Mi mujer me convenció de que cambiara mi aspecto, y gracias a eso me comieron el culo.
Su mujer lo convence de que se depile todo el cuerpo, y adopte un estilo metrosexual, pero al ir a realizar un trabajo es secuestrado por tres tipos que le comen el culo y lo ponen a mamar sus vergas, cosa que el disfruta mucho, aunque no le cuenta nada a su esposa..
Aunque me da mucha vergüenza el hablar de esto, he llegado a la conclusión de que todo me pasó, realmente no fue por culpa de mí mujer, aunque si fue ella la que me convenció de cambiar mi aspecto.
Desde antes de casarnos, cuando éramos novios todavía, a mi novia le dio porque me convirtiera en un chico metrosexual, yo francamente la idea no me agradaba mucho, pero ante tanta insistencia, y con comentarios tan halagadores como. “De seguro si te depilas todo el cuerpo, te vas a ver mucho más bonito.” Y cosas como. “Si decides depilarte todo, soy capaz de darte una buena mamada.”
Es más después de que mi novia, y yo nos casamos, continuamos mutuamente con esa práctica.
Pero mi esposa, no se conformó con convertirme en un chico metrosexual, como dicen, sino que le agradaba comprarme ropa para que luciera mi cuerpo, por lo general pantalones bien cortos, camisillas sin mangas, y cosas así por el estilo.
Me encontraba viajando en mi auto, con rumbo a una de las sucursales de la empresa a la que le presto servicios de auditoría, como pensaba llegar primero al hotel registrarme y al siguiente día presentarme en la sucursal, decidí viajar de manera fresca.
Por lo que, cuando se lo comenté a mi esposa, ella mismo me buscó unos pequeños pantalones cortos, que desde el principio me parecieron demasiado cortos, ya que sentía parte de mis nalgas por fuera, pero como mi mujer me dijo que me quedaban bien, que mis piernas se veían estupendas, por lo que no pensé más en eso, al fin y al cabo, quien me iba a ver si estaría manejando.
Además de esos pequeños pantalones, me sacó también una camisilla sin mangas, que deja ver mis depiladas axilas, así como gran parte de mis pectorales y la totalidad de mis brazos, sin un solo vello.
Después de unas varias horas de haber estado manejando sin detenerme, como ya había oscurecido y tenía algo de hambre, me detuve en un pequeño negocio.
Finalmente hallé un negocio de comidas, detuve mi auto, y sin ponerle mucha atención a los alrededores, entré al negocio, únicamente había tres clientes, pero uno de ellos, valía como por diez, lo digo por lo alto y corpulento que era el tipo ese.
Al principio no me di cuenta, pero de momento sentí que era observado, y al voltear la cabeza en dirección donde se encontraban esos tres tipos, los veo que miraban mis nalgas sin disimulo ni vergüenza alguna.
Aunque me sentía bien orgulloso de mi cuerpo, decidí cambiarme de lugar y sentarme en la única mesa en ese lugar.
Sus compañeros le decían algo en voz baja, y de momento su fuerte risotada rompía el silencio del pequeño local.
Como ya les dije, al principio me sentía bien orgulloso de lo bien que se veía mi cuerpo, sin un solo vello encima, pero después de un buen rato mientras terminaba de comer, me sentí incomodo por las insistentes miradas de esos tres, por lo que terminé de consumir lo que había pedido.
Pagué y me disponía a marcharme, cuando el tipo grande me interceptó en la puerta, tomándome por el brazo, mientras que uno de sus compañeros me tomaba por el otro, y el tercero se colocó tras de mí, diciéndome. “Belleza, sigue caminando sin llamar la atención.”
Al escucharlo decirme eso y verme en esa situación lo primero que pensé fue que se trataba de un secuestro, por lo que traté discretamente, llamar la atención de la persona que atendía el negocio, pero en todo momento se mantuvo de espaldas a la puerta, como no queriendo ver lo que sucedía.
