mi novia a mis 16
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No había pasado de ésa mi confesión a la profesora ni media hora, que cuando estoy saliendo del liceo, oigo los gritos de una de mis compañeras de clase llamándome.
Era Leticia; una rubia hermosísima de cabellos lacios , que riéndose me llamó diciéndome que quería hablar conmigo, y ya, salimos hacia la placita de enfrente al liceo para sentarnos a charlar.
Yo, ni imaginaba que ya, Leticia estaba enterada de lo que hacía sólo un ratito le había contado a esa profe con la que tenía yo confianza, y mientras íbamos hacia la placita sin tener ni idea de qué quería ella hablar conmigo, veía su cara reírse con una risa por demás pícara y mirarme de reojo y reírse.
Llegamos, y así sin anestesia Leticia me dice:
-¿Es cierto que querés tener una novia que te haga lo que ella quiera porque te gusta éso?
Yo…quedé perplejo escuchándola. La quedé mirando de boca abierta mientras la veía reírse esperando mi respuesta, y en esos segundos de mi estupor, Leticia me hace una morisqueta sacándome la lengua así riéndose, y me vuelve a preguntar:
-¿Es cierto o no?
Mordiéndome los labios y medio sonriendo con vergüenza, por fin le respondo viéndola mirarme con su continua risita:
-Eh…s…sí…es cierto…
-Querés ser mi novio? -Me dijo al instante, y yo…no podía creer lo que me estaba pasando. Leticia era una de las chicas más hermosas del liceo, y si bien yo era uno de los chicos mejor visto por todas las chicas, no tenía audacia ni valor para hablarle a las mujeres, y mi timidéz era mi cruz mayor.
-Sí! claro que sí quiero! -Le respondí enseguida. Leticia sonrió con una sonrisa por demás maliciosa, y sin perder ni un segundo, ahí nomás me ordenó:
-Vamos al parque! -Y agarrándome de la mano, salió sinchándome ligerito hacia la calle que llevaba hacia el parque, allí unas cuadras más adelante.
Íbamos ya tomados de la mano, y Leticia iba riéndose. Yo…sonreía nervioso y envuelto en una felicidad infinita!!!
Llegábamos al comienzo del parque aquél que era un inmenso y boscoso parque suburbano y donde la soledad reinaba en esos boscajes tupidos, y Leticia me hace correr sinchándome ligero para entrar más rápidos adentro. Me lleva hasta lugares bien adentrados en el boscaje, y riéndose, comienza a desnudarme sacándome todita la ropa mientras yo no podía así creer lo que me estaba haciendo. Riéndome la ayudé rápidamente en su hacer, y quedé completamente desnudo ante ella que se reía como cochina viéndome ya empalado como un bestia y caliente a más no poder.
Se largó una carcajada viéndome ahí ante ella completamente desnudo, y llevando sus manos a la cara mirándome, decía como pensando en voz alta:
-¿Por dónde comienzo???¿qué cosas te hago primero??? -A dúo, reímos…
-¡Quiero montarte!!! Lleváme en tus hombros a caballito!!! ¡Voy a montarte desnudo y pasear en vos desnudo así montada andando encima tuyo por el bosque primero!!! -Me dijo- y ya, se acaballó sobre mis hombros, y salí llevándola así montada encima mío, desnudo, caliente, y empalado. Ella: vestida.
Vestida, pero con sus inmensas piernotas al aire viéndolas yo ahí contra mi cara al tener ella su minifalda a cuadros colegiala. Con los pies, iba jugueteando con mis bolas y mi verga pateándome suavecito. Reíamos!
-Sacáme los zapatos y las medias y llevalos vos! Ah…las medias, llevalas en la boca! -Me ordenó.-
Le saqué los zapatos y las medias, sintiendo inmediatamente el exquisito olor de sus sudados pies ascender hacia mí, y una sobreexcitación aumentó mi estado de calentura ya imponente en mí, y mi verga inmensa se acrecentó todavía más, y Leticia se largaba las carcajadas notándolo. Enseguida capturó mi verga con las plantas de sus pies ya descalza, y sentí esa cosquillas atroces de sus pies en mi chorizo, y medio como que comencé a corcobear desesperadamente enloquecido al sentir éso; Leticia reía y me jineteaba como en una doma, y se largaba las carcajadas disfrutando aquéllo que me estaba haciendo. Atrapó fuerte mi verga entre las plantas de sus pies, y ahí nomás…¡comenzó a pajiarme sin lástima! A los corcovos, desnudo, caliente y por ella así montado, comenzaron a invadirme los primeros orgasmos, y Leticia comenzó a hacerme saltar los primeros chorretes de leche pija afuera sí pajiámdome con sus pies montado por ella. Adentro de aquel bosque, gritaba yo mientras la leche me saltaba a tremendos chorros pòr la pija así saltándone para todos lados, mientras daba yo corcovos y ella se largaba las carcajadas y alzaba los brazos festejando la "doma" que me estaba haciendo. Casi me tragué una de sus medias en esa cosa de así sentir lo que me estaba ella haciendo, pero la apreté con mis dientes y las medias de Leticia colgaban de mi boca agarraditas de mis dientes, entre mis gemidos de placer y gritos desesperados, sintiéndole el olor a pata que me invadía aumentando mis calenturas.
Enseguida de esa primer andanada de acabadas donde me hizo saltar varias chorretadas de leche al aire, me hizo seguir andando con ella en mí montada, y yo la paseba por el bosque sintiendo un placer monstruoso al sentir su peso encima mío. Andaba yo, y mi verga inmensa se bamboleaba con el andar. ¡Cómo reía Leticia!!!
Cuando por fin se dió bien el gusto de montarme bastante, me hizo tenderme en una roca plana, y ahí…empezó a divertirse con mi cuerpo, como una verdadera cochina.
¡Hacía lo que quería conmigo!!! Manoseos, cosquillas,mamadas, me hacía lamerle el culo, la concha, las patas, todo!!! Todo cuanto quería hacerme, me hacía.
Le encantaba ver cómo me hacía saltar la leche viendo cuando la leche me saltaba por el agujero de la pija, y sabía volver a recalentarme una y otra vez para conseguir de mí las calenturas que me hacían acabar como un bestia.
Era, el comienzo. El comienzo de mi noviazgo con Leticia. Y hasta que no me vió exausto y ya sin una gotita de leche para ordeñarme, no me dió tregua.
Tendidos y abrazados y riéndonos, nos besábamos enamorados. Y me decía:
-Mirá que ésto, es sólo el comienzo…te voy a hacer ésto siempre, y más también…¿estamos?
-Siii… -Le respondía yo extasiado, y Leticia se reía mirándome con la más puerca de las risitas, sabiendo que había encontrado en mí al masoca que ella andaba buscando sin yo saberlo.
¡Cómo empecé a adorar yo, a aquélla nuestra profesora que le había contado enseguidita mi confesión a Leticia!
La profe, que había tenido horas antes la confesión de Leticia contándole cuáles eran sus fantasías, al haberle luego contado yo las mías fué y se lo comunicó de inmediato a ella, y…¡listo!
Recuerdo la clase siguiente cuando pasó la lista de comienzo de la clase y me nombró…me quedó mirando con la más cochina de las risitas, y mirándose con Leticia, se reían con las más cómplices y sutiles risitas las dos. Yo…¡quedaba como un tomate!
Salíamos del liceo, y Leticia ya me agarraba de la mano, y…¡al parque!!!
Así, comenzó mi noviazgo a mis 16.
¡Qué lindos recuerdos!!!
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