MI INICIO CON UN NIÑO 03
Continuación del primer relato y el tercero, ahora sí cuento la noche de placer que viví con un niño en una fiesta hace más de treinta años, cuando yo era casi mayor de edad y un niño superdotado me consuela en una fiesta cuando su hermana se llevó a mi chico, historia real.
MI INICIO CON UN NIÑO 03
Sigo mi relato a la vez que me masturbo viendo a mis familiares teniendo sexo, desde peques estos niños no han dejado de follar consentidamente, eran animalitos llenos de energía, seguían teniendo sexo como si fuera para lo único que han nacido. Los veo y rememoro mi historia, cómo comenzó mi historia con los niños, aquella lejana noche en la que vi al chico que me gustaba en una orgía con mis compas de clase, dos morenas altas, al lado de dos hermanos rubios que se robaron todas las miradas de la fiesta, rememoro dichas épocas lejanas. Agarro mi laptop, no debo permitir que se caiga, pues es especial, ha sido tomada por un sistema operativo que elimina toda la información problemática y las descargas que las páginas diversas realizan en el dispositivo. Se llama Tails OS, sistema operativo útil para las que amamos el amor como yo, no guarda claves, historial o números telefónicos, solo usa tor browser para navegar en la clean web y salvarme de lo que suceda en las páginas peligrosas que mi hijo me obliga a visitar para saciar algunas de sus necesidades básicas. Por lo tanto es un aparato bastante seguro y no lo quiero malograr, considerando que si eso sucede tendría que llamar a mi vecino, no el que ayer fue jodido por mi hija y está agotado, otro vecinito y ahorita no tengo ganas de eso, yo no sé tanto de computadoras, por lo que me mantengo al tanto gracias a alguien que se encarga de revisar esas cosas, yo solo sé lo que me enseña esta persona y lo que me recomiendan los otros amigos que viven en otros lugares lejanos. Obvio comunicándome usando un correo seguro que no te rastrea el número de celular o la ubicación geográfica, uno que se busca en el tor browser y que difícilmente va a ser capturada por las grandes empresas, aunque sí puede ser atacada por los ultra envidiosos, pero eso no sucede tan seguido, a diferencia de tu correo o app de mensajes popular que siempre son observados y saben de tus gustitos y perversiones gigantescas que no le has dicho a nadie. No podría poner en peligro a mis nietos si alguien se enterase de mis prácticas perversas con ellos, son felices conmigo y tienen ganas de seguir explorando y seguir disfrutando, solo yo les daría lo que necesitan, no como otras personas que sé que los “salvarían” para seguir alimentando el odio hacia y nosotros y usarlos sin su consentimiento para algún fin sexual.
Pienso en lo pasado, esa fiesta, recuerdo mis sensaciones en la solitaria habitación, el ver al chico que me gustaba con estas chicas, yo no lo pude soportar, estaba demasiado triste pero no estaba segura de la razón por la que no me fui, me metí a una habitación, un niño de siete años se metió conmigo y me comenzó a seducir, ese niño diminuto se atrevió a tanto a pesar de su edad pero no me indignaba, seguí allí a su costado. Se acerca y me acaricia, ¿cómo era posible que su pene fuera así de grande?, magnífica, era lo que necesitaba en ese momento, verlo me emociona, beso su pecho, sus labios, toco su pene, el cual era gruesito, tres centímetros y medio, algo así, lo había calculado después. Nos juntamos y nos besamos, se acerca y toca mis caderas, quiere que me quite la zona de abajo, me quito las prendas y se las entrego, las tiramos al costado, babeamos nuestras bocas, nos tocamos todo, era un niño y me estaba convirtiendo en una pervertida mayor, acaricio ese lindo miembro viril, grande, grueso para mis antiguos estándares. Nos terminamos de desnudar, solo quedaban unas prendas en nosotros y me acuesto en la cama, quería reaccionar y hacer lo correcto, irme, no tener sexo con alguien de esa edad, teníamos diez años de diferencia, pero no pude, lo intento, es inútil, acepto mi actual perversión, me dejo llevar, cojo su pene de tamaño promedio para un hombre, lo sacudo, me acerco y le doy unos besitos, no era común hacer sexo oral pero sí le doy unos besitos, beso sus huevos, masculinos, viriles, de un hombre, en el cuerpo de un ser pequeñito. Beso sus genitales, acaricia mi cara, trata de llegar a una de mis tetas para magrearlas pero se le hace imposible, es muy peque, sus bracitos no llegan por lo que agarra mi cara y la junta a su entrepierna, no me ofende, le