Mi esposa me descubrió siéndole infiel, pero con un hombre.
Su esposa lo encontró mamando y posteriormente dejándose dar por el culo por otro hombre..
Lo que voy a contarles, me sucedió hace varios meses, estaba siendo penetrado por el culo por uno de los peones de la hacienda, cuando mi esposa nos ha descubierto.
Mi esposa y yo llevábamos unos pocos años de casados, y hasta esos momentos nunca habíamos tenido ningún problema serio, ya que aparte de ser contable, también soy propietario de varias haciendas, por lo que económicamente puedo decir que estábamos bien.
Pero para mantener el tren de vida que regularmente llevamos, debo ir a supervisar las fincas, aunque regularmente iba solo, pero en ocasiones mi esposa me acompañaba.
Y fue en una de esas ocasiones que me sucedió lo que me sucedió, me encontraba en el área de los silos, revisando la cantidad de alimento para las reses, acompañado por uno de los peones de esa hacienda, todo transcurría de manera normal, pero ya después del mediodía, debido al exceso de calor, dicho peón se despojó de su camisa, quedando con todo su torso al descubierto.
Yo la verdad es que aun después de casado, en múltiples ocasione he tenido encuentros íntimos con muchos hombres, pero claro está sin que mi mujer, ni mis amistades o parientes se enterasen.
En esas ocasiones, siempre he adoptado un papel pasivo, pero todo lo que he hecho, ha sido de manera extremadamente discreta, pero al ver a ese peón, me di cuenta de que su fibroso cuerpo, capturaba por completo mi atención.
No es que él fuera un míster universo ni nada del otro mundo, más bien se puede decir que es el tipo de hombre común y corriente, aunque con un cuerpo muy bien desarrollado, en ocasiones mientras él movía los fardos o sacos de alimentos, me le quedaba viendo, sin razón ni motivo alguno, sin yo mismo darme cuenta de ellos y al parecer él sí se dio cuenta de eso.
Ya que en más de una ocasión lo observé, como se agarraba provocativamente su instrumento, oculto bajo la tela de su pantalón, haciendo que, de una forma u otra, yo me quedase viendo fijamente su gran bulto sin poder retirar mi vista de su bulto.
Ya a eso de las dos de la tarde, nos detuvimos a refrescarnos un poco, mientras conversábamos, caminando por el área de los silos, viendo lo que nos faltaba por terminar de contar, cuando sin vergüenza alguna, él se ha bajado los pantalones hasta las rodillas y dejando por completo al descubierto su verga y sus paradas nalgas, para ponerse a orinar prácticamente a mi lado.
Por lo general soy una persona bien juiciosa y controlada, en lo relacionado a tener sexo con desconocidos, mientras él orinaba se me quedó viendo y jugando con su verga entre los dedos, sonriendo me preguntó descaradamente “¿Patrón se atreves a tocármela?”
Yo me quedé como hipnotizado viendo su gruesa y larga verga, sin detenerme a pensar en lo que estaba por hacer, alargué mi mano y con ella agarré su caliente miembro.
Por unos instantes, ni él ni yo dijimos una sola palabra, mientras que yo de manera confianzuda se lo comencé a jalar de manera seguida, masturbándolo ricamente, al tiempo que mi boca buscó la suya y quedamos unidos por un fogoso beso de lengua, hasta que, al separarse ligeramente de mi boca, le escuché preguntarme “¿Si quieres, podemos aprovechar ahora que estamos solos?”
De inmediato pensé en mi esposa, pero se encontraba en la casa de la hacienda, y ella ni idea tenía donde yo me encontraba, así que después de pensarlo, le dije que sí.
Nos fuimos al almacén, donde se guardan los alimentos ensilados, y hay un pequeño baño con ducha y lavamanos, apenas llegamos allí, sin demora me bajé y me quité los pantalones, pero de inmediato le pregunté a él, sí le agradaría que le diera una mamada para que entrara en calor.
Como es algo que en múltiples ocasiones he tenido que hacer, pero antes de llevar su verga a mi boca, yo mismo se la lavé con agua y jabón, y en ese proceso, me di cuenta de que comenzó a ponerse más dura entre mis dedos.
Sin demora me agaché frente a él, aún mantenía agarrada su verga entre mis dedos, jugueteando con ella, saqué mi lengua y comencé a pasarla sobre su colorado glande, continué de inmediato lamiendo el resto de su largo tallo, para después dedicarme a chupársela como es debido.
A medida que succionaba casi todo su miembro, fui sintiendo como de manera rápida se puso aún más duro y bastante firme dentro de mi boca, con mis dedos no dejaba de acariciar sus peludas bolas, al tiempo que cabeceando seguía chupa que chupa.
Al levantar mi mirada, vi como él me observaba con aire de superioridad, cosa que la verdad no me incomodó, ya que eso mismo me ha sucedido con otros fugases amantes que he tenido.
