Mi mujer me enseñó el camino.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esta es la historia sobre como mi esposa arregló mi matrimonio para conseguir ser más felices.
Desde que nos casamos ella siempre me ha manejado como ha querido y yo termino haciendo lo que ella dice aunque reconozco que soy un costestón que debería callarse un poco más. Siempre nos hemos querido mucho pero el escollo y desgaste de muchas parejas es el día a día en la vida conyugal. Ella es una mujer que le encanta tener una casa ordenada y limpia y yo siempre intento, digo intento, otra cosa es que consiga tener las cosas como ella desea.
En los últimos tiempos, presto mucha menos atención al orden y cuidado de la casa y veo como mi esposa se enfada y me replica aunque yo pongo cara de circunstancias, termino volviendo a las andadas. Tampoco pongo mucha atención en sus deseos. En más de una ocasión ella me ha amenazado con darme una lección para que aprenda, yo le digo que sí, que sí, pero sin hacer mucho caso. Deseo a mi esposa y la adoro pero necesito saber que camino he de llevar porque no llego a buen puerto.
Las cosas cambiaron un día que ella salía de compras y me dijo que si iba a comer, que después recogiera todo y no dejara la cocina sin recoger, la verdad es que pusieron un partido de fútbol muy interesante y pasé ampliamente de cumplir mi promesa y no recogí la casa y lo dejé todo tirado.
Ese día creo que fue la gota que colmó el vaso. Ella cuando llega y encuentra esa situación siempre se enfadaba y enoja por mi actitud y me echa la bronca, pero en esta ocasión decidió actuar de una forma muy distinta porque quería empezar hacer las cosas de otra manera y que funcionasen .
Ella había leído sobre la disciplina en el matrimonio, donde la mujer manda y ordena, y llegó a la conclusión de que podía tener el marido perfecto si aplicaba la disciplina y castigo en su matrimonio. Esta labor no era nueva para ella, ya había sentido la necesidad de dominar hombres antes de casarse, y a mí en particular ya me había zurrado en más de una ocasión, de hecho en nuestra luna de miel me dio mi primera paliza, además, más de una vez me había confesado que su marido soñado era un marido cariñoso y siempre dispuesto a complacerla en lo que ella quisiese.
Ella había recapacitado todo esto y pensó, porqué cada vez que algo ocurre y me molesta, en vez de castigarle negándole el sexo, y teniendo un enfado de varios días, no utilizo su pasión y deseo sobre mi dominación para convertirlo en un marido hecho a la medida, un marido atento, cariñoso y siempre dispuesto a satisfacer todos mis deseos desde el momento que se lo pida. El secreto está en pensar con tranquilidad en el momento del enfado para poder aplicar la estrategia planeada.
Había leído algún capítulo del libro de dominación femenina de Elise Sutton y especialmente aquel que trataba sobre la disciplina. Ella sabía que ese era el día en que las cosas podían empezar a cambiar.
Subió al dormitorio, con mucha sangre fría se puso un camisón sexy , cogió la fusta que tenemos para nuestros juegos y una brida de plástico que usamos para inmovilizar. Me llamó y me dijo que subiera un momento al dormitorio, al verla tan sexy mi pene empezó a ponerse erecto y me puse muy contento pensando que iba a tener fiesta, nada más lejos de la realidad. Ella me dijo que recogiera los calzoncillos que había dejado tirados en el baño, al agacharme, ella por detrás mía, me agarró por las pelotas y tiró de ellas, creo que mi cara cambió de color al sentir el tirón y quedarme totalmente sin habla, solo pude resoplar ufff, ella me apretaba las pelotas con fuerza y me decía "pon las manos juntas a la espalda". Así lo hice sin dudarlo, ella con una mano apretaba mis pelotas y con la otra introducía la brida que tenía ya preparada, solo oí el riiiiic del plástico y noté como estaba maniatado y a su merced.
