Mi madre se rie de mi y me humilla con otro hombre.
Mi madre vuelve a follar con otro hombre delante mía. Me hace sentir muy humillado. .
De nuevo llegó el día de la usual visita a solas de mamá. Fui a recogerla a la estación de autobuses como de costumbre. Mi madre llegó en el bus de las 4 de la tarde y esa vez se iba a quedar a dormir en casa, para regresar a la suya al día siguiente. Cuando íbamos hacia casa paramos a tomar café en una terraza que estaba bastante animada. Nos sentamos en una mesa y pedimos los cafés y también dos gintonics. Nos pusimos a hablar de nuestras cosas y la tarde fue avanzando. Terminamos las copas y como estábamos a gusto pedimos dos más.
Mi madre y yo disfrutábamos de nuestra charla íntima y la cosa se fue caldeando poco a poco. Estaba radiante a sus 60 años. Y más que se caldeó cuando me percaté de que ella no pasaba desapercibida. Había en la terraza varias mesas ocupadas y en algunas de ellas los hombres que la ocupaban no dejaban de mirarla. La verdad es que mamá está de muy buen ver y es lógico que despierte ese interés en los varones del entorno.
Tengo que decir que ella venía guapísima como de costumbre. Su cuerpo resaltaba mucho dentro de ese vestido apretado que traía puesto, sus piernas y sus pechos no pasaban desapercibidos. Además, es tan guapa que es lógico que esas cosas ocurran. A mí esas miradas masculinas me ponían muy celoso, pero a la vez me estaban excitando. Debe ser por ese morbo oculto que tengo de excitarme con roles de cornudo o de marido humillado, de los cuales he disfrutado mucho en mi vida.
Terminamos las copas y nos dirigimos a casa. Al llegar soltamos sus pertenencias y nos fuimos al sofá juntitos. Mamá se había percatado de que las miradas que había recibido de esos hombres me habían puesto celoso, pero a su vez sabía que habían despertado en mí algo inusual y novedoso en nuestra relación. Y como es una mujer inteligente supo utilizarlo.
Recuerdo que nos sentamos en el sofá tras servirnos otro par de copas. Mi madre enseguida comenzó a morrearme y a bajarse los tirantes del vestido. A su vez subía su falda lo suficiente como para que sus piernas quedasen a la vista, es decir, a mi vista. Mamá entendió el poder que tenía sobre mí. No siempre el dominante era yo, también había ocasiones que ella sentía ese poder sobre mí y empezó a hacer uso de él. Me besaba y me comía la boca con su lengua mientras me tocaba el paquete, el cual tenía ya muy grande. Ese día la notaba distinta, no sé por qué, serían las copas o vete tú a saber.
Mamá empezó a dominar y a dirigir la situación y bajó los tirantes de su vestido lo suficiente como para que sus pechos aparecieran ante mí. Hacía tiempo que no se ponía sujetador. Mi madre me sujetó de la cabeza y acercó mi cara a sus tetas. “Ven aquí hijo mío, ven aquí cariñito”, me dijo con cara lasciva. Mi cabeza se enterró en sus tetas. Mi madre al tenerme así continuó con su estrategia. “Chúpamelo nene, chúpame el pezón”, me dijo, apretándome la cabeza contra uno de sus grandes pezones.
Comencé a chuparle ese gordo pezón que tiene. Me lo metía en la boca y lo succionaba con energía, preso de una cada vez mayor calentura. Ella sabía que me estaba dominando y que me tenía dócilmente a su servicio. De un pezón pasé al otro y estuve chupándoselos hasta que ella empezó a gemir de gusto y yo a dolerme la polla de lo dura que la tenía.
Me tuvo un rato con la cabeza agarrada y me obligaba a chuparle los pezones, los cuales se le estaban poniendo durísimos. De repente mi madre abrió sus piernas y me dirigió la cabeza a sus bragas. “Ven aquí mi amor”, me dijo, “huéleme las bragas cochino, eso es ven aquí nene, acerca tu naricita cariño, mmmmmm, huélele las bragas a mamá, mmmmm, eso es amor, huélemelas y bésamelas, mmmmm”.