dejo meter su cabeza en mi boca, lamo un poco ese glande hinchado, su miembro erecto late con deseo, meto algo más en mi boca, el peque insiste y quiere ponerla toda, no entrará si sigue con esas tonterías, sigue. Me agarra del pelo, pero suavemente, agarro su pene con una mano, ese pedazo de hombre entre mi boca y mi mano se retuerce y recibe mis caricias, empuja con fuerza y eyacula en mi boca, un chorro bien dentro y otro en el límite de los labios, suelta todo ese fluido, pero no se detiene con dos, el tercero cae a mi nariz y barbilla, y el cuarto a mis pechos. Soltaba bastante líquido el pequeño, no pensé en su corta edad, vi un pene grande soltando chorros de jugo blanco, me excité demasiado, no pude creer lo que estaba mirando, abrí las piernas de forma instintiva, la crema espesa humectaba mi piel, suelto el segundo chorro que cayó en mis labios, cae por mi vientre, el primero se queda en mi boca, me trago sin querer la mitad, la otra se queda en mi lengua, sintiendo el sabor, medio dulce, medio ácida. Muerdo mi labio, boto un cuarto del chorro y me deleito con el otro, un poco en mi boca para tener la verdadera sensación de ese elixir infantil entre mis papilas gustativas, tiemblo, me excito, escucho los bufidos del niño son fuertes ahora, su clímax lo deja sudado, yo me miro y me deleito con la cantidad de leche en mi cuerpo. Calculo y comparo con mis hombres, comparo con lo que viví en mi vida y lo que vi en la cara de una amiga cuando un chico eyaculó en su rostro y la dejó toda pringosa, lo que recuerdo de semen es ligeramente inferior a lo que el niño me ha dado en su corrida monumental hace solo unos segundos.
Marina. Niño, ¿qué eres?
Paquito. Mamá, no has visto nada.
Se inclina hacia mí, me besa, respondo, pasa su mano por mi vulva, soba mis órganos sexuales externos, gimo levemente, no se asusta, sabe lo que ese sonido significa y sigue su avance, baja los dedos, estimula mi zona íntima, me agito en sus manos, toca mi clítoris y no puedo resistir, tiemblo. Disfruto de lo lindo, abro mis piernas, sobo mis senos, pellizco mis pezones con el jugo masculino, untando, poniéndome cada vez más sensible, mi niñito baja su cabeza a mi seno derecho, pone toda la areola en su boca y la sorbe con furia, yo me descontrolo, agarro su mano y lo obligo a seguir moviendo su mano rápidamente. Muerde un poco mi pezón, yo me muerdo el labio, cojo con una mano su cabeza, asfixiándolo como mejor puedo, respiro más fuerte, afuera hay una fiesta pero no me interesa para nada, yo tengo mi propia fiesta adentro, abro las piernas para facilitar su accionar, cierro los ojos, me mareo en el placer que un niño me está dando. Suelto unos fluidos transparentes tras las contracciones sentidas gracias a los dedos del chiquito, me relajo levemente, mojo las manos del peque, ahora están más resbalosas, mueve más rápido, me hace retorcerme, muerde mi teta, no me importa, agarro con un dedo una gran gota de esperma preadolescente, me la meto a la boca, degusto, pruebo, me lo trago, sabe delicioso. Sonrío, pruebo líquido, lamo mis labios, aprieto mi otra teta, suelto jugo, me retuerzo, tiemblo, grito, gimo, me electrizo, doy un alarido de placer, me vengo finalmente. Me echo en la cama, mis piernas tiemblan, respiro con profundidad, miro hacia el techo, no lo puedo creer, he tenido un orgasmo provocado por un niñato, era imposible, me había vuelto una pervertida, no era algo normal, trato de serenarme, siento que alguien toca mis rodillas y hace una a un lado, yo me dejo, sigo respirando profusamente y me abandono, no puedo más. Cierro los ojos, paso una mano por mi abdomen y me acaricio, me unto de semen de niño, cómo era posible que uno soltara tanta leche, cómo podía tener tanta carne en sus genitales externos, no lo entiendo, cómo es que tenía tanta experiencia, hago mi cabeza a un lado, me acomodo, siento mis piernas abrirse, siento una lengua en mi chocho, sonrío, es delicioso, me dejo hacer como él quiera, que me use. Abro la boca, la lengua, termino de lamer la baba a mi alrededor, paso mi mano con esperma por los labios y pruebo de nuevo, su semen era embriagante, era un niño y me estaba gustando, cómo podía tener esa capacidad, esa experiencia, seguro sus hermanos le habían dicho todas esas cosas, que respondiera a las mujeres que quisiera seducir, que moviera su mano de esa manera, que mordiera teta a gusto, era un ser extraño y pervertido, yo estaba emocionada, no podía comprender nada de lo que estaba pasando.
