pasar los meses, teniamos que estar todos juntos para discutir las actividades, pero siempre terminabamos gozando como amigos, pero notaba que Juan me miraba más que los demás.
En una broma, la mejor amiga de Juan llamada Rosa, dijo que él decía mi nombre en las noches. Yo volteé hacia Juan quien inmediatamente se sonrojó y le dijo a Rosa que no mintiera. «¿Es cierto Rosa?» le pregunté curiosamente. «No le creas» dijo Juan quién después fue al baño. Todo me pareció muy confuso, pero despertó en mí una idea: ¿Y si le gusto a Juan?.
Pasé varios días con eso en mente. Juan es muy macho, está en el equipo de futbol de la universidad y nunca falta al gym. Yo nunca he ido ni a un partido de futbol ni siquiera al Gym; además, cómo le voy a gustar a un hetero que acaba de terminar con una chica de 2 años de noviazgo. Sin embargo, un día cuando salíamos de clase decidimos juntarnos todos los del grupo para salir a nuestras casas, pero Juan decidió caminar a mi lado derecho y no con Rosa como es costumbre, mientras caminabamos, puso su mano sobre mi hombro como si estuviera descansando sobre mí.
La sensación de su mano sobre mí y su torso rosando mi brazo derecho hizo que tuviera una erección involuntaria, lo que hizo que pusiera mi mochila sobre mi rodilla como si buscara algo, pero estaba ocultando mi erección. Todos tomaron su camino, pero Juan dedició acompañarme a tomar el autobús.
– ¿No te irás con Rosa?. – Le pregunté mirando si el autobús venía cerca, no me atrevía a verlo a los ojos.
– ¿Por qué? ¿No quieres que vaya contigo? Si quieres me voy retirando… – dijo bromeando.
– No, no. No hay problema; Es que, me pareció raro que vinieras conmigo.
– Ahhh – dió una pequeña risa – Solo quería acompañarte, además, para tomar el autobús a mi casa debo tomar el que viene allí.
Al decir esto, giré mi cabeza y ahí venía el autobus. Me paré y comenzé a buscar cambio para pagar el pasaje, pero Juan tocó mi brazo y dijo:
– No te preocupes, yo puedo pagarlo.
– Mira que caballeroso – dije burlándome inocentemente. – Ahora entiendo por qué le gustabas a Karla. – ante esto, yo me quedé expectante, ya que no sabía si iba a dañarle con ese comentario. Juan solo sonrió y me miró fijamente.
– Pues al parecer no fue lo suficiente. – el autobus se estacionó frente de nosotros, Juan se apartó para que yo pudiera subir primero. Tomé asiento y se sentó al lado mío. El camino comenzó con un silencio incómodo, pero se rompió el hielo. – ¿Quiéres saber qué paso? – Yo lo miré, el estaba serio como si en realidad necesitaba desahogarse, yo solo asentí. – Me engañó, estaba saliendo con otro al mismo tiempo que conmigo. Ella me dijo que en realidad nunca quizo estar conmigo y que soy un gran idiota por no haberme dado cuenta antes. ¿Crees que lo soy?.
Yo le miraba a sus ojos directamente, pero yo le imaginaba junto a mi, besándonos y acaraciándonos, pero recapacité y respondí:
– Claro que no, la idiota es ella. ¿Cómo va a hacerte eso si eres un chico perfecto? Vas al gym, tienes buenas calificaciones, eres muy guapo, ¿cómo haría eso?. – Juan se sonrojó y me miró mordiéndose un labio.
– O sea que… para ti soy guapo.- dijo acercándose más a mí. Por un momento me sentí asofocado por la presión de su cuerpo, pero sabía perfectamente hacia donde iba esto.
– Mira, a mi me gustan más masculinos la verdad. – Juan puso una cara de asombro y me miró fulminante, pero claramente es una provocación mía.- Pero estas guapo y eso es un plus jeje.
Mis gustos sexuales no eran un secreto, aunque soy discreto, no es algo que lo oculte o me genere inseguridad. Juan se levantó del asiento para bajarse, pero antes se acercó a mi oído y me dijo:
– Te voy a enseñar cuan masculino soy, mañana antes de la última clase, me esperas en los baños.- Ni me dejó responder y se bajó muy rápido. Eso me excitó bastante y pasé ansioso el resto del día esperando a que llegue el momento.
Al siguiente día, me lavé muy bien mis genitales, pues sabía lo que me esperaba. Ya en la última clase, lo primero que hice fue dejar mi mochila en un asiento y me dirigí al baño antes de que comenzara. Al entrar, observé a Juan en el fondo con su celular escribiendo muy afanado; me acerqué a él y me jaló del brazo a uno de los sanitarios. Cerró la puerta y me contraminó poniendome entre la pared y sus brazos extendidos. Comenzó a besarme el cuello, yo estaba muy confundido, no sabía si apartarlo o seguir con el acto.
«Quiero enseñarle a esa boca lo macho que puedo ser» susurró en mi oído, tomé su cara con ambas manos y lo miré fijamente: «Quiero ver tu pene» dije sin miedo. Juan sonrió y comenzó a desbotonarse el pantalón, rápido lo bajó dejando en el aire su pene erecto. Era un pene tan hermoso, largo y encurvado, moreno y con una cabeza grande y roja. Comenzó a besarme muy fuerte. Agarré su pene, comenzé a subir y bajar el suave prepucio. «Chúpame» dijo despacio para no hacer mucho ruido.
