Mi primer encuentro sexual a los 10 años
Esta ocacion les hablaré un poco sobre mi y les platicare como fue que perdí mi inocencia .
Antes de platicarles Cómo fue que perdí mi inocencia a los 10 años Primero me voy a presentar. Mi nombre es Marcos tengo 33 años y actualmente estoy casado con una mujer hermosa a la que amo y con quien tengo tres hijos, un niño y una niña que son de ambos y mi hijo mayor que es solo mío. La cuestión aquí es que soy adicto al sexo y a la pornografía. Quién me conociera diría que soy bien pervertido y un enfermo sexual. Me encanta exhibirme, me excita cuando alguien disfruta de ver mi cuerpo desnudo y aun mas cuando acarician mi piel mas intima. Disfruto sentir las manos pervertidas recorriendo mi cuerpo de principio a fin y claro que amo también hacerlo al revés, incluso creo que disfruto más que me masturben que el sexo en sí. Desde niño me gustaron las mujeres y he llevado una vida casi heterosexual pero fue a los 10 años que un güey me hizo cosas que desde entonces me hizo disfrutar ambos sexos. Mido 1.70 y siempre estuve delgado tengo la piel apiñonada y soy lampiño pero desde niño tuve unas piernotas y unas nalgotas, yo creo por genética pero aparte siempre jugué fútbol. Desde niño me daba cuenta que la gente me veía las piernas y las pompis a lo que yo no le ponía atención pero una vez que me tocaron y disfruté las caricias en mi entrepierna me volví adicto a ello y desde entonces supe que con mi cuerpo podría seducir a quien quisiera para obtener todo el placer que quisiera. He cogido con tantos hombres y tantas mujeres en mi vida de todas las edades digamos que desde 10 años hasta los 40 y tantos, 50 y tantos. Cuando me casé pensé que se me quitaría esta obsesión por el sexo y el exhibirme pero no pasó y actualmente sigo disfrutando de esos placeres que me vuelven loco. Todas las historias que les cuento son 100% reales, igual y solo cambio nombres pero todo realmente me paso. Mis padres se divorciaron cuando yo era pequeño así que siempre viví en lugares diferentes, en casa de mi mamá, en casa de mi abuela mamá de mi mamá y en casa de mis abuelos paternos. El vivir en diferentes lugares me ha puesto en situaciones que para un niño normal serían estar bulnerable a ser abusado, pero para mí que disfruto de ser tocado desde los 10 años digamos que fue una bendición estar expuesto para tantos mayores que yo y después muchos más menores que yo. Tíos, desconocidos, amigos de la familia, muchachas de la limpieza, mis hermanastros, padrastros. He escuchado historias similares a las mías contadas entre lágrimas: que si mi padrastro me violó a los 12, que si mi tío me manoseo a los 13, que si la chica de la limpieza me abusaba a los 16, cuando realmente todas esas situaciones yo las disfrute al máximo, para después convertirme en ese tío manoseador y chantajista que disfruta de manipular a quien quiera a cambio de dinero o un par de tenis de moda.