Cuando ya me tenía atado, me dio un manotazo sonoro en los huevos que me hizo doblarme y arrodillarme en el suelo con mis manos atrás, metió mi cabeza entre sus poderosos muslos y me dijo apretándome con fuerza que me estuviera quieto, yo le suplicaba que sí pero que dejara de apretarme pues me iba a romper como una nuez, es increíble la fuerza que tiene en sus piernas cuando te hace la tijera con ellas, cuando me atrapa estoy perdido. Seguidamente me colocó el collar en el cuello y puso la cadena, yo mientras tanto estaba realmente acojonado y atónito viendo lo que hacía mi maravillosa esposa en camisón con sus preciosos pies enfundados en unos taconcitos de pompom de andar por casa.
Cuando me tuvo listo me dijo: pensabas que iba a haber fiesta no?, pues cariño va a ser que sí pero no la que tú tenías pensado. Estoy harta de que no seas un marido como debe ser, al principio eras muy cariñoso pero te has ido desinflando. Estoy harta de tu falta de atención y consideración sobre mi trabajo en casa y que no estés pendiente de mí como debería ser. Hoy comienza tu adiestramiento para convertirte en un marido ejemplar porque creo tú tienes mucha capacidad para asimilarlo todo. Voy a hacer de ti algo que ni tú te imaginas y sabes cómo?, pues con mucha disciplina. Piensa que el hacerte un buen marido te va a hacer más feliz en tu matrimonio, tu mujer estará más satisfecha y será más feliz y ese hecho te hará más feliz a ti también. El problema es que te falta disciplina y que te tomes más en cuenta esta cuestión, porque yo veo que tú sólo no puedes y yo te voy a enseñar el camino. Hasta la fecha, yo me enfadaba contigo y eso no solucionaba nada. Hoy vamos a empezar a hacer las cosas de otra manera.
Bueno, hoy he llegado a casa y estaba la cocina sin recoger, tus calzoncillos tirados y has manchado el suelo. Bueno, hoy por ser el primer día no voy a ser muy severa para darte una oportunidad, humm, veamos:
– Cocina sin recoger: 7 fustazos
– suelo manchado: 5 fustazos
– Ropa tirada: 3 fustazos
Pe.. pero cariño que vas a hacer?
Lo que debería haber hecho hace tiempo.
Colocó todas las almohadas en el centro de la cama para que tuviera mi culo elevado y me cogió por la correa y me colocó encima. Después me dijo, cariño como esto te va a doler te tengo que tapar la boca para que no chilles, y me metió en la boca unos calcetines que sacó de mi mesa de noche y me puso la mordaza que tenemos para nuestros juegos. Mi sensación era una mezcla de miedo y placer, intenté resistirme, pero me cogió por las pelotas y me dijo: como no te estés quieto te atizo en la terraza para que lo vean los vecinos, quieres eso? no no por favor, le dije entre gemidos y moviendo la cabeza.
Cogió la fusta y empezó a disciplinarme, uno, dos, tres, cuatro…. el culo me quemaba, y gritaba de dolor pero la mordaza impedía que se oyese algo, además mi mujer había puesto la radio para que no se oyesen ni los fustazos ni mis gemidos de dolor. Miraba para ella y la veía dando fustazos sin piedad hasta que llegó el final…. catorce… y quince.
Tenía lágrimas en los ojos del dolor, ella me decía, ves que duele cariño, pues si no te portas bien te va a doler mucho más y como me cojas enfadada prepárate, así que piénsatelo dos veces. Has visto que fácilmente te he inmovilizado? Bueno cuando te tenga que disciplinar otra vez y te diga que te voy a dar unos azotes te colocas tu mismo porque como tenga que hacerlo yo más tarde va a ser peor. Queda claro? Si Si, le respondí.
