Mi mujer manda en casa 5
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por santoro.
Ella poco a poco me ha ido convirtiendo en un maridito bien enseñado. Yo al principio no era consciente de lo que es ser el marido de una dómina, aunque llevamos una vida como cualquier pareja, queda en muchas ocasiones patente que ella es la que decide todo.
Cuando empezamos a vivir juntos muchas parejas tienen sus problemas de ajustarse las manias de uno al otro. Mi esposa lo solucionó de una manera muy facil.
Al principio yo era un poco desordenado con las cosas y no le prestaba tanta atención a tener toda la casa perfectamente limpia pero mi ama me enseñó a hacerlo enseguida. Al principio cuando me dejaba algo desordenado o mal puesto me agarraba por las pelotas y me abofeteaba, otras veces me azotaba el culo con una vara de bambú y si la cosa reincidía me zurraba a base de bien, en algunas ocasiones me subía hasta el dormitorio a base de sonoros bofetones por la escalera y me dejaba atado y en pelotas en el balcón de nuestro dormitorio durante varias horas.
En cuestión de unas semanas que no paré de recibir castigos de mi esposa era ya un perfecto encargado del hogar que tenía todo en su sitio. Ella siempre dice a sus amigas que no hay nada como un buen par de ostias para enseñar a tu marido.
Mi adiestramiento llegaba a todos los niveles. Un domingo dijo que nos fuéramos a pasar un dia en el campo, preparé un picnic y la barbacoa. Hacía un día muy bonito y soleado. Al llegar al sitio donde íbamos a comer, ella se sentó a tomar el sol mientras yo preparaba el carbón. Cuando tenía todo listo, ella me dijo que viniera y me desabrochó los pantalones, metió la mano en mi paquete y me dijo:
¿Te la has tocado, verdad? No me mientas porque se perfectamente lo que producen tus pelotas y aquí falta leche.
Bueno una pajita esta mañana nada más, le dije.
Pero que te has creido capullo, que tu puedes hacer lo que te da la gana. No te he dicho que aquí la única que te ordeña soy yo.
Me cogió y apretó las pelotas y me arrodilló, ella se incorporó y me metió mi cabeza entre sus poderosos muslos que apretaba con fuerza de manera que parecían de acero, no se imaginan la potencia y la fuerza que tiene, estaba totalmente a su merced. Yo miraba a sus botas de tacón con mi cara enrojecida de la presión y de que me faltaba el aire. Sacó las esposas de su bolso y me ató mis manos a la espalda, pues yo estaba totalmente inmovilizado. Séguidamente me sento en una piedra y me puso un collar en el cuello con una correa. Luego volvió con una silla de camping y se sentó frente a mí.
Estaba imponente con una camisa ajustada que le definía su bella figura, una falda corta y unas botas negras altas con tacón. Mientras me reprendía me abofeteaba una y otra vez con ambas manos hasta dejarme la cara bien calentita. Ella me decía que mis pelotas son de ella y que las cargo yo porque me ha tocado así. Seguidamente se bajó la cremallera de su bota derecha y puso su bello pié frente a mi cara y me ordenó lamérselo para seguidamente zurrarme durante un rato en la cara, tiraba de la correa yo acercaba mi cara y zás,zas,zas uno detrás de otro los sonoros bofetones con su pie hasta dejarme medio aturdido y mi cara hinchada. A ella le encanta que cada poco le lama el pie para que los bofetones suenen más fuerte.
Luego me dijo, como veo que quieres ir con las pelotas por tu cuenta, te voy a follar tu culito para que veas a quien tienes que obedecer. Sacó un arnés con la polla más grande, la que me hace daño, puesto que mi culo me lo desvirgó ella y también me lo controla y me lo está trabajando para que me pueda follar con un buen pollón con el tiempo.