Mientras le daba una buena mamada, por mi parte yo mismo comencé a masturbarme, para también ir entrando en calor, pero después de un corto rato, sacando toda su verga llena de saliva de mi boca, le dije. “Ya está listo, no perdamos tiempo.”
De inmediato, busqué apoyo sobre una de las pacas de heno, incliné mi cuerpo hacía adelante, y separé mis piernas, acto seguido, se ensalivó los dedos y lentamente me los fue introduciendo dentro de mi culo, luego acercó la cabeza de su miembro al centro de mis nalgas, y con la facilidad que da la práctica, comencé a sentir como sabrosamente su sabrosa verga comenzaba a abrirse paso entre mis nalgas.
Gracias a la saliva, la penetración inicial no fue tan dolorosa, sus fuertes manos, me tomaron por las caderas, y con un ágil movimiento de sus caderas, terminé por recibir todo lo largo de su verga dentro de mi cuerpo, en esos instantes disfrutaba de una de las cosas que más me agradan en el mundo, el tener a otro hombre clavándome por el culo.
Así que al tiempo que él me lo empujaba, seguí masturbándome, como en muchas otras ocasiones, el placer que sentía era sencillamente tremendo, a medida que me apretaba con fuerza masculina contra su cuerpo, yo apretaba mis nalgas contra el cuerpo de él, con el firme propósito de sentirlo mucho más dentro de mí.
El olor que había en el ambiente me tenía embriagado, olía a sudor de macho, su boca y lengua jugaban con mis orejas, mientras que yo deleitándome cerraba mis ojos buscando sentir mucho más placer, cuando de momento en los instantes en que mi amante comenzó a mordisquearme el cuello y darme mucho más duro por el culo.
En una de esas al voltear mi cabeza en dirección a la puerta, vi parada a mi mujer, en compañía de la cocinera que nos observaban, sus ojos que parecían que se fueran a salir de sus orbitas y permanecía con toda su boca bien abierta, sujetándose del marco de la puerta.
Quizás pude ponerle fin en ese mismo instante, pero lo cierto es que no pude, o mejor dicho no lo quise hacer, aunque me moría de la vergüenza, seguí moviendo mis nalgas fuertemente contra el cuerpo del peón que me tenía bien clavado.
Él de seguro mantenía los ojos cerrados, por lo que no se dio cuenta de la presencia de mi esposa, hasta el mismo momento en que se vino dentro de mí.
En ese instante rápidamente, se separó de mi cuerpo, al tiempo que mi mujer bastante indignada, dio media vuelta y se retiró, en compañía de la vieja chismosa de la cocinera, y sin decir una sola palabra, cuando salí del baño, pensé que no volvería a ver a mi mujer, más nunca.
Pero me equivoqué, ella me esperó sentada en la sala de la casa de la hacienda, sin decir palabra, fue cuando traté de comenzar a hablar con ella, pero apenas había comenzado, me preguntó. “¿Por qué no te callas?”
De inmediato me continuó diciéndome. “Ten por seguro, que de no ser por el tiempo que llevamos viviendo juntos, y que si nos divorciamos todo perdería su valor, te mandaría al mismísimo infierno ya mismo, no sé ni me interesa, las excusas que quieras darme, mejor te las guardas para quien te las pida.”
“Lo que estabas haciendo con ese tipo, no es de mi incumbencia, pero lo que sí te digo es que, de ahora en adelante, ya no eres mi marido, puede que la rabia que tengo ahora se me pase, y que nos volvamos acostar juntos, pero eso que me has hecho no tiene perdón, así que de seguro no te puedes molestar, si yo te pago con la misma moneda, y con quién y cómo se me antoje.”
Consecuencias de mi desliz, mi esposa se ha convertido en una mujer extremadamente liberada, o mejor dicho libertina, yo la verdad es que no tengo la fuerza moral, como para recrimínale nada en lo absoluto, y aunque le he jurado que eso fue algo pasajero, que no sé qué fue lo que me pasó, que no pude evitar que sucediera, hasta le inventé que el tipo ese me había golpeado en la cabeza para luego aprovecharse de mí.
Cuando comienzo a decirle esas cosas, me brinda una sonrisa, me da un beso en la frente, para después decirme. “Mariquita, te agarré con una verga dentro de tu culo, en ningún momento quisiste detenerte. Además, cuando llegué con la cocinera a ese sitio, tú se lo estaba mamando, y le dijiste a tu amante. Ya está listo, no perdamos tiempo. Eso quiere decir que a ti te gusta mucho, que te den por el culo, como lo estaba haciendo ese tipo. Así que no me salgas con el mismo cuento.”
Por lo que, desde ese momento, ella hace su vida y yo la mía, ya que no se quiere divorciar porque al fin y al cabo soy yo quien produce el dinero que ella gasta, y me dijo que, si nos divorciáramos, es cierto que ella recibiría una buena cantidad, pero pronto se le acabaría, así que prefiere quedarse como estamos, y yo también.
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