Aunque no vi arma alguna, mis captores me obligaron a seguir caminando, internándonos en la maleza, donde después de varios minutos a pie, se detuvieron en medio de la nada, justo al lado de un pequeño riachuelo, yo ni idea tenía hacía donde se encontraba mi auto, ni el negocio del cual habíamos salido los cuatro.
El gigante ese, me dijo. “Caramelo vete quitando tu ropita.” De inmediato comencé a sentir algo raro, si estaba asustado, pero a la vez, como cosa rara también me sentí bastante emocionado por lo que estaba sucediendo.
Entonces escuché decir al tipo grande, que me dijo con vos acaramelada. “Si nos haces caso, te aseguro que la vamos a pasar muy bien, los cuatro.”
Para mi estaba bien claro que esos tres tipos, por su manera de hablarme, seguramente pensaron que yo era maricón, por lo que pensé en sacarlos de su error, pero de momento, no se que me pasó que me quedé en silencio.
Yo aun me encontraba de pie frente a ellos tres, bastante asustado y sin oponer resistencia alguna, ni decir palabra, pero sumamente emocionado, comencé a ir quitándome los zapatos y las medias.
Cuando me di cuenta que el más pequeño de los tres tipos, desapareció por un corto rato, pero cuando regresó traía unas cuantas botellas de cerveza, dentro de una cubeta de metal con hielo.
De inmediato, tras entregarme una, los tres se pusieron a beber, y al terminar con la primera botella, el grandote se me acercó y me dijo. “Caramelo que esperas para quítate esos pantis que tienes puestos.” refiriéndose a mis pequeños pantalones cortos.
Aunque nuevamente pensé en sacarlos de su error, algo dentro de mí hizo que me quedase en silencio, y de inmediato le obedeciera, aun a sabiendas lo que me iba a pasar.
Apenas me quité el pequeño pantalón corto que tenía puesto junto con los mis pequeños interiores, me dijo. “Y la blusita esa también.” por lo que me quité, la camisilla sin mangas, que estaba usando.
Quedé completamente desnudo, y el más grande se colocó tras de mí y tomándome por la cintura.
Fue cuando uno de sus compañeros me preguntó. “¿Por qué tienes el cuerpo como el de una modelo?, ¿Por qué te sacas las cejas? Además, te vistes como una nena, y eso sin contar la manera en que mueves las nalgas cuando caminas, por lo que tú eres maricón, y solo te gusta que te den por el culo, ¿verdad?”
Al mismo tiempo que ese tipo me decía esas palabras, ya no me quedó la menor duda de lo que me pasaría.
Además, las manos del grandote acariciando mis desnudas nalgas, me dejó bien claro lo que me esperaba.
Para colmo el grandote, dirigiéndose a su compañero le dijo. “Ves flaco, este maricón tiene las nalgas más lisas y la piel más suave que la de tu madre.”
Sus compañeros se rieron, y de inmediato otro dijo. “Los maricones de la ciudad son todos así, les gusta pasar por aquí para que le comamos el culo.”
Yo me quedé en silencio, sin saber que decir, ya que era la primera vez que algo así me sucedía, pero lejos de sentirme incomodo o molesto por lo que me decían, era como si algo me empujara a seguir actuando de manera sumisa, en espera de ser sodomizado por ellos.
Pensé que era inútil el que les dijera que no era maricón, o que les explicase que el que me vistiera así, era un antojo de mi mujer, de inmediato le escuché decirme. “Caramelo, ponte en cuatro.”
Sumisamente, pero de manera bien rápida además de que estaba sumamente emocionado, me dejé caer al suelo, inmediatamente yo mismo separé mis piernas, pegué mi desnudo pecho sobre la tierra, y con ambas manos abrí mis nalgas.
Mientras que el grandote y con su otra mano continuó acariciando mis nalgas y culo, hasta que sus ensalivados dedos, hicieron blanco en el centro de mi culo.
Él otro tipo lo observé cómo se bajaba el pantalón, y sacaba su verga, la que mientras que jugaba con ella entre sus dedos, me fue diciendo. “Antes de que te pongas a mamar dale unos besitos.”