Trajo el todoterreno y lo puso al lado del árbol, me levantó tirando de la correa y me tumbó sobre el capó del vehículo de cintura para arriba, yo estaba inmovilizado con mis manos a la espalda y mi cara apoyada sobre el capó del vehículo. Me bajó los pantalones hasta los tobillos, me acercó su polla de látex y me la hizo chupar un rato para lubricarla y luego me penetró mientras yo gemía de dolor por la polla que me metía que aunque no era muy grande yo todavía tenía un culo con poco uso y cerrado aunque sabía que mi mujer le pondría solución a ello con el tiempo. Después de haberme dado bien por el culo, me dijo; bueno espero que esto te haya servido de lección aunque falta por hacer mi verdadero motivo de venir al campo.
¿Cual es? Pregunté. Como puedes ver, tus cojones son, en realidad, ubres car gadas de leche para que yo te ordeñe o sea que eres como una vaquita para mi. A las reses hay que marcarlas para que sepan quien es su dueña, así que eso vamos a hacer ahora. Ella previamente había dejado en la barbacoa un hierro para marcar hecho expresamente para ella con sus iniciales. Cuando lo trajo estaba al rojo vivo, yo le suplicaba llorando que no lo hiciera que ya tenía mi culo bastante dolorido, pero no tuvo piedad, me decía ;entiéndelo cariño eres de mi propiedad y tengo que marcarte; sentí el dolor intenso en mi nalga derecha y me desvanecí.
Cuando desperté estaba sobre el prado mientras ella sentada sobre una piedra, con su minifalda y con su bota de tacón pisándome la cara me decía:
te voy a ordeñar para dejarte tus huevos bien vaciaditos, ahora espabila y ponte a cuatro patas, me empezó a sobar los huevos y a masajearme mi polla, mientras me lo hacía me decía, te he zurrado a base de bien en tu cara, te he dado por culo hasta dejártelo bien abierto y te he marcado con un hierro caliente, ahora te ordeño tus pelotas como si fueras una cabra aquí en el campo, ¿vas a volver a sacarte leche sin mi autorización? No mi amaaaahh le respondía mientras me corría.
Después me metió en la parte posterior del vehículo en pelotas sobre la moqueta con mi culo quemado de la marca, aunque ella también cuida de su macho, y me había puesto desinfectante en la herida y aun así me escocía. Se fue a casa de unas amigas y cuando aparcó abrió la puerta del maletero, apoyó su bota en mi cara pisándomela y dijo: lámeme mis botas cabrón para que me quites el polvo del campo y esten relucientes que voy a ver a mis amigas. Cuando terminé me dijo; aquí te dejo para que tus pelotas se vayan llenando.
Al cabo de un buen rato llegó con sus amigas que se sentaron delante mia aunque no me podían ver pues mi ama me había cubierto con una manta, pero podía oir sus conversaciones y una de ellas le preguntó ¿ Que tal está tu marido? y ella le respondió lo tengo resguardado y recogidito pues últimamente anda un poco dolorido ya que no se porta muy bien. Pero cada día lo tengo más enseñado, ya me entendeis, no?, ja,ja,ja reían todas sabiendo como mi esposa me tiene, pues a ella le pone cachonda contar como educa a su esposo y ellas ya saben del tema.
Paró el coche a la entrada de un aparcamiento y le dijo a las amigas que la esperasen en un bar mientras ella aparcaba el coche.
Cuando aparcó, reclinó el sillón trasero y se sentó sobre mi cara y me ordenó comerle todo el coño, luego me ordenó lamerle las botas mientras se sentaba encima de mí y me follaba. Mientras lo hacía me decía “no se te ocurra correrte porque te hincho a ostias y te dejo aquí tirado en pelotas en este aparcamiento”. Aguanté mi eyaculación mientras ella se corría un par de veces y me permitió dejarme atado en la parte posterior del vehículo hasta que ella volviera con sus amiguitas. Antes de dejarme allí tirado me dijo, te voy a tener hecho un pringado hasta que tengas las pelotas llenas de leche para mí, vas a aprender de ahora en adelante a no tocártela sin mi permiso.
A lo mejor a la vuelta abro el maletero y enseño a mis amigas lo pringado y pelele que eres. Ya veremos, depende de lo llenas que tengas mis ubres. Y allí me dejó con mi culo follado y marcado, mi cara amoratada y mis pelotas sin poder tocármelas. Desde entonces no desobedezco a mi ama y no me la toco sin su autorización.
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