Marina. Uhmm… uhhmm, ahhh…
Este peque me estaba lamiendo el chocho, su lengua se movía abajo, arriba, al costado, alrededor, experimentaba su rango de acción, hacía piruetas con la lengua, seguro experimentada tras lamer a su hermana y a su madre, supongo, pero no pienso en ese momento, me dejo hacer como el chico decida, abro las piernas, las cierro, el vaivén de emociones es elevado, gozo, cierro los ojos, la electricidad sigue recorriendo mi cuerpo, el placer inmenso, oleadas de jugo, lubricación. Pruebo más leche de preteen, aunque con esos huevos y esa tocha no creo que lo sea, capaz sea uno de esos niñatos que crecen rápido en la niñez y se quedan chatos pero musculosos y con una verga de tamaño llamativo, son un éxito rotundo en la niñez y adolescencia, tienen sexo con niñas grandes y con adolescentes, pero después son bastante normales cuando crecen, aunque tal vez medio pervertidos. Será este peque uno de esos, qué me interesa, gozo de lo lindo, fantaseando con el chico, pensando en un hombre gigante, me estremezco, sin saberlo el placer se incrementaba a cada momento, toco su cabecita, magreo una de mis tetas, mezclando su baba, la mía y su esperma. Repentinamente incrementa sus lamidas, se hacen más fuertes y rápidas, suelto jugo en su cara, sale un poco de la crema que a veces sale de mi chocha cuando me hago la paja cuando pienso en cosas pervertidas, en miembros viriles de gran tamaño o en vergas negras penetrando a mis amigas, como una vez vi escondida en el patio de entrenamiento del colegio. Me excito recordando los momentos y dejo mi libido actuar, de pronto siento el peso de un niño de cincuenta kilos o menos, se pone encima de mí y agarra mi clítoris y mi teta, masajea, yo me dejo como era obvio, soltando jugo en la cabeza de su miembro viril que se deleita en la entrada de mi concha, el niño quiere entrar, no importa, yo le dejo, se lo permito. Va de un lado a otro, como si quisiera entrar de golpe pero no puede, yo no me quejo, lo dejo hacer, como si fuera él el experimentado y yo la novata, que el pequeño haga como crea, su hermana le habrá enseñado bien, no le voy a negar eso, dejo que haga según su voluntad, al final frota su pene en mi vulva, provocando la fricción entre mis jugos y su falo, me quiere dar otro orgasmo, el muy cabrón lo intenta, se pasa este hijo de vecino, sabe su juego, sabe que me tiene que tener contenta. Le permito hacer todos sus movimientos, pajea mi clítoris, pellizca mis pezones que están demasiado duros y grandes, arqueo el cuerpo, la cabeza, me estremezco, me vuelvo loca de placer, hasta que finalmente el niño se pone más intenso y soba mi clítoris con sus dedos, deja de tocar mis tetas e ingresa sin permiso a mis labios menores, yo le dejo, le doy permiso pero igual sigue entrando, su pene de unos quince centímetros ingresa en mí, tiemblo, no he visto esto antes.