Cuando tenía 10 años me fui con mis abuelos a vivir a un pueblito lejos de donde somos pues mi abuelo era profe y se iba a jubilar así que ese año lo termino ahí para obtener una mejor pensión. Era un rancho pero ahí había una colonia donde vivían los trabajadores de una planta de Peñoles y los profes de las escuelas que había ahí. Cada fin de semana, los viernes casi todas las familias se iban a sus ciudades de origen y volvíamos el domingo x la tarde. Yo tenía un compañerito que se llamaba Cesar quien era mi mejor amigo. Todas las tardes iba a su casa a hacer la tarea y a jugar Nintendo 64 y ahí estaba siempre su hermano Carlos, el protagonista de esta historia. Tenía 14 años y le decían el Gato porque tenía sus ojos verdes. Desde que lo conocí me llamó la atención por ser güero de ojos verdes pero nada homo. De echo esa vez tuve mi primera novia y di mi primer beso a una niña de mi edad de quien yo me sentía realmente enamorado. También era güerita y la vdd me gustaba tanto xqe en mi pueblo casi no hay güeritos jajajajs, todos eran morenitos y yo, que soy moreno claro era el más blanquito jajajaja. El Gato era bien divertido, me hacía reír mucho con sus chistes y como hacía enojar a su mamá de broma. Un fin de semana hubo un festival en la plaza de la colonia y participamos los de primaria y secundaria. Como mis abuelos tenían una fiesta en el pueblo permitieron que me quedara ese fin en la colonia con Cesar y gato pues mi abuelo era profesor del Gato y le tenia mucho aprecio, hasta me dijo que era su alumno favorito. Era muy listo, sacaba puro 10 y tocaba la guitarra y el teclado y como mi abuelo era músico pues le agarro mucho cariño y «confianza». Cuando me fui con ellos después del festival resultó que sus papás también tenían un compromiso en su ciudad así que se fueron y nos dejaron solos a los 3 niños, no entiendo como se atrevieron a dejar a un adolescente de 14 años a cargo de dos niños de 10 durante 2 días pero en fin. Al día siguiente, el sábado el gato me dijo que fuéramos un rato a la alberca del Club. Cesar se fue a jugar con otros niños del rancho así que nos fuimos solo el gato y yo. El club era exclusivo para los trabajadores de peñoles, tenía albercas, canchas, y salones de karate y danza. Esa mañana que nos metimos a nadar a la alberca estábamos prácticamente solos, de hecho no recuerdo haber visto adultos supervisando ni nada. Después de nadar un rato me dijo que le gustaba nadar desnudo y procedió a quitarse el short para quedarse completamente desnudo. Yo solo me reía pues me parecía gracioso, entonces me dijo que se sentía bien, que yo hiciera lo mismo. Entonces me quite mi short pero la verdad no sentí nada de pudor ni morbo pues siempre me bañaba con primos y nunca me dio morbo verlos o sentirme desnudo ante ellos. Lo que llamo mucho mi atención era su bello púbico pues nunca lo había visto a nadie. A parte de que su pene ya colgaba más que el mío pues yo lo tenía aún pequeño. Así anduvimos nadando un rato hasta que nos dio hambre y nos fuimos a la casa. Cuando llegamos me dijo que nos ducharnos para quitarnos el cloro de la alberca así que yo me desnude rápido y me metí a bañar. El se metió a la regadera enseguida desnudo pero no pude evitar ver que su pene estaba lo doble de grande y parado. Al principio me dio risa y le pregunté que que le pasaba. Me dijo que a veces así se ponía de duro, que era normal. Nos seguimos bañando y nos enjabonamos y yo no podía dejar de ver su pene tan largo y duro entonces me dijo que sí lo quería tocar. Le dije que no que me daba cosa entonces me dijo que me pusiera jabón en las manos y que se lo enjabonara, que se sentiría bien. Entonces tomé jabón en mis manos y empecé a frotar su pene de abajo hacia arriba llenándoselo de jabón. Se sentía muy bien; estaba suavecito, duro pero esponjado, aguadito tenia una textura muy divertida. Me causaba placer en la pancita estar acariciándolo. Era como acariciar un peluche o un perrito o un gatito. Despues de rato dejé de hacerlo pues supuestamente solamente se lo estaba enjabonando y lavando, eso pensé yo en mi mentecita. Salimos de bañarnos y nos secamos y yo ya me iba a vestir cuando me dijo que nos quedáramos desnudos que era muy divertido y relajante. Yo dije que sí pues la verdad no me