Me encantaba olerle la entrepierna a mi madre. De joven le buscaba las bragas usadas en el cesto de la ropa y me las llevaba a mi habitación a olérselas mientras me hacía pajas con ellas en la boca. Me pone a mil su aroma vaginal, supongo que os parecerá una guarrada, pero a mí no me lo parece. Mi madre al verme tan excitado con mi cabeza entre sus piernas comprendió que ese día pasaba algo especial entre nosotros. Ella se estaba calentando mucho y no dudó en decirme lo que pensaba. “Cariño, mmmm, que caliente te noto hijo, mmmmmm, se ve que te has excitado mucho en esa terraza, mmmmm, se ve que te ha gustado como miraban a mamá los hombres que allí había, mmmmm, ¿ Verdad hijo?, mmmm, ¿Te gusta que me miren otros hombres?, me soltó de sopetón.
Esas palabras me excitaron muchísimo. Yo había corrido las bragas de mamá hacia el lado y estaba lamiéndole el coño como un perrito. Mi madre continuó humillándome con sus palabras. “¿Te gusta que miren a mamá, verdad cariño?, mmmmm, ¿Te gusta que otros hombres me deseen?, mmmmm, ¿Te gustaría verme con otro hombre?”. Esas frases de mi madre terminaron de minar mi voluntad. No sé por qué, pero me excitaba sentirme humillado de esa manera por mamá y no pude frenar mi creciente excitación y el morbo que estaba padeciendo.
Saqué la boca del coño de mi madre y me incorporé en el sofá a su lado. La miré a la cara y me vino una idea a la cabeza. Cogí el móvil y busqué una página de chicos de la ciudad. Ella me miraba en silencio, pero no me frenaba. Llamé a un par de teléfonos y a la tercera llamada mi madre vio como quedaba con alguien para que viniese a casa. Le di las señas a ese hombre y le conté que éramos dos en casa, pero que se le estaba llamando para que conociera a mi mujer y que el servicio era exclusivamente para ella. El precio me pareció asumible y quedamos en que viniera a la dirección que le había proporcionado y así hizo.
Mi madre entendió perfectamente lo que estaba pasando y se le dibujó una sonrisa en la cara. Fui a darle un beso y me dijo: “No me toques, no quiero que me toques más por ahora cariño, llévame al baño y ayúdame a asearme para ese hombre”. Una vez en el baño mi madre me dio un paquete de toallitas húmedas y me dijo: “Aséame, límpiame tú mismo cariño, quiero estar aseada cuando llegue ese señor”. Pasé varias toallitas húmedas por el coño de mi madre y sequé el flujo que tenía en él dejándoselo limpio y con un estupendo olor. Ella levantó sus brazos y me ordenó que le pusiera desodorante en las axilas. Lo hice sin rechistar. Cogió su barra de labios y se los pintó de un rojo muy intenso. Lo último que hice fue perfumarla.
Salimos del baño y le llevé al dormitorio. Ella me miraba de forma muy autoritaria. Recuerdo que le dije que esperara allí y que disfrutara todo lo que pudiese de lo que iba a suceder en unos momentos. Volví al salón y enseguida sonó el telefonillo. Era la voz de un hombre que preguntó por mí, abrí la puerta desde arriba y escuché como llamaban al ascensor. En un minuto apareció un varón de unos 40 años, bien parecido y de rasgos latinos. No saludamos dándonos la mano y le invité a pasar al salón de casa sentándonos en el sofá.