Paquito. Tu vagina es como la de mi hermana, gimes como una de mis tías, mmmmm, y encima te pareces a mi mamá.
Marina. ¿Qué, a tu maamaáahhh?
Paquito. Ahhhhhh.
Ingresa su miembro viril, llenando mis paredes que estaban demasiado contraídas por la nula penetración hasta el momento, pero el niño soluciona esto, se mete cada vez más y empuja, su pene estaba demasiado duro para entonces, no lo puedo soportar y grito, no era la más grande que hubiese visto, pero era lo suficiente para hacerme temblar, si pensaran que es de las más pequeñas ahora, pero entonces en el siglo pasado fue la auténtica maravilla, gozo. Disfruto con sus intentos de hacerme su mujer, penetra la mitad del miembro viril, sigue, lo aprieto con mi vagina, no se rinde, empuja, llega a penetrar todo, me mete hasta que las hermosas gónadas masculinas impactan en mi piel, ahora empieza el mete saca, sigue tocando una teta, yo me toco la otra, penetra como poseso, un niño de siete u ocho encima mío, no lo creo, lo miro, su cuerpito mucho más chico que el mío se mueve con total libertad allí, es una maravilla, folla como un profesional, folla con intensidad, ahora no puedo fingir lo contrario, me excito cuando lo recuerdo, me pongo cada vez más cachonda al recordar al niño con el que me volví una pervertida, mi primer niño, el inicio, tras él vendrían demasiados. Cierro mis paredes vaginales, presa de la excitación, él lo nota y me estremece, disfruto, gozo, tiemblo, oleadas de placer inundan mi vagina, suelto cantidades de lubricante y jugo, suelto todo, me excita, me correré en cualquier momento, aguantar es imposible, solo me dedico a pensar en esto, ignoro las otras cosas, preocupaciones, un niño me está follando y haciéndome su mujer, suelto mi crema, esa que a veces sale, ahora está fuera, él la ve. Sonríe, dice que es la misma que sueltan sus familiares, yo me estremezco al oír esto, me sigue comparando con su familia, embiste y yo grito, embiste más fuerte y me da otro orgasmo, me corro, suelto líquido, crema y jugo, sus embestidas se hacen más fuertes, quiere correrse cuanto antes, un niñito de ese tamaño solo quiere sentir el placer sexual, no tiene que aguantarse y que la mujer con la que está se venga. No me importa, le digo que penetre más fuerte, que quiero ver si le queda lechita en su miembro viril, ya sé que ahí no se almacena, pero entonces decía cosas así, no era una experta en esto, era irrelevante, quería ver si se corría otra vez como lo hizo antes, empuja más fuerte, pasan los segundos, me quiere hacer de todo, me quiere hacer lo que a una hembra se le debe hacer, penetra cada vez más fuerte y se descontrola, el niño pequeño pierde la cabeza, pierde el control. Sujeta mi teta y le da una palmada a la otra, yo grito, suelto un chorro líquido, yo no sabía qué era, pero me da igual, sigo con mis mini orgasmos, vuelvo al ruedo, vuelvo a gritar otra vez presa de la excitación y el placer que un minúsculo me estaba dando, enloquezco, gimo más fuerte, no me importa lo que otros piensen afuera, me da igual, me he vuelto una pervertida y ya nada me afecta.
Marina. Ahhhhhh. ¡Ahhhhhhhh! ¡Ricccoooooo, síiiiiiiiii!