Cuando más distraído me encontraba observando el miembro del tipo que estaba frente a mí boca, el grandote que estaba tras de mí comenzó a pasar la cabeza de su miembro por entre mis nalgas.
Mi esfínter comenzó a sentir el roce de esa cosa caliente y dura, y nuevamente sentí como me untaba otro poco de saliva, cuando comenzó a penetrarme, una especie de corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo desde mis nalgas hasta mi cuello, y de inmediato sentí que me desgarraban el culo, pero fue cosa de un instante.
Y aunque se lo había llegado a ver del todo, me pareció que para su tamaño tenía una verga pequeña, algo gruesa pero pequeña.
Sus manos me tomaron por mis caderas y apretando con fuerza su cuerpo contra el mío, terminó de penetrarme completamente.
Ya estaba comenzando a soportar el dolor, cuando frente a mi boca el otro puso la cabeza de su verga, la que por un corto rato además de besarla, también gustosamente me dediqué a lamer.
Desde ese momento me dije a mi mismo que, iba a disfrutar todo lo que ellos tres me hicieran, por lo que, cerrando mis ojos, me dediqué a mamar y mamar, mientras que, sin hacerlo de manera consciente, comencé a mover mis caderas.
Aunque me avergüence el decirlo, disfruté eso, que me estaban haciendo, el grandote seguía llamándome Caramelo, mientras que su compañero al que se la estaba mamando, me repetía una y otra vez, mama, mama, maricón que lo estás haciendo muy bien.
La verdad es que sus insultos y palabrotas, no me molestaban, lo que me estaba sucediendo, definitivamente me gustaba y mucho, por lo que, dejándome de tontería, seguí moviendo mi culo de lado a lado.
Mientras que yo sentía como divinamente la verga del grandote, entraba y salía de mi culo, casi por completo.
En medio de la noche y bajo las estrellas esos tipos, me estaban cogiendo divinamente por el culo, al mismo tiempo que me tenían mamando verga.
De momento al que se la estaba mamando se vino por completo dentro de mi boca y parte de mi cara, por lo que sin querer me tragué parte de su leche.
Después de eso el grandote, decidió ponerme boca arriba y agarrándome por los tobillos, separó mis piernas, y dirigió nuevamente su verga contra el abierto hueco de mi culo.
En esos momentos, cuando volví a sentir y vi claramente como me penetraba, en ese instante comencé a chillar de placer, al tiempo que apenas agarré mi verga, rápidamente me vine.
Así permanecimos hasta que a él le dio, por venirse sobre mi cara, cuando sacó su verga de mi culo, y colocó su verga a pocos centímetros de mi cara, tras lo cual sentí el chorro de su semen pegar contra mi boca y rostro.
Después de un corto rato, el tercero de los tipos tomo unas cervezas una me la dio a mí y parte de la otra la derramó entre mis nalgas las que limpio con mi camisilla.
Después de lo cual, sin que él me lo dijera coloqué mis nalgas al aire, y esperé a que me introdujera su verga, que resultó ser más larga y gruesa que la del primero, por lo que a medida que fui sintiendo dentro de mi culo.
De inmediato seguí chillando como una loca de placer, poniéndome a mover mis caderas divinamente, a medida que sentía que esa cosa me seguía penetrando divinamente.
Mientras que el tipo grande, me tomó por el cuello, colocando su verga frente a mi boca, la que de inmediato me puse a mamar, hasta que su verga volvió a ponerse completamente dura dentro de mi boca.
Yo en esos momentos, me sentía por un parte bien emocionado por lo que me sucedía, pero por otra esa sensación de que me agarrasen entre ellos dos, y ser penetrado salvajemente tanto por el culo como por la boca, para mi en ese momento resultaba ser, algo increíblemente excitante.
Cuando por segunda vez me volvieron a penetrar, a pesar del dolor, lo disfruté intensamente.
El resto de la noche nos dedicamos a beberse las cervezas, mientras ellos no paraban de seguir dándome por el culo o poniéndome a que les siguiera mamando sus vergas.