“Soy Jose”, le dije. Él se presentó como Carlos. Comenzamos a hablar y le puse en situación. Lógicamente obvié el detalle de que la mujer que le esperaba en la habitación era mi madre. Sólo sabía que éramos amigos y que ella era una mujer madura. Le conté un rollo de morbos y de fantasías y de que todo era un juego entre ella y yo. Él entendió perfectamente a lo que venía. Sólo le dije que según sus tarifas podía estar un par de horas como mucho y que lo que realmente quería yo, que era el que iba a pagarle el servicio, era que ella se corriera mínimo una vez con él. No le dije nada de mirar ni de cosas parecidas, eso ya iría ocurriendo en el transcurso de la aventura. Carlos estuvo de acuerdo en todo. Nos levantamos del sofá y le llevé a la puerta del dormitorio. Él me miró como despidiéndose y abrió la puerta entrando y cerrándola tras él. Yo me quedé tras la puerta escuchando las primeras palabras de ambos. Carlos se presentó a mi madre y le dijo que había sido invitado a pasar al dormitorio y que allí le esperaba una mujer. Mi madre le saludó y le dijo que sabía que iba a venir y se hizo el silencio. Supongo que empezaron a besarse y a abrazarse comiéndose las bocas de ahí esa ausencia de sonidos. Cogí una silla y me senté tras la puerta. Desabroché mi bragueta y me saqué la polla empezando a meneármela. Los sonidos que tímidamente salían de la habitación indicaban, creo yo, que estaban desnudándose. Yo intentaba imaginar lo que pasaba y no dejaba de masturbarme empezando a estar muy excitado y a la vez humillado.
De repente acerté a escucha la voz de Carlos que le decía a mi madre: “Eso es cariño, mmmm, chúpame la polla, mmmmmm, eso es chúpamela, mmmmmm, ¿Te gusta mi polla amor?, mmmmmm, ¿Te gusta chupármela?”. El silencio fue lo que se escuchó tras esas palabras. Fue tras unos minutos cuando la voz de mamá se oyó con claridad. “Mmmmmm, amor, mmmmm, me encanta tu polla, mmmmmm, me encanta chupártela cariño, mmmmmm, vaya pollón que tienes amor, mmmmmmm, vaya pollón, mmmmmmmm”.
Esas palabras de mi madre me pusieron a mil por hora. Me humillaba mucho oírla decir lo grande que tenía la polla aquel hombre. Se oía a Carlos jadear y hablar excitadísimo. “Mmmmm, que bien la chupas cariño, mmmmmm, vaya boca tragona que tienes amor, mmmmm, eso es, mmmmmm, llénate la boca amor, mmmmmm, llénatela, mmmm, ¿Te cabe?, mmmmmmm, ¿ Te cabe entera en la boca cariño?”. La humillación que sentía iba en aumento al oír esas palabras. Yo me masturbaba como un perro tras la puerta.
No aguanté más y abrí la puerta. La escena que vi era morbosísima. Mi madre estaba desnuda de rodillas y Carlos de pie desnudo también. Sujetaba la cabeza de ella y le estaba metiendo esa polla enorme en la boca. No le entraba entera, Carlos tenía un pollón enorme y sólo le metía la mitad en la boca a mi madre. Enseguida Carlos entendió que a mí me gustaba mirar y levantó a mi madre del suelo. La puso a 4 patas en la cama y se puso tras ella. Mamá no decía nada, pero se la veía muy excitada. Carlos agarró a mi madre de las caderas y me dijo: “Ven aquí, acércate”. Me acerqué a la cama poniéndome en un lado y él comenzó a refregarle la polla a mamá por el coño. Cuando al tuvo en la entrada de su vagina le dijo: “Pídemelo cielo, pídemelo”. Mi madre excitada no tardó en hablar, “Fóllame amor, me pones a mil, fóllame, métemela”.
Carlos empezó a penetrar a mi madre y a darle profundos pollazos sujetándola de las caderas. Mamá no tardó en empezar a jadear como una puta. “Siiii, ahhhhhh, siiiiii, ahhhhhh, así amor, ahhhhh, dame, dame, ahhhhh, párteme, ahhhhhh, párteme con esa polla que tienes, ahhhh, ahhhhhhh”. La enorme polla de Carlos entraba y salía del coño de mamá mientras la sujetaba de las caderas a 4 patas. Carlos me miraba a la cara mientras se la follaba. “¿Te gusta amigo?, ¿Te gusta como me follo a esta madurita?, ehhh, mmmmm, tengo que decirte que está muy rica, mmmmmm, mírame amigo, mmmmmm, mírame cómo la trabajo, mmmmmm, mira como se pone esta perra, mmmmmm”.