Paquito. ¡Ahhh, ahh, yaaaa! Tomaahhh…
Sale de mi vagina y comienza a soltar chorros otra vez, era un niño, cómo era posible que pudiese seguir eyaculando así, no sé cuánto habrá sido, especulo, pura imaginación, uno en la entrada de mi vagina y mi pubis, dos chorrazos hacia mi pecho y abdomen, uno a mi cara y cuello, ese sí lo sentí bien, cada eyaculación duraba varios segundos, no lo podía entender, suelto todo y libero mi vagina y extremidades. Mira su pintura en mi cuerpo y creo que se emociona él también, quiero creer eso, así que mete de nuevo su pene, ya había eyaculado un chorro en mi vulva, este se había chorreado hasta mis nalgas, lubricando mi ano el cual no sabía que podía ser usado para placeres carnales, jajaja, qué inocente era en esa época, no sabía que era el anal pero sí que me excitaba con un pequeño, era una pedófila desde los diecisiete. Termina su labor y mete ahora sí su pene en mi vagina, suelta un último chorro en mis paredes, siento el jugo soltado como un géiser, un chorro intenso dentro de mi, no puedo pensar en nada, ni en las consecuencias, pues es solo un infante, qué puede hacer, pero esta criatura no dejaba de sorprenderme, era antinatural, era una perversión de la naturaleza, un ser extraño y yo estaba allí siendo tomada por ese ser. Nos tiramos en la cama, otra vez mi pecho y plana panza eran manchadas con el elixir viril de un pequeño de siete años, respiramos con fuerza en este lugar, la cama empapada de otra persona y los dos orgasmos y clímax respectivamente de ambos amantes, era imposible, era épico, mi chico era un infante y me estaba gustando, ya miraba al chico con ojos de amor por las sensaciones que me había hecho sentir, estaba embelesada, sin embargo su pene no había decaído demasiado, se notaba su “pequeño miembro” algo flácido pero todavía con ganas de más, me miraba y miraba mis tetas, las amaba, las toca con una mano, mientras trata de recuperarse, me recuerda a Marcelo, que tras eyacular por décima vez todavía quiere seguir con la jodienda, todavía quiere seguir penetrando el culo de Brisenia y de Mónica. Ahora que lo recuerdo la similitud entre ambos se observa allí, era la verdad, era su vivo reflejo, me sigo masturbando en la actualidad pensando en esa primera vez con un menor de edad, con un preteen como dirían mis amigos extranjeros con los que me mensajeo y hablo de intensa pornografía, hasta ahora me sigo masturbando pensando en esta bonita experiencia, presa del placer, de la locura y las oleadas de electricidad que sentimos en esa oportunidad. Mientras veo a mis hijos follando todavía hasta tempranas horas de la mañana sigo penetrando mi chocho pensando en la primera vez que estuve con un niñito pequeño, la vez que me inicié, la vez que me volví una pedófila, pervertida.
Pues aunque me parecía extraño reconocerlo, en eso me estaba convirtiendo, esa era la prueba, un niñito pequeño con la erección a medio cocinar me había eyaculado dos veces en mi cuerpo, con chorros que mancharon mi lengua, boca, tetas, abdomen y vulva, con uno o dos chorros eyaculados en mi vagina, su semen infantil me imagino sin espermatozoides recorre mi cerviz, intentando llegar a mi útero. Tomo su brazo, porque quiere tocar mi teta, parece emocionado por ella, cada vez que la ve, me mira, se inclina, es pequeño a mi costado, me mira a los ojos y besa mis pezones, babeando intencionadamente, hambriento, cachondo. Se reclina un poco y me besa en los labios, su miembro choca con mi vulva, roza como si nos conociéramos de mucho tiempo, no disimula su cariño, su experiencia ha sido demostrada, quiere tocar mis labios y gozar de mi cuerpo, una criatura de esa edad con semejante deseo sexual, me besa, nos acostamos y demostramos nuestro amor, somos amantes por unas horas. Le pregunto si él de verdad ha estado con su hermana y su mamá, me dice que sí, le pregunto si lo han lastimado, si alguna vez lo han obligado a participar de estas fiestas sexuales que aparentemente realizan en su casa, él me dice que no, que todo ha sido con gran amor y respeto. Acaricio su cabeza, convencida que me está diciendo la verdad, beso su frente y toco su espalda, paseo por su cuerpo, toco su piel, él aprovecha para sorberme un pezón, dice que le encanta lo que está viendo, que le recuerda a su casa, pregunto si es verdad que le recuerdo a alguien, tal vez a su hermana, él me dice que le recuerdo a su madre. Le doy un beso en los labios, la respuesta a mi interrogante me ha encantado, prefiero demostrarle que es un buen niño que no será juzgado aquí conmigo, se ve tan lindo, se ve tan tierno, es una maravilla, es un amor este bebé, me dan ganas de comérmelo vivo, de hacerlo mío y de tenerlo en mi vagina cuantas veces quiera. Le doy cariñó, lo trato como si yo fuera su mamá, me da ternura, me emociona estar con este chiquillo, le doy todo el cariño que puedo darle, sigue besando mi teta, chupa, su erección es grande otra vez, siento qué es lo que se viene, más semen infantil en mi cuerpo, bueno, mi cuerpo aguantará otro orgasmo más si me decido a tenerlo, quiero que sea una noche para recordar, me esmeraré en que así sea, le daré tanto amor que me querrá adoptar como su mami.