Me quité de la pared y lo moví a él, se sentó en la taza del sanitario subiéndose su camisa y yo poniéndome de rodillas. Levantó su camisa poniendolo en su boca, dejando ver un hermoso y trabajado abdomen peludito. Comenzé a acariciar su abdomen lentamente, mientras me acercaba a sus huevos peludos y efectivamente olían a macho sudado pero bastante limpio. Puse toda mi cara en esos huevos, Juan solo acariciaba mi cabello. Levanté mi mirada y empezó a mover su pene sobre mis mejillas, dandome pequeños golpes con su glande. «Vamos, yo se que lo quieres saborear» dijo muy desesperado. Acercé mi boca a la cabeza de ese pedazo de carne, comenzé a lamer la punta sintiendo el delicioso sabor de pene limpio mezclado con el olor de su sudor. Empezé a meter lentamente el pene en mi boca, poniendo mis labios sobre mis dientes para darle más placer succionando y con mi lengua dando círculos en esa cabecilla.
Ahí estaba, dándole placer al supuesto chico hetero, movía mi cabeza más rápido chupando de arriba hacia abajo ese pene maravilloso. Los pelos me hacían cosquillas en mi nariz al llegar a lo profundo, pero eso no me detenía. Juan asomó su cuerpo hacia adelante, metiendo su mano debajo de mi espalda, sentía las caricias de su mano buscando la línea de mi culo, queriendo insertar sus dedos. Con su otra mano, presionaba mi cabeza sobre su cintura, ahogándome con semejante miembro en mi boca. Al sentir que me desvanecía, me quitaba el pene de la boca y daba respiros profundos. «Joder, que rico estás» dije agitado, Juan sonrió y se acercó a mi cara: «Chupas muy rico, respira profundo», se paró y pude ver como todo su cuerpo estaba frente mío, tomó su pene y lo puso sobre mis dientes «Abre la boquita» dijo mientras se masturbaba, abrí mi boca e introdujo el miembro en mi boca, quise tomarlo con mi mano, pero agarró mi mano y lo movió: «Voy a coger tu boca, respira muy profundo…» la sonrisa de su cara me dió miedo y exitación al mismo tiempo. Comenzó a mover su pene dentro y fuera en mi boca, como si de un culo se tratase. Puse mis manos sobre su cadera presionando luego sus hermosas nalgas. Juan puso sus manos sobre mi cabeza y comenzó a moverse más rápido. Me costaba respirar, pero ver a Juan disfrutando me hacía sentir deseado. Empezaba mi reflejo de vomitar y mis ojos lloraban de los movimientos y el pene dentro de mi garganta «Ufff» decía Juan evitando gemir muy fuerte.
De repente, escuchamos como unos chicos entraban al baño, mientras tenía el pene en la boca miré a Juan por alguna reacción. Juan me miró y puso su dedo en su boca dándome la señal de silencio. Sacó su pene y se agachó a darme un beso y me susurró en el oído: «Respira profundo, quiero que te tragues todo» yo solo asentí y volvió a poner el pene en mi boca. Comenzó a moverse más rápido cogiéndo fuertemente mi boca, empezó a gemir despació lo que me mostró que ya iba a venirse. Se movía más rapido hasta que sentí lo caliente de su esperma en mi garganta, tragaba cada eyaculación que daba. Sacó el pene dejando la cabeza en mi lengua, se masturbaba dejando un poco de su semen en la punta de mi lengua, se agachó tomando mi mentón y me dió un beso muy profundo. Su saliva juntándose con su semen y mi saliva fue un beso más que intimo. Me paré y seguimos dándonos besos.
«Tu boca es mejor que la de Karla» dijo mientras me besaba. «Ahora sigues tú» me desabrochó mi pantalón y sacó mi pene. Al principio me sentía incómodo por ver mis genitales, pero el tomó mi pene y comenzó a masturbarme muy fuerte. Fue inevitable sentirme muy excitado. Puso su cara cerca de la mía, lo que sentía su respiración dentro de mi boca, me miraba fijamente mientras intentaba sacarme toda la leche con su mano. De repente, comenzaba a sentir como mi semen quería salir en explosión. Juan puso su otra mano sobre mi glande para recolectar todo mi semen. Me vine sobre toda la palma de su mano, mientras que Juan mordía sus labios. Acercó su mano sobre mi boca e hizo que tragara todo mi propio semen.
Juan me dió un beso en mi cuello, a lo que me dijo «En la próxima, te voy a embarazar como no tienes idea». Comenzó a subir sus boxers y su pantalón. «Saldré yo primero y luego tú ¿ok?».
Yo todavía seguía con mi pene palpitando ante tal momento de placer sin igual. Lo dificil, fue regresar al aula y ver a Juan hablando con sus amigos como si nada, mientras yo sentía que caminaba en el aire y mi quijada me dolía. Tomé una menta que tenía en mi mochila por cualquier rastro de olor. Lo más dificil, fue saber que 1 semana después que Juan me ignoraba, había regresado con Karla. Al principio me decepcionó, pero al menos me comí a un supuesto hetero, que aunque me tomó como despacho, fue un momento memorable.
gran relato como sigue
Falto el sexo en casa de uno que si sean novios