MI FANTASÍA VER COGER A MI ESPOSA
Durante días estuve pensando el asunto y llegue a la conclusión que convencer a mi esposa de un intercambio sería tarea difícil y por otra parte encontrar otra pareja que estuviera dispuesta a compartir con nosotros era algo totalmente desconocido pa.
Después de veinte años de casados nuestra vida sexual había caído en total monotonía. No sé si por culpa de mi vida profesional o porque nos conocíamos demasiado y no alimentamos la pasión con cosas nuevas. Fue en esta época, que comencé a entrar a Internet navegando en sitios donde encontré historias y videos que me excitaron. Tal vez en los años anteriores las ocupaciones no hicieron tan evidente esa monotonía pero ahora que nuestros dos hijos habían crecido y estudiaban en el exterior nos quedaba bastante tiempo libre con mi esposa y no aprendimos a aprovecharlo.
No obstante, no me puedo quejar que años atrás los dos disfrutamos de muchas fiestas y nuestra intimidad fue buena en la medida de las circunstancias, pero ahora era necesario hacer algo para salir de la monotonía y entre videos y relatos eróticos me encontré con situaciones que comparten las parejas y para nosotros eran desconocidas, una que me excito muchísimo fue el tema de intercambio de parejas.
Durante días estuve pensando el asunto y llegue a la conclusión que convencer a mi esposa de un intercambio sería tarea difícil y por otra parte encontrar otra pareja que estuviera dispuesta a compartir con nosotros era algo totalmente desconocido para nosotros.
Y hace algo más de dos meses una noche me convencí que mi esposa aún disfruta del sexo, ella tiene 42 años, y como les decía esa noche la luz de la habitación estaba apagada y yo navegaba en internet en mi Ipad y ella supuesta estaba dormida. Como a las diez de la noche cerré mi sesión y al acomodarme bajo las frazadas mi esposa se pego a mi cuerpo y llevando mi mano a su vagina me insinuó que la acariciara. Yo desde luego accedí de inmediato hasta que ella alcanzó su orgasmo y al terminar me pidió que yo lo hiciera, ella separó sus piernas y yo me subí sobre ella y disfrute de un momento normal de sexo, ya que no habían existido preliminares.
Como esta situación en los últimos años no se había presentado, entendí que mi esposa aun disfrutaba de la intimidad y esto me puso a pensar en los días siguientes. A lo anterior se sumo el hecho que yo tenía muy claro que cuando mi esposa consumía licor era seguro que deseaba disfrutar del sexo, desde novios siempre fue así.
Yo seguía con mil ideas que me daban vueltas en la cabeza y en algún momento se me ocurrió que si no era posible un intercambio, ver a mi esposa coger con otro, era otra alternativa de excitación. A nuestra edad aquellos ideales juveniles tales como que la esposa era intocable por otro hombre, eran un tema superado. Sin embargo allí nació otro problema, a quien escoger como candidato para no crear después un problema.
Pasando los días, una noche mi esposa comentó que la hermana menor se iba a visitar a sus padres por dos semanas y el esposo se quedaría solo trabajando y pensé que allí había una oportunidad. Yo sabía que el cuñado de mi esposa es bastante mujeriego aunque esto solo se sabe en el circulo de los amigos y recordé que una vez hace tiempo lo vi observando a mi mujer con ojos de deseo, pero me autocensure pensando que eran cosas de mi imaginación. Entonces creí que era un buen candidato, ya que siendo el cuñado de mi esposa tenía que ser discreto si algo llegaba a suceder. Así que cuando se quedo solo le sugerí a mi esposa que lo invitáramos a cenar el viernes siguiente, para esa fecha ya habían pasado dos meses sin que hubiera existido sexo con mi esposa, y esto acompañado de una buenas copas de licor podría sería el coctel de la oportunidad que estaba esperando.
Mi esposa como aun es joven le gusta usar falda a media pierna, lo cual la hace ver muy sensual y ese día no fue la excepción. A eso de las 7 de la noche llego el cuñado cenamos algo sencillo y luego pasamos al estudio a disfrutar de unas copas. En principio el se negó porque debía conducir de regreso a su casa, pero lo convencí que había una habitación disponible y se podía quedar y entre pasar una buena velada o irse solo a su casa, aceptó mi propuesta.
Desde las ocho de la noche comenzamos a compartir copas y yo me ocupe de mantenerles llenas las copas a mi esposa y a su cuñado y esto hizo que ellos se fueran desinhibiendo. A media noche, tuve claro que ellos eran muy vulnerables a no controlar sus actos y aprovechando la música se me ocurrió bailar con mi esposa, procurando que su cuñado la observara de arriba abajo y pronto mordió el anzuelo y cuando esto sucedió le propuse que bailara con ella mientras yo traía algo de la cocina.