Mi culo me ardía pero me sentía bien con mi esposa, en realidad estaba en trance. Que, has aprendido la primera lección? Como vuelva a ocurrir lo mismo o algo parecido te doblo la ración. Queda claro? Sisi cariño. Así me gusta, ves, yo descargo mi cabreo contigo y tú aprendes, ves que bien.
Además quiero que dejes de ser tan perezoso y que estés más pendiente de mí. Te voy a poner la jaula algunos días y dependiendo de tu comportamiento tendrás alguna concesión. Te la voy a quitar por la noche para que te laves y te la vuelves a poner. Cuando tengas que hacer deporte si te portas bien te la dejo quitar. Todo depende de tí. Ahora vas a ver que todo hay que ganárselo si tienes a tu esposa contenta tú serás más feliz.
Ella había subido a nuestro dormitorio el gel helado que tenemos para las inflamaciones, me lo puso en el paquete durante 5 minutos para que mi polla se quedara pequeña para así ponerme la jaula. Cuando oí el click del candado tuve una sensación rara. Realmente me sentí bajo todo su poder. Estaba totalmente a su merced. Me dijo: te pongo la jaula por un par de días, pórtate bien porque si no, esto se puede alargar.
Mañana vas a trabajar todo el día conduciendo, incluso me vas a hacer algunos recados de compras que tenía que hacer. Sé que te va a escocer el culo pues con la ración que te he dado se te ha quedado el trasero bonito. Así que mañana te vas a acordar de mi y vas a reflexionar sobre todo esto con tu culo caliente y tu polla enjaulada. Yo que pensaba hacer las compras de la mañana me quedaré en casa pintándome las uñas de los pies mientas tu conduces como un buen marido enseñadito. Bueno todo esto ha hecho que se me quite el cabreo y hasta me he excitado, pero lo que deseo ahora es sentarme en tu cara. Pero ya sabes que a mí, tu cara, me gusta calentita.
Me colocó de rodillas con mis manos todavía atadas, ella tirando de la correa y con su precioso pie apuntándome, me colocaba la cara en posición y seguidamente comenzaba a abofetearme con su precioso pie. Ya me lo ha hecho en más de una ocasión porque le excita abofetearme así y es realmente efectivo. Flash!! sonaba por toda la habitación, una y otra vez flash, flash, flash…… me dió unas cuantas bofetadas bien dadas y así fue calentando mi cara hasta que tuvo la temperatura perfecta para que el calor que desprendía fuera el que ella quería. Se untó su culo con aceite y se sentó encima, se frotaba y notaba su excitación más y más, pienso que tenía que notar mi cara caliente, a veces se quedaba quieta y me apretaba cortándome la respiración y ella me decía, me debes hasta el aire que respiras cabrón, voy a enseñarte a ser un buen marido, ya lo verás, venga, no pares de mover esa lengua!!. Gimió y se corrió con pasión liberando todo el estrés que traía. Se quedó relajada durante algunos minutos y luego se levantó de mi cara y me liberó de la brida. Te suelto para que me des un masaje en los pies, así que empieza ahora a convertirte en un buen marido si quieres que todo te vaya mejor.
Esa noche fue el comienzo de una nueva etapa en mi matrimonio. Que bendición.
La disciplina continúa y solo puedo decir que me encanta servir y complacer a mi esposa. En lo que más he recibido fustazos ha sido en aprender la manera de hablar a mi esposa en público. Reconozco que cuando hay gente me pongo un poco machito y eso mi mujer no lo soporta. Antes ella se enfadaba por eso pero ahora nada más llegar a casa me dice "sube a la habitación que tengo que decirte un par de cosas" y a base una buena sesión de fusta y el culo al día siguiente que no me puedo ni sentar, he ido bajando el tono hasta que ahora ella solo con clavarme la mirada me deja calladito.
– Estar atento a lo que me dice, pues si me pregunta y no me he enterado de lo que ha dicho y tiene que repetírmelo, recibo alguna que otra bofetada o fustazo y yo como soy despistado he cobrado bastante, pero gracias a eso, he espabilado mucho.
