Mi papá me introdujo al sado masoquismo
Evolución de los encuentros sexuales con mi propio padre.
Como ya te he estado contando en mis entradas anteriores, los primeros acercamientos, la exploración y el conocer el placer se dieron a una edad más acelerada que el promedio común, a los 6 años, según recuerdo, y de una de las formas más morbosas, más tabúes, ya que fue con mi odre biológico. Para mí se dio todo de un modo tan natural, que a esa edad nunca se me ocurrió que ésta situación pudiese ser tan “anormal”.
También haciendo una recopilación y resumen, el modo de introducción al placer sexual fue de modo paulatino, comenzando quizá años atrás con el tocamiento, disfrazado de higiene, después al roce, a incorporar frotamientos, besos, el sexo oral genital y el beso negro, a cuando mi padre comenzaba a frotar sus yemas de los dedos para estimular mi anito, relajarlo y tratar de cada vez más introducir su lengua o dedo, siempre paraba cuando le pedía que lo hiciera porque me dolía o incomodaba, siempre fue así, hasta que llegamos al momento en el que me penetró por primera vez.
Ya en veces anteriores de nuestros encuentros íntimos notaba que me hacía menos caso cuando le pedía parar, en repetidas ocasiones, continuaba introduciendo su dedo índice, o incluso tratando de introducir dos puntas de sus dedos, me hizo llorar un par de veces, pero tanta era su calentura, que cuando le pedía parar el me sujetaba más fuerte, siendo su modo favorito cuando estaba yo boca abajo, pegando el pecho bien al colchón, levantando mi culito, con un par de cojines en la cadera, quedando con mi ano bien ofrecido a disposición de mi padre, decía que le encantaba ver cómo a pesar de la incomodidad me iba dilatando poco a poco.
Como te decía éstas veces previas comenzaban con los besos, caricias, sexo oral de siempre, pero una vez él terminaba de lamer mi penecito y zona genital me pedía ponerme boca abajo, ya comenzaba el martirio para mí, porque aunque no quisiera, él se podía poner más agresivo, me nalgueaba, me tomaba muy fuerte de las muñecas o tobillos, incluso fue cuando echaba manos de las cuerdas de shibari (unas cuerdas muy suaves de seda, especiales para poder amarrar al sujeto, generalmente el receptivo, de modo que quede inmovilizado, de cierto modo que sea fácil para el insertivo usar los agujeros a placer, sin tanta resistencia, o sin la posibilidad de que el insertivo se mueva, esto supongo lo traía por herencia cultural, ya que mi lado paterno es del sur de Japón, aunque quizá presumiendo, nuestros penes son más grandes que el promedio por allá). Estando yo su plena disposición con el culo en el aire, amarrado de cierta manera que no podía usar mis brazos ya que estaban anudados firmemente mis codos a mis rodillas y mis brazos a mis muslos, no podía más que llorar cuando él no paraba y continuaba preparándome para la penetración de su paternal verga. Éstas últimas veces podría jurar que incluso disfrutaba el hacerme llorar, podría jurar que su verga se ponía más gruesa, más dura, babeaba más líquido de la punta conforme yo imploaraba que parara, el cariño y cuidado de todas las veces anteriores poco a poco se evaporaba, así como su paciencia para tomar la virginidad anal de su propio hijo de en ese entonces 7 años.
Estas últimas veces fueron una vista previa de su sadismo, ya que gozaba de mi siendo humillado, de usarme sin nada de cariño, disfrutaba cuando yo ponía resistencia y tenía que someterme, el hecho de tener que luchar con un cuerpo mucho más pequeño, mucho menos musculoso y fuerte, el tener que cansarme luchando, las lagrimas, el que le implorara que parara y tener de respuestas como “ahora no eres mi hijo, eres mi juguete sexual; no eres nada más que un hoyo para mi uso; te hice para mi placer, esa es tu utilidad; no me importas justo ahora, niño, comenzamos a jugar y
continuaremos hasta que yo lo decida”, me miraba a la cara, lamía las lágrimas que rodaban por mis infantiles mejillas y me tomaba con fuerza la cara a modo que creía que me besaría y entonces soltaba un ecupitajo directo a mi boca, ciertas veces éste sometimiento pasaba en la bañera, a modo que él me orinaba en la espalda, directo a mi culto, decía “sólo marco lo que es mío, si otro macho quiere usar éste hoyo sabrá que ya tiene un dueño que lo hizo para su propio placer”. Siendo honestos, ésta situación me generaba sufrimiento, pero de un modo extraño me excitaba, me generaba placer, de un modo más intenso y diferente, me negaba por el dolor, me resistía para darle batalla, pero al mismo tiempo me preparaba entusiasmado siempre, me emocionaba y ponía dura la pequeña verga pensar en lo que me haría, era raro, pero lo disfrutaba.