Yo me masturbaba delante de ellos como un tonto, viendo cómo se estaban beneficiando a mi madre. Ella jadeaba como una perra en celo. Carlos la follaba como un semental. Desde luego con esa polla todo era más fácil. Mamá había probado dos pollas en su vida y desde luego la de Carlos era más grande que la de mi padre y que la mía también. La estuvo jodiendo desde atrás provocando en mamá un gusto enorme que ella expresaba a través de jadeos y de agarrarse a las sábanas con las manos apretándolas fuertemente. La escena me estaba gustando mucho y me sentía muy humillado.
Carlos paró de joderla y le dijo a mamá: “Cariño date la vuelta, quiero verte la carita cuando te follo, ven aquí amor, eso es, date la vuelta y ábreme las piernas cielo”. Mi madre obedecía como una sumisa. Se tumbó bocaarriba y se abrió de piernas. En ese momento aproveché que Carlos no estaba dentro de ella y llevé mi mano al coño de mamá. Lo toqué y estaba empapada. Eso me puso más caliente aún y me atreví a hacer algo que no había hecho hasta entonces. Me acerqué a Carlos y le cogí la polla con mi mano y empecé a masturbarlo. Sentir ese trozo duro de carne en mis manos me excitó aún más. Mi madre me miraba y sabía que yo debía estar súper caliente. Carlos me agarró del brazo con el que le estaba masturbando y me dijo: “Ven aquí, agáchate y ven aquí”. De repente me ví con una rodilla en la cama y la polla de ese hombre cerca de mi boca. No tuvo que decir nada más, se la comencé a chupar. Era la primera polla que me comía y me estrenaba con una de muy buen tamaño. Sólo me entró en la boca el capullo y poco más, esa polla era enorme. Carlos me quitó la cabeza de su miembro y me dijo cógemela y acércala al coño de tu amiga. Cuando tuve su polla delante de su vagina le dije: “Fóllatela amigo, fóllatela”.
Mi madre estaba bien abierta de piernas y estupefacta de lo que acababa de ver. Él empujó dentro de ella y se dejó caer sobre su cuerpo. Carlos empezó a darle bien fuerte. Se dejaba caer sobre ella penetrándola profundamente y enterrando toda su verga en el coño de mi madre. Ella no tardó en sucumbir al tamaño y a la virilidad de ese miembro. Yo me puse detrás de ellos y sujetaba las piernas de mi madre abriéndoselas. Mamá estaba enloqueciendo de gusto. “Siiiiiiii, siiiiiiiii, ahhhhh, ahhhhhh, siiiiiiii, por dios, ahhhhhh, siiiiiii, ahhhhhh, que pollón mi amor, ahhhhh, qué pollón, ahhhhhhh, que gusto me das, ahhhhhh, fóllame, fóllame, ahhhhhh, aprende cariño, ahhhhh, aprende como se folla a una mujer, ahhhhhh, aprende, ahhhhhhh”.
Me sentía muy humillado y a la vez excitado de ver aquella escena que yo mismo había provocado. Carlos estaba partiendo a mamá con esa tremenda polla que dios le había dado, por supuesto mucho mejor que la mía, lo cual me humillaba aún más. Mamá lo rodeaba con sus manos por el cuello sujetándose como podía ente tal animal. Yo seguía sujetándola por las piernas abiertas para su macho. Mamá no tardó en empezar a temblar de gusto. La tremenda follada que le estaba dando hacía mella en su cuerpo y el orgasmo parecía cercano, atravesando su cuerpo de los pies a la cabeza. “Ufffffff, siiiiiiii, me corro, ahhhhh, ahhhhh, me corro, ahhhhhh, sigue, sigueeeee, fóllame, fóllame, ahhhhh, ahhhhhh, siiiiiiiii, siiiiiii, me viene, me viene, ahhhhhhh.”
