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Dominación Hombres, Gays

mi niño novio

como me empiezo a enamorar del pequeño Jairo después de fantasear con mi amigo. .
Esa tarde ya venía muy aburrida, pero yo traía una calentura a mil. Recién tenía mis 18 años, aunque me veía algo mayor, quizás por trabajar desde niño en el campo de mis viejos, lejos del pueblo. No tuve muchos estudios y recién ahora estaba completando la primaria, era el de  mayor edad en toda la escuela, en esos tiempos se podía completar los estudios, sobre todo en las escuelas rurales.

En esa época fue que empecé a descubrir al estar entre tantos niños menores que me gustaba esa compañía, los veía jugar de forma inocente y especialmente en clases de educación física, donde podía ver sus cuerpos sin desarrollar del todo, esas piernas delgadas y blanquitas, y esos culitos redonditos fueron para mí un voladero de cabeza, en cada recreo me metía en los baños a pajearme, pensando en alguno de ellos.

En los otros momentos en la escuela me juntaba con algunos compañeros que si bien eran mayores que el resto, aun así le sacaba años de ventaja. Especialmente tenía dos amigos, Darío y Esteban rondando los 15 años ambos, generalmente era yo el que llevaba la iniciativa en lo que hacíamos y conversábamos, por ser el mayor me imagino. De a poco empecé a desviar el tema de las niñas a los niños, en una actitud de interés y desprecio al mismo tiempo, en cosas como “sería bueno darles algo de pico a esos mariconcitos” el que más prendía era Darío, Esteban solo reía y a veces agregaba que nos dejáramos de cochinadas, que para esos estaban las mujeres.

Una vez que estábamos solos Darío y yo, me preguntó si en serio le haría algo a algún niño de la escuela “y si se desgarra y se va en sangre” dijo más en serio que en chacota. ¡Tay más weón! le dije, cómo se te ocurre, sería con cuidado; bajando la voz casi a un susurro, como haciendo una confesión “sería con cuidado, con cariño, pa’ que le quede gustando” Nos quedamos en silencio, era primera vez que llevábamos la conversación a un nivel de declaración sin poner una excusa de que era solo por chacota. Darío me sorprendió al ir un paso más adelante que yo cuando me dijo que a él le gustaba el Antonio, un niño que vivía en un huerto grande al costado del colegio, tenía facciones orientales y unos nueve años. Muy lindo “una vez cuando practicábamos para el desfile quedó pegado a mi y le toque un poco el culito con la mano, fue rápido, pero el lo sintió y se quedó quietito” Eso que me dijo hizo que se parara el pico muy duro. Me pusiste caliente, le dije, “necesito correrme una paja” Sin casi decir nada, nos fuimos hacia un rincón de la escuela, detrás de los baños a pajearnos, era primera vez que lo hacía con un amigo y me calentó mucho, incluso hicimos que nuestras vergas se tocaran y tiramos mucho moco. ¡Por el Antonio! le dije, al tiempo que tirábamos nuestra leche uno en el pico del otro, antes de subirnos los bóxer. No nos limpiamos, me dijo Darío, mejor así, le respondí.

El hecho de saber que a Darío le gustaba el Antonio me anduvo trayendo caliente varios días y lo empecé a buscar para mirarlo de lejos, fue ahí cuando me fijé en otro niño con el que siempre andaban juntos, él es Jairo de casi la misma edad, aunque un poco más alto y muy delgado. Este tal Jairo es hijo de una profesora y vive en una casa en la misma escuela. Cuando me fijé en él me gustó de inmediato, tenía un aspecto algo debilucho, con facciones suaves y un culito paradito, que destacaba entre la delgadez del resto del cuerpo, me imaginé de novio con él y a Antonio de novio con Darío. A los días se lo conté a Darío y fue motivo para hacernos varias pajas juntos pensando en nuestros niños novios, nuestras pajas ya eran de frote de pico contra pico hasta acabar así juntos y quedar todo embadurnados con semen del otro, hasta que se seque y hasta por un día entero.

Los días siguieron igual con la única novedad que nos obligaron a asistir a catequesis en las tardes a todos los mayores de catorce años que no habíamos hecho la primera comunión, en ese grupo caímos Esteban y yo, por nuestras pajas fantasiosas con Darío ya no nos juntábamos tanto con Esteban, que andaba medio sentido, razón por lo de la catequesis me pareció bueno para mantener la amistad con él. La mentada reunión terminaba después de las 20 horas, cuando ya estaba oscuro, se hacía en un salón detrás de la iglesia en un callejón medio oscuro, en el cual unos trecientos metros más arriba estaba la casa de Arturo, yo vivía para el otro lado, más lejos del pueblo.

Un día viernes al terminar la catequesis, vamos saliendo del salón y para sorpresa estaba afuera Jairo, con una carita medio asustada, esperaba a Esteban para entregarle una nota que le mandaba su papá padre de Esteban. Mi amigo le dijo que se la llevará el mismo y así se aseguraba que la recibiera “no valla a ser que a mi se me caiga y se pierda” mi soñado Jairo estaba muy compungido, no quería ir hasta allá “pero si te vas conmigo” le dijo Esteban, a lo que el niño le dijo, sí, pero a la vuelta me tengo que devolver solo. De pronto se me iluminó la mente (y otra cosa) y les dije que yo los acompañaba y así a la vuelta me venía con Jairo. El niño desconfío un poco ya que yo no le era para nada cercano y apenas sí me conocía, pero ante las circunstancias aceptó. La caminata de ida se nos hizo corta conversando de puras trivialidades, yo me quedaba unos pasos atrás solo para contemplar el culito de mi Jairo, cada vez me parecía más rico y solo quería abrazarlo y hacerle sentir mi verga entre esas nalgas redonditas y suaves.

71 Lecturas/14 mayo, 2025/1 Comentario/por Cairo
Etiquetas: amigos, colegio, culito, hijo, mayor, mayores, padre, semen
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1 comentario
  1. Pavic Dice:
    15 mayo, 2025 en 7:57 pm

    Hola compa, me dejaste a medias xD Parece que eres chileno, si es así y usas signal dame tu usuario para que compartamos experiencias, tengo varios relatos del tema publicados en este foro. Saludos!!

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