También éstas veces era de estar masturbándose, rozando con presión la cabeza de su gruesa verga, lubricando son sus propios preseminales, notando y disfrutando como ese pequeño ano de un niño de 7 años una relajandose para recibirlo, pero terminaba eyaculando justo en mi ano, haciendo un poco mas de presión, sólo aceptaba sin problema la punta de su verga, siendo que la mayoría del semen quedaba fuera, él entonces hacía esto que aún me encanta, que es tomar con su boca el semen y luego besarme de modo largo y profundo, siempre logra que me trague todo su semen y mezclado con su saliva, mientras me masturba, en ese entonces lograba con una mano tomar y presionar ligeramente la piel de mi peiné (la zona entre el escroto y el ano) y hacer círculos contra el hueso, mientras que con dos dedos me masturbaba, siendo esto una sensación mágica, placer infinito que lleva a un orgasmo que me reinicia la mente, siendo que esto aun a la fecha cuando logramos estar solos, repetimos esto, claro, con la diferencia de que hoy en día soy un hombre tonificado, mas alto, más musculoso y vigoroso, propio de alguien de 30 años, y él, mi sensual padre, ya con un abdomen algo crecido, músculos aún con tono, pero demostrando el paso del tiempo, propios de sus casi 60 años, ahora me pone abierto de piernas, mientras me penetra salvajemente, con una mano me masturba y con la otra presiona el periné o mis testículos a veces rudo, a veces suave…
Otras veces él es quien recibe mi verga, que llegó a ser más larga, pero un poco menos gruesa que la suya (Su pene mide unos 18cm de largo por unos 16 de diámetro, la mìa 21cm de largo y 14 de grueso) me es divertido y excitante vengarme del dolor que me hacía pasar, siendo que a veces mientras penetro a mi padre, con sus piernas en mis hombros, suelo ahorcarlo, abofetearlo, jalar su pelo, morder fuerte sus tetillas, escupirle en la cara o en la boca, hacer que el pida un descanso, que vaya más suave e ignorarlo, decirle “ahora eres tu mi puta, papá; eres el juguete sexual de tu hijo, asqueroso pervertido; se que te encanta cómo te humilla tu hijo, puta sucia”. incluso cuando llego al orgasmo en lo profundo del recto de mi padre, ciertas veces puedo pasar su segundo esfínter sintiendo más presión en mi verga, es entonces cuando me gusta orinarle por dentro, hacer que escurra una mezcla del semen de su hijo, su macho, con mis orines, potentes de hormonas de semental que vinieron a este mundo a darle placer a su padre … y recibir y dar placer de muchos, muchos otros hombres, mujeres, sin importar tamaños de genitales, de cuerpos, de edades, de especies animales y vegetales también; obviamente crecí siendo un asqueroso cerdo degenerado con ganas de probar todo lo que se pudiera penetrar y todo lo que me pudiese meter al culo para experimentar placer, eso es lo que importa para mi; desde luego también mi padre de modo voyeurista goza de sobre manera hacer cosas
diferentes conmigo, que le cuente mi degenerada vida sexual para masturbarse pensando en lo bien que crió a base de leche paterna a éste cerdo, justo como él.
La siguiente entrada ya les contaré de cómo fue la primera vez que me penetró, o quizá de cómo fue mi primera vez probando otra especie… lo de mi primera vez en una vagina ya vendrá mucho después. Coméntame que es lo que te gustaría saber.
Muchas gracias por seguir leyendo mis memorias, y sobre todo gracias a los que aún me escriben cuánto es que disfrutan y me describen lo excitado que los pone leer de mi vida sexual, por favor síganlo haciendo, escríbanme y si se puede adjunten evidencia de su orgasmo, estoy en tele gram como @Miankido siempre respondo más fácil después de la media noche hora centro de México. Besos del color que quieran.
Uffff que morbo tío, de 10.
Disfruté mucho leer a partir del párrafo que inicia con «Otras veces…»