– Aprender a no rechistar si te lleva de compras y tienes que cargar todos los paquetes mientras ella se detiene en todos los escaparates o hablando con alguna amiga. He de reconocer que no soportaba ir de compras hasta que mi esposa me enseñó a hacerlo. Cuando iba a ir de tiendas ella no me llevaba porque era un protestón y enseguida me ponía insoportable. Ella dijo; voy a disciplinarle por lo que más le molesta, este va a aprender por las buenas o por las malas. Antes de salir de compras, en nuestro dormitorio me colocaba con el culo en pompa y me daba unos cuantos fustazos mientras me repetía que como oyera una sola queja en el transcurso de la tarde, al volver a casa iba a tener una buena sesión de disciplina y jaula por dos semanas. No volví a protestar más, de hecho ahora me encanta ir con ella de compras. Opino sobre todo lo que se mira y la verdad que me he hecho un experto sobre cómo comprarle ropa a mi ama. Cuando paseo con ella por el centro comercial, me veo cargando las bolsas con mi culo caliente y con la jaula puesta mientras ella solo va con su bolso, oyendo el sexy sonido de unas sandalias de tacón al andar y en su pecho un colgante con la llave que controla mi polla. Noto que va excitada de tener todo ese poder sobre su maridito. Yo voy derechito como una vela y atento a todos sus deseos. Cada día ella está más convencida de que está adiestrando correctamente a su marido.
– Cargar todo el equipaje si nos vamos de viaje o simplemente hacer los recados que me encargue sin la menor queja a la hora que sea. Alguna vez he llegado agotado del trabajo y me hace ir a comprarle por ejemplo, pintura de uñas a las diez de la noche. Se me ocurrió una vez decirle que era muy tarde y que no me salía de los cojones. Me tuve que comer mis palabras. Sobre la marcha me disciplinó; no hizo falta ni atarme. Se levantó y me dio una certera patada en los huevos con lo que caí al suelo de rodillas dolorido y sin respiración. Seguidamente se acercó tranquilamente y me trincó el cuello con sus poderosas piernas que son suficientemente convincentes para que te quedes quietecito. Mientras me estrangulaba fuertemente con ellas, yo impotente veía como me bajaba el pantalón y sacaba mi propio cinturón para después utilizarlo conmigo y darme una buena sesión de correazos que no pude sentarme en tres días y además estuve otros 10 días con la jaula. Ahora acato sus órdenes sin rechistar. Ahí me di cuenta su capacidad para disciplinarme en cualquier momento y lugar.
He comenzado con labores caseras como hacer la cama, preparar la comida dejando la cocina impecable, darle masajes, arreglarle sus bellos pies, de hecho me he tenido que aplicar en el arte de la pedicura, a través de videos y lo que me ha enseñado. La he acompañado unas cuantas veces a la pedicura para que me fije cómo se hace.
Tengo la obligación de tener todos los zapatos de su armario siempre limpios y listos para usar, de hecho muchas veces después de disciplinarme, como castigo me manda a limpiar y repasar todos sus zapatos.
Pedir su autorización para cualquier salida o actividad que vaya a hacer. Una vez me fui al gimnasio y no le pedí permiso ya que tenía que quedarme en casa a arreglarle los pies. Cuando llegué me estaba esperando y me dijo, como veo que te gusta hacer deporte sin pedir permiso, mañana no vas al gimnasio y lo vas a hacer conmigo. Vas a aprender cuáles son tus obligaciones. Cuando estábamos solos en casa, me mandó una tabla de ejercicios brutal. Por ejemplo me mando a hacer 100 flexiones sin parar, ella se sentó en el sofá delante de mí. Me ordenó situarme a sus pies en posición transversal, de manera que tuviera mi cabeza a sus pies y mi culo al alcance de su mano por si me tenía que disciplinar. Cada vez que bajaba en la flexión le besaba su pie mientras ella leía. Iba contando los ejercicios y cuando no lo hacía bien o iba muy lento recibía un fustazo, "ese culo arriba" flash, "más rápido" flash y así hasta que conseguí realizar, con todo mi sufrimiento, lo marcado después de recibir incontables fustazos. De igual modo me hizo con las dominadas, las sentadillas, etc. Ya no volví a salir sin pedir permiso aunque a ella le gustó la experiencia y alguna que otra vez me disciplina combinando ejercicios y fusta.