causaba nada de morbo ni miedo ni excitación, nada. Para mí era normal que andubieramos dos hombrecitos desnudos jugando por la casa; de hecho así lo había hecho con mis primos. Me dijo que le dolía la espalda y que si le podía dar un masaje y le dije que sí y ahí fue cuando empezó todo. Se tiró a la cama boca abajo y yo le empecé a cariciar la espalda suavecito luego me dijo que más fuerte que le apretara y que le diera golpecitos. Después de un ratito me dijo que ahora le tocaba el darme masaje y le dije que sí entonces me tiré a la cama boca abajo. Recuerdo que me empezó a dar masajes en la espalda y yo sentía muchas cosquillitas y me empecé a reír. Me dijo que me aguantara pero yo me estaba riendo carcajadas. Cuando me controlé sentí como siguió dándome masaje pero fue bajando poco a poco hasta llegar a mi cintura. Cuando acaricio mi cintura sentí muchas cosquillas pero ya no me daba tanta risa, más bien sentí escalofríos y como una cosquilla que bajaba por toda mi columna. Nos quedamos los dos en silencio y fue cuando empezó a acariciar mis nalgas. Empecé a sentir muchas cosas y mi mente se puso en blanco, realmente no sabía cómo reaccionar. Las acaricio de abajo hacia arriba suavecito, suavecito. Luego bajo hacia mis piernas y las empezó a acariciar y las cosquillas aumentaron en todo mi cuerpo. Sentía escalofríos que subían por mis piernas hasta mi entre pierna. La verdad lo estaba disfrutando pero sentía como que estábamos haciendo algo mal cuando sentí sus dedos subir por entre mis piernitas y llegar hasta mi escroto justo abajo de mi ano, sentí miedo al mismo tiempo que por primera vez sentía el placer más rico del mundo. Me volteé frenéticamente y le dije que eso no estaba bien. Lo mire y su rostro había cambiado. Su mirada era la de un loco (así se me hizo pues yo era un niño). Me miraba diferente y vi su pene que estaba tan duro y le escurría una baba y me asuste mucho, pense que pasaría algo muy malo y le dije que pararamos, entonces empecé a llorar. Me dijo que no pasaba nada, que no tenía por qué llorar y me cobijo con una sabana y me abrazo. Al principio yo sentía mucho miedo y me quería ir a mi casa pero recordé que no había nadie así que me controle y pues pensé «es el Gato, mi amigo el Gato, el niño bonito que siempre me hace reír y me cuida y me da chocolates, claro que no me va a hacer nada malo». Ya calmado, sin llorar seguí un rato entre sus brazos y me di cuenta que estaba sintiendo su pene gigante en mi piernita hasta mi pancita, entonces volví a sentir escalofríos y un hueco en la panza, como mariposas, como nervios pero pues quería continuar. Le dije que sí quería me siguiera haciendo el masaje, entonces me pare en la cama y me quite la sabana y por primera vez sentí esa sensación de pudor al estar desnudo frente a alguien, de sentirme expuesto, de saber que alguien no me veía como un niño sino como algo más, pero no sabía que era eso, que era deseo. El Gato estaba sentado viendome de abajo hacia arriba como un espectador disfrutsndo de una escultura. Me acosté boca abajo y el comenzó a acariciar mi espalda y luego bajo por mis nalgas con más confianza y empezó a acariciar mi entre pierna. Yo lo estaba disfrutando aunque en mi mente nunca se fue la sensación de que estábamos haciendo algo malo. Después de varias caricias vagas al fin se atrevió y puso su dedo en mi ano y lo empezó a frotar de arriba a abajo y fue la primera vez que descubrí ese placer que me metería en tantos pedos y que me haría tan feliz por el resto de mi vida. Sentía lo más rico del mundo. Entonces me dijo que tenía como una manchita en la pompi, que me la quitaría con un poco de baba, cuando sentí su lengua lamiento mis pompitas y luego entrar en mi mera rayita para lamberme mi ano de la manera más grotesca y deliciosa. Yo me estaba volviendo loco. Toda mi piel estaba erizada, sentía muchas cosquillas desde la cabeza hasta los pies, me retorcía, apretaba las sábanas con mis manos y hasta mordí la almohada y lo jalaba del cabello para que dejara de hacerlo pero no se quitaba. Otra vez me dio miedo, me imaginaba a un loco, o a un lobo comiendo algo de manera frenética y terrorífica y pensaba que me moriría en ese instante jajajaja. Después de un rato me volteo frente a él y me empezó a besar. Ahí