Entre ellos siempre existió muy buena empatía lo cual se abonaba al momento y no tardaron en bailar rozando sus cuerpos, yo observaba esto desde la cocina y demoraba mi regreso para que ellos se calentaran. Así que a la una de la madrugada, mi esposa y su cuñado estaban tan compenetrados que sentí que mi presencia no importaba, se hacían bromas, se abrazaban, y el aprovechaba cualquier oportunidad para deslizar sus manos por alguna parte del cuerpo de mi esposa, como sus piernas, su cola o los senos. Yo poco participaba pero los alimentaba a que siguieran en aquella cofradía y cuando creí que era el momento les dije que me disculparan un momento que me había pasado de copas y me fui a mi habitación. Minutos después vino mi esposa a preguntarme cómo me sentía y por respuesta solo le di un ronquido para que entendiera que estaba dormido.
Ella me cubrió con una frazada y al salir cerró la puerta, yo espere unos minutos y luego me levante sin hacer ruido, aunque tenía a mi favor el sonido de la música, pronto los vi a través de un espejo que nuevamente estaban bailando, sus pelvis con frecuencia se rozaban gracias al aporte de los dos.
Cuando no era ella, su cuñado lo hacía y viceversa. Hasta ese momento, todo era apenas insinuaciones de ligue, sus mejillas estaban pegadas y sus ojos cerrados como disfrutando el momento.
De pronto mi esposa le dijo que la esperara un momento, imaginé que tal vez iría al baño y para evitar el encuentro regrese a mi habitación y ella nuevamente entro a la habitación y volvió a preguntarme cómo me sentía y el ronquido de respuesta creo que la dejo satisfecha, regresando al estudio.
Igual que la vez anterior deje pasar unos minutos y volví a observar que pasaba con ellos. Esta vez estaban parados uno frente al otro y el cuñado la tenia envuelta entre sus brazos y hablaban entre susurros muy pegados al oído el uno del otro, por eso no podía saber qué se decían. De pronto vino lo inesperado y esperado, un primer beso muy suave y a continuación otro que duro varios minutos y al pasar el tiempo fueron acompañados con caricias de parte del cuñado hacia mi esposa en sus nalgas y en sus senos. El hielo se había roto y ella sabiendo que yo estaba profundamente dormido acepto las insinuaciones de su cuñado y fueron avanzando en un encuentro que paso a paso los llevo a lo que yo quería ver.
Las caricias iniciales por encima de la ropa cambiaron a roces directamente sobre la piel y así llego a los senos de mi esposa los cuales acaricio y beso como quiso, luego sus nalgas apretándola de paso a ella contra su cuerpo para que sintiera su verga erguida y ella también se animo a bajarle el cierre del pantalón y buscar su verga y dándose mañas la saco al aire, y en ese instante me di cuenta del enorme tamaño de miembro que el tenia, que frente a la mía era fenomenal, nunca imagine algo así.
Definitivamente, todo se fue sucediendo con velocidad, los besos las caricias y ahora el retiro de las prendas que incomodaban desaparecieron de sus cuerpos como los pantys de mi esposa. Pronto el cuñado teniendo a mi esposa sin pantys la hizo sentar y separándole las piernas le subió la falda y le dio una sesión de sexo oral que ella disfruto a rabiar hasta alcanzar su orgasmo. En medio de su alicoramiento no media el tono de sus gemidos y menos cuando alcanzo el orgasmo.
Habiéndose ella recuperado su cuñado se acomodo en medio de las piernas de mi esposa y acercando su verga a la vagina de ella la lubrico en los flujos de mi esposa y la dejo justo a la entrada para empezar lentamente a penetrarla. En ese instante sentí una erección total, era el momento que tanto había deseado, ver la verga de otro entrando a la vagina de mi esposa.
La penetración continuo y mi esposa comenzó a quejarse y le dijo… la tienes demasiado grande, por favor despacio y el con toda la paciencia siguió empujando hasta llegar a las tres cuartas partes dentro, se detuvo y a continuación empezó un mete y saca que elevo la excitación de mi esposa y volví a gemir como antes y en la medida que entraba y salía la verga de su cuñado la penetración fue mayor hasta llegar a chocarse sus pelvis, fue allí cuando los dos estaban en la cima y el le dijo… me corro, me corro, uhmmmm y ella le pidió que lo hiciera dentro de su vagina, quería sentir todo el placer del momento.
Pasado ese instante, los dos quedaron inmóviles sin despegarse y cuando ya se recuperaron del esfuerzo se separaron, ella le pidió que se fuera a su habitación antes que yo pudiera despertar y mi esposa se fue al baño auxiliar a borrar los recuerdos que le había dejado su cuñado.
Cuando llego a nuestra habitación se puso su pijama y se metió bajo las frazadas yo me acerque a ella y la abrace, enseguida me pregunto… estas dormido? Y le respondí… estaba, pero con tus gemidos del orgasmo que tuviste con tu cuñado me desperté. Ella se quedo muda y como yo no me podía dormir con aquella tremenda erección, le saque el pijama, me subí sobre ella y comencé una penetración que fue muy fácil gracias a la tremenda lubricación que ella aun conservaba y no pasaron más de dos minutos antes que explotara dentro de ella. Me quede sobre ella hasta que mi verga se recogió y luego me deslice a su lado y me quede dormido. Han pasado quince días y hasta hoy no hemos hablado del tema, ya llegara el momento.
Exitante historia