– Soy su esclavo sexual. Debo estar dispuesto a la hora que sea para complacerla. Si ella se despierta de madrugada con ganas de sexo, sencillamente se sienta en mi cara para que le de placer y yo en seguida debo espabilar para funcionar al 100%. A veces para despertarme se sienta sobre mi estómago y me da bofetones con sus pies por dos motivos; por un lado para que vaya espabilándome y, por otro, para que mi cara esté más caliente para cuando se siente encima.
Se folla como ella desea y para correrme debo pedirle permiso pues de no ser así recibo mi castigo. Le gusta utilizar la fusta mientras la penetro y así ha conseguido entrenarme para que folle como ella le gusta y también lamerle los pies, su vagina o su culo al ritmo que ella quiere.
– Pedirle permiso para masturbarme. Ella ha leído mucho sobre el entrenamiento y adiestramiento del marido. En todos los manuales hablan del control del orgasmo. Yo soy muy pajero y claro ella tenía que poner orden. Ahora le pido permiso para tocármela porque si no aparte de los fustazos me pone la jaula hasta que vuelve a confiar en mí. Ella me ha dicho que cuando tengo la jaula es cuando más atento estoy y cuando mejor sexo oral le doy. Se está acostumbrando a tenerme con jaula y yo alguna vez me he quejado y sólo me ha servido para recibir alguna bofetada.
Cuando me pone la jaula por varios días, al liberarme me coloca a cuatro patas como si fuera una cabra o una vaca con un recipiente debajo, como si estuviera en un establo y me ordeña mis pelotas y mi polla hasta que consigue sacar toda mi leche que cae en un recipiente con medidas, de esta manera, ella controla lo que producen mis pelotas de tal forma que aunque no tuviera jaula, yo creo que detectaría si me he hecho una paja sin su permiso. Conoce mis pelotas mejor que yo.
Realmente hay que ver lo que consigue mi mujer con la disciplina. He de reconocer que por un lado los azotes y por otro el hecho de ponerme la jaula me ha convertido en más detallista y romántico pues no me dejo llevar por mis instintos primarios. Por otro lado, también quiero que esté totalmente segura de mí. Al tenerme tan enseñado a mí ni se me ocurre pensar en otra mujer. Quiero que con la disciplina esté tan segura que no dude de mi total entrega y fidelidad y no sólo por los azotes, que también, sino por mi deseo de adorarla como una diosa única en mi vida.
Mi esposa recapacitó en su vida y pensó: tengo una casa bonita, económicamente nos va bien, tengo un armario lleno de zapatos y bolsos, hacemos viajes todos los años, una hija preciosa y un marido atractivo al que hay que enseñar. Ella pensó hay que corregir los fallos porque esto vale la pena y se puede estar muy bien, vivir como una reina. Si en la intimidad de su dormitorio decide disciplinar y convertir a su esposo en un marido mejor, que problema puede haber?, al fín y al cabo es un asunto en la intimidad de un matrimonio. Ella sabía además que su marido era el candidato perfecto para ser corregido con una buena técnica de disciplina y recuperar la confianza completa en él, ya que yo deseo con toda mi alma ser enseñado y servir a mi dueña, y porque mi adiestramiento iba a ser tan bueno que jamás dudaría de mi fidelidad y sus amigas llegarían a pensar "¿cómo consigue tenerlo así?"