fue cuando realmente me empecé a sentir abusado. Me beso la boca y yo sentía entre asco y terror. Luego me beso el cuello, me lamio mi pecho infantil y lampiño, me babeo todo el torzo, la panza, insisto, parecía un perro hambreado atacando a una presa. En eso levantó mis piernitas y se echo encima de mi y puso su pene completamente mojado entre mis nalguitas y lo comenzó a frotar mientras me pedía que besara su pecho. Yo lo lambi poquito pues no tenía ni idea de que hacer. Me frotaba su pene tan fuerte en mi ano que yo sentía cosquillas pero un poco de ardor y solo apretaba sus brazos, las bonitas de musculo de sus bíceps. Aún lo recuerdo y se me pone duro de pensar en mis manitas de niño apretando sus bíceps de adolescente. En eso me empezó a lamer la oreja y fue cuando me dijo las palabras que, en ese instante me llenaron de terror, pero después serían las palabras que más me gustaría que me dijera un hombre atractivo «quiero meterte la verga» en ese instante le dije que no porque seguro me dolería mucho entonces me dijo que le encantaba mi culo, que estaba delicioso y que era hermoso y que daría lo que fuera para hacerlo suyo, que me había deseado desde la primera vez que me vio, que era el niño más hermoso que había conocido en su vida. Entonces accedí. SPOILER, no me lo metió. Intento un poco pero cuando al fin me metió la punta de la cabeza me dolió mucho y empecé a llorar asustado y le dije que no quería, que me daba mucho miedo. Entonces lo acepto y me dijo que de perdido se la chupara hasta venirse. Le dije que sí entonces tomé su pene y me lo metí a la boca, no recuerdo que sentía en ese instante. No recuerdo si me excite o si lo disfrute o no. Solo recuerdo que estaba gigante y no cabía en mi boquita. Se lo chupe un rato y luego me pidió que pusiera mis nalguitas en su cara para seguir lamiendome el culo mientras yo seguía chupando su pene. Así duramos buen rato hasta que sentí el sabor salado de su semen en mi boca lo cual me dio mucho asco, le dije que ya no seguiría porque me daban ganas de vómitar el sabor de la baba de su pene. Entonces me dijo que era porque ya se iba a venir entonces me dijo que lo masturbara. Me acomode y lo masturbe hasta que se vino. Salio un chisguete de semen medio transparente y me dijo que le diera un regalo «comete un poco de lo que salio para demostrarme que me quieres». Era el Gato, por dios, el niño más divertido que había conocido en mi vida, por supuesto que lo quería, me hacía feliz pasar un fin de semana completo con el, así que accedí y lami un poco del semen que había caído en su pancita y me lo comí. Sabía a pica limón jajajaja super salado. Esa vez terminó así y ya pasamos el día jugando al Nintendo y viendo la tv. Esa noche y la siguiente yo dormiria con Cesar pero cuando Cesar ya estaba dormido me iba a la cama del Gato como me lo pidió. Esa vez también sentí algo extraño al meterme entre sus sábanas y tocarlo y sentir que estaba durmiendo completamente desnudo. Las dos noches nos la pasamos besándonos y yo lo masturbaba. La última noche me pidió que me quitara la pijama y me acosté dándole la espalda, entonces metió su pene entre mis piernitas y lo froto entre ellas como si me estuviera penetrando. Me gustaba mucho que frotara su pene entre mis nalguitas pero me daba mucho miedo que me lo metiera. Al terminar nos dormimos pero el me metía la mano en la pijama para acariciar mis nalgas. Creo que desde entonces me gusta mucho eso, quedarme dormido con la mano de alguien acariciándome el culo. Después de esa experiencia yo ya quería al gato más que como amigo, y de vez en cuando, cada que estábamos solos aprobechabamos para besarnos y tocarnos. Casi siempre yo lo masturbaba hasta venirse y el solo me acariciaba y besaba mis nalgas y me volvió adicto a eso. Al finalizar el año escolar nos devolvemos a nuestro pueblo y perdí todo contacto con él. Era el 2001 o 2002 así que no había prácticamente ningún medio de contacto. Creo que para haber sido el momento en que perdí mi inocencia no fue tan mal, hasta creo que fue romántico. Espero les gusten mis historias, pues tengo muchas iguales. Desde mis 10 hasta los 18 con mayores que yo, y después en mi edad adulta con menores. Gracias x leer.
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