En cierto momento me quedé medio dormido, por todo el agotamiento que tenía mi cuerpo, cuando comenzaba amanecer, los tres desaparecieron.
Junto a mí se encontraban las llaves de mi auto, mi cartera y mi ropa, como pude me volví a poner el condenado pantalón corto, la sucia camisilla sin mangas y procuré encaminarme hacia la carretera.
Salí como a unos cien metros de donde se encontraba mi auto, el negocio de donde me sacaron estaba cerrado, por lo que me dirigí a mi auto y luego llegué al hotel, me di un buen baño, llamé por teléfono a la sucursal diciendo que me encontraba indispuesto que pasaría al día siguiente, para comenzar con la auditoría, lo que hice.
Cosa que me llevó varios días, pero al regresar a casa, me sentía mal, por haberme portado como me porté, en el fondo quería decirle lo sucedido a mi mujer, pero la vergüenza y el temor a su rechazo me impedían que lo hiciera.
Hasta que una de las noches en que regresamos de haber ido a bailar y beber, nos encontrábamos jugando en la cama, y tomándonos unos tragos, mi esposa se colocó tras de mí, y colocando sus manos sobre mis nalgas las comenzó a tocar de manera lasciva, quizás fue un reflejo o que se yo, pero al sentir sus dedos rosando mi esfínter y acariciando mis nalgas, se me escapó un profundo gemido, de placer.
En esos momentos me sorprendió escucharla decirme. “Mi amor me dejas que te dé por dé tras.”
Yo me hice el tonto, pero ella de inmediato me siguió diciendo. “Si quieres yo te lo hago a ti primero y luego tú me lo haces a mí después.”
Creo que por curiosidad le pregunté riéndome, como ella me lo haría a mí, de momento me respondió. “Fácil amor con un juguete que acabo de comprar el día de hoy.”
Tras decir esas palabras sacó de su mesa de noche, unas finas correas de cuero y pegadas a ellas un pene de goma de regular tamaño.
Sin decirle yo que aceptaba o no, mi esposa se colocó las correas alrededor de su cuerpo, y esa imitación de un pene quedó justo frente a su depilado coño, apuntando hacía mi cuerpo, en ese instante pensé que quizás así se me facilitaría decirle a ella lo sucedido, por lo que simplemente me acosté boca abajo, separé mis piernas y de inmediato sentí los dedos de mi mujer acariciando mi esfínter y untándome no sé qué grasosa crema.
Por un rato me continuó acariciando toda mi área anal, y hasta comenzó a ir introduciendo sus dedos dentro de mí, y después de un buen rato, dejo de hacer eso y colocó su cuerpo sobre el mío, mientras que yo me moría de los nervios.
Cuando ella dirigió su verga de goma al centro de mis nalgas y comencé a sentir como ante la presión de su cuerpo, mi esfínter cedía y comenzaba a tragarme todo su juguete.
Al tiempo que lentamente yo comencé a mover mis nalgas, y ella me sujetaba sabrosamente por mis caderas, metiendo y sacando una y otra vez esa cosa de mi culo.
Por un buen rato continuó haciéndome eso, y provocándome un intenso placer que yo no podía ocultar, hasta que me indicó que me cambiase de posición lo que hice encantado de la vida.
Acostándome boca arriba mientras que ella me tomaba por los tobillos y separaba mis piernas, de esa manera pude ver, como mi esposa dirigiendo su nuevo juguete lo enterraba nuevamente dentro de mi culo.
No sé qué sucedió realmente, pero apenas me agarró mi verga, expulse una gran cantidad de semen.
Después de esa noche, con regularidad cambiamos de papeles si se le puede llamar así, a lo que hacemos ambos gustosamente.
Recientemente mi esposa me preguntó, como quien no quiere la cosa, que opinaba yo si en alguna ocasión incluíamos a otras personas en nuestros juegos, no le he respondido.
Pero estoy tentado a decirle que sí, después de que también me comentó que esa otra persona pudiera ser otro hombre.
Pero lo principal es que a pesar del tiempo que ha pasado desde que me comieron el culo por primera vez, aun no me atrevo a contarle todo.
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