Decido tener la iniciativa, me pongo encima, le ofrezco mi teta, él se decide a comerla y aprovecho para poner su pene erecto bajo mi vulva, la sobo, quiero que su miembro infantil del tamaño normal para un adulto quede atrapado entre mis labios vaginales, gruesos y poblados de vello púbico, como antes se usaba en estos lugares en estas épocas. Me pongo encima, él insiste en meterla, no dice nada, solo empuja hacia arriba, demostrando que quiere meterse hasta el útero, yo le permito meterse, me dejo caer y su pene de tres y medio centímetros de ancho tapona mi interior, lo dejo ahí tras dejarme caer, espero, pasan unos segundos y comienzo a montar, ya había hecho esto antes, pero con una polla más chica y con un hombre más grande. Muevo un poco las caderas, estimulo a mi pareja sexual momentánea, cada vez lo hago más rápido, me pongo rápida, quiero que vea mis grandes tetas bamboleando de arriba a abajo, necesito que goce con una mujer como yo, no me interesa su hermana o su madre, lo que yo quiero es hacerlo mío, mío. Pasan los minutos, él trata de tocar mis tetas, aprieta la carne, las areolas se hunden en sus dedos, su pene choca con mi cerviz por momentos, pero mi clítoris roza su pubis desprovisto de vello, él toca los míos, se ve el hambre que me tiene, toca mis caderas, trata de tocar mis nalgas, no le es fácil. Siento cansarme, ver su carita follando me enternece, me hace querer comérmelo, hacer que se quede pegado a mí para siempre, acelero y tengo otro orgasmo, liberando pequeños chorros hacia él, mojando, mi niño está durando bastante, más de cinco minutos, tal vez diez, monto a mi gusto, hago lo que puedo con mi nene, absorbo su líquido preseminal, me dedico a verlo eyacular. El niño se aguanta lo que puede, quiere correrse pero hace el esfuerzo, yo sigo con mi cabalgata, no voy a parar por nada del mundo, lo dejo agotado, lo destrozo, sin embargo la que termina agotada y destrozada parecería que es otra, insisto, lo hago gemir, toca mis caderas, mi panza y una de mis tetas, alterna tocar todo esto, bufa, siente la urgencia de eyacular como un potrillo y gime, yo lo acompaño con leves grititos, o eso creo que son. Choco con el cuerpo pelado y desnudo del infante y suelto jugos, contraigo la vagina, hago rebotar mis tetas y gimo, el pelado aprieta fuerte y grita, siento su pene hundirse más en mi cerviz y querer penetrarme el útero, siento su géiser de leche chocar contra mis paredes internas, las dos eyaculaciones previas parece que no habían sido suficientes, él tenía más en su interior que dar y lo demuestra con sendas corridas. Bota gran cantidad de semen en mi interior, bota toda la leche que tenía almacenada a pensar de dos corridas previas en menos de una hora, siento la leche corriendo en mi útero, uno, dos, cinco chorros de esperma en mi aparato reproductor, era mágico, es niño era una maravilla, era asombroso, magnífico, espectacular.
Marina. Me vas a llenar de leche, guau, qué te pasa.