Jamás había visto a mamá tan excitada y golfa. Se estaba corriendo, gritando como una perra con Carlos entre las piernas. Él continuó dándole pollazos mientras ella recibía los espasmos del tremendo orgasmo que estaba disfrutando. Mamá no cesaba de jadear y de gritar. Carlos no paraba de follarla. De repente cogí a Carlos tirando de él hacia atrás diciéndole: “Para, para, paraaaa, que la vas a matar, para por favor”. Él salió del cuerpo de mamá con la polla durísima. Sin pensarlo se la cogí y le empecé a masturbar. Le bajaba la piel y se la subía con fiereza y eso le gustó a mi invitado. Carlos no tardó en empezar a jadear y a agarrarme fuerte contra su cuerpo. Yo no cesaba de masturbarlo hasta que sus piernas se tensaron y empezó a eyacular encima del cuerpo de mi madre llenándole los muslos, el vientre y los pechos de leche de macho. Yo no me creía la reacción que acababa de tener, pero ver a mi madre gritando de placer me llevó a reaccionar de esa manera. Carlos empezó a recobrar la calma y a atenuar la respiración agitada que tenía tras ese orgasmo. Mamá seguía tendida sobre la cama, temblando y llena de semen por todo el cuerpo.
En cuanto pude le dije a Carlos que se vistiera que habíamos terminado. Lo hizo y fuimos los dos al salón. Allí saqué mi billetera y pagué lo acordado con él en nuestra conversación telefónica. Carlos cogió el dinero y me estrechó la mano mientras lo acompañaba hasta la puerta de la casa. “Muchas gracias”, me dijo, “lo he pasado genial con esa madurita, llámame cuando quieras repetirlo”. “Gracias a ti Carlos”, le dije yo abriéndole la puerta.
Cerré soltando la billetera en la mesa del salón y me dirigí al dormitorio. Al entrar mi madre estaba en la cama despatarrada y agotada. Su cara denotaba felicidad. Me subí a la cama por los pies e instintivamente y sin poder evitarlo comencé a lamer los chorros de semen que Carlos había derramado sobre las piernas, el vientre y las tetas de mamá. Tardé varios minutos en recoger con mi lengua la tremenda corrida de ese semental. Mi madre no daba crédito a lo que veía. Tragué la leche de ese macho y me disponía a comerle el coño a mi madre, pero ella me sujetó diciéndome: “No cariño, no quiero que me toques, hoy no mi amor, hoy no”.
Sus palabras me hirieron, pero me llenaron de humillación y eso me ayudó a digerirlas. Me sentía rechazado y a la vez muy excitado. Ella me miró con ternura y me invitó a ponerme de pie delante de la cama. Yo obedecí sin rechistar. Cuando estaba allí de pie mirándola desnuda y recién follada ella me dijo: “Hazte una paja cariño, hoy no me vas a tocar mi amor, hazte una paja mirándome”. Me sentía tremendamente frustrado y humillado, pero llevé la mano a mi polla y empecé a pajearme allí de pie delante de mamá. Ella fue muy dura conmigo y me decía cosas que jamás pensé que escucharía de su boca. “Hijo, pajéate, hoy no me vas a follar, hoy ya estoy muy bien follada cariño, mucho mejor de lo que tu puedes hacerlo, sería una pena que me follases después de ese macho que he tenido aquí conmigo, él me folla mejor que tú mi amor”, me decía mi madre humillándome por completo. “Mastúrbate maricón, mastúrbate pensando en esa polla que has tocado y que has chupado maricón”. Las palabras de mamá me excitaban tanto como me agredían, pero no podía desobedecerla y parar de pajearme.
Mi mano sacudía mi polla mientras mis ojos se clavaban en los de mi madre. “Me ha gustado mucho ver como te follan mamá, me ha gustado verte mamá, mmmmmm, qué polla tenía ese hombre, mmmmm, mami, mmmmmm, me gusta mucho ver cómo te follan, mmmmmm”.
No tardé en eyacular como un tonto allí a los pies de la cama jadeando como un niñato estúpido e imbécil. Me sentía el hombre más humillado del planeta. La dureza de las palabras de mi madre, unidas a la tremenda follada que acababa de presenciar, y los excesos que había realizado masturbando y chupando la polla de Carlos eran demasiado para mí. Ella no se apiadó de mí, al contrario, continuó con esa dureza y esa humillación perversa. Me miró y me dijo: “Tráete las toallitas cariño, tráelas y límpiame, eso es lo máximo que me vas a hacer hoy”.
Me fui al baño, cogí las toallitas húmedas y le limpié el coño a mamá……….
Eso fue lo máximo que hice ese día…………eso y quedarme dormido desnudo a su lado.
Espero que os guste……
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!