Este adiestramiento sería siempre manteniendo las formas cara a los demás como pareja no dando a entender nada de esto, pues a ni a mí ni a ella le gustaría que me vieran como un pelele, todo esto queda en la intimidad de nuestro dormitorio, máxime si tenemos una empresa con empleados. Intentamos dar la apariencia de matrimonio normal aunque quien nos conoce más a fondo sepa quien lleva los pantalones en casa, pues ella manda en este matrimonio y eso es indudable.
Que puedo decir yo de todo esto, pues que simplemente la adoro como es y me encanta que me tenga como me tiene, soy de su propiedad y tiene todo el derecho a disciplinarme y domarme para que ella esté más a gusto. Yo le prometí eso cuando nos casamos, aunque andaba perdido centrado en mí pero ahora, por fin, voy por el buen camino para que se sienta como una reina.
Según los entendidos, por lo que he leído, para una esposa dominante fustigar y azotar a su marido es un arte y una habilidad que se desarrolla con el tiempo mediante la práctica. Disciplinar al hombre que amas puede ser una actividad extremadamente sexual, por no mencionar que puede ser muy productivo entrenar para que se convierta en el tipo de marido que deseas; amoroso, delicado y atento. Según los expertos en la materia, el castigo físico no es lo que hace en el cuerpo del hombre sino más bien el efecto que tiene sobre su mente. Azotar o fustigar a un hombre no es un acto de violencia sino, más bien, un acto de amor. Cuanto más lo hace una mujer, mejor será en ello y más lo deseará el marido. La disciplina y el cuidado son las dos caras de la misma moneda del amor. Hay hombres que desean la disciplina física y hay hombres que necesitan disciplina física. Satisface a sus almas porque actúa como una válvula de escape que libera la tensión y los deseos contenidos, porque el esposo sumiso rinde su voluntad a la de su mujer. La disciplina es una actividad muy saludable entre dos adultos comprometidos que se aman.
También comentan lo impresionadas que quedarán las esposas del nivel de intimidad y amor que se alcanza dentro de una pareja que incorpore la disciplina regular en su relación. Si no lo crees, haz la prueba.
Algunos esposos necesitan en su vida orden y disciplina para llegar a ser productivos. Los hombres ansían que la mujer que aman les discipline y, cuando sea necesario, les castigue.
La disciplina es necesaria para la esposa dominante para entrenar adecuadamente a su esposo. Un hombre al que no se le discipline regularmente será, normalmente, un marido desobediente que se vuelve perezoso y centrado en sí mismo. El hombre necesita por naturaleza ser disciplinado por su esposa para así conseguir la felicidad para ambos.
Otro aspecto de educación al marido es el control del orgasmo masculino. Principalmente esta teoría se basa en lo siguiente:
Las esposas que adoptan la dominación femenina han descubierto que si dominan a su marido en el dormitorio normalmente resulta fácil controlarle fuera de él. El hombre dominado en el dormitorio desarrolla habitualmente una mentalidad "si querida" y está ansioso por servir a la amorosa autoridad femenina. Porqué están tan ansiosos por servir los maridos dominados en una palabra, pasión.
Hay un inconveniente en esa corriente de servir a su esposa dominante, y es el orgasmo masculino. Después del orgasmo el hombre se vuelve perezoso. Muchas esposas han descubierto que si a su marido se le niega el orgasmo y se le controlan sus eyaculaciones se vuelve apasionado y productivo, mientras que un esposo satisfecho sexualmente es decir que se la está meneando todo el día a su antojo es un hombre perezoso. Por ello, muchas esposas se han apuntado a la práctica de la negación del orgasmo masculino con la jaula y a que no se masturben sin permiso para controlar la cantidad de orgasmos que tienen. Eso le mantiene en un estado de sumisión y atención realzado. A los hombres les encanta ser dominados sexualmente por su mujer y ha sido descrito como "cielo en la tierra". Cuando una esposa "doma a la bestia", el fruto último es un marido amoroso, apasionado y ansioso de servirla.
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