Sigue corriéndose, era impresionante, rendía más que un chico negro, más que el que mi amiga se comió la fiesta anterior, este chamaco era impresionante, no dejaba de producir esencia de hombre, me excita la demasiada masculinidad de sus fluidos y me provoca soltar los míos, aprovecho lo resbaloso para seguir un poco más y suelto toda mi crema, el pubis del niño se ensucia con mis jugos, que lo haga, así lo hago hombre de verdad. Sigo un poco más calmada y me dejo vencer, no puedo más y caigo rendida ante el niño, esta vez yo lo aplasto a él tras mi eyaculación, tres corridas, quién lo diría, ni el chico con el que una vez estuve, era impresionante, gocé como una loca, gocé como una perra sexual, me tiro en la cama, mi gran trasero no puede más, él respira hondo, necesita un descanso, al igual que yo, era una experiencia única, me la dio un niño. Me echo y pasan los minutos, yo estoy medio adormilada pero pareciera que él me quiere dar unos besos en la espalda, le dejo hacer, no puedo más, semi echada de costado, semi echada boca abajo el pequeño pasa sus labios por toda mi espalda, lamiendo el sudor y probando el olor de una adolescente hormonal y tras haber tenido una sesión intensa de sexo con un menor, el niño llega a mis nalgas y da un claro beso entre ellas, no abre los cachetes, eso es lo que recuerdo. Pasa un poco más y me dice que quiere volver a ponerla dentro, yo no digo nada, estoy cansada, me pregunta si quería que él me siga dando placer y digo algo inconexo, él me dice que sí quiero tener sexo y le digo que sí, este niño estaba loco, quería seguir con la fiesta, acepto, nada más, sin embargo el pequeño abre las nalgas, abre mi trasero y comienza a lamer mi agujero anal, lo consideraba algo raro, medio desagradable pero lo dejé hacer, puesto que nadie había hecho algo parecido en mí antes y la verdad era que se sentía bien rico tras unos minutos. Siento en mi muslo la erección del pequeño, este niño es una maravilla sexual, no hay duda, parece que quiere más teta y más concha, y por lo que se siente parece que quiere otras cosas de mi cuerpo, con calma le permito hacer sus tonteras, cierro los ojos, siento las manos en mis nalgas y dejo que me roce el miembro viril de niño en mi panocha otra vez y en mis muslos, pues se entretenía con mi zona trasera. Tras ello no me consta pero recuerdo haber sido taladrada otra vez por el peque mientras estaba boca abajo, afortunadamente para mí y también para él pues se hubiese ensuciado y lo hubiese golpeado por despertarme con dolor, no me dio su verga por mi ano, sería el colmo si así fuera, le permito jugar, dormida, o eso parece pues recuerdo sus gritos otra vez seguida de embestidas lentas y profundas en mi concha, probablemente eyaculando una cuarta o quinta vez. Recuerdo al niño echarse a mi costado y decirme lo linda que era, recuerdo escuchar decirme “mamá”, recuerdo sus caricias, sus besos y sus penetraciones, recuerdo todo esto, me excita hasta hoy haber vivido todo esto, me excita recordarlo, mi primera vez, mi primera vez con un niño de esa edad, una experiencia que sin duda ha cambiado esta etapa de mi juventud, una noche que alteró a una chica, una relación y la vida de todo el pueblo en el que ahora vivo en el que he podido propagar estas ideas mías sobre perversión y cariño, un pueblo donde algunos de los miembros practicamos el incesto y la pedo, una historia que seguro les gustará y que seguro hará que tengan muchos orgasmos, que manchen todo de fluido y esperma y que espero que les dé algunas ideas para crear su futura familia sexual.
Gracias por leer hasta aquí y tengan la dicha que aunque la historia ha “acabado” por esta noche, mi historia sigue la mañana siguiente y los siguientes días sucesivos. No se olviden de valorar y de esperar a las siguientes entregas de esta pequeña saga, y tal vez de muchas otras si es que a ustedes les gusta. Si te interesa saber más qué métodos uso para estar tranquila y vivir mi vida, si quieres conversar o darme consejos de vida, me escribes a mi email sexywriter01@mail2tor.com, si no funciona busca un relato nuevo o mi perfil y usa el mail que aparece allí, si desean siguen mis otros relatos y los leen, saludos.
Excelente relato